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Mi Vero 3 PARTE

tarromocho

Becerro
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4 Ago 2008
Mensajes
9
Nos levantamos y le comenté que tenía que retirarme, me agradeció el masaje. Me acompañó a la puerta de su casa y antes de abrir puso sus manos en mi cuello y me besó en los labios, más que un beso fue como un mordisco en mí labio inferior. Abrió la puerta y me retiré. Al día siguiente me llegó un mensaje de ella en la mañana. –Buen día mi Mauricio, no se te olvide que hoy vienes a mi casa a dejar bien lo del internet. Ah y por cierto, te quitaste de mi casa sin bañarme. Tuve la primera erección del día acompañado de un escalofrió que me dejó inmóvil, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Ya en la tarde y en el salón de cómputo, escucho un hola, observo y veo a Verónica más hermosa que nunca, aprovecho que solo estamos los dos en el salón, me acerco para saludarla, nos damos un beso en la mejilla y me dice que cuando salgamos de la escuela la siga hacia su casa. En las dos horas de clase, me sentí ansioso, puberto; pero admirando la bellesa de Verónica. Al término de la clase, cada quien se va por su lado pero con mismo rumbo.

Al llegar a su casa, ella ya me está esperando con la puerta entre abierta, entro y la veo sentada en el sillón de la sala. Nos saludamos de beso en la mejilla y me pregunta si va demorar mucho la instalación, porque tiene un compromiso; a lo que le respondo que cuando mucho unos 15 min.

Me responde que le parece bien, empiezo a instalar el repetidor pero mi cabeza andaba en otro mundo pensando en que me había ilusionado con Verónica y me sentía asombrado, pues al terminar la instalación me tenía que ir. Terminé de instalar el repetidor, le avise que ya había quedado, subimos a su recamara para revisar que hubiera señal, lo cual había. –Mi Mauricio no cabe duda que no dejas de sorprenderme. Cuanto te debo? –Cómo crees mi Vero! Ya te dije que a una dama como tú no puedo cobrarle; con semejante belleza y figura. Me brindó una sonrisa acompañado de un abrazo; -Gracias mi Mauricio! Me besó en la mejilla. -No es por ser grosera pero tengo un compromiso y se me hace tarde, no hay problema le dije, te entiendo. Me acompañó a la puerta, nos despedimos y me quité de su casa. Camino a mi casa iba pensando en Verónica, pensando que esa noche iba llegar a más con ella. El sonido de mi celular me regresó a la realidad. Me estacioné a la orilla del camino para revisar el celular; era un mensaje. Oh sorpresa! Era de Verónica –Hola mi Mauricio, tú eres mi compromiso, tenemos una hoy dentro de una hora y media en X lugar. Sentí como volví a la vida, llegué a mi casa a bañarme y a decirle a mi esposa que tenía que regresar a la escuela a actualizar el sistema. Como eso hacía en algunas ocasiones, mi esposa entendía. Así que me bañé, no cené porque según yo, nos llevan cena a la escuela. Me arreglé no tan bien para no levantar sospechas; pero como buen aventurero, siempre llevo un cambio de ropa en el coche. Me despedí de mi esposa y como la escuela quedaba rumbo al restaurante, decidí ir a la escuela y cambiarme en el salón de cómputo. Ya arreglado acorde a la ocasión, me dirigí rumbo al restaurante. Llegué al lugar acordado y me quedé dentro del coche en el estacionamiento, le mandé un mensaje a Verónica diciendo que ya estaba en el restaurante. Al cabo de unos minutos me marco y me dijo que la espera dentro del auto por que se había demorado, le dije que se tardara el tiempo que fuese necesario.

El tiempo de espera se me hizo corto pensando en todas las cosas que podrían pasar esa noche. La espera duró casi unos 40 min. Llegó el coche de Verónica, se estacionó y se subió al mío. No la puede admirar bien por la falta de luz, pero desprendía un aroma indescriptible. Disculpa la tardanza me dijo, quería lucir hermosa para mi Mauricio. Me sentí el hombre más afortunado del mundo. Esta noche te la dedico a ti me dijo Verónica.

