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- #1
Esto me ocurrió hace un par de meses. He cambiado los nombres para que no haya problemas. Me llamo Alberto y hace bastante tiempo que no tenía ninguna relación. Paso a contaros lo que me paso:
La recepcionista de por las tardes es una mujer muy simpática y siempre pendiente de la gente que entra y sale de la oficina. La calculaba unos 55 años, es delgada y mide 1,50 metros de altura. Es muy poquita cosa pero tiene un par de tetas descomunales y un culo redondito y duro que me quita el hipo.
Yo apenas había dirigido alguna palabra con ella, ya que mi trabajo es de campo y en la oficina no suelo parar mucho. Pero cada tarde que llegaba y me veía me miraba fijamente a los ojos, me sonreía y me daba las buenas tardes. Siempre que podía se acercaba a llevarles algo a las secretarias que tenemos en el departamento y al pasar siempre se me quedaba mirando y me sonreía. Normalmente vestía vaqueros ajustados con blusas prietas para marcar sus magnificas tetas o faldas cortas y botas de tacón de aguja. Vamos que cada vez que pasaba se recreaba para que la viera muy bien. La verdad es que me pone muy cachondo está mujer.
Una tarde que me quede a trabajar hasta tarde dio la casualidad que al ir saliendo con el coche de la oficina me la encontré andando para la parada del autobús, iba con unos vaqueros ajustados, marcando ese maravilloso culito que tiene y una blusa ajustada marcando sus enormes melones, me acerque a ella y la pregunte que si quería que la acercara a algún lado, al oír esto se le ilumino el rostro y me dijo que por supuesto que si. Se monto en el coche y la acerque a su barrio. Durante el camino fuimos hablando del trabajo, de la gente de la oficina, me contó que llevaba dos años separada y sin ninguna relación estable, también me contó que tenía una hija de 29 años que se había ido a vivir con ella después de la separación.
- ¿Cuantos años tienes Alberto? -me pregunta Ester.
- ¿Cuantos me echas? – le respondo en plan de coña.
- Pues unos 25. -me dice y se empieza a reír.
- Pues yo con 2 o 3 tres estoy ya cansado, o sea que con 25 me matas. – la respondo serio y me empiezo a reír.
Ester al principio no cae en el chiste y luego se empieza a reír y me dice entre risas:
- Que malo que eres Alberto, no de verdad ¿cuantos años tienes?
- De verdad tengo 28, pero vamos que si quieres 25 es todo ponerse. -la vacilo y me entra la risa.
Ella me sigue la bola y se ríe preguntándome:
- Y tú, ¿Cuantos me echas a mí? – mi respuesta no se hizo esperar:
- Unos 42, aunque me mates a polvos – y ja ja ja.
Llegados a este punto yo estaba cachondo perdido, tenía una erección de la ostia y encima ella me miro con una mirada lujuriosa que ponía al verme y me dice:
- Pues tengo 51 años y no creo que un chaval tan majo y joven como tu se fije en una abuela como yo, además que podría ser tu madre.
- Pues solo te voy a decir una cosa, si fueras mi madre, mi padre hacia años que dormía en la puta calle. Porque eres muy guapa y muchas desearían estar tan buenas y macizas como lo estas tu. Además te los tienes que llevar de calle a los que te propongas.
- Si ya, pues hace más de una año que no me acuesto con nadie.
- Pues hay que remediarlo, vamos si te apetece y tienes tiempo.
- ¿Estas seguro de querer hacerlo con esta vieja?
Le cogí la mano y se la puse encima de mi paquete preguntándole:
- ¿Tu que crees?
Ella puso aun más cara de lujuria si cabe y empezó a sobarme el paquete y me suelta:
- ¿Así de cachondo te pones cuando me paseo por la oficina?
- Como lo sabes, me pones así y más.
En eso que llegamos a su barrio y tuvimos la suerte de aparcar en la puerta de su casa. Entramos a su portal y en el ascensor la cogí la cabeza y la plante un morreo. La comencé a sobar el culo, apretándole los cachetes y subiéndola hacia mí.
Al llegar a su planta me dice:
- Espera que voy a ver si Bea ha llegado a casa.
Entramos en su casa y seguimos besándonos como si se fuera a acabar el mundo.
