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Bovino de la familia
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Emilio Cárdenas
9 de Agosto de 2018
Se atribuye a Charles Dickens el haber dicho alguna vez que "cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender". Pero el ostensiblemente incapaz presidente de Venezuela no lo sabe. Y, si lo sabe, no lo acepta.
Por esto, pese a que Nicolás Maduro -el excolectivero devenido político- acaba de reconocer expresamente que los "modelos productivos" ensayados por el llamado chavismo "han fracasado", no cree haber sido, él mismo, el gran responsable de lo sucedido en su país al que gobierna desde el 2013 y al que ha desarticulado económicamente, pese a su inmensa riqueza en el capítulo de los hidrocarburos.
Ocurre que el socialismo no es un "modelo" para crecer. Ni es tampoco un modelo productivo. Está sustancialmente orientado a distribuir la riqueza existente, más que al esfuerzo por crear prioritariamente riqueza para, solo luego de ello, distribuirla.
Su evidente "mea culpa", pronunciado frente al mismo Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela, llamó a sus connacionales y partidarios a "dejar de lloriquear" de una vez y a ponerse a producir. Admitió, así, que los venezolanos, extraviados por su conducción, han perdido lastimosamente el tiempo a lo largo de los últimos años, retrasándose en términos relativos respecto de sus naciones hermanas de la región. Por encima de la pretendida "guerra económica" de la que Venezuela -como excusa poco creíble- dice haber sido, y seguir siendo, víctima. Cuando la verdad es que su fracaso es atribuible, evidentemente, a su propia incapacidad y a un "modelo" económico fracasado en todo el mundo, que es tan solo un ideal fantasioso.
Pero lo cierto es que, luego de admitir sus errores, Maduro no dio -como podría suponerse- un paso al costado. Como correspondía. Aferrado al poder, pidió "al menos dos años más" de gestión para poder revertir sus fracasos y "estabilizar" a su país.
No obstante, su receta estratégica sigue siendo la misma y, por ende, sigue estando equivocada. Prueba de ello es que, empantanado, Nicolás Maduro acaba de "militarizar" a los mercados municipales como estrategia para tratar de disminuir el ritmo alocado de una inflación ya desenfrenada que está haciendo que la vida cotidiana en el país caribeño sea una aventura poco menos que incontrolable para los sufridos venezolanos.
No es nada fácil admitir que es hora de irse, cuando el propio Nicolás Maduro es uno de los grandes responsables de la verdadera tragedia social que se ha abatido sobre Venezuela. La verdad padece, pero no perece. Y las excusas y disimulos se han agotado para el autoritario régimen venezolano que sigue el rumbo equivocado con el que está lastimando a su propio país.
Fuente
En algo en lo que no coincido con Emilio es en la percepción de que "el socialismo no es un "modelo" para crecer. Ni es tampoco un modelo productivo. Está sustancialmente orientado a distribuir la riqueza existente, más que al esfuerzo por crear prioritariamente riqueza para, solo luego de ello, distribuirla." Opino que, al igual que muchos, pero muchos, confunde SOCIALISMO con COMUNISMO. Lo que el describe es lo que caracteriza al sistema (de acuerdo, no es "modelo") COMUNISTA, no al SOCIALISTA. Si el socialismo fuera lo que el menciona, entonces las países bálticos estarían "en la vil chilla". Esos SÍ SON países con sistemas de gobierno SOCIALISTA, NO COMUNISTA, como es el implantado por Jugo Chafas en Cubazuela y luego extendido (y atrofiado) por su hijo putativo Masbruto. Ya el resto, pues ni que decir. Si le heredas el poder a un imbécil, lo único que puedes esperar es que, a lo ya cajetado le agregue excremento. Y el excremento expuesto al medio ambiente termina secándose y esparciéndose como la humedad. Eso es lo que le ha pasado a Venecuba. Lamentablemente usar el excremento como abono (guano), para sembrar algo nuevo que haga renacer al país, requiere que éste no se haya disecado. Y este guano es polvo que ya se ha dispersado a los cuatro vientos. No hay manera de recuperarlo para reconstituir abono útil. Lo único que le queda a este país es que el excremento se disperse lo más rápidamente posible y desaparezca por completo de sus vidas.
Por cierto, ¿acaso imagina Emilio que el ex-camionero sepa siquiera que existió alguien llamado Charles Dickens (no digamos que lo haya leído)?