La llevé a un restaurante bar, al salir del carro para abrirle la puerta y verla bajar. Agradecí por lo afortunado que era al estar con semejante mujer. Llevaba una falda negra entubada pegadita al cuerpo que le llegaba hasta las rodillas con un corte al frente de la falta, que terminaba hasta la mitad de sus muslos, acompañado de unas medias negras transparentes y una blusa de ceda mangas largas color crema con estampado de puntos negros. Y el cabello recogido. Se veía y estaba perfecta esa mujer. Entramos al lugar, sobra decir que ella robaba las miradas de las personas del lugar. Nos sentamos y empezamos a platicar, le halagaba su belleza, lo cual le gustaba y excitaba a la vez. Íbamos a pedir la carta, cuanto empezó a sonar la música salsa.


Me preguntó si bailaba, a lo que respondí que con ella hacía de todo. En un instante la pista estaba llena, nos fuimos metiendo hasta llegar casi en medio de la pista, comenzamos a bailar y como no había espacio, las parejas chocaban en la pista, era algo divertido para nosotros. Estábamos bailando pegados, agarra su cintura con fuerza para sentir ese cuerpo sensual, ella levantaba sus manos y las bajaba hasta las mías, llevando mis manos hasta sus nalgas, estando mis manos en sus nalgas, las acariciaba y las oprimía. Eran unas nalgas bien torneadas, duras pero a la vez suaves; ella me miraba, se reía y se mordía los labios. La música era muy movida así que los choques con las otras parejas eran inevitables. Había momentos en que la abrazaba y una de mis piernas entraba por el corte de la falta, mi muslo podía tocar su vagina, ella cerraba los ojos y arrojaba su cabeza hacia atrás. Me abrazaba y me jalaba hacia ella, quedando mi pene y su vagina pegados y friccionados por el movimiento de ambos. Aprovechaba el acercamiento para mordisquear su oreja y besar su cuello. Se me acercó al oído y me pidió que le sacara la blusa de la falda. Me dio la espalda, levantó los brazos, mis manos agarraron sus nalgas y fueron subiendo hasta su cintura para sacar la blusa de la falda; seguía ella con los brazos arriba, la tomé de la cintura y la jalé hacia mi verga; sus nalgas se aporreaban contra mi verga una y otra vez. Ella seguía con las manos arriba pero con las manos juntas y empuñadas. Después de un momento, bajó sus manos para agarrar las mías; seguía dándome la espalda, subió sus manos agarrando las mías, con los dedos entre cruzados, fue bajando lentamente las manos hasta dejar mis manos unos instantes en sus senos, para luego bajarlas hasta su vagina. Volvió a subir sus manos agarrando las mías, pero esta vez sus manos soltaron las mías, quedando las suyas arriba y moviéndolas al ritmo de la música. Mis manos bajaban lentamente, acaricie su cara, siguieron bajando hasta llegar a sus tetas, las frote y apreté, para luego bajar mis manos hasta su vagina para acariciarla y agarrarla. Se volteó quedando de frente a mí, estaba empapada de sudor, se remangó la blusa y se desabrocho un par de botones de arriba de la blusa; me agarró de una mano y me llevó a la mesa, me dijo que tenía sed, fui a la barra por un par de micheladas; regresé a la mesa, me senté y ella se sentó en mis piernas, enseguida nos terminamos las micheladas y con un movimiento de su cabeza me pidió que nos fuéramos.

Salimos riéndonos del lugar, con el sudor en todo su cuerpo se veía sexy, le abrí la puerta del carro y antes de subirse; me plantó un beso apasionado en los labios. Ya en el coche me dijo que sólo había algo que no le había cumplido. Le respondí que cumplo todo lo que digo y más a ella. Sin pensarlo ya sabía cuál era mi siguiente destino.
 
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