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Lía y su mamá me convencen de no reprobarla II

Maggabit91

Becerro
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16 Dic 2019
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Ahí tenía a Lía, dispuesta a hacer lo que yo quisiera con tal de aprobar mis materias, sin imaginarse que un día antes su mamá ya había pagado por eso. Sin embargo traté de hacerme el difícil para picarla.

- No lo sé, eres una niña aún y a mí me gustan las mujeres de verdad. Por ejemplo, hace unos días que tu mamá vino por ti la vi. Está buenísima ojalá estuvieras como ella.

No pudo ocultar su cara de molestia por mi comentario, yo estaba muy divertido y excitado.

- Es una puta. Le es infiel a mi papá, la odio por eso.

Me saqué un poco de onda, ¿Habría visto las fotos y sabría todo? ¿Se imaginaría que fui yo quien la amarró?

- Vaya vaya, la mamá y la hija son igual de putas. ¿Cómo lo sabes?

  • Hace como un mes vi unas conversaciones de su celular y empecé a sospechar y buscando en su celular y en su laptop vi unas fotos y vídeos. Es un instructor de su gimnasio. No sé porque le hace esto a mi papá, él la ama, tal vez no es el más guapo ni el de mejor cuerpo pero la ama. La odio.
  • Que buena historia, me burlé. ¿Sabes perfectamente lo que quiero de ti por tus calificaciones, ¿Verdad? Te voy a coger por todos lados.
  • No, nunca lo he hecho por atrás, tengo miedo, no quiero hacerlo por ahí.

Pensé un poco en las posibilidades y le solté la propuesta.

- Aquí mando yo o no pasas y dije por todos lados. Aunque pensándolo bien preferiría ver a tu madre que a ti. Si me traes esas fotos y esos videos no te romperé el culo. Tú elige, los vídeos o compra un buen lubricante.

Me encantaba la situación, tenía una cara que no sé describir, asustada, ya no era la niña inalcanzable que caminaba por la escuela.

  • Pero no creo tenerlos mañana y es mi examen.
  • Lo harás, intentarás resolver lo que puedas, incluso déjalo en blanco y espera un rato para que nadie sospeché. Yo entrego calificaciones de tus dos materias hasta la otra semana. Tienes una semana para decidir. Ahora vete, te veo mañana en el examen y el lunes me dirás qué decidiste.

Pasó el primer examen, Lía no puso ni su nombre. El viernes hizo el segundo con otros compañeros de su salón, eso me dio otra idea. A uno de sus compañeros lo mandé llamar a mi cubículo al final de sus clases.

Llegó sin saber a qué iba.

  • ¿Cómo crees que te fue en tu examen, Marco?
  • No lo sé, creo mal, pero espero aunque sea sacar 6 para no perder un año.
  • Sacaste 4, reprobaste pero te daré una oportunidad única. Por ahí escuché que existen unas fotos y unos videos de tu compañera Lía. Si me los traes pasas mi materia. Entre más y mejor material me traigas mejor calificación tienes. Obviamente si alguien se entera yo negaré todo y estás reprobado.

Su cara se iluminó, dijo que tenía unos y que conseguiría los otros. El lunes lo vería temprano.

El fin de semana pasó sin nada interesante. El lunes en la escuela primero recibí a Marco. 6 videos y unas 20 fotos. Sacó 9 y pasó. 4 de los vídeos eran en la escuela y 2 parecía un hotel. La mayoría de las fotos ella se las había tomado supongo en su casa.

Al final del día Lía acudió a mi cubículo, tenía una actitud medio retadora lo que me intrigó un poco.

- Traje unos videos y unas fotos pero son varias. Te las daré hasta que vea mis materias pasadas y quiero saber qué harás con lo que te dé.

Tenía una erección tremenda. Sonreí y le pregunté qué quería que hiciera con ellas.

- Quiero que le lleguen a mi papá, pero es mi mamá, no soy capaz de enviarlas yo.

Vaya vaya, la niña en verdad está enojada. Está bien, mañana después de clases te veré, iremos a un hotel, te daré la cogida de tu vida, ahí mismo subiré al sistema tus calificaciones y me darás todo el material, yo me encargaré del resto.

