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MI ESPOSA Y EL VECINO

pudul1971

Becerro
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3 Ago 2009
Mensajes
36
Mi esposa y el vecino



Cuando nos casamos Laura y yo nos fuimos a vivir a un poblado cercano a la ciudad, pues mi trabajo como profesor en la ciudad se terminó y tuve que buscar otro empleo en otro lugar. La casa en donde nos mudamos estaba en una cuadra bastante tranquila del pueblo, y aunque en su mayoría estaban habitadas por genta mayor era cálida.

Teníamos un pequeño patio que colindaba con la casa del Vecino, un viejo ya de sesenta y tantos años de nombre Julio y sólo estaba dividido por una cerca de tablas altas, sin pintar y viejas y si ponías atención podías ver al otro lado de su casa.

Conseguí que me admitieran en la escuela rural del pueblo y por las tardes daba clases extras a algunos alumnos de secundaria; mi vida parecía perfecta en ese momento y teniendo a Laura a mi lado todo me parecía extraordinario. Laura en ese entonces tenía 19 y yo 24, y nos conocimos cuando ella trabajaba dando clases de danza en el colegio donde yo también trabajaba y lo que me enamoro de ella era el color de su piel: blanca y tersa, su cabello negro y al hombro, sus ojos negros, sus labios carnosos, con unas tetas grandes como melones y unas nalgas de campeonato, frondosas y grandes, para mí era la esposa perfecta y de cariño le llamaba como lo hacía mi suegro: blancanieves.

En el tema de sexo ambos éramos inexpertos y cuando hacíamos el amor nada más lo hacíamos en la posición del misionero, pues yo fui educado en un colegio religioso y poco o nada sabía del sexo y Laura tampoco tenía experiencia, pues yo fui su primer hombre en cuanto al sexo.

Como Laura se quedaba la mayor parte del tiempo sola y aburrida en ese pueblo solitario, le sugerí que buscara una actividad. A los pocos días me sorprendió con la noticia de que algunas vecinas le habían comentado que Don Julio, nuestro vecino, a veces necesita ayuda en su casa y que ya había hablado con él y que le pagaría por las tareas de su hogar. No me pareció mala idea y le dije que estaba bien, que no había problema y nos fuimos a nuestra recamara, a nuestro nidito de amor.

Pasaron dos semanas y una tarde varios de los chicos a los que les daba asesorías se contagiaron de gripe y tuve que cancelar las clases por una semana.

Iba de regreso a casa contento porque esas clases me las pagarían aunque no las tuviera que impartir. Al llegar a casa unas horas más temprano que de costumbre busque a Laura y no la encontré en casa, así que me dirigí al jardín y tampoco la vi; estaba a punto de salir a buscarla cuando escuche su voz del otro lado de la cerca:



-Creo que ya voy mejorando Don Julio, usted qué opina?

-Si Doña Laurita, parece que ya lo está haciendo mucho mejor esta vez-

Estaba en la casa del vecino y eso me dejo más tranquilo, y aunque sabía que estaba mal, busque alguna rendija por donde asomarme a la casa de Don Julio y lo que observe me dejo con la boca abierta: Laura estaba de rodillas en el patio ajeno, estaba desnuda y mirando a Don Julio mientras sostenía su polla con ambas manos, recargando sus melones en las piernas del vecino y sonriendo como una chiquilla. Don Julio estaba sentado en una vieja silla, con los pantalones abajo, dejándose acariciar la polla por mi Laurita, por mi blancanieves, que no paraba de tocar esa polla, que con vergüenza reconocí que era más grande que la mía.

-pero usted siga con lo suya Doña Laurita, ya sabe que no debe de hablar cuando se esté comiendo una polla porque es de mala educación-

Dijo eso Don Julio acariciando la mejilla de Laurita, pasando por su pelo y llegando hasta uno de los melones de mi esposa, apretándolo y sobándolo el muy desgraciado.

Estuve a punto de dar un grito y tirar la cerca y reclamar el abuso que estaba cometiendo con mi esposa, pero lo que ella dijo me dejo más helado todavía:

-Si Don Julio, se la quiero seguir mamando otro ratito-

Y mi blancanieves se metió ese tremendo falo a la boca y comenzó a mamar con sumo cuidado, haciéndolo entrar y salir de su boca, acariciando los testículos del vecino, deleitándose con esa polla en su boca. ¡No lo podía creer! Mi Laurita, mi blancanieves, que no me había chupado la polla a mí estaba en ese momento con una verga ajena en su boca y encima de eso, dejándose manosear los melones a gusto del viejo ese.

No sé por qué lo hice, pero me baje el cierre porque tenía una enorme erección como nunca la había tenido en toda mi vida, y comencé a pajearme mirando esa escena llena de morbo, mientras Laurita seguía haciendo subir y bajar su cabeza para meterse esa polla ajena en su linda boca.

