Las dos caras de La Moneda


SANTIAGO.— Michelle Bachelet, socialista. Primera mujer ministra de Defensa de Latinoamérica. Hija de un militar leal a Salvador Allende, que murió encarcelado víctima del sistema. Se convirtió en mandataria de Chile en 2006 impulsada por la Concertación, que en 1990 marcó el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.

Sebastián Piñera, derechista. Ingeniero con posgrado en economía en Harvard. Empresario de elite con una fortuna calculada en dos mil 200 millones de dólares. Alcanzó la Presidencia en segunda vuelta por un estrecho margen con apenas 51.61% de los votos. Desde el jueves 11 de marzo es el nuevo habitante del Palacio de La Moneda.

Durante las dos décadas del gobierno de la Concertación, Chile alcanzó mejoras importantes en materia social, política, económica y cultural, convirtiéndose en ejemplo para los países de la región. No obstante, el desgaste propio del ejercicio de gobierno permitió un crecimiento de la opción de derecha representada por Piñera, quien desde la campaña lideró muchas de las encuestas y se colocó como la más fuerte opción para quienes buscaban la alternancia.

Ubicado en una de las zonas con mayor actividad sísmica del planeta, destinó esfuerzos y recursos para construir una importante infraestructura capaz de resistir los movimientos de la tierra. Sin embargo, sus carencias quedaron al desnudo ante la magnitud del terremoto del 27 de febrero. El colapso de las telecomunicaciones, aunado a la ineptitud de las autoridades generaron una segunda catástrofe con un tsunami que arrasó con gran parte del litoral chileno.

Estos errores generaron desde señalamientos hasta críticas del presidente electo contra la mandataria saliente Bachelet. En los días de la tragedia la relación entre ellos fluctuó entre el entendimiento y laconfrontación.

Piñera no se ha caracterizado por su mesura. Muestra de ello es que aun antes de asumir el cargo, criticó la gestión de Hugo Chávez y recibió la sugerencia del canciller en funciones de no complicar las relaciones con el gobierno venezolano. Casualidad o no, Chávez no asistió a la toma de posesión este jueves.

La ceremonia del cambio de poderes, en la sede del Congreso de Valparaíso fue austera. Muchas de las actividades que se habían planeado en torno a ella se cancelaron debido a los fuertes sismos que se registraron justo en este día que marcó un antes y un después en la historia de Chile. La más fuerte de las réplicas, de casi siete grados en la escala de Richter, se sintió poco antes del arranque del gobierno de Piñera, quien desde el primer minuto de su mandato tuvo que hacer modificaciones en la agenda para acudir a las zonas afectadas por esta nueva sacudida.

Este sismo enmarcó también el adiós a la primera mujer en América Latina que llegó a la Presidencia por la vía de las urnas.

Michelle Bacheletsalió con la frente en alto. Reivindicó ante los chilenos el progreso alcanzado en los últimos 20 años y, satisfecha, entregó un país al que describió como estable socialmente, más justo, solidario e internacionalmente respetado. La cercanía, el trabajo incansable y la calidez de la Presidenta le permitieron dejar el poder con más de 80% de aprobación.

Con el terremoto del 27 de febrero, se movió el eje de la tierra y cambió el horizonte de la nueva era chilena. Los días se hicieron más cortos. Hoy es menos el tiempo y son mayores los retos. Piñera no parte de cero: tendrá que destinar al menos los primeros tres años de su gestión a la reconstrucción de un país que está parcialmente en ruinas.

¿Hacia dónde va Chile? ¿Cuántas sacudidas le esperan? ¿Hasta cuándo podrán sus pobladores dormirtranquilos..?

En el silencio de la noche, las réplicas incesantes se perciben más fuertes, interrumpen el sueño y no sólo se sienten, también se escuchan... Las paredes crujen y el techo, antes protector, se convierte en amenaza. Esto se traduce en irritabilidad al llegar el día y perturba los esfuerzos para ponerse de pie. El aumento o no de la desesperación dependerá de la velocidad con la que el nuevo gobierno cubra las necesidades más urgentes. En ello va el futuro de Piñera, de la derecha chilena y en buena parte de todo un país que merece al fin poder conciliar el sueño para tener un nuevo despertar.

*Periodista. Conductora de radio y televisión

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