William Finnegan, el autor del artículo titulado Plata o Plomo, de 14 páginas, desarrolla la tesis de que con el fin del unipartidismo, La Pax Mafiosa se "derrumbó". "La transición democrática sin precedente derivó en un enorme vacío de poder a medida que las redes del corporativismo se disolvieron en todo México. El crimen organizado llenó ese vacío". Es prematuro describir a México como un "Estado fallido", pero no como un "estado cautivo".
"Los políticos –dice-- inmersos en una nueva era multipartidista, necesitaban dinero para sus campañas. Los narcos estaban felices de ayudar". La Administración Fox arrestó a muchos narco-soldados y a un par de capos. Pero también dejó ir a El Chapo Guzmán, el líder del poderoso Cartel de Sinaloa.
En base a los testimonios de michoacanos, incluido un viejo profesor y varios políticos de oposición, el autor, quien pasó dos meses en Michoacán entrevistando gente, narra un insólito retrato del control de La Familia sobre la vida diaria de la sociedad, de su "ideología" y de su modus operandi. "La policía trabaja para ellos. La gente que arrestan, no se la llevan a la estación de policías sino a la sede de La Familia". Controlan una extensa red de extorsiones en Zitácuaro, Apatzingán, Zamora y Tierra Caliente. Asesinan a quienes no les pagan. Ninguna autoridad puede contradecirlos. El lema es "plata o plomo". Están aliados a El Chapo en áreas de interés mutuo.
La Familia asesina y descuartiza por "justicia divina". Sus soldados portan Biblias o un volumen de epigramas de Nazario Moreno González, uno de sus lideres, a quien también se le conoce como El Chayo o El Más Loco. El Chayo tomó su inspiración de John Eldrege, un evangelista estadounidense, autor del bestseller "Wild At Heart".
Últimamente, una facción de La Familia ha estado firmando mensajes en los cuerpos descuartizados como La Resistencia. Un alto funcionario en la Embajada de EU en México, declaró que, "La Familia cada vez más parece un grupo insurgente que un cartel".
Finnegan entrevista, entre otros, a Fernando Gómez Mont. "Es lo mismo que pasó en la Unión Soviética –declaro el Secretario de Gobernación--, bajo el régimen autoritario, se administraban muchos intereses creados. El enorme brote de la violencia en México es resultado de la pérdida de control institucional por parte de los criminales. Tienen que arbitrar sus propias diferencias con sus adversarios". Gómez Mont atribuye la popularidad de La Familia al "síndrome de Estocolmo".
El autor sostiene que el Presidente Barack Obama está siguiendo la misma estrategia antidrogras hacia México de su antecesor. Justifica la frustración mexicana respecto a la "responsabilidad" de EU. Los mexicanos están convencidos que "nuestro apetito (de drogas), nuestra riqueza, nuestras leyes parecen conspirar para destruir a su país".
Si bien la DEA, la CIA, el FBI y la ATF no tienen poder de fuego en México y la "asistencia militar sigue siendo impensable", a medida que la crisis se agudiza, aumenta la presencia de las agencias de inteligencia y policiacas en México. Corrobora versiones periodísticas previas, desmentidas por el gobierno mexicano, de que agentes de inteligencia estadounidenses operan incrustados en unidades de la policía federal en Juárez.​

"El público mexicano no cree que el gobierno está ganando la guerra contra los carteles. Los narcos usan jets, helicópteros, lanchas rápidas y hasta submarinos. Su riqueza y poder de fuego reabasan los recursos del Estado".

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