necronomicon78
Bovino maduro
- Desde
- 20 Oct 2008
- Mensajes
- 105
- Tema Autor
- #1
Hola mi nombre es Paula y esta historia que les voy a contar sucedió en mi viaje de novios, algo impensable para mi ya que siempre he sido una persona muy tradicional en el tema del sexo. Antes de nada me describiré un poco, soy morena de pelo rizado, de pecho tengo una 90 pero muy bien puesta, pero sobre todo lo que más me dicen que destaca de mi es mi culo redondito y duro, y se que ha levantado mas de una pasión.
Bueno mi marido y yo nos casamos en Mayo el año pasado y nos fuimos de Luna de Miel a Guaymas Sonora de viaje de novios. Los dos primeros días nos dedicamos todo el día a estar en la piscina del hotel y a ir a la playa, y por la noche a estar en la discoteca hasta altas horas de la madrugada, para luego terminar cogiendo todas las noches como locos. El tercer día sin embargo fue distinto, ya que paseando por el hotel nos encontramos que hacían masajes en la zona deportiva que había a la salida del hotel. Yo no quería ir porque me daba mucho miedo que me hiciera un masaje una persona desconocida por mi, pero mi marido me convenció diciendome que él estaría presente, y que era una oportunidad única para que me hicieran un buen masaje.
Mi marido se paró en recepción y estuvo hablando con la recepcionista, nada más terminamos de hablar con ella nos dijo que entráramos en la habitación del fondo y me desnudara, quedándome tan solo con un pequeño tanga que te dan en la recepción, que el masajista llegaría enseguida. La verdad es que me encontraba nerviosa y excitada a la vez,estaba en una habitación acostada boca abajo prácticamente desnuda, con un simple tanga y una pequeña toalla a la altura de mi culo, con mi marido sentado en un sillón detrás mía y esperando que llegue un desconocido para hacerme un masaje.
De pronto se abrió la puerta y entró el masajista, me quedé de piedra, era un chico super atractivo, tenía la cabeza rapada, más o menos 1,80 de altura de puro músculo y al hablar era muy dulce, nos dijo que se llamaba Alejandro. Así pues se puso manos a la obra y comenzó a untarme aceite por los hombros hasta llegar al principio de la raja del culo, era de lo más relajante, sus manos se notaban muy fuertes, y se desplazaban por toda mi espalda de arriba a abajo, y la verdad es que la mezcla entre el aceite y lo bien que movía las manos me estaba quedando muy relajada, y ya me estaba quedando más tranquila.
Despues de estar un buen rato en mi espalda, comenzó con mis piernas y ahí ya cambió un poco el tema, me estaba untando aceite por las piernas parandose cuando notaba que llegaba a mi tanga, de vez en cuando notaba como me rozaba como sin querer y la verdad es que no sabía que hacer puesto que mi marido estaba al fondo de la habitación y parecía no darse cuenta o no importarle,lo cual me desconcertaba mas todavia. Seguía en mis piernas, ahora de atrás hacia adelante y a una altura que poco a poco iba rozándome más el tanga hasta que de pronto me quitó la toalla dejando mi culo desnudo ante sus ojos con un simple tanga, y yo en vez de intimidarme me excité aun más. Ya no simulaba, me estaba acariciando el culo, y yo no pude aguantar más y empecé a mover mi culo al ritmo de su masaje hasta que con uno de sus dedos empezó a tocar mi culo de arriba a abajo por dentro del tanga con lo que solté un gemido y ya estaba fuera de mi, era incapaz de resistirme y de pronto me acordé de mi marido, miré hacia él y asintió con la cabeza para que me dejara llevar.
Alejandro bajó mi tanga con lo que mi culo quedó totalmente a su disposición y seguía jugando con él excitándome como no me había sentido antes, con la otra mano estaba subiendo a mis pechos con lo que me levanté un poco para que pudiera tocármelos, lo hacía de forma fuerte , pellizcándome los pezones que los tenía duros de la excitación, cosa que me gustaba aun más, me encanta que me los pellizquen. Después me tomo con sus fuertes brazos y me puso boca arriba, masajeando bien mis pecho totalmene erectas, bajando despacio hasta llegar de nuevo a mi culo, pero esta vez lo hizo con la boca, empezó a comerme deliciosamente, introduciendo su lengua poco a poco, yo estaba llegando al climax, no iba a aguantar mucho para venirme, y más cuando miro hacia mi marido y estaba con los pantalones abajo masturbandose con el espectáculo que estaba viendo, eso me excitó más aun y me vine por primera vez, cerrando mis piernas todo lo que pude con mis fuerzas mientras Alejandro estaba disfrutando mi venida.