Abrió la puerta de su casa y entro llamando a su hija. Yo iba detrás de ella con una erección brutal. Ester reviso la habitación de su hija y el baño. Y por suerte no estaba en casa. Se volvió hacia mí con esa mirada que me ponía a cien y me dijo:
- Vamos Alberto hazme tuya que estoy empapada.
Dicho esto la cogí la cabeza con las manos y le volví a comer la boca. Al rato me cogió de la mano y me llevo a su habitación. En la habitación había una cama de matrimonio, un espejo enorme al lado de la cama, un armario, una mesita de noche y una cómoda.
Me llevo a la cama y me hizo sentarme en ella. Me dijo:
- Me tienes mojadita al máximo y quiero que disfrutes al máximo.- mientras decía esto comenzó a quitarse la blusa y se quedo en un sujetador de encaje rojo. Acto seguido comenzó a desabrocharse los pantalones y se los quito dejando al descubierto un tanga a juego con el sujetador. Se dio la vuelta lentamente para enseñarme ese pedazo de cuerpo que tenía y me soltó:
- ¿Estoy apetecible todavía?
- Ahora y muchos años mas. – La dije, la cogí de la mano y la acerque hacia mí, la volvía a besar mientras la estrujaba el culo. La comencé a desabrochar el sujetador, cayeron dos pedazos de tetas (tenia una 120 de sujetador) impresionantes, un poco caídas por la edad pero muy muy ricas. Y comencé a darle besos en los pezones, que empezaron a crecer y endurecerse. Se los mame como si fuera un bebe. Ella solo gemía y gemía.
- Ahhhh, ahhhh, sigue así, dios que bien me chupas los pezones.
- Que sabrosas que tienes las tetas. -le dije.
Seguí rechupeteando un rato y ella comenzó a desabrocharme la camisa. Me empezó a dar besitos en el cuello, en el pecho, en la tripa y entonces me empujo el cuerpo tumbándome en la cama. Abrió mi cinturón y me bajo la cremallera del pantalón. Puso la mano en mi polla que estaba a punto de reventar y me soltó:
- ¿Quieres que te la chupe? – poniendo cara de pilla y estrujándose las tetas.
- Joder chúpamela que me van a reventar los bóxer. Nada mas acabar de decirle esto, me bajo los bóxer y cogió la polla con las dos manos y mirándome a los ojos se la metió hasta el fondo, tocando con la nariz mi zona púbica. Que gusto, nunca ninguna de las tías con la que había estado me habían echo un garganta profunda tan bestia. Que placer. Yo gritaba de placer y ella cada vez cogía más velocidad. Yo solo veía como su cabeza hacia desaparecer toda mi polla. Que ansias de chupármela tenía Ester. No creo que llegara a aguantar ni cinco minutos. Solo me dio tiempo a decir:
- Me corrroooooooooooo. – Ester incremento el ritmo de su cabeza y me corrí. Se lo trago todo la jodía. Nunca me había echo nada igual. Que placer que me produjo la fiera está. Ester me arranco los zapatos, los calcetines, el pantalón y los bóxer diciéndome:
- ¿Te ha gustado? Porque a mi tu leche me ha encantado y me ha puesto a mil. Tengo ganas de que me metas esa polla por mis otros agujeros.
- Joder tía nadie me la ha chupado nunca como lo has hecho tu. Vente aquí que te voy a devolver el favor.
La cogí de la mano y la subí a la cama. La tumbe en la cama y la quite el tanga. Subí a su cabeza y comencé a comerle la boca otra vez. Le bese el cuello y seguí bajando a las tetas. Allí me perdí un rato ya que me encanta chuparles las tetas a las tías y además aquellas eran un manjar que no podía desperdiciar. Continué bajando por la tripa y llegue a su monte de Venus, la jodía lo tenia todo rasuradito. Emanaba un olor irresistible a hembra que me había vuelto a poner la polla como un mástil. Pase la lengua por la raja de abajo a arriba y Ester comenzó a gemir. Seguí haciendo lo mismo, pasarle la lengua de arriba a bajo y de abajo a arriba. Ella solo gemía y gemía. Su respiración cada vez era más rápida. Cogí mi dedo anular y se lo metí en el coño y me centre en chuparle el clítoris. Me la estaba follando con el dedo y chupando el clítoris a la vez. Ester comenzó a gemir aun más fuerte mientras que yo aceleraba las embestidas con mi dedo y el movimiento de mi lengua.