Ese mismo lunes le mandé un Whats a su mamá de Lía. “Putita ¿No piensas pagar la calificación de Química de tu hija? Está a punto de reprobar”. No tardó ni 2 minutos en contestarme “El miércoles a las 6, del trabajo me paso a donde tú me digas”. La situación me divertía mucho solo por llevarle la contraria le cambié el día “No, viernes después de tu trabajo” y solo me contestó “Ok, tú me dices donde”.

Elegí una de las fotos que me habían dado de Lía. Ella misma se la había tomado en lo que parecía su cuarto, frente a un espejo estaba hinchada de espaldas, traía la camisa de la escuela puesta pero abajo solo una pequeña tanga por lo que se veían sus hermosas nalgas recargadas en sus talones. Decidí enviársela a su mamá y le puse. “Mañana quiero que te metas al cuarto de tu hija y te tomes una foto igualita a esta”.

Casi luego luego de que recibió la foto me marcó a mi celular. ¿Por qué tienes esa foto de mi hija? Por favor no hagas nada con esas fotos, con mi hija no, yo haré todo lo que quieras, te daré todo el placer que quieras pero con mi hija no hagas nada. No la toques, yo haré por ella lo que tú me pidas.

Fue una llamada divertida donde acordamos que no tocaría a su hija aunque al otro día obviamente la haría mía. Tenía a la madre y a la hija para lo que yo quisiera.

El martes después de clases le expliqué a Lía que se iría al hotel a unas cuadras de la escuela y que ya había una habitación reservada. Entró sin problemas y minutos después llegué yo para que nadie nos viera juntos.
 
Llegué y ahí estaba esperándome, con su uniforme de la escuela. Era muy parecida a su mamá del rostro, aunque no tenía las formas de su madre se veía muy antojable vestida asi. Se veía nerviosa, conmigo no tenía esa actitud de superioridad que mostraba en la escuela.

Me acerqué a ella y la besé, respondió tímidamente, había cierto miedo en ella. Fue una sesión larga de besos que fueron subiendo cada vez más de intensidad. Lía ya estaba muy prendida y yo ya había manoseado todo su cuerpo por encima de la ropa. La giré y la aventé a la cama, cayó boca arriba y de inmediato me subí en ella. Volví a besarla en la boca y fui bajando por su cuello y su pecho mientras iba desabrochando los botones del uniforme. Tenía los ojos cerrados, estaba muy excitada, su respiración era muy agitada y daba pequeños gemiditos.

Le quité la camisa y prácticamente le arranqué el bra. Unos pequeños pechos juveniles salieron a la luz. Me dediqué a consentirlos, los lamí a placer, les di algunas mordiditas, besé su abdomen hasta que llegué a su falda. La desabroché y se la fui bajando. A pesar de lo corta de su falda traía una tanga azul, estaba completamente húmeda.

La besé y la acaricié por encima de la tela. La hice a un lado y comencé a besar esa deseada zona, con mi lengua masajeaba su clítoris mientras la penetraba primero con uno y después con dos dedos. Los pequeños gemidos ya eran gritos de placer. Giraba la cara y se mordía el hombro para no gritar. Me agarró la cabeza para que no me despegara y yo decidí consentirla más hasta que explotó, todo su cuerpo tembló y su grito y sus jugos me avisaron que se había venido.

Ahora quería venirme yo rápido para recuperarme y hacerlo más veces así que la levanté y le ordené que se hinchara en el suelo. Yo me senté en la cama frente a un espejo por lo que veía su espalda con una tanga a través de este. Como desesperada desabrochó mi pantalón, saqué mi celular y me levanté un poco para que lo jalara junto a mi bóxer. Comenzó lamiéndome como si fuera una paleta. Tomé mi celular de la cama y abrí la cámara. “Que nadie vea ese vídeo”, dijo. “Tranquila putita, es para mí”.

A pesar de su corta edad era buena. Subía y bajaba a buena velocidad ayudándose con sus manos. Incluso casi le cabía todo en la boca. Lo podía meter más que su mamá. Yo la dejé hacer, ya quería venirme y así se lo anuncié. Me paré y cuando sentí que explotaría lo saqué de su boca. Le llené toda la cara, el cabello y parte del pecho. Ella estaba encantada, no tenía ningún asco.

