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Becerro
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- 5 Abr 2018
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- #1
Hola a todos, y disculpen por la tardanza, pero la escuela y mis obligaciones no me dejan mucho tiempo para escribir, espero les gusté la siguiente parte. Gracias por leerme y escribirme.
Salí corriendo de la habitación hacía la playa, en camino a la playa Don Pedro me dijo:
- Yo me voy de este lado y tu baja directo hasta la playa, yo te estaré observando, si ya no nos vemos ahorita, nos vemos hasta la cena.
Me tomó de la nuca y me dio un beso en la frente, yo bajé directamente hacia la playa y él tomó el camino que todos los del hotel deben tomar para bajar, me metí al mar y ahí estuve un rato nadando, pude ver como Don Pedro llegó un momento después y se recostó para verme desde lejos en una de las sillas que había ahí para los huéspedes, supongo que pidio algo del bar porque estaba tomando algo. Un momento después bajó mi mamá junto con mis hermanos y nos pusimos a jugar. Perdí de vista a Don Pedro y no supe hacia dónde se fue. Estuvimos ahí un buen rato hasta que mi mamá nos dijo:
- vamos chicos, ya casi es la hora de la cena, niñas vayan a bañarse y las espero para ir a cenar, se cambian y se ponen un vestido o short.
- Un rato más mamá, solo un poco más
respondimos los tres casi a un mismo tono así que mamá no tuvo opción y nos dejó otro rato más. Ya estábamos algo cansados por el viaje y por el juego que habíamos tenido en la tarde así que decidimos ir a cenar. Ya estaba oscureciendo, subimos por el camino que nos corresponde y alcancé a ver a alguien que nos seguía a lo lejos, supongo que era Don Pedro que nos estuvo observando toda la tarde, por más que trataba de ver quien era no lo logré.
Ya en la habitación me puse un vestido vaporoso floreado, no muy corto, pero si muy ligero y unas sandalias muy cómodas, quería que Don Pedro me viera, debajo me puse un pequeño cachetero de encaje color blanco, así como un top del mismo color. Mi hermana se vistió más rápido y salió corriendo, mis papás ya se habían adelantado junto con mi hermano. al Salir de la habitación me dirigí a la de Don Pedro, toqué una vez, dos, tres, cuatro veces, pero fue en vano, nadie respondió o abrió la puerta. la verdad me quedé triste y pensativa, estaba segura que me estaría esperando, pero no fue así. Al bajar ya todos tenían sus platos servidos, mi hermano estaba en el área de juegos y lo cuidaba mi hermana, tambien ellos ya estaban comiendo, tomé mis cubiertos y fui a las parrillas para servirme, es un bufete así que hay de todo un poco, solo tomé dos hotcakes y un té y me fui a sentar con mis papás. Así estábamos cenando y había un espectáculo de un chavo que hacía piruetas con fuego, se veía padre.
Al terminar, pusieron un poco de música y varias parejas salieron a bailar a la pista, entre ellas mis papás, era algo penoso ver como bailan, pero teníamos que aguantar esa pena.
Regresaron mis papás a la mesa muy contentos y alegres, como muy enamorados, yo me estaba fastidiando con la escena cuando apareció Don Pedro y se dirigió a mis papás saludandolos muy cordialmente diciendo:
- Espero que esten pasando una excelente velada, se ve que son una pareja encantadora, su risa alumbra todo el lugar.
- jajajaja muchas gracias Don Pedro, es maravilloso este lugar y hay que disfrutar todos los fantásticos momentos.
Respondió mi papá el saludo de Don Pedro abrazando fuertemente a mi mamá y sonriendo más y más. Don Pedro continuó con su saludo.
- Feliz se veía la pareja que sacaba brillo a la pista al bailar, se veían muy bien juntos bailando.
- Muchas gracias Don Pedro, a mi y mi esposo nos gusta mucho bailar, lo dejamos de hacer por cuestiones de trabajo, pero no se nos olvida. Tome usted asiento, ¿Ya ceno?
- Muchas gracias, ya he cenado, allá al fondo tengo mi mesa, solo vine a saludarles y pedirles permiso para invitar a bailar a tan encantadora señorita que los acompaña y claro que si ella acepta.
En eso empezó una canción de salsa y mis papás se levantaron nuevamente a bailar y le dijeron a Don Pedro.
- Adelante, claro que sí, tiene nuestro permiso, no le gusta bailar porque dice que no sabe, pero puede aprender, lo trae en la sangre, usted invitela.
