necronomicon78
Bovino maduro
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- 20 Oct 2008
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- #1
Eran las cuatro de la tarde de aquel miércoles y me acababa de levantar; era mi horario normal dada mi vida nocturna. Andaba por la cocina mirando en el refrigerador a ver qué podía comer antes de sentarme a escribir mis trabajos cuando llamaron a la puerta.
Era Verónica, una de mis amigas-amantes-ligues, y me extrañó mucho su presencia porque sólo solía tener libres para vernos los fines de semana.
-¡Caramba! –Dije-. ¿Cómo tú hoy por aquí?
-Ya ves. ¿Cómo estás de ánimos? Porque necesito que me cojas salvajemente ahora mismo.
-Ya sabes que contigo me pongo como una bestia enseguida, pero espero que me cuentes el porqué esta urgencias de verga.
-Luego te explico, ahora cógeme hasta dejarme sin aliento. Vengo cachonda como una perra en brama. Me voy a la cama, y mientras te mentalizas me voy masturbando con mi dedo.
No tenía ni idea de qué estaba pasado, pero tampoco me importaba. Ya había encontrado algo mejor que hacer: cogerme hasta cansarme un culo bien jugoso.
Fui a darme una baño rápido, cuando fui a la recamara a su encuentro estaba desnuda, bien excitada y frotándose el clítoris desesperadamente. No me hizo falta más para que se me pusiera tiesa como un palo.
Lo primero que hice fue sustituir sus dedos por mi lengua, le lamía la vagina con tanto entusiasmo que ella gritaba:
-¡Eso, eso! ¡Despacio, quiero que me dure! ¡Y si me vengo, luego quiero más!
Por supuesto que se vino descomunalmente, y gritando como una loca:
-¡Ay qué bien me vengo! ¡Me voy a morir de gusto! ¡Quiero estar así toda mi vida!
Yo sabía que estaba tan caliente que podría tener quince orgasmos seguidos, así que le dije:
-Ahora quiero metértela yo hasta los huevos, abre tu culo para mí.
-¡Sí, sí! ¡Destrózame! ¡Rómpeme mi vagina con tu vergota!
La puse en la posición que sabía le encantaba: Yo de rodillas ante ella, sus piernas en mis hombros, y mi verga entrando y saliendo de su vagina.
-¡Oh, ohhh! –Gemía-. ¡Qué grande tienes la verga cabrón! ¡Me estás haciendo pedazos por dentro! ¡Como me llenas! ¡Me estoy viniendo nuevamente ahhhh, ahhhh! ¡Soy la más puta del mundo!
-¡Yo también me vengo perra! le conteste
-¡En mis tetas! ¡Vente en mis tetas! me dijo ella
Eso hice. Le llené todas las tetas con mi semen que ella se dedicó a extender por todos sus pezones como si fuese una crema de belleza.
-Me vas a tener que coger una vez más y comerme por el culo como solo tú sabes hacerlo –Dijo.
-Sí –respondí-, pero antes cuéntame que te ha pasado para que hayas venido tan excitada.
-Bueno, pero no te importa si me masturbo con mis dedos mientras te cuento, ¿verdad? Es que no se me pasa la calentura.
-Por supuesto que no. Hazte lo que quieras, pero cuéntame.
-Pues verás -comenzó su relato mientras se masturbaba deliciosamente la vagina, esta vez más suavemente-.
“Tomé el autobús para ir a trabajar, después de comer, como todos los días. Yo no sé por qué me había dado por ponerme ese minivestido tan corto que traía, aunque reconozco que se me ve estupendamente, y ya sabes que me gusta provocar a los hombres, ¡y por Dios que esta vez lo conseguí!
El autobús iba, como siempre a esa hora, lleno hasta mas no poder. En esas circunstancias es inevitable que te restrieguen sus partes por todas lados, pero una mujer se da cuenta cuando la restregada es casual o intencionado, y yo enseguida noté que una mano “exploraba” mis caderas, primero tímidamente, pero en cuanto yo me apreté contra ella en lugar de apartarme, la mano pasó a mis nalgas, y luego entre mis muslos, aunque siempre por encima del vestido.
