locojager
Bovino maduro
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- 11 Abr 2010
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Cumplía apenas 17 años en aquel entonces, la gente decía que era muy joven pero yo no consideraba lo mismo, al igual que mucho de mi edad, apenas descubria mucho de lo que podía hacer y era capaz, gracias a una vida de frecuente actividad, tenía un desarrollo físico considerable, me gustaba ir a fiestas y los juegos con los amigos del colegio, la diferecia abismal con los demás era que mi madre no estaba conmigo, eso era una marca, tal vez no social pero si personal que calaba hondo; mi padre, un hombre serio y formal, recien se había casado con una mujer que había conocido hace un par de años, suceso que no era no muy bien visto por la gente, pero en fin, ellos no decidían que hacer con su vida, que era lo que mi padre replicaba.
Había recibido algunos comentarios en el colegio acerca de mi reciente marastra, mujer madura en todos los aspectos, en repetids ocaciones escuchaba la suerte que tenía al tener tal mujer en casa, ya que cualquier chico al parecer le hbiese gustado estar erca de ella, debo aceptar que era una mujer sumamente atractiva, sin embargo, había aprendido a no verla con morbo, estaba desinderesadamente con mi padre, quien, a pesar de tener a una bella mujer con el, era rara la ocasion que pasaba mas de dos horas en casa, pues sus multiples compromisos y obligaciones asi lo demandaban.
Un buen día llegaba del colegio, ya llegué, dije en voz alta, papá solía comer en casa esos días; - No está tu padre- , resondío mi madrastra desde la sala, me dirigi hacía allá para preguntar la razón, al llegar a la entrada, vi a aquella mujer acomodando cojines en el sofá, estaba de espaldas e inclinada hacia el frente, por lo que se podía ver en plenitud la forma de sus piernas desde la cintura hasta las pantorrillas, debo aceptar que aquella vista me asombro y de inmediato vinieron a mi cabeza aquellos comentarios e los chicos del colegio, decidí no prestar mas atención y me dirigí a mi habitación, me quede dormido un buen rato.
Desperté por el sonido de la regadera, me imagino que mi madrastra estaba haciendo algo quehaceres y después se tomó un baño, me quede acostado unos minutos, había pasado tal vez unos quince, ya no escuchaba algún sonido, por lo que decidí ir a comer algo, al salir de mi habitación me encontre de frente a mi madrastra, per ella estaba descalza y en topless, con el pelo mojado, -creí que habías salido-, me dijo con una cara de sorpresa anorme por la situación.
-No, yo estaba dormido, salí a comer algo- dije tartamudeando por lo incomodo de la situación, tratando de no voltear a ver aquella figura casi desnuda por completo fente a mi: -Yo no sabía que tu estabas asi por aquí....- deje de hablar con ki voz nerviosa cuando note que me miraba con asombro, con una expresion de no haber esuchado algo de lo que dije, volteé la mirada a mi mismo y descucrí que tenía una ereccion, el pantalón dejaba ver claramente lo que pasaba, mi primer pensamiento fue salir corriendo, pero cuando volteé verla para disculparme, pude ver ese cuerpo suyo, curvilineo y de muy proporcionadas dimenciones,¿Cómo no caer víctima de impulsos ante tal tentación frente a mí?, mi juicio se nublo.
Sin pensar mucho en lo que hacía tire mi pantalón hacía abajo y di un paso al frente, mi pene erecto quedo libre al aire, ella, que se encontraba a escaso medio metro lo tomó en su mano y comenzo a acariciarlo, podía sentir como temblaba por la situación, no era para más, ya que estaba acariciando a su hijastro,- ¿Dios, que estoy haciendo? - menciono mientras me volteaba a ver a los ojos, se inco llevo mi miembro a su boca, era la primera vez que estaba con una mujer, sentir como su lengua, húmeda y calida me recorría, era sumamente placentero y cuando lo realizaba con toda la boca era aún mejor, por la forma en que lo hacía parecía que lo disfrutaba tanto como yo, no recuerdo cuanto tiempo lo hizo, pero aquella felación a mi me pareció eterna, se levantó, me tomó d ela mano y condujo a mi habitacíon, me tiró a la cama y se quito la pantaleta, pude ver su vagina desnuda, era un espectáculo, la acaricío un poco y luego se sentó sobre mí, introdujo lento y suavemente mi pene en su vagina, esa sensación jamas la olvidaré, lo húmedo y calido que estaba, lo que sentía al recorrer aquella cavidad con el ir y venir de sus movimientos de cadera, en verdad, que me había ido de este mundo, no sabía donde me encontraba, pero me quería quedar, la tomaba de la cintura, poco a poco con la confianza, tome sus gluteos con ambas manos, sentir lo suave y firmes que eran, los estruje varias veces.
