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Bovino de la familia
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Rick Newman
Finanzas Internacional
21 de agosto de 2018
El agricultor de maíz y soja, William Hejl, revisa uno de sus campos de soja en Amenia, Dakota del Norte, Estados Unidos, el 6 de julio de 2018. REUTERS/Dan Koeck
Las nuevas cifras comerciales demuestran que algunos elementos de la guerra comercial del presidente Trump son contraproducentes.
Los precios de las exportaciones agrícolas cayeron un 5,3% en julio, la mayor caída desde 2011. El precio de la soja cayó un 14,1%, lo que representa la mayor parte de la cifra total. También hubo pequeñas disminuciones en el precio de las exportaciones de maíz, trigo, frutas y nueces. Los precios globales de la exportación cayeron un 0,5%, la mayor caída en más de un año, y la agricultura ha sido la causante de gran parte de ese declive.
A partir del 6 de julio, China impuso aranceles del 25% sobre una gran variedad de productos agrícolas estadounidenses, incluyendo la soja, el maíz, las aves de corral y la carne de cerdo. Los aranceles son un impuesto que aumenta automáticamente el costo del producto, por lo que ahora 100 dólares de soja costarían con el arancel de China del 25% unos 125 dólares. Los aranceles han hecho que algunos compradores en China cancelen sus pedidos de productos agrícolas estadounidenses y busquen productos más baratos que no están sujetos a los nuevos aranceles en otras naciones. La disminución de la demanda hace bajar los precios y disminuye los ingresos de los agricultores.
Por supuesto, Trump ha afirmado que “las guerras comerciales son positivas y fáciles de ganar”. Sin embargo, nadie está ganando, al menos por el momento. Hay evidencia de que las guerras comerciales del presidente le están quitando el sueño a los líderes chinos y afectando el crecimiento económico en China. Pero lo mismo está sucediendo en Estados Unidos. En total, Trump ha impuesto este año nuevos aranceles sobre importaciones valoradas en aproximadamente 107.000 millones de dólares. Los socios comerciales han tomado represalias con aranceles sobre las exportaciones estadounidenses valorados en unos 74.000 millones de dólares. Y Trump ha prometido subir la apuesta, incluso ha amenazado con imponer aranceles a otras importaciones por valor de 608 mil millones de dólares. Siendo así, es probable que otros países tomen represalias.
Los economistas no creen que la guerra comercial del presidente sea lo suficientemente grave como para causar un daño irreversible a la economía estadounidense en general. Sin embargo, las cifras de exportación respaldan informes anecdóticos sobre la dificultad económica que están soportando los agricultores y determinadas empresas que sufrieron directamente los efectos de los aranceles. Dentro de esas víctimas se incluyen los agricultores de soja, productores de leche, pescadores y el mayor productor de clavos del país. Trump también está enfrentándose con el fabricante de motocicletas Harley-Davidson, instando a los motociclistas a boicotear a la empresa por su idea de trasladar la producción al exterior para evitar la guerra comercial del presidente.
“La ayuda comercial no les compensará”
Trump ha prometido 12.000 millones de dólares de ayuda para los agricultores que pierdan sus negocios en el extranjero. Sin embargo, la administración todavía no ha explicado quienes serán los beneficiados y qué tipo de ayuda recibirán, de manera que a los agricultores les preocupan las interrupciones a largo plazo de sus importantes relaciones comerciales. “Los agricultores reciben con agrado la ayuda, pero preferirían mucho más los mercados originales para vender sus productos”, dijo Michael Nepveux, economista de la Oficina Agrícola, la asociación comercial de agricultores y ganaderos. “La ayuda comercial no les compensará”.
Es probable que parte de la caída de los precios agrícolas, y de la soja en particular, se deba a los cultivos que se han prohibido este año y al aumento de la oferta. “Esperamos tener una gran cosecha de soja este año”, dijo Nepveux, pero la caída de los precios está “obviamente relacionada con los aranceles de China”. El impacto se conocerá a inicios de septiembre, cuando la Oficina del Censo publique el valor en dólares de las importaciones y exportaciones para julio. “Probablemente veremos una caída en los volúmenes de soja”, predijo Nepveux.
El presidente estadounidense Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping, a la derecha, reunidos en el marco de la Cumbre del G20 en Hamburgo, Alemania, el 8 de julio de 2017. REUTERS/Saul Loeb, Pool
Más allá del impacto inmediato sobre sus finanzas, a los agricultores les preocupa que la prolongación de la guerra comercial pueda atraer a los productores de otras naciones a mercados como la soja, donde Estados Unidos es actualmente el principal proveedor mundial. Ahora mismo, por ejemplo, China está comprando más soja de Brasil y Argentina en lugar de los productos estadounidenses y está intentando desarrollar aún más su propia industria local. También existe la preocupación de que los agricultores de algunas naciones de Asia Central pasen del trigo a la soja para aprovechar la nueva vulnerabilidad de los agricultores estadounidenses.
El problema se agudizará a finales de año, cuando los agricultores se deshagan del resto de la cosecha del año pasado, cultiven la cosecha de este año y comiencen a trabajar con los banqueros para financiar la actividad del año próximo, lo que será difícil si persisten las barreras a los grandes mercados extranjeros. Trump tiene un incentivo para resolver sus diferencias comerciales antes del día de las elecciones en noviembre pues el daño que han causado los aranceles podría volver a los votantes contra los republicanos en las urnas. Sin embargo, la administración Trump ni siquiera parece estar negociando con China, lo que sugiere que se avecinan aún más problemas.
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¡Oh caray! Ustedes digan que todo es color de rosa, porque Trump lo manda, ¡y ya! “Las guerras comerciales son positivas y fáciles de ganar”. El resto... ¡SOLO SON FAKE NEWS! El mundo... según el Trompudo.