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Bovino de la familia
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Histórico 1968: Usan el silencio contra represión
Andrés Becerril
14/09/2018
Un cuarto de millón de personas caminó del Museo de Antropología al Zócalo de la Ciudad de México en orden, enarbolando pancartas y mantas de protesta; intelectuales de la época pidieron amnistía para los presos políticos
El contingente partió del Museo de Antropología y recorrió Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo capitalino. Fotos: Archivo Excélsior
CIUDAD DE MÉXICO
La marcha del silencio impactó. No solamente por la participaron de un cuarto de millón de personas. También porque efectivamente los participantes, no solamente estudiantes, sino gente de los más distintos estratos sociales y económicos cumplieron: marcharon sin agredir a su contraparte, el gobierno.
El 14 de septiembre de 1968, Excélsior publicó en la parte alta de su primera plana la nota: “Se efectúo la manifestación del silencio”. En México no había antecedentes de una marcha de protesta con estas características y lo consiguieron los estudiantes. La iniciativa se conoció diez días atrás en Excélsior. Fue una propuesta del estudiante José Oseguera, en la reunión de la Facultad de Medicina del 2 de septiembre. Originalmente la propuesta de Oseguera fue realizar una manifestación de “protesta callada, en completo silencio, el viernes próximo (era para el 7 se septiembre de 1968), en señal de luto”.
Hoy hace 50 años, en las páginas de este diario, un amplio grupo de intelectuales, a partir de una inserción pagada, le pidieron a presidente Gustavo Díaz Ordaz y alCongreso de la Unión “AMNISTÍA” (así con mayúsculas) para los presos políticos, aunque no los llamaron así.
El desplegado, firmado entre otros por Rosario Castellanos, Eduardo Mata, Luis Villoro, Flavio Cocho, Carlos Monsiváis, Alejandro Galindo, José Solé, suscriben que están “profundamente preocupados por la situación anormal por la que atraviesan las instituciones de cultura de nuestro país…” señalaron que estaban interesados en la resolución del conflicto para que regresaran a la paz pública y la normalidad a la vida cultural.
Hacían mención al Jefe del Ejecutivo que las posturas irreductibles sólo conducían a alimentar la dialéctica de la violencia con grave perjuicio a la patria.
En ese sentido, los intelectuales que firmaron el desplegado le proponían a Díaz Ordaz y a diputados y senadores, “que sin entrar a definir la calidad de los ciudadanos sujetos a proceso o sentenciados, cuya libertad reclaman los estudiantes y maestros, apoyados por gran parte del pueblo; dentro del espíritu de la iniciativa del Congreso que declaró a 1968 como año de paz y, recogiendo la esencia del informe del C. Presidente de la República, se decrete la AMNISTIA a favor de los ciudadanos a que antes se ha hecho referencia”.
La marcha del silencio reseñada en estas páginas informó que los estudiantes marcharon desde del Museo de Antropología al Zócalo, donde realizaron un mitin y acordaron seguir la huelga hasta que se satisfagan sus demandas. Que eran los seis puntos del pliego petitorio.
Durante el proceso de organización de la marcha del silencio, que arrancó a las cinco de la tarde y el último grupo de manifestantes entró a la Plaza de la Constitución a las 21.20 horas, se pudo registrar en la información periodística que los primeros manifestantes en llegar al Museo de Antropología lo hicieron a eso de la una de la tarde.
Todo el recorrido de esta manifestación silenciosa fue ordenada, una organización casi perfecta. Los estudiantes y gente de otros ámbitos se mezclaron. Llevaban pancartas en las que se podía leer: “Lic. Díaz Ordaz: por favor hoy no nos mande a sus granaderos”. “Líder honesto, igual a preso político”. “Yo me callo, mi papi es diputado”. “1968, año de la represión”. “El silencio es repudio a la represión”. “Libertad a la verdad. ¡Diálogo!” ”Granaderos primero, ejército después, ¿ahora marines?” “La paz está en cementerios, cuarteles, bancos y burdeles; no en las conciencias”. “ No hay más dios que la justicia”. “Luchamos por los derechos del pueblo mexicano”. “Tierra para todos”.
