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Bovino de la familia
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Peña era candidato. Ella le dio un fólder de su hija, desaparecida en Edomex. El fólder fue a la basura
Sandra Rodríguez Nieto
01/06/2017
En 2012, cuando Enrique Peña Nieto buscaba recuperar la Presidencia para el PRI, la señora Guillermina Hernández le entregó al candidato, de gira por el Estado de México –la entidad que había gobernado meses antes–, un fólder con el expediente de su hija desaparecida. Él lo pasó a un asistente y éste, en cuanto pudo, lo tiró en un bote de basura.
El calvario de doña Guillermina continuó con el Gobierno de Eruviel Ávila, a quien ha visto en tres ocasiones y, cuenta, sólo le ha hecho promesas, pues en los hechos no ha movido nada para encontrar a Selena Giselle, una jovencita que estudiaba la telesecundaria y quien desapareció hace siete años.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de las Américas en Puebla, el nivel de castigo a los delitos cometidos en el Estado de México no sólo es menor que el promedio nacional [de un 67.42 por ciento de los ilícitos], sino que es también el segundo más bajo de todas las entidades de la República: 76.48 por ciento, considerado como un “grado de impunidad muy alta”.
Ciudad de México, 30 de mayo (SinEmbargo).– Si en algo no confía Guillermina Hernández Alarcón es en las promesas de los políticos que ofrecen un Estado de México más seguro.
En búsqueda de su hija Selena Giselle Delgado Hernández desde hace más de siete años, la madre de familia ha visto ya pasar, sin resultados, campañas y ofrecimientos, tanto del hoy Gobernador Eruviel Ávila Villegas, quien era Alcalde de Ecatepec en el momento de la desaparición, como del hoy Presidente Enrique Peña Nieto, cuando era Gobernador del Estado de México.
A éste último, en un momento que desde 2014 había relatado a SinEmbargo, pudo acercarse en un acto de la campaña presidencial de 2012, cuando le entregó una carpeta con la información del caso de su hija y el entonces candidato priista se la dio a otra persona que, a su vez, la aventó en un bote de basura.
A Eruviel Ávila, dice, lo ha visto, junto con otros familiares afectados, en tres ocasiones distintas desde 2014; encuentros en los que el Gobernador, narra, ha acertado sólo a pedir que se tome nota de las necesidades que le plantean las víctimas. Entre éstas solicitudes, dice Hernández, estuvo un vehículo que ella pidió para el agente de la Policía Ministerial que investiga su caso y que por años ha tenido que hacer diligencias en transporte público.
“No trae carro. Yo se los he pedido, a Eruviel Ávila se lo pedí dos veces y [sólo dice] ‘anótalo y que le den el carro a este señor’, y no le dan nada”, dice Hernández.
Como otras madres de familia en búsqueda de sus hijos, Guillermina Hernández, de 47 años, relata haber enfrentado una serie de omisiones por parte de las autoridades investigadoras del Estado de México que, considera, han impedido por años que se esclarezca el paradero de su hija.
Deficiencias que se presentaron, dice, desde el primer momento que acudió a la oficina del Ministerio Público y tuvo que esperar por seis horas para que alguien tomara su denuncia. Era 30 de abril de 2010, recuerda, horas después de la primera noche en la que su hija, entonces de 14 años, no llegó a casa.
“El tipo que me recibió me dijo: ‘ay, señora, no se preocupe; usted está aquí bien preocupada y su hija, de seguro, está en Acapulco tomándose unas chelas”, recuerda.
También ahí vio cómo, luego de que preguntó al agente quién iniciaría la búsqueda y éste le respondió que no tenía personal, él mismo interrumpió su entrevista para atender a un hombre que denunció el robo de su “camioneta nueva” y para quien el representante social sí asignó agentes ministeriales.
Era además viernes, y en los días siguientes se sumaban los días festivos del 1 y 5 de mayo, por lo que la búsqueda de su hija, le informó el mismo servidor público, no iniciaría sino hasta que pasara el asueto.
Aun así, y como para madre de desaparecida o desaparecido no hay una escuela, dice Hernández, volvió a su casa y “lamentablemente” confió en que las autoridades harían su trabajo. Ella, mientras, se dedicó a buscar a Selena Giselle donde pudo y a difundir por todos los medios posibles su caso, con pesquisas, marchas y entrevistas.
Alrededor de julio de ese año, y a sugerencia de un familiar, fue a preguntar por el caso, para encontrar que la investigación, a cargo del agente del Ministerio Público que identificó como Nadín Zaragoza Jiménez, no había dado un solo paso.
“Nunca [la buscaron]; yo me confié, dije: ‘yo ya levanté mi denuncia; ellos ya la están buscando’, y cuál fue mi sorpresa: que no”, dice Hernández.
[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]
Sandra Rodríguez Nieto
01/06/2017
En 2012, cuando Enrique Peña Nieto buscaba recuperar la Presidencia para el PRI, la señora Guillermina Hernández le entregó al candidato, de gira por el Estado de México –la entidad que había gobernado meses antes–, un fólder con el expediente de su hija desaparecida. Él lo pasó a un asistente y éste, en cuanto pudo, lo tiró en un bote de basura.
