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LAS PUTERIAS DE MATILDE (3)

galapagoz

Bovino adicto
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21 Jul 2008
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esta es la tercera parte de este relatos INCISTO ES DE LA RED cuando tenga las demas aprtes se las comparto

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LAS PUTERIAS DE MATILDE (3)
Hola a todos, me siguen llegando muchos correos para comentarme sobre mis relatos, y aunque hay algunos en donde me dicen que no les gustan porque soy muy mal hablada o porque dicen que no sé escribir, debo aclarar en primer lugar que esa es la forma de hablar de la gente común y corriente como yo y no he tratado de fingir nada sino de transcribir las cosas como pasaron, y respecto a lo segundo, es claro que yo no soy una escritora ni me interesa serlo, escribo conforme me dicta la memoria y en las mismas palabras que uso normalmente o sea como si se lo estuviera yo platicando a alguien. Pero afortunadamente, debo decir también que a las personas que no les gustan mis relatos, son las menos, pues la gran mayoría me escriben para felicitarme y decirme que les gustó mucho como escribo y que se calentaron leyendo mis relatos y yo creo que a final de cuentas el único objetivo de estos relatos es que la gente se caliente leyéndolos.
Al final del anterior relato me quede en que mi mama ya me había impuesto que le ayudara exprimiéndole la verga a mi padrastro mientras ella tenía que salir a trabajar por algunos días, pues ahora continúo con este relato de esta etapa de mi vida.
Salí de mi cuarto esa mañana y fui a la cocina para desayunar algo antes de irme a la escuela, y cuando entré vi a mi padrastro sentado casi recostado en una silla, desnudo de la cintura para abajo y con la verga semi parada y me preguntó:
  • ¿Qué vas a hacer putita?
  • Voy a desayunar… papito.
  • Qué bien que quieras desayunar porque ya te estoy preparando tu lechita que te vas a tomar antes de irte.
Yo no entendí bien lo que me quería decir y me quede parada sin saber que hacer hasta que el me dijo casi gritando:
  • Lo que quiero decir es que te hinques aquí entre mis piernas y me mames la verga rico hasta que te eche tu lechita en la boca y te la tomes con gusto.
Aunque por un instante me sorprendió, recordé que yo era su putita y que tenía que obedecerlo en todo lo que me mandara, así es que solo alcance a decir:
  • Pero… es que se me va a hacer tarde para la escuela.
  • Eso me vale madres –me contesto- quiero que primero me saques la leche con la boca y después si es que hay tiempo entonces te largas a la escuela y si no pues no vas y se acabo.
No tuve opción de decir nada pues entre mi padrastro y mi mama me habían reducido al papel de objeto sexual del indio, así es que resignándome me acerqué a él y cuando me estaba hincando para agarrar su verga, que me suelta una fuerte cachetada que me tiro al piso y mientras él me gritaba muy enojado:
  • ¿Es que acaso no entiendes las órdenes que te doy pendeja escuincla, se te olvidaron las instrucciones que te di ayer?
  • ¿Qué hice… papito? -le pregunté sorprendida y atemorizada a la vez que adolorida pues la cachetada había estado bastante fuerte y hasta se me salieron algunas lagrimas.
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  • ¿Acaso no te di ayer la instrucción de que cuando estuvieras conmigo tenias que estar encuerada, acaso voy a tener que repetírtelo a cada rato perra pendeja?
  • No… papito –le dije recordando sus órdenes anteriores.
  • ¿Y entonces qué chingados esperas para encuerarte putita estúpida?
Me levante y con la mayor rapidez posible me quite toda la ropa tirándola en el suelo y de inmediato me arrodille ante él y me metí su pitote en mi boquita tratando de no darle tiempo a que se volviera a enojar, pero estaba tan grande su verga que con muchos trabajos me cabía apenas la cabezota y un poquito más.
  • Veo que no te cabe mucha verga en el hocico putita, pero no importa ya con el tiempo aprenderás y te acostumbraras y veras como llegaras a comértela toda como tu madre, por lo pronto agárrame los huevos con una mano y con la otra muéveme la verga como haciéndome una chaqueta, pero no quiero que te saques la cabezota de la boca ni por un segundo, ¿entendiste?
Le conteste asintiendo con la cabeza y de inmediato seguí sus instrucciones, agarre sus huevotes con una mano y su gran verga con la otra y me puse a chaqueteársela. Yo no sé si por el madrazo que me había dado o por lo morboso de la situación, pero me estaba yo calentando mucho y hasta trate de meterme en la boca un poco más de su pitote pero fue inútil y solo alcance a meterme cuando mucho un centímetro o dos de mas. Y yo creo que el indio estaba muy caliente porque no tardo mucho en avisarme que ya se iba a venir, justo cuando mas estaba yo disfrutando de la mamada de pito que le estaba poniendo, entonces me dijo:
  • Ya me voy a venir putita, te voy a echar toda mi lechita en tu boca y quiero que te la tomes toda y no desperdicies ni una sola gota y además no quiero que te saques la verga de tu boquita hasta que yo te lo ordene, ¿entendiste?
Le volví a contestar solo asintiendo con la cabeza y casi enseguida sentí como temblaban estremeciéndose su cuerpo y su verga y como el rico fluido se deslizaba por el tallo de su camote y se vino en mi boca, la venida no fue muy abundante y eso me ayudo a que pudiera tragarme todos sus mocos sin ningún problema y continuar con el pitote en mi boquita.