Yo estaba impactada por la situación, y me sentía extremadamente nerviosa y excitada, mis papás no sabían nada de Don Pedro y me daban permiso para irme con él. Me extendió la mano, yo se la tomé y me dejé guiar por Don Pedro al Centro de la pista, con una mano sostenía la mía y con la otra me llevaba firmemente de la cintura, en un movimiento repentino, me susurro al oído.
- ¡¡Te ves realmente exquisita Marianiña!!
Esas palabras causaron una explosión en mi interior, estaba completamente nerviosa, solo pude apretar las piernas fuertemente al caminar para no hacer pipi. Me fue llevando un conduciendo conforme iba la música, me alejaba y se repegaba a mi, su olor era increíble, sus fuertes brazos me rodeaban, me abrazaban y me soltaban al ritmo de la música. Poco a poco me llevaba como hipnotizada a un rincón de la pista, por donde estaba su mesa, el tumulto de la gente nos cubría completamente, sentí como sus manos empezaron a tocar mi cuerpo, pasaba sus manos por mis caderas, hacía todo lo posible por tocarme, me rozaba mi estómago y espalda al dar las vueltas y me jalaba hacia él una y otra vez, quedábamos de frente y de repente quedaba de espaldas a él, sentía sus apretones y repegones en mi trasero. Cambio el ritmo de la música y una luz más tenue cubrió la pista, me abrazó y repego más a él, la música lo ameritaba, seguía guiando mis pasos, nos movíamos lentamente, tomó mi mano y la levantó un poco, con la otra mano me tomó de la espalda baja, muy baja, fue como si me frotara con su mano, como buscando algo, al fin me dijo al oído:
- ¿Qué ropa interior traes? se te marca algo bonito
Me quedé helada, no podía moverme ni hablar, pero él seguía como buscando y moviéndose al ritmo de la música.
- No importa mamita, ahorita lo voy a descubrir, tu solo déjate llevar hermosa.
Siguio tocandome un poco más y logró encontrar la costura de mi cachetero, a la altura de mis caderas, lo fue siguiendo por la parte de atrás lo más que pudo y me dijo.
- Bueno, ya sé hasta dónde te llega de la parte de arriba, ahorita voy a encontrar por dónde se va.
El lugar, la música y las luces eran sus cómplices para hacer conmigo lo que quería y yo realmente no me oponía, bajó su mano poco a poco y recorrió un costado de mi pierna hasta encontrar las costuras de mi cachetero sobre el vestido, cuando las sintió nuevamente fue siguiendo la costura hasta donde se perdían entre mis pompis, me masajeó y acarició un poco mi trasero, me giró y quedé de espaldas a él, me estaba abrazando pasó su mano desde arriba, tocando mi cuello, pasando por mis senos, por mi estómago, mi vientre, hasta llegar a mi entrepierna, ahí se detuvo e hizo un poco de presión, yo simplemente por instinto me hice para atrás y logré sentir su miembro, era como un palo, grande, grueso y durísimo, estaba bien puesto entre mis pompis haciendo una gran presión para hundirse en mi pero no lo lograba por la ropa que llevaba puesta. Así nos pasamos dos o tres canciones, perdí la noción del tiempo, mi cuerpo reaccionaba a los estímulos que Don Pedro me hacía. Ya estábamos al otro extremo de la pista, era un lugar con menos luz, ahí estaba la mesa de Don Pedro, nos sentamos y me sirvió un vaso de agua y me dijo.
- Esa ropita que traes levanta suspiros, ya viste como te ven todos, te comerían ahorita mismo, que suerte que tengo la dicha de tenerte a mi lado. Sabes, quiero tener tu ropita interior, ha de estar super mojada con tus ricos jugos, la voy a oler y saborear toda la noche.
Lo que dijo me dejó asustada y nerviosa, pero era realmente cierto, desde que lo vi, había empezado a sentir pequeñas cosquillitas dentro de mi y con el baile, esas cosquillitas se convirtieron en una lubricación y escurrimiento fatal y continuó diciendo:
- Pude sentir que es una prenda pequeña de los cacheteros y es de encaje verdad.
yo me puse aún más nerviosa y me sonrojé al responderle que sí.
- Si, son unos cacheteros blancos de encaje.
- Quitatelos y damelos!
No sé si fue una orden, una petición o un favor
- ¡¡Anda Marianita!! súbete el vestido y dámelos, antes de que nos vean
Me levanté un poco y comencé a subirme el vestido, sentía penita, pero también era muy excitante la situación. Estaba en mi labor cuando mi mamá se acercó a nuestra mesa y nos invitó a regresar todos a la de nosotros.
