Dragut
Bovino de alcurnia
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Las lágrimas de Huda
Quiero presentaros a esta pequeña gazatí llamada Huda Abu Ghalia. Hace cinco años, Huda se encontraba celebrando su fiesta de cumpleaños en una granja a 8 kms de Beit Lahiya, al norte de Gaza donde su padre se ganaba la vida cultivando tomates. Tras la comida familiar, sus primos salieron a recolectar fresas silvestres por los alrededores para hacerle una tarta de cumpleaños. Cuatro de ellos, los más pequeños, no volverían a la granja gracias a un misil israelí.
Pasaron dos años de aquello y un 11 de junio de hace ahora justamente tres años encontramos a nuestra pequeña amiga disfrutando de un día de playa con su familia. Era el primer día de las vacaciones escolares, viernes, el día festivo de los musulmanes. En Gaza, una franja de apenas 40 kilómetros de larga por 10 de ancha habitada por cerca de un millón de personas atrapadas dentro, la playa es uno de los pocos lugares donde los niños pueden realmente jugar y disfrutar.
A las cinco en punto de la tarde, cuando la fragata israelí asomó en el horizonte, Huda se encontraba nadando cerca de la orilla y eso le salvó la vida; el primer obús israelí impactó sobre la arena a medio centenar de metros. Su familia intentó reagruparse cuando el segundo obús les alcanzó de lleno:
su padre, Ali, de 45 años y sus hermanos y hermanas Haitam, de seis meses, Hanadí, de 18 meses, Sabrina, de tres años Ilham, de siete y Alia, de 25, murieron en el acto.
Su madre, Raisa, moriría horas más tarde en el hospital; Huda recuerda cómo la explosión le destrozó la cara dejándola ciega de inmediato y cómo la mujer se arrastaba a tientas por la arena buscando a su bebé, también muerto, al que estaba amamantando cuando cayó el obús.
El encuentro de Huda con el cuerpo destrozado de su padre entre las dunas de la playa y cómo la pequeña le llamaba (¡Aba, Aba!... o lo que es lo mismo, ¡Papá, papá!) dio la vuelta al mundo convirtiendo a Huda en símbolo del horror y del sufrimiento que padece el pueblo palestino.
[YOUTUBE]http://www.youtube.com/watch?v=aEwEjgXTsOk[/YOUTUBE]
Se preguntarán por qué les amargo el día con tanto detalle; largo y tendido durante todos estos años les he hablado de mis niños de arena, de sus sufrimientos, de sus ilusiones, de sus pequeñas historias y grandes esperanzas.
Pero a veces es necesario ponerle nombre y apellido a las cosas, una cara o un par de lágrimas como puños que resbalan por las mejillas de una preciosa niña que jamás hizo daño a nadie ni cometió delito alguno más allá de nacer en un pueblo oprimido y masacrado en un territorio convertido en prisión y campo de exterminio.
Huda Abu Ghalia tiene ahora 15 años y de su familia original sólo le queda un hermano pequeño sin piernas.
Me pregunto qué pensará sobre el mundo que hay más allá del muro y las alambradas de Gaza. Espero vivir lo suficiente para encontrar respuestas a todas las preguntas que rezuman de esos ojos de niña.
Abrazotes.
Quiero presentaros a esta pequeña gazatí llamada Huda Abu Ghalia. Hace cinco años, Huda se encontraba celebrando su fiesta de cumpleaños en una granja a 8 kms de Beit Lahiya, al norte de Gaza donde su padre se ganaba la vida cultivando tomates. Tras la comida familiar, sus primos salieron a recolectar fresas silvestres por los alrededores para hacerle una tarta de cumpleaños. Cuatro de ellos, los más pequeños, no volverían a la granja gracias a un misil israelí.
Pasaron dos años de aquello y un 11 de junio de hace ahora justamente tres años encontramos a nuestra pequeña amiga disfrutando de un día de playa con su familia. Era el primer día de las vacaciones escolares, viernes, el día festivo de los musulmanes. En Gaza, una franja de apenas 40 kilómetros de larga por 10 de ancha habitada por cerca de un millón de personas atrapadas dentro, la playa es uno de los pocos lugares donde los niños pueden realmente jugar y disfrutar.
A las cinco en punto de la tarde, cuando la fragata israelí asomó en el horizonte, Huda se encontraba nadando cerca de la orilla y eso le salvó la vida; el primer obús israelí impactó sobre la arena a medio centenar de metros. Su familia intentó reagruparse cuando el segundo obús les alcanzó de lleno:
su padre, Ali, de 45 años y sus hermanos y hermanas Haitam, de seis meses, Hanadí, de 18 meses, Sabrina, de tres años Ilham, de siete y Alia, de 25, murieron en el acto.
Su madre, Raisa, moriría horas más tarde en el hospital; Huda recuerda cómo la explosión le destrozó la cara dejándola ciega de inmediato y cómo la mujer se arrastaba a tientas por la arena buscando a su bebé, también muerto, al que estaba amamantando cuando cayó el obús.
El encuentro de Huda con el cuerpo destrozado de su padre entre las dunas de la playa y cómo la pequeña le llamaba (¡Aba, Aba!... o lo que es lo mismo, ¡Papá, papá!) dio la vuelta al mundo convirtiendo a Huda en símbolo del horror y del sufrimiento que padece el pueblo palestino.
[YOUTUBE]http://www.youtube.com/watch?v=aEwEjgXTsOk[/YOUTUBE]
Se preguntarán por qué les amargo el día con tanto detalle; largo y tendido durante todos estos años les he hablado de mis niños de arena, de sus sufrimientos, de sus ilusiones, de sus pequeñas historias y grandes esperanzas.
Pero a veces es necesario ponerle nombre y apellido a las cosas, una cara o un par de lágrimas como puños que resbalan por las mejillas de una preciosa niña que jamás hizo daño a nadie ni cometió delito alguno más allá de nacer en un pueblo oprimido y masacrado en un territorio convertido en prisión y campo de exterminio.
Huda Abu Ghalia tiene ahora 15 años y de su familia original sólo le queda un hermano pequeño sin piernas.
Me pregunto qué pensará sobre el mundo que hay más allá del muro y las alambradas de Gaza. Espero vivir lo suficiente para encontrar respuestas a todas las preguntas que rezuman de esos ojos de niña.
Abrazotes.