Como en otras manifestaciones estudiantiles desfilaron las efigies de Zapata Morelos, Hidalgo y Villa.
En la cronología de 1968 publicada por historiador Daniel Cazes, resaltó que en esa marcha apareció por primera vez el símbolo del Movimiento Estudiantil: un círculo con cuyos radios de arriba hacia abajo y del centro hacia la derecha se forma una L (de Libertades), mientras la parte de circunferencia que corta a ambos formaba una D (Democráticas). El campo mayor es rojo y el menor morado con un círculo rojo en su interior. Cazés escribió que el emblema surgió de un concurso convocado por el Comité de Lucha de Arquitectura de la UNAM y que los proyectos participantes se exhibieron en un festival el 25 de agosto de 1968 en Ciudad Universitaria.
Alrededor de las ocho de la noche del 13 de septiembre de 2018 comenzó el mitin de los estudiantes en el Zócalo capitalino, luego de la marcha del silencio que había iniciado por la tarde, en el Museo de Antropología.
Miles de personas, dice la crónica de El Periódico de la Vida Nacional, vieron pasar a los manifestantes. Estudiantes subidos en camiones del Politécnico, de la UNAM y de líneas de camiones foráneos, con los brazos en alto formaban con los dedos la V de la victoria. Muchos desfilaron con mordazas o tela adhesiva pegada a la boca. De hecho se estableció el 13 de septiembre de 1968, como el día en que en México apareció esa V de la victoria.
Al frente de la manifestación iban tres camiones del Poli. Y uno de ellos portaba la bandera nacional. En otros tres camiones, estos de la UNAM, iban los periodistas y fotógrafos que cubrieron la que se convirtió en una manifestación histórica. Y en tercer plano los profesores de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas.
Durante el recorrido los estudiantes entregaron a la gente que los apoyaba y veía, propaganda con los seis puntos de su pliego petitorio a las autoridades.
[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]
Andrés Becerril
14/09/2018
Un cuarto de millón de personas caminó del Museo de Antropología al Zócalo de la Ciudad de México en orden, enarbolando pancartas y mantas de protesta; intelectuales de la época pidieron amnistía para los presos políticos
El contingente partió del Museo de Antropología y recorrió Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo capitalino. Fotos: Archivo Excélsior
CIUDAD DE MÉXICO
La marcha del silencio impactó. No solamente por la participaron de un cuarto de millón de personas. También porque efectivamente los participantes, no solamente estudiantes, sino gente de los más distintos estratos sociales y económicos cumplieron: marcharon sin agredir a su contraparte, el gobierno.
El 14 de septiembre de 1968, Excélsior publicó en la parte alta de su primera plana la nota: “Se efectúo la manifestación del silencio”. En México no había antecedentes de una marcha de protesta con estas características y lo consiguieron los estudiantes. La iniciativa se conoció diez días atrás en Excélsior. Fue una propuesta del estudiante José Oseguera, en la reunión de la Facultad de Medicina del 2 de septiembre. Originalmente la propuesta de Oseguera fue realizar una manifestación de “protesta callada, en completo silencio, el viernes próximo (era para el 7 se septiembre de 1968), en señal de luto”.
Hoy hace 50 años, en las páginas de este diario, un amplio grupo de intelectuales, a partir de una inserción pagada, le pidieron a presidente Gustavo Díaz Ordaz y alCongreso de la Unión “AMNISTÍA” (así con mayúsculas) para los presos políticos, aunque no los llamaron así.
El desplegado, firmado entre otros por Rosario Castellanos, Eduardo Mata, Luis Villoro, Flavio Cocho, Carlos Monsiváis, Alejandro Galindo, José Solé, suscriben que están “profundamente preocupados por la situación anormal por la que atraviesan las instituciones de cultura de nuestro país…” señalaron que estaban interesados en la resolución del conflicto para que regresaran a la paz pública y la normalidad a la vida cultural.