La mano pasó hacia adelante para tocar mi vagina; que por cierto ya empezaba a humedecerse, y fue sustituida la mano en mi culo por el bulto duro de la verga del hombre.
Excitar a un hombre sabes bien que me pone por las nubes, y a aquellas alturas estaba ya totalmente excitada, así que decidí “agradecerle su dedicación”. De forma que toque con mi mano hasta lograr bajarle el zipper y meter mi mano por debajo de su bóxer ó calzoncillo hasta agarrar su verga.
Empecé a acariciarla lentamente, y aunque no tenía demasiada capacidad de movimiento, a los pocos minutos logré que se viniera, y sentí mi mano llena de su semen cálido. Entonces llego tal mi maldad o perversión que decidí cobrarle el “servicio”, y limpié mi mano en la entrepierna de sus pantalones. Fuera donde fuera iba a tener problemas para justificar esa mancha.
En la siguiente parada, que no sabía ni donde era, me baje. Iba mas excitada que una perra en celo agarre el primer taxi que pasó y le di tu dirección para venir a coger contigo”.
-Dos cosas –Dije-: La primera, estás segura que el hombre no te ha seguido.
-No le di tiempo, me bajé cuando el vehículo estaba a punto de arrancar de nuevo. Aparte que pienso que estaba tan sorprendido que le dejé sin capacidad de reacción.
-Y la segunda es que acudes a mí como al servicio de urgencias, para aliviar tus “CALENTURAS”.
-Bueno sí, pero no te quejes. Otro me calienta pero quien me coge eres tú.
-También es verdad. Por cierto que tú historia me ha vuelto a ponerme a mil.
-Pues yo aún tengo el culo ardiendo, así que aprovéchate y méteme hasta la cabeza.
Pasaron otras dos horas con cogidas de todos los colores, mamadas de todas clases, penetraciones por todos los agujeros. Agotados, nos dimos un baño y dijo que se marchaba.
-Por cierto –Dijo al despedirse-, la próxima vez que pase algo así le pido el teléfono a la persona y lo invitamos a que disfrute algo de lo que me ha provocado.
-¡No me chingues! Conociéndote, la próxima vez será mañana.
-¿Quién sabe?
Cuídate amor, y si esta noche te coges a alguna chica piensa en mí… Y me lo cuentas. Para excitarme con tu relato
FIN
Era Verónica, una de mis amigas-amantes-ligues, y me extrañó mucho su presencia porque sólo solía tener libres para vernos los fines de semana.
-¡Caramba! –Dije-. ¿Cómo tú hoy por aquí?
-Ya ves. ¿Cómo estás de ánimos? Porque necesito que me cojas salvajemente ahora mismo.
-Ya sabes que contigo me pongo como una bestia enseguida, pero espero que me cuentes el porqué esta urgencias de verga.
-Luego te explico, ahora cógeme hasta dejarme sin aliento. Vengo cachonda como una perra en brama. Me voy a la cama, y mientras te mentalizas me voy masturbando con mi dedo.
No tenía ni idea de qué estaba pasado, pero tampoco me importaba. Ya había encontrado algo mejor que hacer: cogerme hasta cansarme un culo bien jugoso.
Fui a darme una baño rápido, cuando fui a la recamara a su encuentro estaba desnuda, bien excitada y frotándose el clítoris desesperadamente. No me hizo falta más para que se me pusiera tiesa como un palo.
Lo primero que hice fue sustituir sus dedos por mi lengua, le lamía la vagina con tanto entusiasmo que ella gritaba:
-¡Eso, eso! ¡Despacio, quiero que me dure! ¡Y si me vengo, luego quiero más!
Por supuesto que se vino descomunalmente, y gritando como una loca:
-¡Ay qué bien me vengo! ¡Me voy a morir de gusto! ¡Quiero estar así toda mi vida!
Yo sabía que estaba tan caliente que podría tener quince orgasmos seguidos, así que le dije:
-Ahora quiero metértela yo hasta los huevos, abre tu culo para mí.
-¡Sí, sí! ¡Destrózame! ¡Rómpeme mi vagina con tu vergota!
La puse en la posición que sabía le encantaba: Yo de rodillas ante ella, sus piernas en mis hombros, y mi verga entrando y saliendo de su vagina.