Luego de unos minutos me saco la verga de la boca y me dijo:
  • Ya desayunaste tu lechita, ahora ya vístete y vete a la escuela putita, pero cuando salgas te me vienes para la casa de inmediato y sin desviarte para nada ¿entendiste putita?
  • Si papito –le dije mientras me dirigía al baño y escuche que él me gritaba.
  • ¿A dónde diablos vas pendeja?
  • Voy al baño a lavarme los dientes papito.
  • No te vas a lavar ni madres –me dijo- ni siquiera te vas a enjuagar la boca pues quiero que te quede el sabor de mis mocos para que te vayas acostumbrando a ellos pues de ahora en adelante los vas a probar muy seguido.
  • Si papito –le conteste mientras me vestía rápidamente y pensando en lo último que me había dicho de probar sus mocos muy seguido y creo que hasta me vino una contracción en mi panochita solo de pensarlo, y ya casi salía de la casa cuando alcanzo a decirme.
  • Y sobre todo, no quiero de ninguna manera que te vayas a ir a coger con tu novio, de hecho no quiero que lo veas, ya habrá tiempo de que le vuelvas a dar las nalgas, pero por ahora solo vas a coger conmigo, ¿está claro putita o al rato tendré que corregirte con unas cachetadas y unos madrazos?
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  • Si papacito, está muy claro –le contesté y salí de casa rumbo a la escuela recordando que yo le había dicho que tenia novio y que este era el que me había desvirgado de mi panocha.
Y claro que en la escuela no me pude concentrar en ninguna de las clases, pues solo estaba pensando en lo que me esperaba al regresar de clases, pensaba yo en que estaría haciendo el indio cuando yo regresara, quizás estaría sentado en el sillón encuerado y con la verga bien parada, o quizás estaría acostado en su cama esperándome para que le chupara la verga, lo veía yo en mi imaginación abriéndose paso en mi rajadita con su potente camote, no sabía que pasaría esa tarde pero la verdad es que estaba nerviosa y a la vez deseosa de que llegara la hora de salida para correr a casa y enfrentarme con el indio de la verga grande.
Y total que salí de la escuela y a la carrera me fui a la casa y entre en ella un poco nerviosa, ya desabrochándome algunos botones de mi blusa y lista para empezar a encuerarme rápidamente en cuanto viera a mi padrastro, pero me lleve la gran decepción pues resulto que la casa estaba totalmente sola, todavía lo fui a buscar a su recamara ya sin blusa y quitándome el sostén y resulto que tampoco estaba ahí, un tanto desilusionada y con mi panochita caliente, me senté en la sala a medio encuerar y pensando que sería lo que habría pasado, yo me había imaginado que él estaría ansioso porque yo llegara para manosearme mi cuerpo desnudo y para ponerme a que le chupara su pitote, y resulto que no había nadie y yo me sentía como abandonada, jariosa, caliente y abandonada. Yo no entendía porque estaba tan ansiosa de verlo si se suponía que yo le tenía miedo y que en principio yo no quería nada con él, pero tuve que reconocer que su gran verga ejercía una fuerte atracción en mí, me despertaba el morbo con una intensidad que nunca había sentido, estaba yo ansiosa por sentir esa vergota en mis manitas y sentir su olor de verga de macho y escuchar como él me ordenaba que se la mamara hasta que se viniera en mi boquita.
Y en eso estaba yo pensando cuando sonó el teléfono que estaba en la mesita de junto y casi me hace brincar del susto por lo metida que estaba yo en mis pensamientos, rápidamente conteste y resulto que era el indio.
  • Hola putita –me dijo por el teléfono- ¿como estas?
  • Muy bien papacito, -le conteste aliviada y gustosa por escuchar su voz- y usted ¿Cómo esta?
  • Estoy caliente putita, estoy caliente y ansioso de meterte mi vergota en la boca, sobarte esas ricas nalgotas que tienes y meterte el pito poco a poco en tu rica y apretada panochita de niña– me dijo, y este comentario hizo que se me humedeciera mi verijita.
  • Si papito, como usted diga – le conteste, cuando en realidad lo que yo quería contestarle es que yo también estaba ansiosa por mamarle la verga y rogarle que llegara pronto a la casa para que me manoseara todo lo que él quisiera, pero no tuve el valor para decírselo.
  • Está bien putita, ya estoy por llegar a la casa, así es que quiero que te encueres totalmente, luego te empinas en el sillón parando muy bien tus nalguitas y ahí me esperas, ¿entendiste?
  • Si papacito, así lo hare.
Y me colgó. Yo comencé a sentir un escalofrió de nervios por todo el cuerpo, así que me encuere y me senté en el sillón dispuesta a esperar al indio, y no tardo mucho en llegar, en cuanto escuché que metía la llave en la cerradura de la puerta de inmediato me empine en el sillón parando mis nalgas lo mas que pude, creo que inconscientemente trataba yo de que me las viera bien y le gustaran mucho para que me las agarrara y me las masajeara y me las apretara. El entro en la sala, me vio empinada en el sillón, se acerco y me toco las nalgas con una de sus manotas enormes, duras y callosas, pues aunque ahora no trabajaba yo me entere que antes era albañil y por eso tenía sus manos todas rasposas y callosas, en fin, que me las sobo un poco con suavidad y me dijo:
  • Ah que putita, estas igual de nalgona que tu madre –y diciendo esto comenzó a sobarme las nalgas, las piernas, la espalda, las tetas, se sentó a un lado mío y me manoseo con las dos manos, luego se sentó del otro lado e hizo lo mismo y se tardo un buen rato con esto, yo me sentía cada minuto más y más caliente y esperaba con ansias que me hiciera algo más.