- Ahhhh me corrrooooooooooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. – Alcanzo a decirme esto y comenzó a convulsionar todo su cuerpo. De su coño comenzó a salir un liquido delicioso que yo me afanaba en no dejar que se me escapara ninguna gota. Este líquido es el néctar de la mujer, conseguir este néctar es el trabajo más precioso y gratificante que hay. Cuando ya no salía más de su chocho, me tumbe a su lado y la abrace mientras ella volvía a recuperar su cuerpo.
- Gracias. Hacia mucho tiempo que no me corría tan brutalmente. – Me dijo Ester.
- No, el agradecido soy yo al darme tu néctar. – Mientras la decía esto, Ester me miro a los ojos cayéndosele unas lágrimas de sus ojos, me abrazo con mucha fuerza y me beso apasionadamente. Me metió la lengua hasta la nuca. Nos quedamos abrazados unos minutos, después de los cuales ella me dijo:
- Quiero sentirte dentro, que me la claves muy adentro y que me rellenes con tu leche.
Se bajo hacia mi polla que se había bajado y comenzó a chuparla muy lentamente. Según fue creciendo mi rabo se lo fue metiendo más adentro de su boca. Cuando ya estaba bien grande se sentó a horcajadas encima de mi rabo, metiéndosela toda entera de un viaje. Comenzó a botar encima de mi rabo como una loca.
- Ahhhhhhhhhhh, que gusto, uf que placer, ahhhhhh. – decía Ester mientras botaba.
- Joder que dura la tienes, pedazo de cabrón. Como me gusta tu polla. – seguía diciendo.
- Que bien que me follas putita. – Mientras la decía esto mire hacia el espejo y se nos veía a los dos follando. Se me puso más dura al verla en el espejo como botaba clavándose todo con mi rabo.
- Joder como mola el espejo. -la dije.
- Ahhhhhh me encanta verme reflejada mientras me follan.
En este momento note un movimiento en la puerta de la habitación y me pareció ver unos ojos que nos miraban. Luego supe que era Bea, la hija de Ester, que estaba muy buena también. Ester seguía botando y botando mientras que yo me dedicaba a estrujar sus pechazos y a disfrutar al máximo de la mujer que tenia encima.
Un rato después paro, se sentó en la cama y se la volvió a meter en la boca, que placer me deba la cabrona. Se la tragaba toda entera y notaba su garganta apretando mi capullo. Iba a hacer que me volviera a correr y para evitarlo la aparte suavemente y le di un beso en los morros. Mientras la besaba le dije:
- Ponte a cuatro patas que te la voy a meter hasta los huevos cabrona.
Con una mirada picara se fue moviendo lascivamente hasta que se puso en posición, yo ya todo cachondo se la metí de un viaje y comencé a bombear a todo hostia. Pum, pum, pum.
- Así mi vida, dame más fuerte, joder como me gusta – Gritaba Ester.
- Te gusta que te empale, no golfa? – La dije mientras seguía empujando.
Cogí un foco de flujo que salía de coño y se lo eche en el ojete, comencé a meterle el dedo índice en el culo, Ester comenzó a gemir y a chillar como una posesa:
- Ahhhhhhhhh, si, si por el culo también.
La seguía follando por el coño y ahora empezaba a follarla con el dedo el culo, ella se retorcía de placer sobre la cama, jadeaba a lo bestia. Comencé a meterla dos dedos por el culito y ella gemía cada vez más y decía:
- Así, así que vas a hacer que me corra cabrón. Joder que placer me estas dando. Aaaaaahhhhhhh, Aaaaaahhhhhhh.
Ya conseguí meterle tres dedos y entonces ella me dijo:
- Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, me corroooooooooooo. – Yo acelerando las embestidas tanto en el coño como en el ojete también comencé a correrme.
- Tooooommmmmaaaaaa golfaaaaaaaaaaa, todo pa tiiiiiiiiiiiiiii. – La dije mientras nos corríamos los dos a la vez. Ester callo convulsionando de la corrida, estaba exhausta, yo me tumbe encima de ella con la polla metida en su chochito, que ya empezaba a rezumar leche. La abrace mientras volvía a su ser y así estuvimos un rato, recuperándonos de la follada.
