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Las últimas horas del semental Fernando

tiburonxx

Bovino de la familia
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6 Nov 2005
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Irene Selser
Milenio Diario

http://impreso.milenio.com/node/8564303

sus 39 años, Damiana Morán Amarillo, la tercera mujer en asegurar, en un lapso de sólo diez días —del 13 al 22 de abril— que tiene un hijo del presidente paraguayo Fernando Lugo (Juan Pablo, 16 meses), puede ser quien termine de hundir en los abismos de una paternidad prohibida, ventajosa, indiscriminada y poligámica al ex obispo católico de 58 años. Esto, pese a haber afirmado en su primera entrevista, concedida al diario ABC de Asunción, que, a diferencia de “las otras” (Benigna Leguizamón, 27 años, madre de Lucas Fernando, de 6, y Viviana Carrillo, 26, madre de Guillermo Armindo, 2), lo suyo con Lugo ha sido “desde hace cinco años una relación impulsada por un gran amor, de una entrega total”. Damiana, ex coordinadora de la Pastoral Social de la diócesis de San Lorenzo, insistió la víspera en el carácter “desinteresado” y “compartido” de su amor con Lugo, sin reparar —o quién sabe— que con sus palabras confirmaba los romances múltiples y simultáneos sostenidos por el hoy demandado cuando aún era responsable de la paupérrima diócesis de San Pedro (400 km al norte de Asunción), en la cual estuvo hasta el 11 de enero de 2005, si bien siguió con el hábito hasta el 18 de diciembre de 2007, cuando renunció para postularse a la presidencia a nombre de un abanico de fuerzas de centro-izquierda.
“No existen instituciones corruptas sino funcionarios que se corrompen”, había afirmado sugestivamente ocho meses atrás el flamante presidente en la jura del cargo, tras comprometerse a ser un devoto defensor de “la transparencia” y del acceso de la opinión pública “a los expedientes judiciales”. Dos ofertas escupidas hacia arriba por Lugo, que el Cielo se encarga hoy de devolverle.
Las revelaciones sobre hijos ya reconocidos o todavía presuntos han puesto en jaque al gobierno de Lugo, cuando su vicepresidente Federico Franco busca perfilarse como el relevo natural ante la imagen seriamente deteriorada del mandatario, que se encumbró en la política con las mejores cartas como teólogo de la liberación, “inmerso en los problemas de la gente, en especial de los más pobres”, repetía. “No necesito subir al escenario. Aquí está el verdadero pueblo”, dijo el vicepresidente, a modo de reto, mezclado con un sector de la multitud, que gritó estribillos tales como “Federico, presidente” en un acto el lunes 20 de abril, cuando estalló el escándalo por la segunda denuncia de paternidad, el mismo día en que Lugo se aprestaba a celebrar en un mitin político el primer aniversario de su victoria en los comicios presidenciales de 2008.
Pero al dramatismo de los planteos de la oposición de un eventual juicio político y del pedido de perdón de la Conferencia Episcopal Paraguaya por los “pecados” cometidos por sus integrantes, se agregó una gran cuota de humor y chanza, característica de esa sociedad de poco más de 6 millones de habitantes.
“Yo también quiero ser obispo, dónde me inscribo”, se señaló en programas humorísticos, que calificaron al presidente de “semental de la patria”. Y grupos musicales no tardaron en satirizar la situación en canciones, entonadas hasta por niños que señalan “Lugo no usa condón, aunque tenga un buen corazón”, en alusión a su lema electoral: “Lugo tiene corazón”.
La cumbia del ahora apodado Lugaucho, escrita por el grupo autóctono Los Ángeles al presidente a quien “cada día le nace un nuevo bebé”, es ya un hit guaraní en YouTube:
Se cambió mi país o mejor se cambió de pañales/cada cosa que sucede, apareció un mitâ’i (niño)/ por eso todos los perros, dijo un parlamentario/, pensarán más de tres veces para mandar a sus mujeres al confesionario.
Lugaucho tiene corazón, pero no usó el condón/ Lugaucho tiene corazón y así el cambio nos llegó.

Más allá de los mea culpa o las revisiones que haga la Iglesia católica sobre lo que ocurre debajo de las sotanas —que, como las carpas de circo pareciera que sirven para taparlo todo—, hay un elemento en la cultura de Paraguay que puede servir para comprender —aunque de ninguna manera justificar— el tendal de hijos y de madres dejado por el ex obispo Lugo. Nos referimos a la poligamia como parte de la idiosincracia de los aborígenes guaraníes, extendida luego a los conquistadores .
Antes de la conquista, un ruvichi o cacique podía ser polígamo, con lo cual se aseguraba la ayuda de otros caciques, para prestarse “brazos” de los tovayas o parientes de la esposa, pudiendo solicitar ayuda para la guerra, el cultivo o para las buenas relaciones con las comunidades vecinas. Según el libro La familia en Iberoamérica 1550-1980 (Pablo Rodríguez, Universidad Externado de Colombia, 2004), esta forma de relación y convivencia se trasladó a la conquista. Al constatar la superioridad del invasor español, los caciques pidieron protección para sus tierras a cambio a sus mujeres, un nuevo vínculo surgido de la mixtura y conocido como “cuñados”, en la misma lógica de “una cosa por otra”: intercambio de servicios, no exento de explotación y disfrute.
A riesgo de equivocarnos, no otra cosa parecen decir Benigna Leguizamón y Viviana Carrillo, cuando describen cómo se relacionaron con el obispo: “Fui a pedirle apoyo para conseguir que el padre de mi primera nena, un anestesista del hospital de San Pedro, me prestara asistencia, porque se negaba. Monseñor me apoyó pero se aprovechó de mi necesidad y me indujo a tener relaciones. Se aprovechó de mí teniendo un hijo en brazos. Al año quedé embarazada de él” (Benigna).
Y Viviana: “Fui seducida con bellas palabras cuando tenía apenas 16 años, cuando coincidimos en la vivienda de mi madrina Edyth Lombardo de Vega, donde Fernando Lugo se quedaba a dormir. Yo me encargaba de servir al obispo durante el hospedaje, y un día, antes de retirarme de su habitación, le preguntó: “¿Necesita algo más, monseñor?”, y él le respondió: “A vos”.



No tienen perdón de las Once Mil Vírgenes, me caegulp!
 
muy buena nota compañero, de verdad que ya no hay moral...
Lo que no entendi fue el parrafo donde parece justificar lo que hizo este señor.
 
He aqui la cumbre de la insanidad de los pastores de este rebaño carcomido en siglos de dogmas contradicctoios y antinaturales que....blablablabla
En serio, que vergüenza la de este mal sacerdote que pone en muy mal estado la poca buena imagen que le quedaba al clero en Latinoamerica, ya no se puede confiar ni en ellos
Segun lo que he escuchado pueden ser hasta 9 hijos no reconocidos
 
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