Después de esto, se hincó en la alfombra detrás de mí y comenzó a besarme las nalgas dándome pequeños, suavecitos y sabrosos mordiscos, luego me separo las nalgas con las manos y metió su cara entre ellas empezando a besarme y lamerme el culo y luego la panochita, se pasaba de uno a otro, me los besaba, me los lamia, me los absorbía, metía la lengua lo más adentro que podía e inclusive llegaba a morderme mi culito de manera suave, quien sabe como lo hacía pues nunca nadie me había mordido el culo de esa manera y nunca nadie lo ha vuelto a hacer como lo hacia el indio, era una cosa increíble, yo me revolvía y gemía y le pedía que parara y por momentos trataba de separarme pero me tenia bien agarrada de las nalgas y por momentos yo me empujaba hacia él y trataba de hundirle mi culito en su cara y yo sentía que estaba a punto de explotar, y explote, explote en un tremendo orgasmo como nunca lo había sentido y en seguida vino otro y otro y otro, y entonces entendí lo que era la experiencia para mamar una panochita joven como la mía y un culito virgen como el mío.
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El notó que estaba yo a punto de desmayarme por el inmenso placer experimentado y dejo de chuparme pero sin despegar su cara de entre mis nalgas y deteniéndome por las piernas para que no me doblara yo, y entonces me oí decirle:
  • Por favor papacito, por favor, métame la verga, métame su preciosa vergota donde usted quiera, métame la verga en mi panochita o rómpame el culo si usted quiere pero necesito sentir su tremendo pitote, papacito, papacito, cójase a su putita, demuéstrele quien es el macho de esta casa.
  • ¿Quieres que te meta la verga putita? –me preguntó el indio casi sin despegar su cara de entre mis nalgas, tanto que cuando hablaba sentía yo el roce de sus labios en mi culito.
  • Si papacito, si quiero que me meta la verga.
  • Ruégame –ordeno el simplemente y claro que yo de inmediato comencé a rogarle.
  • Papacito lindo, papacito hermoso, por favor le ruego que me meta la verga, que le dé a esta putita por donde usted quiera, hágame feliz con su pitote.
  • ¿Y si te meto la verga que vas a hacer por mi? –me pregunto el indio.
  • Lo que usted quiera -le conteste- todo lo que usted quiera, seré su putita, seré su esclava, podrá usted hacer conmigo siempre lo que quiera y siempre le obedeceré en todo.
El se levanto lentamente y se coloco detrás de mí, yo estaba en medio de alguna clase de furor uterino y todo me valía madres, yo lo único que quería en ese momento era sentir una verga o lo que fuera en cualquiera de mis hoyitos, si él en esos momentos me hubiera metido una botella de cerveza en el culo, yo se lo habría agradecido.
En fin, que me puso la cabezota de su verga en la entrada de mi panochita y me la sobaba lentamente haciéndome sufrir aun mas y seguirle rogando que me cogiera, después de un solo golpe me metió hasta la mitad de su camote haciéndome pegar un grito que seguramente se habrá oído hasta Pachuca, pues aunque yo no era virgen, si tenía mi vaginita casi sin usar pues las vergas que me habían metido no medían ni la mitad de la verga que ahora estaba sintiendo en mi panochita, luego poco a poco me metió otro poco de su pitote y yo seguía llorando, gritando y retorciéndome un poco por el dolor y un mucho por el placer que aquel experimentado camote me estaba proporcionando, y el pensando quizás que me estaba haciendo daño, me pregunto:
  • ¿Te duele putita, quieres que te la saque un poco?
  • No papacito, no me la saque, si me duele un poco pero me aguanto como buena puta de mi papito, al contrario métamela más, hasta el fondo, métamela hasta los huevos, métamela toda aunque me salga por la boca.
Y el me hizo caso, me la clavo toda sin compasión hasta que sentí sus huevotes en mis nalgas, el dolor era muy fuerte pero también el placer y cuando él comenzó a moverse primero con un tranquilo mete y saca y después con un poco mas fuerte bombeo, en ese momento yo vi todas las estrellas del cielo, pasaron ante mis ojos todo el firmamento con sus soles y sus asteroides y tuve el más fuerte y escandaloso orgasmo que puede tener una mujer y no sé si estuve a punto de desmayarme o me desmayé pero el indio me tenia fuertemente agarrada por las caderas y seguía con su bombeo sin que pareciera importarle si yo estaba viva o muerta. No acababa de recuperarme del primer y tremendo orgasmo cuando me vino otro de un poco menos intensidad pero que también me hizo transportarme al cielo, y luego vino otro y otro y cuando al fin el indio se vino en mi panochita, yo ya estaba totalmente lánguida y sin fuerzas ni para sostenerme por mi misma, el indio me saco su vergota y me soltó sobre el sillón donde caí totalmente deshecha por el tremendo esfuerzo que había hecho y por el tremendo placer que había experimentado.
El indio se sentó junto a mí y por lo menos tuvo la delicadeza de dejarme descansar por un rato sin molestarme, pero después de algunos minutos y cuando vio que ya me estaba yo recuperando poco a poco, me dijo:
  • Otra de tus obligaciones putita, es que cuando yo termine de venirme donde sea que me haya yo venido, tienes que limpiarme la verga con tu boca y con tu lengua, ¿entiendes putita?