Ella se volvió hacia mí y me dijo con los ojitos llenos de lágrimas:
- Gracias, lo necesitaba. Me has dejado rota, estoy reventada y llena de leche. – Acerco su boca a la mía y me dio un beso muy tierno. Se abrazo a mí y así nos quedamos dormidos.
Soñaba como Ester me comía la polla, como me mamaba el capullo, como me lamía de los huevos al glande y del glande a los huevos, como se la tragaba toda entera. Abrí los ojos, era de noche y allí estaba Ester comiéndome la polla. No lo había soñado, era cierto. Se dio cuenta de que me había despertado y me soltó:
- Buenos días, como no sabia como darte las gracias, me pareció buena idea despertarte con una mamada.
- Joder que buena que eres. Sigue, sigue, no pares, pero por que no me pones el coño en la boca y disfrutamos los dos. – la dije.
Ella puso cara de picara y me dijo:
- Bueno, vale. – Y me coloco su chochito en la boca y siguió tragándose mi polla.
Comencé a comerla el coño como si estuviera poseído y ella comenzó a seguir mi ritmo al comerme el rabo. Comencé a meterle un dedo en el coño. Gemía mientras me la comía. En nada de tiempo ambos llegamos al orgasmo. Nos volvimos a correr a la par.
Mientras la abrazaba la dije:
- Este ha sido el mejor despertar que he tenido nunca.
- El mió también y espero que podamos repetirlo. – Me dijo.
- Cuando tú quieras y yo no esté de viaje. – La dije y la di un beso.
A los 10 minutos sonó el despertador y nos levantamos. Ester se metió a la ducha y yo me baje al coche a por muda que llevo en la maleta. Al volver al portal me encontré que salía una mujer de unos 30 años y que estaba cañón. Ella me miro con ojos de picara y me dijo:
- Muy buenos días, no?
Yo me quede cortado y no supe que decirle. Me metí en el portal y subí al piso de Ester. Me duche y nos fuimos para el trabajo. De camino le comente lo que me había pasado en el portal y sacando una foto de la cartera me la enseño y me pregunto:
- ¿Es esta la mujer con la que te cruzaste?
- Si esa es. – La dije.
- Pues es Belen, mi hija. Seguro que ayer llego a casa y no nos enteramos. Nos ha debido de oír follando. – Me dijo Ester poniéndose colorada como un tomate.
Después de este encuentro con Ester hubo más y en alguno también participo su hija.
La recepcionista de por las tardes es una mujer muy simpática y siempre pendiente de la gente que entra y sale de la oficina. La calculaba unos 55 años, es delgada y mide 1,50 metros de altura. Es muy poquita cosa pero tiene un par de tetas descomunales y un culo redondito y duro que me quita el hipo.
Yo apenas había dirigido alguna palabra con ella, ya que mi trabajo es de campo y en la oficina no suelo parar mucho. Pero cada tarde que llegaba y me veía me miraba fijamente a los ojos, me sonreía y me daba las buenas tardes. Siempre que podía se acercaba a llevarles algo a las secretarias que tenemos en el departamento y al pasar siempre se me quedaba mirando y me sonreía. Normalmente vestía vaqueros ajustados con blusas prietas para marcar sus magnificas tetas o faldas cortas y botas de tacón de aguja. Vamos que cada vez que pasaba se recreaba para que la viera muy bien. La verdad es que me pone muy cachondo está mujer.
Una tarde que me quede a trabajar hasta tarde dio la casualidad que al ir saliendo con el coche de la oficina me la encontré andando para la parada del autobús, iba con unos vaqueros ajustados, marcando ese maravilloso culito que tiene y una blusa ajustada marcando sus enormes melones, me acerque a ella y la pregunte que si quería que la acercara a algún lado, al oír esto se le ilumino el rostro y me dijo que por supuesto que si. Se monto en el coche y la acerque a su barrio. Durante el camino fuimos hablando del trabajo, de la gente de la oficina, me contó que llevaba dos años separada y sin ninguna relación estable, también me contó que tenía una hija de 29 años que se había ido a vivir con ella después de la separación.
- ¿Cuantos años tienes Alberto? -me pregunta Ester.
- ¿Cuantos me echas? – le respondo en plan de coña.
- Pues unos 25. -me dice y se empieza a reír.
- Pues yo con 2 o 3 tres estoy ya cansado, o sea que con 25 me matas. – la respondo serio y me empiezo a reír.