Senti venirme pero Alejandro sacó su cara de mi culo e introdujo un par de dedos lo que volvió a volverme loca hasta que sin esperarlo mi marido estaba a mi lado con su verga erecta ofreciéndomela para que se la chupara, cosa que ni dudé por la excitación que tenía, empecé a chuparla como si en ello me fuera la vida estaba riquísima. Mientras estaba chupándosela a mi marido, Alejandro empezó a desnudarse, y me quedé de piedra, no es que mi marido la tenga pequeña, unos 17cm, pero la de él se le notaba muy grande dentro de su boxer, por lo que dejé un momento la de mi marido para ponerme de rodillas, ante Alejandro y bajarle el boxer, dejando salir esa gran polla, debía tener unos 25 cm, era inmensa, no lo dudé, quería tenerla en la boca, y comencé a chuparla rápidamente, no me cabía en la boca y por mucho, yo estaba extasiada, no lo podía creer, tenía dos verga solo para mi y estaban deliciosas, me iba turnando en una y otra, jamás me hubiera imaginado hacer algo así.
Alejandro se retiró de mi diciendo que se iba a venir, y que me quería cojer, me acoste de nuevo y seguía chupándosela a mi marido, pero solo pensaba en esa enorme verga que me iban a meter, separó mis piernas y puso su verga en la entrada de mi vagina, tocándome con la punta, para lubricarla, pero no hacía falta, estaba muy mojada, así que sin mediar palabra, la introdujo de un solo golpe, pensé que me partía por la mitad, sentí una mezcla de dolor y placer inmensa, es más creo que tuve dos o tres orgasmos seguidos, fue indescriptible. Una vez vuelta a la normalidad comenzó a bombearme fuertemente, era increible, jamás había sentido algo así, los orgasmos se sucedían uno tras de otro, no podía parar de gemir y venirme, y mi marido de la misma excitación y la masturbada que se estaba haciendo ya que lo había dejado y me había centrado en Alejandro, también se vino, me la metió en la boca y me soltó una gran cantidad de semen, sabor que no me gusta pero en esa situación me lo tragué todo sin rechistar lo más mínimo y saboreándolo como nunca antes lo había hecho, lamiéndole la verga hasta que no quedó ni una gota de semen.
Ya solo me quedaba centrarme en Alejandro, que seguía con su bombeo, pero su ritmo se iba acelerando por lo que estaba próximo a venirse, al igual que yo por enésima vez, su cara comenzó a estremecerse y me dio un último empujón dejando salir toda la leche que tenía dentro, llenándome el culo de su semen, no había terminado de venirse y su leche se salía de mi culo, no cabía toda, me chorreaba por las piernas hacia abajo. Después de un momento de descansar sobre mi pecho, se levantó extasiado, y yo me quedé con las piernas abiertas e incapaz de cerrarlas, me temblaban. Me puso su enorme verga para que se la chupara y la limpiara sin dejar ni rastro de su venida. Después de esto se le bajó la erección y seguía siendo casi tan grande como la de mi marido, se vistió y se marchó con un simple adiós, y estuvimos cuatro días más allí pero no volvimos a encontrarlo, y pienso que mejor así pero siempre lo recordaré porque fue mi primer trio y el que más he disfrutado en toda mi vida y hoy en día todavia sigo masturbándome pensando en ese día.
Un saludo.
Paula.
Bueno mi marido y yo nos casamos en Mayo el año pasado y nos fuimos de Luna de Miel a Guaymas Sonora de viaje de novios. Los dos primeros días nos dedicamos todo el día a estar en la piscina del hotel y a ir a la playa, y por la noche a estar en la discoteca hasta altas horas de la madrugada, para luego terminar cogiendo todas las noches como locos. El tercer día sin embargo fue distinto, ya que paseando por el hotel nos encontramos que hacían masajes en la zona deportiva que había a la salida del hotel. Yo no quería ir porque me daba mucho miedo que me hiciera un masaje una persona desconocida por mi, pero mi marido me convenció diciendome que él estaría presente, y que era una oportunidad única para que me hicieran un buen masaje.
Mi marido se paró en recepción y estuvo hablando con la recepcionista, nada más terminamos de hablar con ella nos dijo que entráramos en la habitación del fondo y me desnudara, quedándome tan solo con un pequeño tanga que te dan en la recepción, que el masajista llegaría enseguida. La verdad es que me encontraba nerviosa y excitada a la vez,estaba en una habitación acostada boca abajo prácticamente desnuda, con un simple tanga y una pequeña toalla a la altura de mi culo, con mi marido sentado en un sillón detrás mía y esperando que llegue un desconocido para hacerme un masaje.
De pronto se abrió la puerta y entró el masajista, me quedé de piedra, era un chico super atractivo, tenía la cabeza rapada, más o menos 1,80 de altura de puro músculo y al hablar era muy dulce, nos dijo que se llamaba Alejandro. Así pues se puso manos a la obra y comenzó a untarme aceite por los hombros hasta llegar al principio de la raja del culo, era de lo más relajante, sus manos se notaban muy fuertes, y se desplazaban por toda mi espalda de arriba a abajo, y la verdad es que la mezcla entre el aceite y lo bien que movía las manos me estaba quedando muy relajada, y ya me estaba quedando más tranquila.
