Yo abrí un tema sobre el centenario y el bicentenario... que al parecer a todos les valió sorbete (jaja)... no importa...
Aquí traigo lo que dije en ese post respecto al bicentenario:
De ser cuestión de confrontar la política y realidad nacionales y no solo a la mas reciente Administración, sino la del viejo sistema que engloba a todos los regímenes sucesivos, se vería que, como el ser humano, la Nación ha sido constantemente, en México, perseguida y desechada y nuestra realidad racial, ha sido, doblemente atacada, atacada exaltando un indigenismo artificial que solamente engaña a los indígenas con una irrisoria soberanía, pero que no lo libra de la miseria ni de la barbarie, con un indigenismo cuya culminación se basa en la sustitución de Quetzalcóatl por el Niño Dios en la inocente ternura de las navidades... pero, por otro lado, intentando romper de forma rencorosa y mezquina todo vínculo con España, pero, curiosamente es un vínculo que no es materia de negar o afirmarla, ya que esas realidades, tanto una como la otra no se contrastan, simplemente se viven y se aceptan.
Ya que, al parecer, la moda actual respecto a la hispanidad, es tronar contra ella y presentarla como una caverna tenebrosa por el cuál tuvieron que pasar América, sus países y sistemas políticos.
Al proclamar la independencia, al parecer, muchos promulgan la cancelación de un pasado y no, creo, por mi parte que, lo que se debe de recordar, aparte del nacimiento de una nación, es reconocer las relaciones innegables de México y la descendencia de la misma respecto a España en cuanto a raza y espíritu y de igual manera, reconocer y afirmar nuestro parentesco con las demás naciones que tienen el mismo tronco en común y no me refiero a abrazar a la Hispanidad como fórmula política, si no mas bien, como la realidad, al mismo tiempo actual y añeja, que sobrepasa regímenes, fronteras y realidades políticas.
No se puede negar la actuación de España en la creación de racimos de países que fundó y como común denominador de las mismas, sin embargo, no se puede aceptar que ninguno de los regímenes españoles, actuales o futuros quienes dicten el actuar de la realidad nacional de ninguno de sus “hijos”.
Finalmente, hay que aceptar todos los aspectos de nuestra hispanidad y nuestra herencia, de ambas, además, para aquellos que niegan su hispanidad, su herencia española, y solamente creen que su único pasado es autóctono hay que recordar al poeta Rubén Darío para identificar a la América Española y en comentario a aquellos que niegan su hispanidad: “La América ingenua que tiene sangre indígena ...que aún reza a Jesucristo y aún habla español”.