Hacían mención al Jefe del Ejecutivo que las posturas irreductibles sólo conducían a alimentar la dialéctica de la violencia con grave perjuicio a la patria.
En ese sentido, los intelectuales que firmaron el desplegado le proponían a Díaz Ordaz y a diputados y senadores, “que sin entrar a definir la calidad de los ciudadanos sujetos a proceso o sentenciados, cuya libertad reclaman los estudiantes y maestros, apoyados por gran parte del pueblo; dentro del espíritu de la iniciativa del Congreso que declaró a 1968 como año de paz y, recogiendo la esencia del informe del C. Presidente de la República, se decrete la AMNISTIA a favor de los ciudadanos a que antes se ha hecho referencia”.
La marcha del silencio reseñada en estas páginas informó que los estudiantes marcharon desde del Museo de Antropología al Zócalo, donde realizaron un mitin y acordaron seguir la huelga hasta que se satisfagan sus demandas. Que eran los seis puntos del pliego petitorio.
Durante el proceso de organización de la marcha del silencio, que arrancó a las cinco de la tarde y el último grupo de manifestantes entró a la Plaza de la Constitución a las 21.20 horas, se pudo registrar en la información periodística que los primeros manifestantes en llegar al Museo de Antropología lo hicieron a eso de la una de la tarde.
Todo el recorrido de esta manifestación silenciosa fue ordenada, una organización casi perfecta. Los estudiantes y gente de otros ámbitos se mezclaron. Llevaban pancartas en las que se podía leer: “Lic. Díaz Ordaz: por favor hoy no nos mande a sus granaderos”. “Líder honesto, igual a preso político”. “Yo me callo, mi papi es diputado”. “1968, año de la represión”. “El silencio es repudio a la represión”. “Libertad a la verdad. ¡Diálogo!” ”Granaderos primero, ejército después, ¿ahora marines?” “La paz está en cementerios, cuarteles, bancos y burdeles; no en las conciencias”. “ No hay más dios que la justicia”. “Luchamos por los derechos del pueblo mexicano”. “Tierra para todos”.
Como en otras manifestaciones estudiantiles desfilaron las efigies de Zapata Morelos, Hidalgo y Villa.
En la cronología de 1968 publicada por historiador Daniel Cazes, resaltó que en esa marcha apareció por primera vez el símbolo del Movimiento Estudiantil: un círculo con cuyos radios de arriba hacia abajo y del centro hacia la derecha se forma una L (de Libertades), mientras la parte de circunferencia que corta a ambos formaba una D (Democráticas). El campo mayor es rojo y el menor morado con un círculo rojo en su interior. Cazés escribió que el emblema surgió de un concurso convocado por el Comité de Lucha de Arquitectura de la UNAM y que los proyectos participantes se exhibieron en un festival el 25 de agosto de 1968 en Ciudad Universitaria.
Alrededor de las ocho de la noche del 13 de septiembre de 2018 comenzó el mitin de los estudiantes en el Zócalo capitalino, luego de la marcha del silencio que había iniciado por la tarde, en el Museo de Antropología.
Miles de personas, dice la crónica de El Periódico de la Vida Nacional, vieron pasar a los manifestantes. Estudiantes subidos en camiones del Politécnico, de la UNAM y de líneas de camiones foráneos, con los brazos en alto formaban con los dedos la V de la victoria. Muchos desfilaron con mordazas o tela adhesiva pegada a la boca. De hecho se estableció el 13 de septiembre de 1968, como el día en que en México apareció esa V de la victoria.
Al frente de la manifestación iban tres camiones del Poli. Y uno de ellos portaba la bandera nacional. En otros tres camiones, estos de la UNAM, iban los periodistas y fotógrafos que cubrieron la que se convirtió en una manifestación histórica. Y en tercer plano los profesores de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas.
Durante el recorrido los estudiantes entregaron a la gente que los apoyaba y veía, propaganda con los seis puntos de su pliego petitorio a las autoridades.
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