El calvario de doña Guillermina continuó con el Gobierno de Eruviel Ávila, a quien ha visto en tres ocasiones y, cuenta, sólo le ha hecho promesas, pues en los hechos no ha movido nada para encontrar a Selena Giselle, una jovencita que estudiaba la telesecundaria y quien desapareció hace siete años.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de las Américas en Puebla, el nivel de castigo a los delitos cometidos en el Estado de México no sólo es menor que el promedio nacional [de un 67.42 por ciento de los ilícitos], sino que es también el segundo más bajo de todas las entidades de la República: 76.48 por ciento, considerado como un “grado de impunidad muy alta”.
Ciudad de México, 30 de mayo (SinEmbargo).– Si en algo no confía Guillermina Hernández Alarcón es en las promesas de los políticos que ofrecen un Estado de México más seguro.
En búsqueda de su hija Selena Giselle Delgado Hernández desde hace más de siete años, la madre de familia ha visto ya pasar, sin resultados, campañas y ofrecimientos, tanto del hoy Gobernador Eruviel Ávila Villegas, quien era Alcalde de Ecatepec en el momento de la desaparición, como del hoy Presidente Enrique Peña Nieto, cuando era Gobernador del Estado de México.
A éste último, en un momento que desde 2014 había relatado a SinEmbargo, pudo acercarse en un acto de la campaña presidencial de 2012, cuando le entregó una carpeta con la información del caso de su hija y el entonces candidato priista se la dio a otra persona que, a su vez, la aventó en un bote de basura.
“Me dio mucho coraje, impotencia, me daban ganas de quererlo alcanzar, porque era mi hija”, dice ahora Delgado Hernández en entrevista. “Me esperé al último y me fui a buscar el fólder en la basura, y ahí estaba con más papeles; más peticiones”, agrega.
A Eruviel Ávila, dice, lo ha visto, junto con otros familiares afectados, en tres ocasiones distintas desde 2014; encuentros en los que el Gobernador, narra, ha acertado sólo a pedir que se tome nota de las necesidades que le plantean las víctimas. Entre éstas solicitudes, dice Hernández, estuvo un vehículo que ella pidió para el agente de la Policía Ministerial que investiga su caso y que por años ha tenido que hacer diligencias en transporte público.
“No trae carro. Yo se los he pedido, a Eruviel Ávila se lo pedí dos veces y [sólo dice] ‘anótalo y que le den el carro a este señor’, y no le dan nada”, dice Hernández.
Como otras madres de familia en búsqueda de sus hijos, Guillermina Hernández, de 47 años, relata haber enfrentado una serie de omisiones por parte de las autoridades investigadoras del Estado de México que, considera, han impedido por años que se esclarezca el paradero de su hija.
Deficiencias que se presentaron, dice, desde el primer momento que acudió a la oficina del Ministerio Público y tuvo que esperar por seis horas para que alguien tomara su denuncia. Era 30 de abril de 2010, recuerda, horas después de la primera noche en la que su hija, entonces de 14 años, no llegó a casa.
“El tipo que me recibió me dijo: ‘ay, señora, no se preocupe; usted está aquí bien preocupada y su hija, de seguro, está en Acapulco tomándose unas chelas”, recuerda.
También ahí vio cómo, luego de que preguntó al agente quién iniciaría la búsqueda y éste le respondió que no tenía personal, él mismo interrumpió su entrevista para atender a un hombre que denunció el robo de su “camioneta nueva” y para quien el representante social sí asignó agentes ministeriales.
Era además viernes, y en los días siguientes se sumaban los días festivos del 1 y 5 de mayo, por lo que la búsqueda de su hija, le informó el mismo servidor público, no iniciaría sino hasta que pasara el asueto.
“[Después de darle los datos de Selena] me dice: ‘eso es todo; nosotros la llamamos’. Le dije: ‘¿no van a buscar a mi hija?’. [Responde el agente] ‘No, es que no tenemos personal; como se da cuenta, por eso la tardamos mucho’; o sea excusándose de que habían tardado demasiado, y le dije: ¿Cómo que que no hay personal? Dice: ‘No, no tenemos quien la vaya a buscar”, relata.
Aun así, y como para madre de desaparecida o desaparecido no hay una escuela, dice Hernández, volvió a su casa y “lamentablemente” confió en que las autoridades harían su trabajo. Ella, mientras, se dedicó a buscar a Selena Giselle donde pudo y a difundir por todos los medios posibles su caso, con pesquisas, marchas y entrevistas.
Alrededor de julio de ese año, y a sugerencia de un familiar, fue a preguntar por el caso, para encontrar que la investigación, a cargo del agente del Ministerio Público que identificó como Nadín Zaragoza Jiménez, no había dado un solo paso.
“Nunca [la buscaron]; yo me confié, dije: ‘yo ya levanté mi denuncia; ellos ya la están buscando’, y cuál fue mi sorpresa: que no”, dice Hernández.
“La verdad, lo que me imaginaba, lo que a mí se me había más viable, yo lo hacía, confiada en que la policía la estaba buscando, y en julio me dicen: ‘no, es que como ella ya no vino, pensamos que ya la había encontrado y ya no hicimos nada”, agrega.
[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]