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Mi prima

lobo_df

Becerro
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27 Nov 2010
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Eran aquellas vacaciones de diciembre en ese pequeño pueblo de un estado occidental de la provincia mexicana, lugar a donde solía viajar para pasar las festividades de fin de año, como todos los años coincidía en la misma casa con tíos, primos y primas, somos una familia numerosa y siempre hubo una conexión especial con la mayoría de mis primas, además de ser guapas probablemente porque vivimos lejos, nos vemos muy poco y es como cuando va uno a la escuela y convives con mujeres, tarde o temprano se gustan.

Avanzados los días en que el contacto pasa de lo visual, de una sonrisa, algún chiste y una palmada de alguna de ellas por lo malo del mismo, al contacto físico, los tíos están en la mesa platicando o fuera de casa, mientras los primos se reúnen en un cuarto, juntos y acostados en la cama viendo televisión, viendo entre comillas, pues la tensión sexual es tan fuerte que en automático estás erecto la mayor parte del tiempo cuando hay esa cercanía, y ellas con su vagina empezando a lubricar o punzándoles, y sus pezones parados.

Las cobijas y la oscuridad son aliadas para separar cualquier actividad visible de la vista morbosa de algún primo solitario u otra pareja de primos, así pues, me tocó con una de ellas en la cama, la primera acción es un abrazo cariñoso, como aquel que hace tu novia cuando están en cama, acostándose sobre tu pecho y poniendo su mano en la parte que queda libre, a final de cuentas ambos sabemos que cualquier acción más allá de ello está prohibida, y en un lugar como ese, hasta ese abrazo lo verían mal los demás.

Después de un rato con punzaciones a mil por hora, sentir como mi pene se moja a más no poder, nervios, masajeos con doble intención, empiezo a acariciar arriba de sus pechos mientras ella acaricia mi abdomen, la cosa está por explotar, guiado por mis impulsos meto mi mano en su brasier y empiezo a tocar sus senos, acariciar y apretar sus pezones ya bien parados, ella contesta bajando hacia mi pene y mis testículos tocando en una forma suave, los nervios y la excitación son muy fuertes y chocan entre sí.

Tras unos minutos de estar haciendo eso, ella mete su mano por debajo de mis pantalones y calzón, empieza a acariciar mis partes y a abrir y cerrar el prepucio, ya para ese entonces ambos hemos perdido los estribos, yo también he metido mi mano por debajo de sus bragas, sintiendo su vagina con pelos recortados y bien mojada, intento masajear su clítoris y meter mis dedos pero ella lo impide, quizá porque nos hemos descuidado y alguien más en el cuarto puede darse cuenta de lo que hacemos.

Ese episodio terminó ahí, lo bueno estaba por venir, unos días después, cuando los familiares se fueron regresando a sus destinos, quedabamos ya pocos en casa y a mi me tocó compartir cuarto sólo con ella, los tíos obviamente que no se imaginaban que algo podría pasar entre dos primos, así que sin ninguna consideración, nos dejaron a nuestro libre albedrío, mientras ellos mismos querían disfrutar de una habitación de la casa para su propia privacidad y poder coger a gusto sin su hija ahí.

Con la noche y la oscuridad, en aquel cuarto cada quien estaba en su cama, hasta que llegó el clásico pretexto de escuchar algún ruido o sentir miedo para pasarme a donde estaba ella y abrazarla, quedando cara a cara y estando tan pegados que el roce de los labios fue inevitable y provocó que por fin la pudiera besar, un beso de esos que son con amor, con una persona que en verdad te gusta y quieres, además besaba tan rico, cosa de familia debe ser, su lengua, su saliva que no tenía olor ni sabor, todo delicioso.

Los besos se convirtieron en algo más, metí de nuevo mi mano en sus pechos, después le baje su blusa, se los lamí y mordí despacio, ella empezó a gemir, cada quien bajó su mano a las partes privadas y empezamos a estimularlas, esta vez sí me dejó tocar su clítoris y meterle los dedos, primero lento y después tan rápido que su vagina escurría, saque mis dedos envueltos de sus flujos y los empecé a lamer, para mí eran como el elixir que es fuente de la vida eterna, con una prima no me da asco hacerle y probarle todo.

Le fui quitando toda la ropa hasta dejarla sin nada, yo hice lo mismo y estaba listo para penetrarla, sin condón, queríamos entregarnos completamente como un acto de amor y deseo carnal, el parentezco lo amerita, bajé a lamer y chupar su vagina que no olía a nada, cosa que esperaba, debe ser de familia por nuestro pH, y si no es por eso mi mente lo creó por el hecho de ser mi prima, antes de empezar escuchamos el llamado de su mamá, nos vestimos, salió y ya no regresó, no hubo más después.

Transcurrió el resto de mi estancia en el pueblo sin novedad, ella se fue a su ciudad a los tres días después de aquello, platicamos como si nada pero no tocamos lo que pasó y tampoco le vi intenciones de repetirlo, a pesar de seguir durmiendo en el mismo cuarto, me tocó irme a mí y durante el viaje solo podía recordar esos grandiosos momentos y esbozar una discreta sonrisa.
 
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