jarochilandio
Bovino de la familia
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Miguel Ángel Castillo / Corte de Caja
Yahoo Noticias
6 de marzo de 2017
Imagen tomada de Twitter
No, no voy a comparar a Andrés Manuel López Obrador con el presidente de Estados Unidos, pero si usted es de esos que ni abre las notas o sólo lee el encabezado ya puede empezar a despotricar en contra de la mafia del poder, que para eso se inventó la zona de comentarios.
No, cuando habló de la posibilidad de tener un gobierno a la Donald Trump en México tras las próximas elecciones de 2018 no estoy poniendo a López Obrador como virtual ganador de la presidencia, sino a la tendencia de repetir una historia de similares características en el que hasta nos podrían pedir derechos de autor, después de pagar el muro, claro está.
La llegada de Trump a la Casa Blanca no se dio nada más por el hecho de prometer lo que una gran parte de la población estadounidense quería escuchar, aunque la mayor parte fueran premisas falsas que si bien no son imposibles de cumplir, no los dejará con la vajilla completa a ellos mismos.
Ese ascenso a Aprendiz de Hombre más poderoso se le facilitó en mucho y en parte por ese gran hartazgo de la ciudadanía por esa clase política que cree que sólo debe rendir cuentas a sí mismos y cuyas decisiones van siempre pensando en el próximo periodo electoral y no en quienes se suponen representan. Así, votaron por el único que no se sujetaba a los cánones de la corrección política, al agresivo, al cómico, al impresentable. Hay gente que únicamente quiere ver arder el mundo por la simple tentación de ver qué pasa. Usted ha estado aburrido y le ha pasado.
Foto: AP
Pues bien, en México la cosa pinta para lo mismo, con los mismos personajes reciclados no de hace seis años, sino de más de 30, de tal suerte que aparte de las mismas caras que se han manifestado para remodelar Los Pinos ha surgido una variopinta cantidad de contendientes que me hacen esperar con ansias el momento en que Angélica Rivera diga “yo también voy”.
Quizás el ejemplo más claro de cómo los políticos mexicanos creen que no hay límite para el asombro y el cinismo se dio las recientes semanas, en ese sector que llaman izquierda aunque el tiempo nos ha demostrado que lo suyo, lo suyo, es la dislexia.
Esa desbanda de gente con cargos públicos hacia el lado de Andrés Manuel López Obrador no sería insólita sino fuera porque se trata del tipo con el que dijeron que nunca se iban a casar o bien, aquel que representaba todas sus fobias nada más porque ya les había comido el mandado.
Y es que esa sensualidad que tiene AMLO parece no tenerla ni Justin Trudeau, el primer ministro canadiense. No lo digo por la forma en que lo ve Leticia Quezada, ahora exfuncionaria del gobierno de la Ciudad de México luego de que la ‘renunciaron’ por oler a leña de otro hogar, sino por esos acérrimos críticos a los que se les saltaba la vena de la frente cada que escuchaban del señor López y ahora hasta casa le quieren poner.
Por supuesto que nos referimos a Miguel Barbosa, LÍDER, sí, líder de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado y quien ahora no se limita a manifestar su enamoramiento por el candidato que lleva 12 años en campaña, sino que está maquinando toda una operación para que ese partido apoye a López Obrador en las elecciones de 2018, aún cuando él mismo les dijo que con ellos no saldría ni a la esquina. ¡Pégame, pero no me dejes!
Foto: Cuartoscuro
[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]
Yahoo Noticias
6 de marzo de 2017
Imagen tomada de Twitter
No, no voy a comparar a Andrés Manuel López Obrador con el presidente de Estados Unidos, pero si usted es de esos que ni abre las notas o sólo lee el encabezado ya puede empezar a despotricar en contra de la mafia del poder, que para eso se inventó la zona de comentarios.
No, cuando habló de la posibilidad de tener un gobierno a la Donald Trump en México tras las próximas elecciones de 2018 no estoy poniendo a López Obrador como virtual ganador de la presidencia, sino a la tendencia de repetir una historia de similares características en el que hasta nos podrían pedir derechos de autor, después de pagar el muro, claro está.
La llegada de Trump a la Casa Blanca no se dio nada más por el hecho de prometer lo que una gran parte de la población estadounidense quería escuchar, aunque la mayor parte fueran premisas falsas que si bien no son imposibles de cumplir, no los dejará con la vajilla completa a ellos mismos.
Ese ascenso a Aprendiz de Hombre más poderoso se le facilitó en mucho y en parte por ese gran hartazgo de la ciudadanía por esa clase política que cree que sólo debe rendir cuentas a sí mismos y cuyas decisiones van siempre pensando en el próximo periodo electoral y no en quienes se suponen representan. Así, votaron por el único que no se sujetaba a los cánones de la corrección política, al agresivo, al cómico, al impresentable. Hay gente que únicamente quiere ver arder el mundo por la simple tentación de ver qué pasa. Usted ha estado aburrido y le ha pasado.
Foto: AP
Pues bien, en México la cosa pinta para lo mismo, con los mismos personajes reciclados no de hace seis años, sino de más de 30, de tal suerte que aparte de las mismas caras que se han manifestado para remodelar Los Pinos ha surgido una variopinta cantidad de contendientes que me hacen esperar con ansias el momento en que Angélica Rivera diga “yo también voy”.
Quizás el ejemplo más claro de cómo los políticos mexicanos creen que no hay límite para el asombro y el cinismo se dio las recientes semanas, en ese sector que llaman izquierda aunque el tiempo nos ha demostrado que lo suyo, lo suyo, es la dislexia.
Esa desbanda de gente con cargos públicos hacia el lado de Andrés Manuel López Obrador no sería insólita sino fuera porque se trata del tipo con el que dijeron que nunca se iban a casar o bien, aquel que representaba todas sus fobias nada más porque ya les había comido el mandado.
Y es que esa sensualidad que tiene AMLO parece no tenerla ni Justin Trudeau, el primer ministro canadiense. No lo digo por la forma en que lo ve Leticia Quezada, ahora exfuncionaria del gobierno de la Ciudad de México luego de que la ‘renunciaron’ por oler a leña de otro hogar, sino por esos acérrimos críticos a los que se les saltaba la vena de la frente cada que escuchaban del señor López y ahora hasta casa le quieren poner.
Por supuesto que nos referimos a Miguel Barbosa, LÍDER, sí, líder de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado y quien ahora no se limita a manifestar su enamoramiento por el candidato que lleva 12 años en campaña, sino que está maquinando toda una operación para que ese partido apoye a López Obrador en las elecciones de 2018, aún cuando él mismo les dijo que con ellos no saldría ni a la esquina. ¡Pégame, pero no me dejes!
Foto: Cuartoscuro
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