  • Si papacito –le respondí y con las pocas fuerzas que me quedaban me enderece un poco y me dirigí a su camote el cual empecé a lamer para limpiarlo pues si había quedado bastante embarrado por mis jugos combinados con sus mocos.
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Me esmere en mi labor y le pase la lengua por todo el tallo, por la cabezota y también limpie sus huevos, lo hice con verdadero cariño pues de verdad estaba yo agradecida con ese pitote por todo el placer que me había proporcionado, creo que nunca había yo imaginado todo el placer que una verga experimentada le puede dar a una mujer tan caliente como yo, en esos momentos yo ya estaba totalmente sometida a los deseos del indio, me sentía yo incapaz de negarle cualquier cosa que me pidiera, estaba segura de que iba yo a hacer todo lo que él me ordenara que hiciera. En esos momentos el me jalo por un brazo y me hizo sentarme en sus piernas y mientras me sobaba mis tetitas, me pregunto:
  • ¿Te gustó putita?
  • Me gusto muchísimo papacito –le respondí- es lo que más me ha gustado en la vida, nunca nadie me había cogido haciéndome gozar tanto como usted lo hecho ahora papito.
  • ¿Tu novio no te hace gozar así?
  • Nunca papacito, el es un pendejo comparado con usted, usted si sabe usar la hermosa verga que dios le ha dado para cogerse a una putita caliente como yo –le conteste a la vez que lo abrazaba y lo besaba en la boca con verdadera pasión como si él fuera mi novio.
  • Está bien –me dijo separándome un poco- ahora vamos a descansar un rato, más bien yo voy a descansar un rato porque quiero que mientras yo me duermo un poco, tu vas a sobarme la verga, le das unas besitos y me das también unos besitos en la boca lamiéndome los labios aunque yo este dormido y cuando despierte quiero verte mamándome el pito, ¿está claro putita?
  • Si papacito.
  • Y cuando me estés chupando la verga y tengas que responder algo, lo harás pero sin despegar tus labios de la cabeza de mi verga, ¿está claro putita?
  • Si papacito.
Y después de esto, el se recostó en el sillón y yo me quede sentada junto de él para poder sobarle la verga y los huevos con mis dos manitas agachándome por momentos para besarle la cabezota que tanto me gustaba. No tardo mucho en quedarse dormido pues en verdad que él era un haragán perezoso de primera, pero eso no me importaba en absoluto y yo me puse a hacer con mucho gusto lo que él me había ordenado, le sobaba la verga y los huevos, se los besaba y luego le besaba los labios y se los lamia un poco, y así estuve más de una hora, y cuando me di cuenta que ya se estaba despertando de inmediato me metí su vergota en la boca para mamarla y el viera con gusto que yo había cumplido sus ordenes, y en cuanto me vio, me dijo:
  • Así me gusta putita, que obedezcas mis órdenes.
  • Si papacito –le conteste sacándome un poco su pito de mi boca pero sin despegar los labios de la cabezota roja.
  • ¿Vas a obedecerme en todo putita?
  • En todo papito.
  • ¿Vas a hacer todo lo que yo te ordene con gusto?
  • Con todo el gusto del mundo papacito, cualquier cosa que usted me ordene será obedecido de inmediato pues para eso soy su putita, para obedecerlo y darle placer a su verga de la forma que usted quiera.
  • Una de las cosas que quiero es que siempre que estés conmigo debes de atender mi verga con todas las partes de tu cuerpo o cuando menos debes de sobármela aunque estés haciendo otra cosa, ¿entiendes?
  • Si papacito.
  • Muy bien, eso me gusta –dijo el indio y enseguida me ordeno- ahora ve a preparar algo de comer para los dos pues ya tengo hambre.
Yo le obedecí y un rato después entro él a la cocina y después de acercarse a mí y darme una nalgada, se sentó a la mesa y yo de inmediato le serví y me serví junto a él y me senté y mientras con una mano comía, con la otra le estaba acariciando la verga y vi que él estaba complacido pues me dijo:
  • Veo que si entendiste bien putita.
  • Si papacito.
Terminamos de comer y nos fuimos a la sala y yo seguía sin soltarle la verga, el se sentó en el sillón y me sentó a mí en sus piernas y comenzó a acariciarme por todos lados, chupándome las chiches y dedeandome mi panochita y mi culito, y total que me puso una cachondeada tremenda que me puso bien jariosa y me hizo empezar a rogarle que volviera a cogerme.
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  • Métame la verga de nuevo papito, cójase a su putita, empíneme como quiera para que le dé yo placer a su vergota con mi panochita, cójame por favor papacito.
  • Está bien putita –me dijo el indio complacido con mis ruegos- pero ya vámonos a la cama pues esta noche vas a dormir conmigo para que te encargues de que duerma yo calientito y a gusto, pues en esta casa el macho es el único con derecho de dormir calientito y con placer en la verga y las putas solo están para complacer al macho, ¿estás de acuerdo?
  • Claro que si papito, usted es el macho y como macho tiene todos los derechos de mandar sobre sus putas que somos mi mama y yo.
Y nos fuimos caminando a la cama, yo lo abrazaba por la cintura con una mano y con la otra le agarraba la verga. Era claro que el indio estaba a gusto de haber encontrado una putita tan bien dispuesta y tan complaciente como yo, pues casi no le había costado ningún trabajo volverme su esclava sexual, pues también era claro que para esos momentos ya estaba yo totalmente dominada y dispuesta para hacer todo lo que al indio se le ocurriera.
