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Bovino de la familia
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Fausto Pretelin
16 de julio de 2018
Siria se convirtió en un tema “puente” para ambos mandatarios, es decir, sabían que al introducirlo durante la conferencia de prensa, lo harían bajo un entorno de esperanza y solución.
Foto: Reuters
Helsinki. El resultado de la reunión que a puerta cerrada (con la única presencia de dos traductores) sostuvieron los presidentes de Rusia y Estados Unidos la tarde de ayer en Helsinki, lo reflejaba sin disimulo la sonrisa y buen ánimo de Vladimir Putin en el momento en el que ingresaba, junto a Trump, a la sala de prensa de la residencia oficial del presidente finlandés.
Fue Trump quien confirmó con palabras lo que transmitía el rictus del mandatario ruso. La relación entre los dos países, dijo Trump, ya había cambiado cuatro horas antes, es decir, desde que ambos se estrecharon la mano al inicio de la cumbre. Pero para evitar las lagunas de comunicación que a veces se convierten en fake news, el mandatario ruso dijo que “la Guerra Fría ha terminado”.
Aunque no hubo agenda que anticipara los temas a tratar por ambos, el tema más sensible de la reunión era la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016. Nada nuevo. Trump y Putin, ante la prensa, lo negaron. “No hay pruebas en cuanto a los hechos reales se refieren. Debemos guiarnos por hechos, no por rumores”, comentó el experimentado mandatario ruso. Algo más, también ofreció un matiz que, aunque era evidente, nunca lo había exteriorizado: reconoció que en noviembre de 2016 deseó que el republicano ganara las elecciones. Auténtica flor obsequiada al estadounidense. Éste le regresó el detalle cuando explicó que la investigación que realizan sobre el tema en su país “es un desastre”. Auténtica bomba dirigida al fiscal especial Robert Mueller. “Me han dicho”, dijo Trump, en clara referencia a las agencias de Inteligencia, que Rusia sí tuvo una clara injerencia en las elecciones, sin embargo, “yo no veo ninguna razón por la que podría serlo”.
Sin estar físicamente, el fiscal Mueller había enviado un claro mensaje al corazón de la cumbre de Helsinki a través de la imputación de 12 agentes rusos por haber hackeado al Partido Demócrata. Sobre el tema, Vladimir Putin negó conocer el caso pero prometió investigarlo. Y para cerrar el tema, Trump volvió a repetir que su victoria sobre Hillary Clinton fue legítima, dando a entender que no necesitaba de un empujón de una mano amiga.
Siria se convirtió en un tema “puente” para ambos mandatarios, es decir, sabían que al introducirlo durante la conferencia de prensa, lo harían bajo un entorno de esperanza y solución. Y así fue. “La tarea de establecer la paz y la reconciliación en este país podría ser el primer ejemplo del éxito del trabajo conjunto”.
La hipótesis que describe el exagente británico Christopher Steele respecto a que Putin tiene información delicada sobre Trump por lo que éste ha mantenido una postura débil, Putin comentó que se trata de “pura tontería” porque cuando Trump viajó a Moscú en calidad de organizador de Miss Universo “ni siquiera sabía que estaba allí”.
Y así llegó el final de la ceremonia con la que ambos presidentes dan a conocer al mundo la nueva etapa de la relación.
Putin salió victorioso pues busca que a partir de ahora se puedan desmontar las sanciones que impuso Barack Obama. Para Trump también fue importante porque su acercamiento con Rusia implica de manera oficial su distanciamiento con la Unión Europea. Lo malo para el presidente estadounidense es que el fiscal Mueller tiene la última palabra sobre el supuesto caso de la injerencia rusa.
Sobre la cumbre de Helsinki, queda la sonrisa de Putin y la guerra de Trump contra el fiscal Mueller.
Fuente
Y el ganador es, para no variar, PUTIN. El más joven es infinitamente MÁS EXPERIMENTADO EN POLÍTICA que el presentador de televisión.
Respecto a que Putin "reconoció que en noviembre de 2016 deseó que el republicano ganara las elecciones" haya sido una "Auténtica flor obsequiada al estadounidense", yo diría que ASÍ ES COMO PUTIN QUERÍA QUE LO INTERPRETARA EL INFANTIL BEBOTE NARANJA. Más bien es una BOFETADA al pueblo gringo. Un "para que vean que yo puedo 'desear' quien sea su presidente y... se cumple; su alta tecnología y sus servicios de inteligencia 'me hacen los mandados'".