braulio899
Bovino adicto
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Nadie trabaja más que los mexicanos
2 Octubre, 2012 - 16:50
Que nadie nos llame flojos. Los mexicanos estamos en el primer lugar de la OCDE en horas trabajadas. Un mexicano dedica 2,250 horas anuales a laborar, en promedio. Muy lejos de las 1,413 horas de los alemanes; las 1,776 de los españoles y 1,787 de los estadounidenses.
La estadística es elaborada por la OCDE y, en más de un sentido, produce asombro: ni siquiera los coreanos del sur trabajan más horas que nosotros.
El trabajar mucho no es suficiente. Si así fuera, la mula sería el rey de los animales. No es suficiente, ni siquiera para salir de la pobreza. No hay un vínculo unívoco que relacione la cantidad de trabajo con la producción de riqueza. Si así fuera, seríamos 37% más ricos que los alemanes y estaríamos 27% mejor que los suizos, que “apenas” trabajan 1,627 horas anuales.
Las 2,250 horas deberían darnos el derecho a estar orgullosos, en la medida en que consideremos una virtud el trabajar en demasía. Nos obligan a darnos un respiro entre tanta chamba para preguntarnos, ¿por qué no hay una larga fila de inversionistas, esperando una oportunidad de aprovechar la laboriosidad mexicana? Las horas trabajadas no se reflejan en atracción de inversión directa, competitividad o crecimiento económico. Tampoco en el desarrollo humano.
El ránking de horas trabajadas es un boleto directo al diván del psicoanalista. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? El problema mexicano no es la aversión al trabajo ni la ociosidad, sino la baja productividad. Necesitamos muchas más horas laboradas para producir la misma cantidad de riqueza que los franceses, turcos o suecos. Visto bajo otra perspectiva: necesitamos bastantes más horas para alcanzar la línea de flotación económica que los trabajadores europeos, norteamericanos o japoneses.
En Estados Unidos, el mismo trabajador mexicano es capaz de producir más y de obtener una vida digna a cambio de su trabajo. Por eso podemos afirmar que el problema está aquí. El vicepresidente del BID y ex funcionario de Hacienda, Santiago Levy, pone la atención en el enorme peso que tiene la informalidad en nuestra economía. El sector informal tiene una productividad que es 84% inferior al formal y ocupa a más de 50% de la población activa. Se necesita mejorar la infraestructura y cambiar el marco normativo para impulsar la productividad, afirma.
Atender la productividad es urgente, aunque sea un asunto que lleva mucho tiempo pesando. La productividad de México cayó 31% respecto a Estados Unidos, entre 1960 y 2005, según cifras del BID. El rezago de México contrasta con el avance de 219% de China o el 19% de Chile. Nuestra caída supera las de países mucho más pobres como Kenia o Mozambique.
“Yo no le doy tantas vueltas a la explicación”, dice el empresario regiomontano Fernando Turner, “cuando un trabajador no es productivo, el empresario está fallando. No sabe cómo hacer producir a sus trabajadores o no hace las inversiones de capital necesarias”. Turner es un heterodoxo, al que muchos recuerdan como impulsor de López Obrador. Vale la pena escucharlo, “la baja productividad de los empresarios tiene que ver con la baja calidad de los incentivos para realizar inversiones productivas. Si tienes lana, hay más facilidades para invertir en Bolsa que para abrir una fábrica o modernizarla”.
Hay muchas explicaciones, pero la supuesta flojera del mexicano no es una de ellas. Que nadie nos llame flojos.
FUENTE
En resumen, los mexicanos no somo flojos, somos improductivos.
Saludos.
2 Octubre, 2012 - 16:50
Que nadie nos llame flojos. Los mexicanos estamos en el primer lugar de la OCDE en horas trabajadas. Un mexicano dedica 2,250 horas anuales a laborar, en promedio. Muy lejos de las 1,413 horas de los alemanes; las 1,776 de los españoles y 1,787 de los estadounidenses.
La estadística es elaborada por la OCDE y, en más de un sentido, produce asombro: ni siquiera los coreanos del sur trabajan más horas que nosotros.
El trabajar mucho no es suficiente. Si así fuera, la mula sería el rey de los animales. No es suficiente, ni siquiera para salir de la pobreza. No hay un vínculo unívoco que relacione la cantidad de trabajo con la producción de riqueza. Si así fuera, seríamos 37% más ricos que los alemanes y estaríamos 27% mejor que los suizos, que “apenas” trabajan 1,627 horas anuales.
Las 2,250 horas deberían darnos el derecho a estar orgullosos, en la medida en que consideremos una virtud el trabajar en demasía. Nos obligan a darnos un respiro entre tanta chamba para preguntarnos, ¿por qué no hay una larga fila de inversionistas, esperando una oportunidad de aprovechar la laboriosidad mexicana? Las horas trabajadas no se reflejan en atracción de inversión directa, competitividad o crecimiento económico. Tampoco en el desarrollo humano.
El ránking de horas trabajadas es un boleto directo al diván del psicoanalista. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? El problema mexicano no es la aversión al trabajo ni la ociosidad, sino la baja productividad. Necesitamos muchas más horas laboradas para producir la misma cantidad de riqueza que los franceses, turcos o suecos. Visto bajo otra perspectiva: necesitamos bastantes más horas para alcanzar la línea de flotación económica que los trabajadores europeos, norteamericanos o japoneses.
En Estados Unidos, el mismo trabajador mexicano es capaz de producir más y de obtener una vida digna a cambio de su trabajo. Por eso podemos afirmar que el problema está aquí. El vicepresidente del BID y ex funcionario de Hacienda, Santiago Levy, pone la atención en el enorme peso que tiene la informalidad en nuestra economía. El sector informal tiene una productividad que es 84% inferior al formal y ocupa a más de 50% de la población activa. Se necesita mejorar la infraestructura y cambiar el marco normativo para impulsar la productividad, afirma.
Atender la productividad es urgente, aunque sea un asunto que lleva mucho tiempo pesando. La productividad de México cayó 31% respecto a Estados Unidos, entre 1960 y 2005, según cifras del BID. El rezago de México contrasta con el avance de 219% de China o el 19% de Chile. Nuestra caída supera las de países mucho más pobres como Kenia o Mozambique.
“Yo no le doy tantas vueltas a la explicación”, dice el empresario regiomontano Fernando Turner, “cuando un trabajador no es productivo, el empresario está fallando. No sabe cómo hacer producir a sus trabajadores o no hace las inversiones de capital necesarias”. Turner es un heterodoxo, al que muchos recuerdan como impulsor de López Obrador. Vale la pena escucharlo, “la baja productividad de los empresarios tiene que ver con la baja calidad de los incentivos para realizar inversiones productivas. Si tienes lana, hay más facilidades para invertir en Bolsa que para abrir una fábrica o modernizarla”.
Hay muchas explicaciones, pero la supuesta flojera del mexicano no es una de ellas. Que nadie nos llame flojos.
FUENTE
En resumen, los mexicanos no somo flojos, somos improductivos.
Saludos.