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Necrofilia siciliana.
Ato con cintas los desnudos huesos
El yerto cráneo corono de flores
La horrible boca se lleno de besos
Y le contó sonriendo sus amores.
El yerto cráneo corono de flores
La horrible boca se lleno de besos
Y le contó sonriendo sus amores.
Bodas negras, Julio Jaramillo.
Ya va, ya viene entre pasillos Javier repartiendo besos con su chaleco infaltable en un atuendo que bien ha logrado posicionarlo en el imaginario colectivo aunque él, Javier, diga que no le preocupa su imagen, ése chaleco no lo suelta ni siquiera para repartir besos.
Lo importante no es que prodigue sus besos el escritor, luego muy su boca y muy sus ósculos, si no a quién los da y qué busca con ello.
Los besos del escritor metido a líder proto mesiánico son para un conjunto de individuos insensibles, un cuerpo que padece agnosis social, un cadáver viviente que por cierto vive muy bien a costa de los millones que expolian de los dineros públicos.
Sicilia los besos los reparte a legisladores, funcionarios federales, a los que simbolizan el poder, besa al poder en subliminal acto amoroso. Se subyuga abrazando al poder de manera simbólica dirían algunos, como actos fallidos diría Freud.
Los besa Sicicila como pretendiendo regresarles el secreto y el aliento de la vida.
Los besa y vuelve a besar en ejercicio necrofílico de inútiles resultados como la supuesta traición que alega Javier cuando la aprobación de la Ley de seguridad nacional.
Hay gente muy respetable que ya sitúa a Javier Sicilia a la altura de Gandhi, Luther King y otros miembros más de esa liga de campeones de la dignidad humana y de resistencia ante el poder.
También hay quien le da una lectura de simbología cristiana a sus actos, el mismo Javier alienta esta vertiente que es desde donde leo sus actos públicos al recordar que cuando el nazareno visitó el templo no besó a sacerdote alguno y antes que eso les recriminó, a los sacerdotes, haber convertido un sitio sagrado de oración en una cueva de ladrones.
Javier tuvo la oportunidad de hacer una denuncia de carácter similar y arrebatar de esos espacios, usurpados bajo la coartada de la democracia electoral, un poco de respeto y dignidad para el pueblo pero no lo hizo Sicilia acaso porque se sabe un líder inflado artificialmente, acaso porque nadie aparte de los medios tradicionales lo ha nombrado líder de nada.
Le falta mucho a Sicilia para caminar sobre el agua, le falta mucho para multiplicar los panes y los peces, le falta mucho para curar orejas acaso porque en el evangelio el que besa es el que traiciona, el que besa es el que entrega la esperanza a los poderosos para que la sacrifiquen en sus altares, el que besa es el condenado.
Javier seguirá besando a los muertos pretendiendo revivirlos porque sabe que aun no tiene fuerza en sus palabras para dirigirse al pueblo y decir: Levántate y anda.
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