Llegamos a la cama y él se acostó boca arriba ordenándome:
  • Móntate en la verga putita y ensártate tu sola
  • Si papito.
De inmediato me subí gustosa a la cama y me monte en el pitote que apenas unas horas antes se había convertido en mi pasión, me lo metí poco a poco y sin problemas pues ya estaba yo bastante lubricada y cuando sentí ya me lo había clavado totalmente en mi panochita y comencé a moverme, a subir y bajar mis nalguitas esforzándome por darle placer al indio mientras el solamente me miraba sonriente y satisfecho de ver mi esfuerzo.
  • Muy bien putita –me dijo el indio- muévete rico para que mi verga entre y salga de tu panochita, dale placer a mi pito como debe de hacerlo una buena putita.
  • Si papito, quiero que su vergota este muy a gusto dentro de mi panochita.
Y así estuvimos por un buen rato, yo ya estaba cansada y hubiera querido descansar un poco pero recordando que no debía yo hacerlo enojar me esforcé por seguir moviéndome pues su verga me hizo tener varios orgasmos y cada orgasmo me daba fuerza para seguir cabalgando sobre la vergota del indio. Hasta que sentí como se estremeció y se vino dentro de mi panochita, yo espere unos segundo para exprimírsela bien y recordando mis obligaciones me desmonte y me puse a limpiársela con la lengua, yo nunca había hecho algo así pero me gustó, me gustó el sabor combinado de mis jugos con los de él, pero más que nada yo creo que me gusto porque me sentía a gusto siendo dominada y emputecida por el indio y obedeciendo sus órdenes.
Cuando termine y le dejé la verga bien limpiecita, el me jalo y me recosté a su lado sobre su brazo y sin soltar su vergota, y entonces el me dijo:
  • Pues ya nos vamos a dormir, hay varias formas en que me gusta dormir y todas las tendrás que aprender para complacer a tu papito, tu madre ya tiene experiencia y sabe cómo me gusta dormir pero tú tendrás que ir aprendiéndolas.
  • Si papacito –le conteste- usted solo dígame lo que tengo que hacer y yo lo haré.
  • Una forma es poniéndote de almohada y yo me duermo sobre tus nalgas o sobre tus tetas, lo que se me antoje en ese momento, otra forma es chupándome la verga hasta que me duerma, otra forma es besándome y lamiéndome los labios hasta que me duerma y otra es poniéndote boca abajo y yo me subo en ti acomodando mi verga entre tus nalguitas y así me duermo.
  • Usted dígame como quiere dormir papito –le dije- aunque a mí me llama mucho la atención el que usted se duerma con su pitote entre mis nalgas.
  • Esa forma también le gusta mucho a tu madre pero siempre termina muy adolorida de cargarme toda la noche y es posible que tú no me aguantes mucho.
  • Yo me aguantare todo lo que usted quiera, usted solo ordéneme lo que quiere y yo lo obedeceré como buena putita.
  • No –me dijo el indio- esa forma ya la probaremos en otra ocasión, por ahora quiero que me chupes la verga, pero tienes que chuparla por lo menos dos horas para que esperes a que me duerma yo bien y después puedes dejar de mamarla pero no la sacaras de tu boca, te dormirás con mi pito en tu boquita como si fuera tu mamila y si despiertas en la noche le das unas chupaditas y sigues durmiendo y si por la noche yo me volteo tú te pasaras al otro lado para seguir con tu trabajo, y cuando yo despierte por la mañana te quiero encontrar mamándome la verga o sea que tendrás que despertarte antes que yo para te pongas a mamármela, a ver cómo le haces pero tendrás que hacerlo como te ordeno.
  • Si papacito, usted no se preocupe, yo cumpliré con mis obligaciones tal y como usted me lo ordena.
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Y diciendo esto él se acostó de lado y yo me baje para poner mi carita a la altura de su verga y metérmela en la boca, y de pronto como acordándose de algo, el me dijo:
  • Antes de que se me olvide putita, te aviso que mañana no vas a ir a la escuela, nos vamos a pasar todo el día encuerados y cogiendo.
  • Si papito –le conteste sin despegar mis labios de su vergota pero sin poder ocultar el gusto que me producía la noticia- que rico que mi papito me va a coger mañana todo el día, si quiero papacito, si quiero que use usted a su putita todo el día.
Y me volví a meter la vergota en la boca chupándosela con más gusto si es que esto era posible, el solo pensar que al otro día me iba a coger el indio varias veces, hacia que me estremeciera de placer anticipado y me quede pensando en eso mientras seguía con mi labor y después de no sé cuantos minutos lo oí roncar, pero como no sabía si de verdad estaba dormido, yo seguí con mi labor por un buen rato mas. Me costó mucho trabajo conciliar el sueño esa noche pues habían sido muchas las emociones vividas durante el día y pensaba en lo que sería mi vida de ahí en adelante y aunque no lo podía saber con certeza, si adivinaba que me esperaban muchos placeres, y claro que también me costó conciliar el sueño porque nunca había yo dormido con una verga en mi boquita y mucho menos con un vergon de este tamaño, pero en fin, que después de un tiempo el sueño me venció y me quede dormidita chupando con gusto mi enorme biberón pero con el pendiente de que tenía yo que despertar antes que él para que me encontrara mamándole su pitote cuando el despertara.