- Vamos Don Pedro, vamos todos a nuestra mesa para ver el espectáculo, desde allá se ve mejor.
Salí corriendo de la habitación hacía la playa, en camino a la playa Don Pedro me dijo:
- Yo me voy de este lado y tu baja directo hasta la playa, yo te estaré observando, si ya no nos vemos ahorita, nos vemos hasta la cena.
Me tomó de la nuca y me dio un beso en la frente, yo bajé directamente hacia la playa y él tomó el camino que todos los del hotel deben tomar para bajar, me metí al mar y ahí estuve un rato nadando, pude ver como Don Pedro llegó un momento después y se recostó para verme desde lejos en una de las sillas que había ahí para los huéspedes, supongo que pidio algo del bar porque estaba tomando algo. Un momento después bajó mi mamá junto con mis hermanos y nos pusimos a jugar. Perdí de vista a Don Pedro y no supe hacia dónde se fue. Estuvimos ahí un buen rato hasta que mi mamá nos dijo:
- vamos chicos, ya casi es la hora de la cena, niñas vayan a bañarse y las espero para ir a cenar, se cambian y se ponen un vestido o short.
- Un rato más mamá, solo un poco más
respondimos los tres casi a un mismo tono así que mamá no tuvo opción y nos dejó otro rato más. Ya estábamos algo cansados por el viaje y por el juego que habíamos tenido en la tarde así que decidimos ir a cenar. Ya estaba oscureciendo, subimos por el camino que nos corresponde y alcancé a ver a alguien que nos seguía a lo lejos, supongo que era Don Pedro que nos estuvo observando toda la tarde, por más que trataba de ver quien era no lo logré.
Ya en la habitación me puse un vestido vaporoso floreado, no muy corto, pero si muy ligero y unas sandalias muy cómodas, quería que Don Pedro me viera, debajo me puse un pequeño cachetero de encaje color blanco, así como un top del mismo color. Mi hermana se vistió más rápido y salió corriendo, mis papás ya se habían adelantado junto con mi hermano. al Salir de la habitación me dirigí a la de Don Pedro, toqué una vez, dos, tres, cuatro veces, pero fue en vano, nadie respondió o abrió la puerta. la verdad me quedé triste y pensativa, estaba segura que me estaría esperando, pero no fue así. Al bajar ya todos tenían sus platos servidos, mi hermano estaba en el área de juegos y lo cuidaba mi hermana, tambien ellos ya estaban comiendo, tomé mis cubiertos y fui a las parrillas para servirme, es un bufete así que hay de todo un poco, solo tomé dos hotcakes y un té y me fui a sentar con mis papás. Así estábamos cenando y había un espectáculo de un chavo que hacía piruetas con fuego, se veía padre.
Al terminar, pusieron un poco de música y varias parejas salieron a bailar a la pista, entre ellas mis papás, era algo penoso ver como bailan, pero teníamos que aguantar esa pena.
Regresaron mis papás a la mesa muy contentos y alegres, como muy enamorados, yo me estaba fastidiando con la escena cuando apareció Don Pedro y se dirigió a mis papás saludandolos muy cordialmente diciendo:
- Espero que esten pasando una excelente velada, se ve que son una pareja encantadora, su risa alumbra todo el lugar.
- jajajaja muchas gracias Don Pedro, es maravilloso este lugar y hay que disfrutar todos los fantásticos momentos.
Respondió mi papá el saludo de Don Pedro abrazando fuertemente a mi mamá y sonriendo más y más. Don Pedro continuó con su saludo.
- Feliz se veía la pareja que sacaba brillo a la pista al bailar, se veían muy bien juntos bailando.
- Muchas gracias Don Pedro, a mi y mi esposo nos gusta mucho bailar, lo dejamos de hacer por cuestiones de trabajo, pero no se nos olvida. Tome usted asiento, ¿Ya ceno?
- Muchas gracias, ya he cenado, allá al fondo tengo mi mesa, solo vine a saludarles y pedirles permiso para invitar a bailar a tan encantadora señorita que los acompaña y claro que si ella acepta.
En eso empezó una canción de salsa y mis papás se levantaron nuevamente a bailar y le dijeron a Don Pedro.
- Adelante, claro que sí, tiene nuestro permiso, no le gusta bailar porque dice que no sabe, pero puede aprender, lo trae en la sangre, usted invitela.
Yo estaba impactada por la situación, y me sentía extremadamente nerviosa y excitada, mis papás no sabían nada de Don Pedro y me daban permiso para irme con él. Me extendió la mano, yo se la tomé y me dejé guiar por Don Pedro al Centro de la pista, con una mano sostenía la mía y con la otra me llevaba firmemente de la cintura, en un movimiento repentino, me susurro al oído.