Ester al principio no cae en el chiste y luego se empieza a reír y me dice entre risas:
- Que malo que eres Alberto, no de verdad ¿cuantos años tienes?
- De verdad tengo 28, pero vamos que si quieres 25 es todo ponerse. -la vacilo y me entra la risa.
Ella me sigue la bola y se ríe preguntándome:
- Y tú, ¿Cuantos me echas a mí? – mi respuesta no se hizo esperar:
- Unos 42, aunque me mates a polvos – y ja ja ja.
Llegados a este punto yo estaba cachondo perdido, tenía una erección de la ostia y encima ella me miro con una mirada lujuriosa que ponía al verme y me dice:
- Pues tengo 51 años y no creo que un chaval tan majo y joven como tu se fije en una abuela como yo, además que podría ser tu madre.
- Pues solo te voy a decir una cosa, si fueras mi madre, mi padre hacia años que dormía en la puta calle. Porque eres muy guapa y muchas desearían estar tan buenas y macizas como lo estas tu. Además te los tienes que llevar de calle a los que te propongas.
- Si ya, pues hace más de una año que no me acuesto con nadie.
- Pues hay que remediarlo, vamos si te apetece y tienes tiempo.
- ¿Estas seguro de querer hacerlo con esta vieja?
Le cogí la mano y se la puse encima de mi paquete preguntándole:
- ¿Tu que crees?
Ella puso aun más cara de lujuria si cabe y empezó a sobarme el paquete y me suelta:
- ¿Así de cachondo te pones cuando me paseo por la oficina?
- Como lo sabes, me pones así y más.
En eso que llegamos a su barrio y tuvimos la suerte de aparcar en la puerta de su casa. Entramos a su portal y en el ascensor la cogí la cabeza y la plante un morreo. La comencé a sobar el culo, apretándole los cachetes y subiéndola hacia mí.
Al llegar a su planta me dice:
- Espera que voy a ver si Bea ha llegado a casa.
Entramos en su casa y seguimos besándonos como si se fuera a acabar el mundo.
Abrió la puerta de su casa y entro llamando a su hija. Yo iba detrás de ella con una erección brutal. Ester reviso la habitación de su hija y el baño. Y por suerte no estaba en casa. Se volvió hacia mí con esa mirada que me ponía a cien y me dijo:
- Vamos Alberto hazme tuya que estoy empapada.
Dicho esto la cogí la cabeza con las manos y le volví a comer la boca. Al rato me cogió de la mano y me llevo a su habitación. En la habitación había una cama de matrimonio, un espejo enorme al lado de la cama, un armario, una mesita de noche y una cómoda.
Me llevo a la cama y me hizo sentarme en ella. Me dijo:
- Me tienes mojadita al máximo y quiero que disfrutes al máximo.- mientras decía esto comenzó a quitarse la blusa y se quedo en un sujetador de encaje rojo. Acto seguido comenzó a desabrocharse los pantalones y se los quito dejando al descubierto un tanga a juego con el sujetador. Se dio la vuelta lentamente para enseñarme ese pedazo de cuerpo que tenía y me soltó:
- ¿Estoy apetecible todavía?
- Ahora y muchos años mas. – La dije, la cogí de la mano y la acerque hacia mí, la volvía a besar mientras la estrujaba el culo. La comencé a desabrochar el sujetador, cayeron dos pedazos de tetas (tenia una 120 de sujetador) impresionantes, un poco caídas por la edad pero muy muy ricas. Y comencé a darle besos en los pezones, que empezaron a crecer y endurecerse. Se los mame como si fuera un bebe. Ella solo gemía y gemía.
- Ahhhh, ahhhh, sigue así, dios que bien me chupas los pezones.
- Que sabrosas que tienes las tetas. -le dije.
Seguí rechupeteando un rato y ella comenzó a desabrocharme la camisa. Me empezó a dar besitos en el cuello, en el pecho, en la tripa y entonces me empujo el cuerpo tumbándome en la cama. Abrió mi cinturón y me bajo la cremallera del pantalón. Puso la mano en mi polla que estaba a punto de reventar y me soltó:
- ¿Quieres que te la chupe? – poniendo cara de pilla y estrujándose las tetas.
