dannyatm
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Reuters
Nueva York, Estados Unidos (17 abril 2009).- Las mujeres soldado del Ejército de Estados Unidos en Iraq y Afganistán no sólo deben preocuparse por las bombas y las emboscadas del enemigo, también corren el riesgo de ser violadas o acosadas sexualmente por sus propios compañeros.
"The Lonely Soldier: The Private War of Women Serving in Iraq" ("El Soldado Solitario: La Guerra Privada de las Mujeres Sirviendo en Iraq"), libro publicado este viernes cuenta las historias de 40 mujeres que se desempeñaron como soldado en zonas de combate.
De las féminas entrevistadas, quienes sirvieron entre 2003 y 2006, 10 dijeron haber sido violadas, 5 sufrieron abusos sexuales, incluido intento de violación, y 13 reportaron acoso sexual.
A algunas, sus oficiales les advirtieron que no debían ir solas a las letrinas; una de ellas comenzó a llevar un cuchillo consigo en caso de que fuera atacada por sus compañeros; otras dicen que se sintieron desalentadas al denunciar los abusos.
"Lo peor de todo es que es su propio bando el que hace eso", dijo la autora del libro, Helen Benedict, una profesora de periodismo en la Universidad de Columbia, Nueva York.
Benedict dijo que el título del libro nació del aislamiento que las mujeres soldado experimentan al tener que manejar el trauma de sus deberes en combate y el acoso sexual.
"Es una situación particularmente trágica porque se supone que todos los soldados deben poder confiar unos en otros para cuidarse mutuamente.
"¿Y cómo se puede sentir eso cuando los propios compañeros son los que realizan el acoso, o intentan una violación o ya lo están haciendo?", señaló.
Rompen su sueño
Marti Ribeiro era sargento de la Fuerza Aérea y sirvió en Afganistán en 2006 como corresponsal de combate con la Décima División de Montaña, integrada en su totalidad por hombres.
"Soñaba con convertirme en oficial algún día, como mi padre y mi abuelo", comenta en el libro.
"Desafortunadamente, porque soy mujer, esos sueños no se harán realidad", agrega.
Ribeiro fue atacada y violada por un soldado mientras vigilaba un puesto.
Tras completar su guardia y no bañarse para preservar la evidencia del ataque, lo denunció a las autoridades, que le dijeron que si presentaba la queja formalmente sería acusada de negligencia en el cumplimiento del deber por dejar su arma sin vigilar. Ribeiro abandonó las Fuerzas Armadas.
Respaldan cifras los testimonios
El número de denuncias de ataques sexuales en el Ejército estadounidense creció 8 por ciento en 2008 desde el año anterior y 25 por ciento en Iraq y Afganistán, según un informe divulgado en marzo por el Pentágono.
Se registraron 2 mil 908 reportes de ataques sexuales por miembros militares, que incluyen violación, abusos deshonestos e intento de violación, según el reporte.
Autoridades estadounidenses dijeron que el incremento en el registro de ataques se debía a los esfuerzos por facilitar su reporte.
Cynthia Smith, una portavoz del Departamento de Defensa, dijo que el organismo estaba comprometido en eliminar los abusos sexuales de las Fuerzas Armadas a través de la prevención y políticas de reacción y eliminando los obstáculos para reportar los ataques.
"El objetivo del Departamento de Defensa es establecer un clima de confianza que aliente a las víctimas a reportar el abuso sexual y obtener la ayuda que necesitan", dijo en un correo electrónico.
El problema no es algo nuevo que haya aparecido en los recientes conflictos
Un sondeo en 2003 a más de 550 veteranas militares que sirvieron en guerras, desde Vietnam a la primera del Golfo, mostró que 30 por ciento dijo haber sido violada o sufrido un intento de violación.
Además, 79 por ciento reportó acoso sexual, según la publicación American Journal of Industrial Medicine