Se fue a lavar la cara mientras yo saqué mi laptop. Cuando regresó ya tenía abiertas mis listas, le mostré que tendría 9 en física y 10 en química y ella sacó una memoria con las cosas de su mamá. Las pasé a mi lap.

  • ¿Estás segura que quieres que las vea tu papá?
  • Sí, él no se merece esto.

Había muchas fotos. Lía me explico que algunas selfies eran en su cuarto y en la regadera de su baño. Había otras en el vestidor de su gimnasio y otras en lo que parecía un hotel. Los vídeos eran en los mismos lugares y con dos hombres diferentes.

La sola idea de lo que podía hacer con esto ya me tenía a mil de nuevo. Volví a hincar a Lía en el suelo para que me consintiera con su boca hasta que estuve completamente firme.

Me puse un condón y la acosté en la cama boca arriba. No costó mucho trabajo entrar, Lía estaba empapada y eso sirvió como un buen lubricante. Comencé lento. Ella solo decía “despacito” “Está muy grande”. Poco a poco su dolor fue desapareciendo y ella misma comenzó a moverse por lo que yo también subí la intensidad. Callaba sus gritos besándola y cambiaba los ritmos de muy rápido a muy lento pero muy salvaje.

La arrimé a la orilla de la cama y subí sus piernas a mis hombros. La tenía prácticamente doblada a la mitad, con sus rodillas en sus hombros dándole lo más duro que podía. Ella no dejaba de gritar “Así, así” “Duro, duro, duro”.

Estábamos completamente sudados. Decidí descansar un poco acostándome en la cama y ella me montó dándome la espalda. Se movía muy rápido hacia adelante y hacia atrás. Yo la grababa y ya ni me decía nada. Cambió sus piernas para adelante quedando casi en cunclillas y ahora sus movimientos eran para arriba y para abajo.

En el vídeo se veía espectacular, la redondez de sus nalgas y su cinturita contrastaban y se veía buenísima.

Ya que retomé fuerzas, la puse en cuatro, recordé que a su mamá la había tenido exactamente igual. La penetré salvajemente. Le jalé el cabello para darle más duro. Ella estaba fascinada, se movía al ritmo de mis embestidas y gemía de placer. Le di una nalgada muy fuerte. Gritó de dolor pero no dijo nada más. Otra nalgada y otra. Ya tenía las dos nalgas rojas, por ser tan blanca se le notaba más.

Le solté el cabello y estiró sus brazos para poner su cara en la cama. La vista de esas nalgas era insuperable. Por lo duro que le daba terminamos acostados boca abajo, seguí dándole así y sabía que estaba cerca de venirme.

La levanté y me senté en el sillón que había, de inmediato se me montó de frente, nos besamos mientras ella se movía para adelante y para atrás. Ya quería venirme así que la hinqué en el suelo y me descargué en su boca. Todavía me lo enseñó y se lo trago.

Se quedó acostada en la alfombra. “Estoy muerta”, me dijo, “Nunca me habían cogido así”.
 
Se bañó, no dijimos mucho, le dije que me encargaría de lo de su papá. Cambiamos números, la acerqué a su casa y la dejé a unas cuadras. Se despidió de mí con un beso y un último manoseo. “Me encantó lo de hoy, nadie me había cogido así”.

Ese mismo martes recibí la foto de su mamá. En efecto era el mismo cuarto, así que Lía sí se tomaba fotos en su cuarto. Era idéntica la foto pero su mamá tenía mucho más nalgas. Solo le contesté citándola el viernes en el mismo hotel donde le había dado a Lía.

Revisé los vídeos que me habían pasado de ella. Hacía de todo tanto en su gimnasio como en su casa. Sería una buena actriz porno. Obviamente no pensaba mandarle nada a nadie, esos videos podría usarlos para conseguir más cosas de ella, así que pensé en proponerle a Lía un trato. Haríamos sufrir a su mamá para compensar lo que le hacía a su papá.
 
Muy buen relato. Se apresuró un poco al final, sin embargo, contiene la esencia de una buena historia.
 
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