- Joder chúpamela que me van a reventar los bóxer. Nada mas acabar de decirle esto, me bajo los bóxer y cogió la polla con las dos manos y mirándome a los ojos se la metió hasta el fondo, tocando con la nariz mi zona púbica. Que gusto, nunca ninguna de las tías con la que había estado me habían echo un garganta profunda tan bestia. Que placer. Yo gritaba de placer y ella cada vez cogía más velocidad. Yo solo veía como su cabeza hacia desaparecer toda mi polla. Que ansias de chupármela tenía Ester. No creo que llegara a aguantar ni cinco minutos. Solo me dio tiempo a decir:
- Me corrroooooooooooo. – Ester incremento el ritmo de su cabeza y me corrí. Se lo trago todo la jodía. Nunca me había echo nada igual. Que placer que me produjo la fiera está. Ester me arranco los zapatos, los calcetines, el pantalón y los bóxer diciéndome:
- ¿Te ha gustado? Porque a mi tu leche me ha encantado y me ha puesto a mil. Tengo ganas de que me metas esa polla por mis otros agujeros.
- Joder tía nadie me la ha chupado nunca como lo has hecho tu. Vente aquí que te voy a devolver el favor.
La cogí de la mano y la subí a la cama. La tumbe en la cama y la quite el tanga. Subí a su cabeza y comencé a comerle la boca otra vez. Le bese el cuello y seguí bajando a las tetas. Allí me perdí un rato ya que me encanta chuparles las tetas a las tías y además aquellas eran un manjar que no podía desperdiciar. Continué bajando por la tripa y llegue a su monte de Venus, la jodía lo tenia todo rasuradito. Emanaba un olor irresistible a hembra que me había vuelto a poner la polla como un mástil. Pase la lengua por la raja de abajo a arriba y Ester comenzó a gemir. Seguí haciendo lo mismo, pasarle la lengua de arriba a bajo y de abajo a arriba. Ella solo gemía y gemía. Su respiración cada vez era más rápida. Cogí mi dedo anular y se lo metí en el coño y me centre en chuparle el clítoris. Me la estaba follando con el dedo y chupando el clítoris a la vez. Ester comenzó a gemir aun más fuerte mientras que yo aceleraba las embestidas con mi dedo y el movimiento de mi lengua.
- Ahhhh me corrrooooooooooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. – Alcanzo a decirme esto y comenzó a convulsionar todo su cuerpo. De su coño comenzó a salir un liquido delicioso que yo me afanaba en no dejar que se me escapara ninguna gota. Este líquido es el néctar de la mujer, conseguir este néctar es el trabajo más precioso y gratificante que hay. Cuando ya no salía más de su chocho, me tumbe a su lado y la abrace mientras ella volvía a recuperar su cuerpo.
- Gracias. Hacia mucho tiempo que no me corría tan brutalmente. – Me dijo Ester.
- No, el agradecido soy yo al darme tu néctar. – Mientras la decía esto, Ester me miro a los ojos cayéndosele unas lágrimas de sus ojos, me abrazo con mucha fuerza y me beso apasionadamente. Me metió la lengua hasta la nuca. Nos quedamos abrazados unos minutos, después de los cuales ella me dijo:
- Quiero sentirte dentro, que me la claves muy adentro y que me rellenes con tu leche.
Se bajo hacia mi polla que se había bajado y comenzó a chuparla muy lentamente. Según fue creciendo mi rabo se lo fue metiendo más adentro de su boca. Cuando ya estaba bien grande se sentó a horcajadas encima de mi rabo, metiéndosela toda entera de un viaje. Comenzó a botar encima de mi rabo como una loca.
- Ahhhhhhhhhhh, que gusto, uf que placer, ahhhhhh. – decía Ester mientras botaba.
- Joder que dura la tienes, pedazo de cabrón. Como me gusta tu polla. – seguía diciendo.
- Que bien que me follas putita. – Mientras la decía esto mire hacia el espejo y se nos veía a los dos follando. Se me puso más dura al verla en el espejo como botaba clavándose todo con mi rabo.
- Joder como mola el espejo. -la dije.
- Ahhhhhh me encanta verme reflejada mientras me follan.
En este momento note un movimiento en la puerta de la habitación y me pareció ver unos ojos que nos miraban. Luego supe que era Bea, la hija de Ester, que estaba muy buena también. Ester seguía botando y botando mientras que yo me dedicaba a estrujar sus pechazos y a disfrutar al máximo de la mujer que tenia encima.