Y así sucedió, me desperté cuando apenas amanecía y de inmediato me puse a chupar el pitote que tenía yo en mi boquita y él se tardó todavía como dos horas más en despertar y mientras yo me di gusto con la vergota del indio. Cuando se despertó, me vio chupando su verga y sonrió diciéndome:
  • Qué bien que sabes cumplir con mis instrucciones putita, ahora te vas a tomar tu lechita mañanera.
  • ¿Si papacito, de verdad me va a dar su lechita mañanera? Que gusto que mi papito me dé a tomar algo tan rico.
  • Ya sabes lo que tienes que hacer, ponte de rodillas –me instruyó el indio- te metes la cabeza de la verga en la boca, con una mano me sobas los huevos y con la otra me mueves la verga y así te sigues hasta que me venga en tu boca y te eche mis mocos para que te los saborees y te los tragues.
  • Si papito –le conteste siguiendo sus instrucciones.
  • Pero echa tus nalgas hacia mí para que pueda manoseártelas mientras me chaqueteas el pito.
Así lo hice y el comenzó a sobarme y apretarme mis nalguitas mientras yo le mamaba la verga, y así estuvimos por un rato hasta que se vino en mi boca y tuve el gusto de volver a probar sus ricos mocos y tomármelos con placer. Y al terminar le limpie amorosamente su vergota mientras él me decía:
  • Ahora vas a ir a preparar el desayuno y cuando lo tengas listo vienes y me avisas dándome unos besitos en la verga, ¿entendiste putita?
  • Si papito.
Me levante de la cama y me estaba poniendo unas sandalias de mi mama para ir a la cocina a hacer el desayuno cuando escuche que me gritaba bastante enojado:
  • Qué diablos estás haciendo perra pendeja.
  • Voy… a… cumplir… sus ordenes papito –le conteste llena de miedo por su enojo y sus gritos.
  • ¿Cumplir mis órdenes perra estúpida? –me grito mientras se sentaba en la orilla de la cama- híncate en el suelo entre mis piernas y cierra los ojos.
  • Pero… ¿qué hice de mal… papacito? –le pregunte ya con los ojos llorosos mientras le obedecía y recordando cómo había castigado a mi mama.
  • ¿Qué hiciste de mal pendeja? –me pregunto mientras me soltaba una fuerte cachetada que resonó en todo el cuarto y me tumbo en el suelo- vuelve a hincarte escuincla estúpida.
  • Si papito –le respondí ya llorando abiertamente por el dolor de mi mejilla y por el miedo de lo que pudiera hacerme pero le obedecí de inmediato, me hinque ante él y cerré los ojos y él me soltó otra cachetada igual de fuerte que la anterior.
  • Te voy a decir que hiciste de mal pendeja puta ¿no sabes obedecer órdenes? Cuando yo digo que debes de andar encuerada me refiero a que debes de andar totalmente encuerada, ¿ya entendiste? Híncate de nuevo ante mí.
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  • Si papacito ya le entendí –le respondí comprendiendo que todo el problema era porque me había puesto unas sandalias y él quería verme totalmente sin nada en el cuerpo, volví a hincarme ante el diciéndole- perdóneme por favor papacito, perdóneme, ya no lo vuelvo a hacer.
El solo resoplo por el coraje y yo para tratar de evitar que me diera otra cachetada agarre su verga y la empecé a besar repetidamente, luego metí mi carita entre sus enormes huevotes y los bese y los lamí mientras seguía pidiéndole perdón y buscando complacerlo para que se le bajara el coraje, y entonces sentí como se recostaba en la cama y levantaba las piernas y las abría dejándome su culo muy cerca de mi boquita y recordando lo que había visto hacer a mi madre, sin pensarlo un momento puse mi boquita en su culo y se lo comencé a besar y a lamer mientras seguía pidiéndole perdón por mi falta.
Así me tuvo por un rato besándole el culo y al final tomándome del brazo me dijo:
  • Está bien putita, te perdono por esta vez pero al rato te voy a poner un correctivo, ahora vete a hacer lo que te ordene.
Yo me levante y salí a la carrera del cuarto todavía con los ojos llorosos y en mis labios el sabor de su culo. En ese momento no supe si me gustó o no besar y lamer su culo, pero si supe que no había sido tan malo como pudiera imaginármelo y que naturalmente que volvería a hacerlo siempre que él quisiera y sin saber que en muy poco tiempo también se volvería una adicción para mí.
Total que fui a hacer el desayuno y cuando termine regrese a la recamara, el estaba dormido boca arriba y yo enseguida me hinque en la cama y tome su vergota en mi boquita y me puse a chupársela en lo que despertaba, y no tardo mucho en hacerlo, se levanto y nos fuimos a la cocina, yo nuevamente abrazándolo de la cintura con una mano y sobándole la verga con la otra y desayunamos igual, conmigo agarrándole el pito mientras desayunábamos los dos y cuando terminamos regresamos a la recamara y entrando me dijo:
  • Ahora nos vamos a bañar putita, o mejor dicho tú me vas a bañar a mí y luego tú te bañas sola, ¿de acuerdo?
  • Si papito.
Nos metimos a la regadera y yo lo bañe tallándole todo el cuerpo y poniendo especial atención en su verga, en sus huevotes y en su culo el cual le limpie bien con mis dedos y con mi lengua siguiendo sus instrucciones, luego lo seque de todo el cuerpo y luego me bañe yo rápidamente para salir de inmediato a estar con él.