-¡Oh, ohhh! –Gemía-. ¡Qué grande tienes la verga cabrón! ¡Me estás haciendo pedazos por dentro! ¡Como me llenas! ¡Me estoy viniendo nuevamente ahhhh, ahhhh! ¡Soy la más puta del mundo!
-¡Yo también me vengo perra! le conteste
-¡En mis tetas! ¡Vente en mis tetas! me dijo ella
Eso hice. Le llené todas las tetas con mi semen que ella se dedicó a extender por todos sus pezones como si fuese una crema de belleza.
-Me vas a tener que coger una vez más y comerme por el culo como solo tú sabes hacerlo –Dijo.
-Sí –respondí-, pero antes cuéntame que te ha pasado para que hayas venido tan excitada.
-Bueno, pero no te importa si me masturbo con mis dedos mientras te cuento, ¿verdad? Es que no se me pasa la calentura.
-Por supuesto que no. Hazte lo que quieras, pero cuéntame.
-Pues verás -comenzó su relato mientras se masturbaba deliciosamente la vagina, esta vez más suavemente-.
“Tomé el autobús para ir a trabajar, después de comer, como todos los días. Yo no sé por qué me había dado por ponerme ese minivestido tan corto que traía, aunque reconozco que se me ve estupendamente, y ya sabes que me gusta provocar a los hombres, ¡y por Dios que esta vez lo conseguí!
El autobús iba, como siempre a esa hora, lleno hasta mas no poder. En esas circunstancias es inevitable que te restrieguen sus partes por todas lados, pero una mujer se da cuenta cuando la restregada es casual o intencionado, y yo enseguida noté que una mano “exploraba” mis caderas, primero tímidamente, pero en cuanto yo me apreté contra ella en lugar de apartarme, la mano pasó a mis nalgas, y luego entre mis muslos, aunque siempre por encima del vestido.
La mano pasó hacia adelante para tocar mi vagina; que por cierto ya empezaba a humedecerse, y fue sustituida la mano en mi culo por el bulto duro de la verga del hombre.
Excitar a un hombre sabes bien que me pone por las nubes, y a aquellas alturas estaba ya totalmente excitada, así que decidí “agradecerle su dedicación”. De forma que toque con mi mano hasta lograr bajarle el zipper y meter mi mano por debajo de su bóxer ó calzoncillo hasta agarrar su verga.
Empecé a acariciarla lentamente, y aunque no tenía demasiada capacidad de movimiento, a los pocos minutos logré que se viniera, y sentí mi mano llena de su semen cálido. Entonces llego tal mi maldad o perversión que decidí cobrarle el “servicio”, y limpié mi mano en la entrepierna de sus pantalones. Fuera donde fuera iba a tener problemas para justificar esa mancha.
En la siguiente parada, que no sabía ni donde era, me baje. Iba mas excitada que una perra en celo agarre el primer taxi que pasó y le di tu dirección para venir a coger contigo”.
-Dos cosas –Dije-: La primera, estás segura que el hombre no te ha seguido.
-No le di tiempo, me bajé cuando el vehículo estaba a punto de arrancar de nuevo. Aparte que pienso que estaba tan sorprendido que le dejé sin capacidad de reacción.
-Y la segunda es que acudes a mí como al servicio de urgencias, para aliviar tus “CALENTURAS”.
-Bueno sí, pero no te quejes. Otro me calienta pero quien me coge eres tú.
-También es verdad. Por cierto que tú historia me ha vuelto a ponerme a mil.
-Pues yo aún tengo el culo ardiendo, así que aprovéchate y méteme hasta la cabeza.
Pasaron otras dos horas con cogidas de todos los colores, mamadas de todas clases, penetraciones por todos los agujeros. Agotados, nos dimos un baño y dijo que se marchaba.
-Por cierto –Dijo al despedirse-, la próxima vez que pase algo así le pido el teléfono a la persona y lo invitamos a que disfrute algo de lo que me ha provocado.
-¡No me chingues! Conociéndote, la próxima vez será mañana.
-¿Quién sabe?
Cuídate amor, y si esta noche te coges a alguna chica piensa en mí… Y me lo cuentas. Para excitarme con tu relato
FIN
