jarochilandio
Bovino de la familia
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- 14 Mar 2010
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En un conocido sitio de internet encontré un artículo cuyo título (muy mal pensado en mi humilde opinión) es "El candidato que le pegó un susto al PRI y al PAN".
Mención aparte de la falacia final de quien redactó la nota, me quedo con toda la larga presentación que hace al respecto (y que, curiosamente, ocupa la mayor parte de la misma). Aquí se las dejo, para que opinen lo que ustedes quieran.
"Durante décadas la disputa por el poder en México tuvo como protagonistas exclusivos a los partidos políticos que monopolizaron los puestos de elección popular para beneficio de los grupos cerrados que los integran y dominan. Ello permitió que estos organismos de interés social fueran tomados como botín por un grupo reducido de individuos y familias que por años han transitado del congreso local, a la diputación federal y de ahí al Senado de la República. A quienes tienen esta práctica les dicen “chapulines”, por brincar de posición en cada ciclo electoral.
El fenómeno involucra a todos los partidos, siendo notorio en los de mayor antigüedad aunque, cuando ya no tienen cabida en estas asignaciones, los políticos que son marginados se lanzan a fundar otro partido para estar en la nomina del Poder Legislativo o Ejecutivo.
Recientemente el periódico El Universal dio cuenta de que “en los últimos 81 años, 88 familias han tenido el control de 455 posiciones legislativas federales, 53 de ellas han tenido presencia en el Congreso entre 9 y 18 años mientras que 35 de ellas han ostentado una legislatura entre 21 y 57 años.”
Son “230 legisladores pertenecientes a las castas que han dominado el Congreso desde 1934. Han sorteado reformas y partidos para prolongar su permanencia”.
El artículo 35 de la Constitución establece el derecho de los ciudadanos a votar y ser votados para ocupar un puesto de elección popular, es parte de los derechos políticos y cívicos reconocidos a nivel internacional, a los que México se adhirió y por lo que está obligado a respetarlos y cumplirlos.
A pesar de lo establecido en la Constitución y los acuerdos internacionales en México, para participar en los asuntos de la vida pública del país, el ciudadano debía pasar por el sistema de partidos, que opera como un mecanismo de control de la aspiración popular por la construcción de la democracia.
Muchos ciudadanos consideran que los partidos políticos en México obstaculizan la participación de los ciudadanos en la vida política del país. No obstante que se lleva a cabo la reforma política a partir de 1977, los partidos antepusieron sus intereses a los de la sociedad y solo recientemente, más por obligación y conveniencia que por convicción, abrieron la oportunidad para que se registraran y participaran en el proceso electoral actual los candidatos independientes.
El 9 de agosto de 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Constitución, en materia política, por lo que, por primera ocasión, se incluyó el derecho ciudadano al registro de manera independiente, para acceder a los cargos de elección popular. Con fecha 23 de mayo de 2014, se publicó la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, donde se regulan las candidaturas independientes.
Para el Estado las candidaturas independientes significan un problema desde el punto de vista de la representación de los partidos, como instrumento para la construcción de un sistema democrático.
La reciente experiencia en México, pero también en muchos países del mundo, es que los candidatos independientes llaman la atención por su novedad, aunque en realidad solo son otra forma de hacer política.
Quien decide ser candidato independiente rompe con las formas establecidas de hacer política, pero juega con las reglas del sistema. Suele construir su discurso criticando al gobierno, se presenta como opción anticorrupción y promueve la concertación con diversos sectores de la sociedad a los que propone la creación de un nuevo sistema político.
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Las candidaturas independientes configuran un reclamo a los partidos por su falta de democracia interna. En caso de que la tendencia se prestigie y consolide surge la pregunta ¿Y los partidos políticos para qué sirven?"
Fuente
Respecto al último párrafo, me permitiría disentir un poco. Si bien en principio las candidaturas independientes configuran un reclamo a los partidos por su falta de democracia interna, también lo es que representan una vía para todo aquél actor político que se siente segregado por su mismo partido (y el sistema en su conjunto), funde su propio partido y termine haciendo lo que hacen aquellos a quienes se supone tanto critica. Basta con que logre construir un discurso que le resulte sensible a un número suficente de ciudadanos (y al respecto no hace falta meditarle mucho), para que obtenga su registro como candidato independiente y establezca su propio negocio. Mientras el INE reciba recursos cada vez más jugosos, y la discrecionalidad de asignarlos a quienes acepten "jugar el juego de la dinerocracia", el poder tener la posibilidad de "hincarle el diente" a una parte de ese botín resulta terriblemente sedicioso. Hoy por hoy la "democracia" en México se juega con recursos públicos, dilapidados impune e insultantemente entre todos los llamados "actores políticos" (todos aquellos que logran pertenecer al selecto grupo de los beneficiados por el INE). Y mientras la población siga sintiendo que por ir a votar (por perfectos desconocidos, pero que se valen de ese juego perverso de la "democracia" para garantizar su continuidad en la cuenta pública) realmente participa en las decisiones sobre el futuro del país (eso es lo que tendeciosamente aseguran quienes tienen intereses en perpetuarse en el poder… y seguir viviendo en el lujo gracias a quienes pagamos impuestos), pues seguiremos sumidos en la misma espiral de un país al que los políticos (todos, los "oficiales" y los "independientes") controlan a su antojo para privilegiarse y seguir incrementando el número de pobres en este México nuestro. Mientras siga existiendo el modelo de INE (antes IFE) que tenemos, se sigan dilapidando enormes cantidades de recursos públicos en "fortalecer" la "democracia", y el electorado no madure, seguiremos sumidos en la historia de "pan con lo mismo".