Despues de estar un buen rato en mi espalda, comenzó con mis piernas y ahí ya cambió un poco el tema, me estaba untando aceite por las piernas parandose cuando notaba que llegaba a mi tanga, de vez en cuando notaba como me rozaba como sin querer y la verdad es que no sabía que hacer puesto que mi marido estaba al fondo de la habitación y parecía no darse cuenta o no importarle,lo cual me desconcertaba mas todavia. Seguía en mis piernas, ahora de atrás hacia adelante y a una altura que poco a poco iba rozándome más el tanga hasta que de pronto me quitó la toalla dejando mi culo desnudo ante sus ojos con un simple tanga, y yo en vez de intimidarme me excité aun más. Ya no simulaba, me estaba acariciando el culo, y yo no pude aguantar más y empecé a mover mi culo al ritmo de su masaje hasta que con uno de sus dedos empezó a tocar mi culo de arriba a abajo por dentro del tanga con lo que solté un gemido y ya estaba fuera de mi, era incapaz de resistirme y de pronto me acordé de mi marido, miré hacia él y asintió con la cabeza para que me dejara llevar.
Alejandro bajó mi tanga con lo que mi culo quedó totalmente a su disposición y seguía jugando con él excitándome como no me había sentido antes, con la otra mano estaba subiendo a mis pechos con lo que me levanté un poco para que pudiera tocármelos, lo hacía de forma fuerte , pellizcándome los pezones que los tenía duros de la excitación, cosa que me gustaba aun más, me encanta que me los pellizquen. Después me tomo con sus fuertes brazos y me puso boca arriba, masajeando bien mis pecho totalmene erectas, bajando despacio hasta llegar de nuevo a mi culo, pero esta vez lo hizo con la boca, empezó a comerme deliciosamente, introduciendo su lengua poco a poco, yo estaba llegando al climax, no iba a aguantar mucho para venirme, y más cuando miro hacia mi marido y estaba con los pantalones abajo masturbandose con el espectáculo que estaba viendo, eso me excitó más aun y me vine por primera vez, cerrando mis piernas todo lo que pude con mis fuerzas mientras Alejandro estaba disfrutando mi venida.
Senti venirme pero Alejandro sacó su cara de mi culo e introdujo un par de dedos lo que volvió a volverme loca hasta que sin esperarlo mi marido estaba a mi lado con su verga erecta ofreciéndomela para que se la chupara, cosa que ni dudé por la excitación que tenía, empecé a chuparla como si en ello me fuera la vida estaba riquísima. Mientras estaba chupándosela a mi marido, Alejandro empezó a desnudarse, y me quedé de piedra, no es que mi marido la tenga pequeña, unos 17cm, pero la de él se le notaba muy grande dentro de su boxer, por lo que dejé un momento la de mi marido para ponerme de rodillas, ante Alejandro y bajarle el boxer, dejando salir esa gran polla, debía tener unos 25 cm, era inmensa, no lo dudé, quería tenerla en la boca, y comencé a chuparla rápidamente, no me cabía en la boca y por mucho, yo estaba extasiada, no lo podía creer, tenía dos verga solo para mi y estaban deliciosas, me iba turnando en una y otra, jamás me hubiera imaginado hacer algo así.
Alejandro se retiró de mi diciendo que se iba a venir, y que me quería cojer, me acoste de nuevo y seguía chupándosela a mi marido, pero solo pensaba en esa enorme verga que me iban a meter, separó mis piernas y puso su verga en la entrada de mi vagina, tocándome con la punta, para lubricarla, pero no hacía falta, estaba muy mojada, así que sin mediar palabra, la introdujo de un solo golpe, pensé que me partía por la mitad, sentí una mezcla de dolor y placer inmensa, es más creo que tuve dos o tres orgasmos seguidos, fue indescriptible. Una vez vuelta a la normalidad comenzó a bombearme fuertemente, era increible, jamás había sentido algo así, los orgasmos se sucedían uno tras de otro, no podía parar de gemir y venirme, y mi marido de la misma excitación y la masturbada que se estaba haciendo ya que lo había dejado y me había centrado en Alejandro, también se vino, me la metió en la boca y me soltó una gran cantidad de semen, sabor que no me gusta pero en esa situación me lo tragué todo sin rechistar lo más mínimo y saboreándolo como nunca antes lo había hecho, lamiéndole la verga hasta que no quedó ni una gota de semen.
Ya solo me quedaba centrarme en Alejandro, que seguía con su bombeo, pero su ritmo se iba acelerando por lo que estaba próximo a venirse, al igual que yo por enésima vez, su cara comenzó a estremecerse y me dio un último empujón dejando salir toda la leche que tenía dentro, llenándome el culo de su semen, no había terminado de venirse y su leche se salía de mi culo, no cabía toda, me chorreaba por las piernas hacia abajo. Después de un momento de descansar sobre mi pecho, se levantó extasiado, y yo me quedé con las piernas abiertas e incapaz de cerrarlas, me temblaban. Me puso su enorme verga para que se la chupara y la limpiara sin dejar ni rastro de su venida. Después de esto se le bajó la erección y seguía siendo casi tan grande como la de mi marido, se vistió y se marchó con un simple adiós, y estuvimos cuatro días más allí pero no volvimos a encontrarlo, y pienso que mejor así pero siempre lo recordaré porque fue mi primer trio y el que más he disfrutado en toda mi vida y hoy en día todavia sigo masturbándome pensando en ese día.
Un saludo.
Paula.