El ya estaba acostado en la cama y me ordeno:
  • A ver putita, móntate en mi cara y ponme tu panochita en la boca y cuando te dé yo una nalgada será la señal para que me pongas tu culito, yo no me voy a mover yo solo chupare y tú te encargaras de mover tu panocha y tu culo en mi boca para que te mamé yo a mi gusto, ¿entendiste putita?
  • ¡Si papacito! –le conteste dando un pequeño brinquito de gusto pues en verdad estaba yo deseosa de que volviera a chuparme mis cositas pues no podía olvidar que el día anterior me había proporcionado muy ricos orgasmos solamente mamándome mis hoyitos y le dije- que gusto, que rico que mi papito hermoso y generoso le va a hacer el favor a su putita de chuparle la panochita.
Y de inmediato le obedecí y me monte en su cara poniendo mi panochita exactamente sobre su boca abierta y sentí su lengua rasposa recorrerme mientras yo me movía tratando de que me lamiera mas fuerte y la metiera lo mas que se pudiera, y después de unos cuantos minutos comencé a gritar sintiendo que me venía un fuerte orgasmo, y así fue, estuve a punto de derrumbarme por el placer sentido pero me repuse justo a tiempo de sentir una nalgada del indio en mis posaderas y de inmediato acomode mi culito en su boca y todo se repitió con otro orgasmo. Muy pocos hombres en mi vida me han hecho venir solo chupándome mis hoyitos y nadie como mi padrastro, yo estaba encantada de estar con él y dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que volviera a mamarme mis cositas de vez en cuando.
Después de mi segundo orgasmo, el me jalo para que me desmontara y me ordeno acostarme boca arriba, me abrió las piernas y me las levanto y me penetro con fuerza por mi panochita, me la dejo ir completa haciendo que pegara yo un grito de dolor y de placer y trate de aprisionar su verga pero no era necesario pues me ajustaba tanto que solamente él podía sacármela o metérmela, después de un rato de bombearme así, me ordeno que me empinara en la cama y volvió a clavarme su estaca, yo ya estaba al borde del delirio y ya había tenido otros dos orgasmos cuando el termino y se vino en mi panocha, y claro que de inmediato que me la saco yo me puse a limpiársela con la lengua como era mi obligación y después me eché junto de él pero sin soltarle el pitote y agradeciéndole por parcharme de esa manera.
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  • Gracias papacito, gracias por cogerse a su putita de esta forma, gracias por chuparme mi panocha y mi culito y hacerme gozar así, yo soy su esclava papacito y voy a hacer todo lo que usted me ordene, quiero darle placer como usted me lo da en la forma que usted quiera, haga con mi cuerpo lo que se le dé la gana –y lo besaba yo en la boca y le lamia los labios como a él le gustaba mientras le decía yo todo esto.
  • Está bien putita, me gusta que seas agradecida con el macho que te hace el favor de cogerte.
  • Si papito le estoy muy agradecida a este macho que me hace el favor de meterme su preciosa vergota en mis hoyos.
El se levanto de la cama y claro que yo me levante con él para no soltar su camotote y así nos fuimos a la sala, se sentó en el sillón y a mí me dejo parada junto de él para decirme con voz autoritaria:
  • Ahora te voy a poner tu castigo por haberme desobedecido putita
  • Claro que si papacito –le conteste sin tener idea de en qué consistiría mi dichoso castigo aunque pensé que quizás se trataría de algunos golpes más como los que ya me había puesto- castígueme como usted quiera, pégueme donde usted quiera para que esta putita aprenda a obedecerlo siempre como usted se merece pues usted es el macho de esta casa, usted es quien manda y yo como su putita solo estoy aquí para obedecerlo y darle placer con mi cuerpo.
  • Vas a hacer lo siguiente –me dijo el indio complacido de todo lo que yo le dije y viendo que ya me tenia completamente dominada- vas a caminar de aquí a la puerta y de regreso todas las veces que yo quiera hasta que te ordene que pares, pero vas a hacerlo de la siguiente forma: caminando de puntillas y con tus dos manos abriéndote tus nalguitas lo mas que puedas, quiero que se vea bien tu culito al caminar ¿entendiste putita?
  • Creo que si papito, aunque pienso que va a ser un poco difícil.
  • Claro que es difícil pendeja –me grito- si no fuera difícil no sería castigo, hazlo de inmediato putita estúpida.
  • Si papacito, no se enoje, de inmediato le obedezco.
Me puse junto a él y me pare de puntitas, me abrí mis nalguitas con mis dos manos y comencé a caminar hacia la puerta, me costaba mucho trabajo y supongo que me veía ridícula caminando así porque el indio de inmediato comenzó a reírse de mí al ver mis intentos de caminar recta abriéndome las nalgas y cuando estaba de espaldas a él, trataba yo de abrirme más mis nalguitas para que el me pudiera ver mi anito, y viendo como se reía de mi divirtiéndose con el espectáculo, me sentí contenta de poder complacerlo y aunque era muy cansado y humillante caminar de esa forma delante del indio, no quise quejarme para poder darle mucho gusto en su diversión. Después de algunos minutos de divertirse viéndome, me preguntó:
  • ¿Estás cansada perrita?
  • Un poco papacito, pero puedo continuar si usted quiere para que se divierta viendo a su putita.
  • Sigue con tu castigo perrita, yo te diré cuando debas parar.