Un rato después paro, se sentó en la cama y se la volvió a meter en la boca, que placer me deba la cabrona. Se la tragaba toda entera y notaba su garganta apretando mi capullo. Iba a hacer que me volviera a correr y para evitarlo la aparte suavemente y le di un beso en los morros. Mientras la besaba le dije:
- Ponte a cuatro patas que te la voy a meter hasta los huevos cabrona.
Con una mirada picara se fue moviendo lascivamente hasta que se puso en posición, yo ya todo cachondo se la metí de un viaje y comencé a bombear a todo hostia. Pum, pum, pum.
- Así mi vida, dame más fuerte, joder como me gusta – Gritaba Ester.
- Te gusta que te empale, no golfa? – La dije mientras seguía empujando.
Cogí un foco de flujo que salía de coño y se lo eche en el ojete, comencé a meterle el dedo índice en el culo, Ester comenzó a gemir y a chillar como una posesa:
- Ahhhhhhhhh, si, si por el culo también.
La seguía follando por el coño y ahora empezaba a follarla con el dedo el culo, ella se retorcía de placer sobre la cama, jadeaba a lo bestia. Comencé a meterla dos dedos por el culito y ella gemía cada vez más y decía:
- Así, así que vas a hacer que me corra cabrón. Joder que placer me estas dando. Aaaaaahhhhhhh, Aaaaaahhhhhhh.
Ya conseguí meterle tres dedos y entonces ella me dijo:
- Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, me corroooooooooooo. – Yo acelerando las embestidas tanto en el coño como en el ojete también comencé a correrme.
- Tooooommmmmaaaaaa golfaaaaaaaaaaa, todo pa tiiiiiiiiiiiiiii. – La dije mientras nos corríamos los dos a la vez. Ester callo convulsionando de la corrida, estaba exhausta, yo me tumbe encima de ella con la polla metida en su chochito, que ya empezaba a rezumar leche. La abrace mientras volvía a su ser y así estuvimos un rato, recuperándonos de la follada.
Ella se volvió hacia mí y me dijo con los ojitos llenos de lágrimas:
- Gracias, lo necesitaba. Me has dejado rota, estoy reventada y llena de leche. – Acerco su boca a la mía y me dio un beso muy tierno. Se abrazo a mí y así nos quedamos dormidos.
Soñaba como Ester me comía la polla, como me mamaba el capullo, como me lamía de los huevos al glande y del glande a los huevos, como se la tragaba toda entera. Abrí los ojos, era de noche y allí estaba Ester comiéndome la polla. No lo había soñado, era cierto. Se dio cuenta de que me había despertado y me soltó:
- Buenos días, como no sabia como darte las gracias, me pareció buena idea despertarte con una mamada.
- Joder que buena que eres. Sigue, sigue, no pares, pero por que no me pones el coño en la boca y disfrutamos los dos. – la dije.
Ella puso cara de picara y me dijo:
- Bueno, vale. – Y me coloco su chochito en la boca y siguió tragándose mi polla.
Comencé a comerla el coño como si estuviera poseído y ella comenzó a seguir mi ritmo al comerme el rabo. Comencé a meterle un dedo en el coño. Gemía mientras me la comía. En nada de tiempo ambos llegamos al orgasmo. Nos volvimos a correr a la par.
Mientras la abrazaba la dije:
- Este ha sido el mejor despertar que he tenido nunca.
- El mió también y espero que podamos repetirlo. – Me dijo.
- Cuando tú quieras y yo no esté de viaje. – La dije y la di un beso.
A los 10 minutos sonó el despertador y nos levantamos. Ester se metió a la ducha y yo me baje al coche a por muda que llevo en la maleta. Al volver al portal me encontré que salía una mujer de unos 30 años y que estaba cañón. Ella me miro con ojos de picara y me dijo:
- Muy buenos días, no?
Yo me quede cortado y no supe que decirle. Me metí en el portal y subí al piso de Ester. Me duche y nos fuimos para el trabajo. De camino le comente lo que me había pasado en el portal y sacando una foto de la cartera me la enseño y me pregunto:
- ¿Es esta la mujer con la que te cruzaste?
- Si esa es. – La dije.
- Pues es Belen, mi hija. Seguro que ayer llego a casa y no nos enteramos. Nos ha debido de oír follando. – Me dijo Ester poniéndose colorada como un tomate.
Después de este encuentro con Ester hubo más y en alguno también participo su hija.