gyaluffy
Bovino maduro
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- 23 Ene 2009
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Bueno Bakunos, tras mucho tiempo he escrito está historia, espero les guste y si es asi, comenten
Quien no recuerda su infancia, no me refiero a lo que comías o hacías, más bien a tus sueños y aun… tus pesadillas
De niño solíamos tenerle miedo a la oscuridad misma, el hecho de saber que aquellos lugares que te parecían seguros durante el día se vieran tan aterradores de noche, te generaba un escalofrío por la espalda.
Cuando yo era niño, mi caso no era diferente, bueno si, mi padre era el único que me cuidaba pues mi madre había muerto al dar a luz. Mi papá siempre supo cómo cuidarme y siempre estuvo ahí para mí, cada noche yo lo hacía sufrir por aquel suplicio que era hacerme dormir.
Siempre se sentaba al lado de mi en mi cama, me leía un libro y me decía: “recuerda hijo, no hay nada bajo tu cama ni en tu armario”. Esas simples palabras me hacían calmarme y dormir tranquilamente, al menos hasta aquel día… cuando el desapareció.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer…
Ese día como cualquier otro mi papá fue por mí a la escuela, paso en su auto como siempre y me pregunto qué quería para la cena. Le dije que hamburguesas.
Fuimos al supermercado a comprar las cosas, mi papá no era de comprar cosas hechas así que una visita a un restaurant era impensada.
Al salir charlaba con mi padre acerca de las cosas de la escuela y sin darnos cuenta la noche cayó. Seguíamos avanzando camino a casa cuando algo extraño sucedió. Una figura de lo que parecía una mujer se atravesó en el camino del auto. Papá dio el volantazo para no atropellar a aquella persona, pero al frenar y bajarse del auto, no vio a nadie, pero vio algo que no quiso decirme.
Esa noche fue una de las más duras, papá no se veía muy bien durante la cena. Su expresión era vacía y perdida.
Sin embargo, las cosas transcurrieron con normalidad, se sentó en la cama y leyó una historia que no conocía, sobre un niño que se quedaba solo pero al final regresaba con sus papás y vivía feliz para siempre, aunque al terminar pude ver como papá tenia lágrimas en los ojos, aun si trataba de ocultármelo.
No pude dormir… papá olvidó algo importante… aquellas palabras de alivio… sin ellas no podía dormir. Fue en ese entonces que me percaté aún más de los miedos de un niño, el sonido del viento que golpea en tu ventana, las siluetas oscuras que pasan igualmente por ella y los sonidos que vienen del armario… todo estaba ahí.
Claramente escuché una voz que me llamaba. Al salir a ver, una mancha de sangre recorría todo el pasillo y llegaba hasta la habitación de papá.
Una nota tirada en el suelo decía: “Estaremos juntos amor, voy por ti”
Ahí me quedé por mucho tiempo, lagrimas salían de mis ojos pero no recuerdo mi llanto.
Los policías jamás supieron que pasó y tampoco encontraron el cadáver si es que había uno.
A todo esto, se preguntarán porque les cuento esto…
Bien, ahora soy mayor, tengo veinticuatro años y… los ruidos han vuelto… he encontrado una nota en mi cama que dice: “Estaremos juntos hijo, voy por ti”.
Saludos
Quien no recuerda su infancia, no me refiero a lo que comías o hacías, más bien a tus sueños y aun… tus pesadillas
De niño solíamos tenerle miedo a la oscuridad misma, el hecho de saber que aquellos lugares que te parecían seguros durante el día se vieran tan aterradores de noche, te generaba un escalofrío por la espalda.
Cuando yo era niño, mi caso no era diferente, bueno si, mi padre era el único que me cuidaba pues mi madre había muerto al dar a luz. Mi papá siempre supo cómo cuidarme y siempre estuvo ahí para mí, cada noche yo lo hacía sufrir por aquel suplicio que era hacerme dormir.
Siempre se sentaba al lado de mi en mi cama, me leía un libro y me decía: “recuerda hijo, no hay nada bajo tu cama ni en tu armario”. Esas simples palabras me hacían calmarme y dormir tranquilamente, al menos hasta aquel día… cuando el desapareció.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer…
Ese día como cualquier otro mi papá fue por mí a la escuela, paso en su auto como siempre y me pregunto qué quería para la cena. Le dije que hamburguesas.
Fuimos al supermercado a comprar las cosas, mi papá no era de comprar cosas hechas así que una visita a un restaurant era impensada.
Al salir charlaba con mi padre acerca de las cosas de la escuela y sin darnos cuenta la noche cayó. Seguíamos avanzando camino a casa cuando algo extraño sucedió. Una figura de lo que parecía una mujer se atravesó en el camino del auto. Papá dio el volantazo para no atropellar a aquella persona, pero al frenar y bajarse del auto, no vio a nadie, pero vio algo que no quiso decirme.
Esa noche fue una de las más duras, papá no se veía muy bien durante la cena. Su expresión era vacía y perdida.
Sin embargo, las cosas transcurrieron con normalidad, se sentó en la cama y leyó una historia que no conocía, sobre un niño que se quedaba solo pero al final regresaba con sus papás y vivía feliz para siempre, aunque al terminar pude ver como papá tenia lágrimas en los ojos, aun si trataba de ocultármelo.
No pude dormir… papá olvidó algo importante… aquellas palabras de alivio… sin ellas no podía dormir. Fue en ese entonces que me percaté aún más de los miedos de un niño, el sonido del viento que golpea en tu ventana, las siluetas oscuras que pasan igualmente por ella y los sonidos que vienen del armario… todo estaba ahí.
Claramente escuché una voz que me llamaba. Al salir a ver, una mancha de sangre recorría todo el pasillo y llegaba hasta la habitación de papá.
Una nota tirada en el suelo decía: “Estaremos juntos amor, voy por ti”
Ahí me quedé por mucho tiempo, lagrimas salían de mis ojos pero no recuerdo mi llanto.
Los policías jamás supieron que pasó y tampoco encontraron el cadáver si es que había uno.
A todo esto, se preguntarán porque les cuento esto…
Bien, ahora soy mayor, tengo veinticuatro años y… los ruidos han vuelto… he encontrado una nota en mi cama que dice: “Estaremos juntos hijo, voy por ti”.
Saludos