Después de unos minutos de seguir mamando, el viejo la interrumpio:

-A ver Doña Laurita, póngase de pie porque la voy a culear y llenar de leche como siempre-

¡maldito vecino! Encima de que se la había mamado Laurita ahora se la iba a culear en mis narices y a unos cuantos metros de mí. Mi esposa con una sonrisa estúpida se levantó y apoyó sus brazos en la silla donde había estado sentado Don Julio, y lo que vi me hizo excitarme aún más:

Laurita, así como estaba inclinada, mostraba sus grandes pechos que se veían más grandes que cuando los había acariciado, colgando en todo su esplendor, sus muslos se veían firmes y algo tensos esperando la estocada del viejo, que sin prisa se fue acomodando atrás de ella y en un movimiento logró introducir en la concha de mi esposa, que al sentir la penetración cerró los ojos y mordía su labio inferior, agarrándose más fuerte de los brazos de la silla.

Sus movimiento al principio seguían siendo lentos y sus melones se balanceaban de adelante hacia atrás, en un movimiento acompasado, mientras las manos de Don Julio se aferraban a su cadera para no perder el ritmo de la penetración.

-Ya ve Doña Laurita, hace una semana no sabía coger y ahora se está haciendo poco a poco experta-

- siii Don Julio…ya…ya me estoy dando cue…cuenta…que…que…voy mejorando…ah ah ah..-

La cara de mi esposa estaba roja por el esfuerzo que estaba realizando, y el viejo en cuanto pudo se apoderó de sus grandes tetas para estrujarlas mientras no paraba de bombear a mi inocente esposa, mientras yo seguía pajeandome más rápido, sin perder de vista esa lujuriosa escena que me estaban brindando; los movimientos empezaron a ser cada vez más fuertes y ante ese silencio podía escuchar el chocar del trasero de Laurita con el del vecino, escuchaba solo el plaf plaf plaf de la cogida que le daba y ella gemía quedito, creo que le estaba gustando.

-ya estoy a punto de correrme Doña Laurita, acuérdese que es lo que debe de preguntar usted al macho que la culea cuando le avisa que quiere terminar-

- si Don Julio, ya me acorde: ¿Don Julio, dónde me quiere terminar en la cara, en la boca, en el culo o en la concha?-

Escuchar eso me hizo llegar al orgasmo y me corrí de manera abundante sobre la cerca, sin dejar de mirar y sintiendo como mi cuerpo se empezaba a relajar.

-hoy Doña Laura le voy a terminar en la boca porque ayer le llene la concha de leche, así que siéntese en la silla y abra la boca-

Sus cuerpos se separaron momentáneamente para que mi esposa se sentara en la silla, abrió la boca y el viejo comenzó a pajearse en su cara, sin tardarse demasiado le empezó a dar la descarga de semen que mi esposa recibió en plena boca. Observar cómo le iba llenando su boquita con semen me puso más cachondo todavía, y más cuando le esparcía sobre su linda cara los restos que habían quedado en esa enorme polla.

Laurita no hizo ningún gesto cuando se tragó el semen del vecino y sonriente le mostró que se lo había tomado todo.

-muy bien Doña Laura, ya sabe tragarse la leche, sus lecciones van progresando, no se le olvide que maña vamos a seguir sus lecciones para que se convierta en la esposa ideal-

-si Don Julio, tengo que aprender rápido para ser una buena esposa-

-no Doña Laura así no se dice, acuérdese como le enseñe a decirlo-

-qué pena Don Julio, es verdad, para aprender a ser una esposa bien putita y que mi esposo me quiera más todavía-

Laurita buscó su ropa y se calzó el pantalón deportivo y su sudadera, la muy cochina no se había puesto ropa interior y así había ido a la casa del vecino. Extraño pero eso hizo que se me parará otra vez la polla, increíble pero me excité demasiado viendo cómo se culeaban a mi joven esposa. Y yo que la creía tan puritana y resultaba una puta.

-Doña Laura, mañana vega a tiempo porque vana venir algunos amigos para seguir con su aprendizaje, mañana la vamos a dejar bien culeada y lecheadita, no se le olvide-

-Quienes van a venir Don Julio..porqué…

Y mientras le decía eso a Laurita, los vi alejarse al interior de la casa de Don Julio mientras una de sus manos se había posado en su gran culo y lo iba manoseando a placer.

A toda prisa salí de mi casa y a paso veloz me escabullí para alejarme y que no se diera cuenta Laurita que había visto todo. Al cabo de un par de horas de andar dando vueltas regresé a casa y esto fue lo que sucedió.

CONTINUARA…si así lo piden.

Gracias por leer.
 
continua bro excelente relato dejastes picado con esa
sube fotos para imaginar la carne que come don julio
 
Muy buen relato, me imaginé esa carne blanca, aaajajajaja.

Esperando la segunda parte,

Excelente aporte!
 
Buen relato, y el resto para cuando, se agradece tu aporte.
 
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