Mención aparte de la falacia final de quien redactó la nota, me quedo con toda la larga presentación que hace al respecto (y que, curiosamente, ocupa la mayor parte de la misma). Aquí se las dejo, para que opinen lo que ustedes quieran.
"Durante décadas la disputa por el poder en México tuvo como protagonistas exclusivos a los partidos políticos que monopolizaron los puestos de elección popular para beneficio de los grupos cerrados que los integran y dominan. Ello permitió que estos organismos de interés social fueran tomados como botín por un grupo reducido de individuos y familias que por años han transitado del congreso local, a la diputación federal y de ahí al Senado de la República. A quienes tienen esta práctica les dicen “chapulines”, por brincar de posición en cada ciclo electoral.
El fenómeno involucra a todos los partidos, siendo notorio en los de mayor antigüedad aunque, cuando ya no tienen cabida en estas asignaciones, los políticos que son marginados se lanzan a fundar otro partido para estar en la nomina del Poder Legislativo o Ejecutivo.
Recientemente el periódico El Universal dio cuenta de que “en los últimos 81 años, 88 familias han tenido el control de 455 posiciones legislativas federales, 53 de ellas han tenido presencia en el Congreso entre 9 y 18 años mientras que 35 de ellas han ostentado una legislatura entre 21 y 57 años.”
Son “230 legisladores pertenecientes a las castas que han dominado el Congreso desde 1934. Han sorteado reformas y partidos para prolongar su permanencia”.
El artículo 35 de la Constitución establece el derecho de los ciudadanos a votar y ser votados para ocupar un puesto de elección popular, es parte de los derechos políticos y cívicos reconocidos a nivel internacional, a los que México se adhirió y por lo que está obligado a respetarlos y cumplirlos.
A pesar de lo establecido en la Constitución y los acuerdos internacionales en México, para participar en los asuntos de la vida pública del país, el ciudadano debía pasar por el sistema de partidos, que opera como un mecanismo de control de la aspiración popular por la construcción de la democracia.
Muchos ciudadanos consideran que los partidos políticos en México obstaculizan la participación de los ciudadanos en la vida política del país. No obstante que se lleva a cabo la reforma política a partir de 1977, los partidos antepusieron sus intereses a los de la sociedad y solo recientemente, más por obligación y conveniencia que por convicción, abrieron la oportunidad para que se registraran y participaran en el proceso electoral actual los candidatos independientes.
El 9 de agosto de 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Constitución, en materia política, por lo que, por primera ocasión, se incluyó el derecho ciudadano al registro de manera independiente, para acceder a los cargos de elección popular. Con fecha 23 de mayo de 2014, se publicó la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, donde se regulan las candidaturas independientes.
Para el Estado las candidaturas independientes significan un problema desde el punto de vista de la representación de los partidos, como instrumento para la construcción de un sistema democrático.
La reciente experiencia en México, pero también en muchos países del mundo, es que los candidatos independientes llaman la atención por su novedad, aunque en realidad solo son otra forma de hacer política.
Quien decide ser candidato independiente rompe con las formas establecidas de hacer política, pero juega con las reglas del sistema. Suele construir su discurso criticando al gobierno, se presenta como opción anticorrupción y promueve la concertación con diversos sectores de la sociedad a los que propone la creación de un nuevo sistema político.
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Las candidaturas independientes configuran un reclamo a los partidos por su falta de democracia interna. En caso de que la tendencia se prestigie y consolide surge la pregunta ¿Y los partidos políticos para qué sirven?"
Fuente
Respecto al último párrafo, me permitiría disentir un poco. Si bien en principio las candidaturas independientes configuran un reclamo a los partidos por su falta de democracia interna, también lo es que representan una vía para todo aquél actor político que se siente segregado por su mismo partido (y el sistema en su conjunto), funde su propio partido y termine haciendo lo que hacen aquellos a quienes se supone tanto critica. Basta con que logre construir un discurso que le resulte sensible a un número suficente de ciudadanos (y al respecto no hace falta meditarle mucho), para que obtenga su registro como candidato independiente y establezca su propio negocio. Mientras el INE reciba recursos cada vez más jugosos, y la discrecionalidad de asignarlos a quienes acepten "jugar el juego de la dinerocracia", el poder tener la posibilidad de "hincarle el diente" a una parte de ese botín resulta terriblemente sedicioso. Hoy por hoy la "democracia" en México se juega con recursos públicos, dilapidados impune e insultantemente entre todos los llamados "actores políticos" (todos aquellos que logran pertenecer al selecto grupo de los beneficiados por el INE). Y mientras la población siga sintiendo que por ir a votar (por perfectos desconocidos, pero que se valen de ese juego perverso de la "democracia" para garantizar su continuidad en la cuenta pública) realmente participa en las decisiones sobre el futuro del país (eso es lo que tendeciosamente aseguran quienes tienen intereses en perpetuarse en el poder… y seguir viviendo en el lujo gracias a quienes pagamos impuestos), pues seguiremos sumidos en la misma espiral de un país al que los políticos (todos, los "oficiales" y los "independientes") controlan a su antojo para privilegiarse y seguir incrementando el número de pobres en este México nuestro. Mientras siga existiendo el modelo de INE (antes IFE) que tenemos, se sigan dilapidando enormes cantidades de recursos públicos en "fortalecer" la "democracia", y el electorado no madure, seguiremos sumidos en la historia de "pan con lo mismo".