Ya no aguantaba yo mucho el seguir caminando de puntillas, mis pies estaban cansados y también mis manos de estar sosteniendo mis nalguitas para que se conservaran abiertas, pero tuve que seguir para cumplir con mi castigo pero sobre todo para divertirlo pues en verdad quería yo agradarle por agradecimiento a todos los orgasmos que me había proporcionado y todo lo que me había hecho gozar con sus mamadas en mi panochita y en mi culito y con su preciosa y enorme vergota, pero claro que siempre hay un límite y llego el momento en que tuve que detenerme por unos segundos porque ya no aguantaba más y enseguida el indio me grito que ya me castigaría por mi falta y yo seguí pero ya no duró mucho mi castigo pues casi enseguida mi padrastro me ordeno que me detuviera y me sentara en el sillón en donde el ya se había recostado. Si me canse mucho porque era la primera vez que hacia esto pero con el tiempo me acostumbre un poco y ya no me cansaba tanto, pues este tipo de castigos y otros que se le ocurrían al indio, eran recurrentes para mi mama y para mí y muchas veces nos ponía a hacerlo juntas, y resultaba en verdad divertido para el pero sobre todo muy morboso el vernos a las dos encueradas, andando en puntillas y abriéndonos las nalgas con las manos para que el indio pudiera vernos, se calentara y se divirtiera. Otro castigo que a veces nos ponía a las dos juntas, era que nos poníamos a gatas en el piso sobre la alfombra, una detrás de la otra, primero mi mama adelante y yo detrás de ella y teníamos que caminar a gatas pero con la situación de que yo tenía que meter mi carita entre las nalgas de mi mama y chuparle el culo mientras gateábamos las dos, esto parece fácil pero la verdad era que el lograr la sincronización para no despegar mi boca de su culo era algo en verdad difícil, y después lo hacíamos al revés, yo adelante y mi mama detrás chupando mi culito mientras avanzábamos a gatas por toda la sala, esto divertía mucho al indio que se carcajeaba de nosotras al vernos como nos esforzábamos por no despegarnos ni un segundo, en fin que el pinche indio era un caliente morboso y nos usaba a nosotras para satisfacer sus fantasías, y la verdad era que en ese tiempo me gustaba todo lo que hacía con nosotras porque tal parece que yo también me enamore de su vergota y siempre traté de satisfacerlo.
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Me senté en el sillón al extremo de donde él estaba y el de inmediato puso sus pies en mi regazo y me dijo:
  • Voy a dormir un rato putita, pero mientras duermo quiero que me des masaje en los pies con tus dos manos.
  • Si papito, descanse usted pues ha trabajado mucho cogiéndome, yo me encargare de sobarle sus pies para que duerma usted a gusto.
Y así lo hicimos, el se quedo dormido casi de inmediato y yo me puse a sobarle los pies con mis dos manitas, eran unos pies ásperos y llenos de callos pero yo se los sobaba con mucho cariñito, le tocaba los dedos, le sobaba las plantas y trataba de que él se sintiera bien como si estuviera despierto. Cuando oí que roncaba me atreví a tocarle la verga pues era mucha tentación para mí el tener su hermoso pitote tan cerca y no poder tocarlo, así que por momentos le pasaba yo mi manita con mucha suavidad para no despertarlo y se lo hubiera besado si me hubiera atrevido pero no quise hacerlo para no moverme y correr el riesgo de que se despertara y se enojara por no obedecerlo al pie de la letra. Y así estuvo dormido por más de dos horas. Cuando por fin despertó, se me quedo mirando y me preguntó:
  • ¿Estás a gusto putita?
  • Si papito, me gusta mucho sobarle sus pies, pero usted no se fije si yo estoy a gusto, aquí lo único importante es que usted esté a gusto pues usted es el macho y el rey de esta casa –le conteste yo humillándome pues intuía que eso era lo que él quería oír y yo de verdad quería agradarle.
Y entonces de repente el levanto uno de sus pies y me lo puso en una de mis mejillas, yo de momento no supe que hacer pero casi de inmediato y sin pensarlo y sin esperar alguna orden de él, di vuelta a mi cara para que me quedara de frente y comencé a besarlo y a lamerlo, y supongo que a él le gustó pues en seguida alzo su otro pie y me lo puso también en mi carita y yo me dedique a besárselos y lamérselos por completo incluyendo los dedos los cuales me metía yo a la boca todos juntos y luego uno por uno para chupárselos dulcemente. Y después de un rato de hacer esto, el me dijo:
  • Bueno putita, llego el momento de darte un correctivo y ponerte un castigo por lo que hiciste de detenerte cuando tenias que seguir caminando como yo te lo ordene, ponte en posición.
Voy a detenerme un poco en este momento, pero como ya se alargo demasiado lo del capítulo de mi vida con mi padrastro, en el siguiente relato lo voy a terminar para poder seguir con otras etapas de mi vida que son iguales de cachondas y morbosas, como cuando mi hermano me desvirgo, o alguna de las dos violaciones que sufrí, o cuando me fui a vivir un tiempo con uno de mis profesores de la secundaria recién que salí de la casa de mi padrastro, o el tiempo cuando le estuve dando las nalgas a unos policías por un favor que nos habían hecho o los años que pase con mi primer marido que me dominaba por completo inclusive más que mi padrastro, o en fin muchas aventuras sexuales que he tenido en mi ya larga vida de puta.
Besitos para todos.
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