- ¡¡Te ves realmente exquisita Marianiña!!
Esas palabras causaron una explosión en mi interior, estaba completamente nerviosa, solo pude apretar las piernas fuertemente al caminar para no hacer pipi. Me fue llevando un conduciendo conforme iba la música, me alejaba y se repegaba a mi, su olor era increíble, sus fuertes brazos me rodeaban, me abrazaban y me soltaban al ritmo de la música. Poco a poco me llevaba como hipnotizada a un rincón de la pista, por donde estaba su mesa, el tumulto de la gente nos cubría completamente, sentí como sus manos empezaron a tocar mi cuerpo, pasaba sus manos por mis caderas, hacía todo lo posible por tocarme, me rozaba mi estómago y espalda al dar las vueltas y me jalaba hacia él una y otra vez, quedábamos de frente y de repente quedaba de espaldas a él, sentía sus apretones y repegones en mi trasero. Cambio el ritmo de la música y una luz más tenue cubrió la pista, me abrazó y repego más a él, la música lo ameritaba, seguía guiando mis pasos, nos movíamos lentamente, tomó mi mano y la levantó un poco, con la otra mano me tomó de la espalda baja, muy baja, fue como si me frotara con su mano, como buscando algo, al fin me dijo al oído:
- ¿Qué ropa interior traes? se te marca algo bonito
Me quedé helada, no podía moverme ni hablar, pero él seguía como buscando y moviéndose al ritmo de la música.
- No importa mamita, ahorita lo voy a descubrir, tu solo déjate llevar hermosa.
Siguio tocandome un poco más y logró encontrar la costura de mi cachetero, a la altura de mis caderas, lo fue siguiendo por la parte de atrás lo más que pudo y me dijo.
- Bueno, ya sé hasta dónde te llega de la parte de arriba, ahorita voy a encontrar por dónde se va.
El lugar, la música y las luces eran sus cómplices para hacer conmigo lo que quería y yo realmente no me oponía, bajó su mano poco a poco y recorrió un costado de mi pierna hasta encontrar las costuras de mi cachetero sobre el vestido, cuando las sintió nuevamente fue siguiendo la costura hasta donde se perdían entre mis pompis, me masajeó y acarició un poco mi trasero, me giró y quedé de espaldas a él, me estaba abrazando pasó su mano desde arriba, tocando mi cuello, pasando por mis senos, por mi estómago, mi vientre, hasta llegar a mi entrepierna, ahí se detuvo e hizo un poco de presión, yo simplemente por instinto me hice para atrás y logré sentir su miembro, era como un palo, grande, grueso y durísimo, estaba bien puesto entre mis pompis haciendo una gran presión para hundirse en mi pero no lo lograba por la ropa que llevaba puesta. Así nos pasamos dos o tres canciones, perdí la noción del tiempo, mi cuerpo reaccionaba a los estímulos que Don Pedro me hacía. Ya estábamos al otro extremo de la pista, era un lugar con menos luz, ahí estaba la mesa de Don Pedro, nos sentamos y me sirvió un vaso de agua y me dijo.
- Esa ropita que traes levanta suspiros, ya viste como te ven todos, te comerían ahorita mismo, que suerte que tengo la dicha de tenerte a mi lado. Sabes, quiero tener tu ropita interior, ha de estar super mojada con tus ricos jugos, la voy a oler y saborear toda la noche.
Lo que dijo me dejó asustada y nerviosa, pero era realmente cierto, desde que lo vi, había empezado a sentir pequeñas cosquillitas dentro de mi y con el baile, esas cosquillitas se convirtieron en una lubricación y escurrimiento fatal y continuó diciendo:
- Pude sentir que es una prenda pequeña de los cacheteros y es de encaje verdad.
yo me puse aún más nerviosa y me sonrojé al responderle que sí.
- Si, son unos cacheteros blancos de encaje.
- Quitatelos y damelos!
No sé si fue una orden, una petición o un favor
- ¡¡Anda Marianita!! súbete el vestido y dámelos, antes de que nos vean
Me levanté un poco y comencé a subirme el vestido, sentía penita, pero también era muy excitante la situación. Estaba en mi labor cuando mi mamá se acercó a nuestra mesa y nos invitó a regresar todos a la de nosotros.
- Vamos Don Pedro, vamos todos a nuestra mesa para ver el espectáculo, desde allá se ve mejor.