- Te hice sentir algo bueno, es justo que me correspondas - dijo al momento de cortar aquel placentero rato y se recosto, abrío las piernas invitandome a ir ahacía a ella, era mi turno de satisfacerla, algo de incertidumbre vino a mi debido a mi inexperiencia, temía hacer algo desastroso, lentamente la empece a penetrar y comence un vaiven semilento, ella lo idsfrutaba, lo demostraba, se jaló hacia ella pirmero me beso con una locura inexplicable, luego colocó mi cabeza a la altura de sus senos, - ¿Qué esperas? -, me dijo, comenze a lamer aquellos pechos, sentir en mis labios aquellos tibios pezones era algo nuevo, no quería dejar de hacerlo, pero sentí que cada vez me excitaba mas y mas, ella araño mi espalda inconcientemente como una señal de lo que sentía, regrese a mi posición original, seguía estrujando sus pechos, tan grandes que llenaban mis manos, suaves, firmes, era como tomar una fruta madura, comence a acrecentar el ritmo de las penetraciones , solo cerró los ojos - No pares por favor -, pude escuchar su exclamación, escuchar los gemidos que soltaba hacía que me saliera de mí cada vez más, aceleraba el ritmo y la fuerza con que hacía mi trabajo, hasta que comence a sentir algo extraño, fue como si una fuerza desconocida tomara mi cuerpo e hiciera que este se moviera por si solo, comencé a tensar inconcientemente todos y cada uno de mis musculos, para terminar por fin aquel momento en una eyaculación, que era la primera que tenía en mi vida, esa sensación fue indescriptible, jamas había sentido algo igual y al parecer, a mi madrastra le había encantado.
Al terminar, me recoste con ella y permanecimos así un rato, recorde la manera en que había eyaculdo, por lo que me asuste, me dijo que no preocupara por eso, ya que ella se protegía, acordamos mantener en secreto ese encuentro pasional, un placer carnal que estaba prohibido para ambos.
Hoy, comprendo que fué algo que no debío suceder, pero que vino a formar parte de mi experiencia y me hizo razonar que, teniendo mujer, hay que atenderla siempre en todo y jamás descuidarla, ya que ella, no esperará por siempre.
FIN
Había recibido algunos comentarios en el colegio acerca de mi reciente marastra, mujer madura en todos los aspectos, en repetids ocaciones escuchaba la suerte que tenía al tener tal mujer en casa, ya que cualquier chico al parecer le hbiese gustado estar erca de ella, debo aceptar que era una mujer sumamente atractiva, sin embargo, había aprendido a no verla con morbo, estaba desinderesadamente con mi padre, quien, a pesar de tener a una bella mujer con el, era rara la ocasion que pasaba mas de dos horas en casa, pues sus multiples compromisos y obligaciones asi lo demandaban.
Un buen día llegaba del colegio, ya llegué, dije en voz alta, papá solía comer en casa esos días; - No está tu padre- , resondío mi madrastra desde la sala, me dirigi hacía allá para preguntar la razón, al llegar a la entrada, vi a aquella mujer acomodando cojines en el sofá, estaba de espaldas e inclinada hacia el frente, por lo que se podía ver en plenitud la forma de sus piernas desde la cintura hasta las pantorrillas, debo aceptar que aquella vista me asombro y de inmediato vinieron a mi cabeza aquellos comentarios e los chicos del colegio, decidí no prestar mas atención y me dirigí a mi habitación, me quede dormido un buen rato.
Desperté por el sonido de la regadera, me imagino que mi madrastra estaba haciendo algo quehaceres y después se tomó un baño, me quede acostado unos minutos, había pasado tal vez unos quince, ya no escuchaba algún sonido, por lo que decidí ir a comer algo, al salir de mi habitación me encontre de frente a mi madrastra, per ella estaba descalza y en topless, con el pelo mojado, -creí que habías salido-, me dijo con una cara de sorpresa anorme por la situación.
-No, yo estaba dormido, salí a comer algo- dije tartamudeando por lo incomodo de la situación, tratando de no voltear a ver aquella figura casi desnuda por completo fente a mi: -Yo no sabía que tu estabas asi por aquí....- deje de hablar con ki voz nerviosa cuando note que me miraba con asombro, con una expresion de no haber esuchado algo de lo que dije, volteé la mirada a mi mismo y descucrí que tenía una ereccion, el pantalón dejaba ver claramente lo que pasaba, mi primer pensamiento fue salir corriendo, pero cuando volteé verla para disculparme, pude ver ese cuerpo suyo, curvilineo y de muy proporcionadas dimenciones,¿Cómo no caer víctima de impulsos ante tal tentación frente a mí?, mi juicio se nublo.
Sin pensar mucho en lo que hacía tire mi pantalón hacía abajo y di un paso al frente, mi pene erecto quedo libre al aire, ella, que se encontraba a escaso medio metro lo tomó en su mano y comenzo a acariciarlo, podía sentir como temblaba por la situación, no era para más, ya que estaba acariciando a su hijastro,- ¿Dios, que estoy haciendo? - menciono mientras me volteaba a ver a los ojos, se inco llevo mi miembro a su boca, era la primera vez que estaba con una mujer, sentir como su lengua, húmeda y calida me recorría, era sumamente placentero y cuando lo realizaba con toda la boca era aún mejor, por la forma en que lo hacía parecía que lo disfrutaba tanto como yo, no recuerdo cuanto tiempo lo hizo, pero aquella felación a mi me pareció eterna, se levantó, me tomó d ela mano y condujo a mi habitacíon, me tiró a la cama y se quito la pantaleta, pude ver su vagina desnuda, era un espectáculo, la acaricío un poco y luego se sentó sobre mí, introdujo lento y suavemente mi pene en su vagina, esa sensación jamas la olvidaré, lo húmedo y calido que estaba, lo que sentía al recorrer aquella cavidad con el ir y venir de sus movimientos de cadera, en verdad, que me había ido de este mundo, no sabía donde me encontraba, pero me quería quedar, la tomaba de la cintura, poco a poco con la confianza, tome sus gluteos con ambas manos, sentir lo suave y firmes que eran, los estruje varias veces.
- Te hice sentir algo bueno, es justo que me correspondas - dijo al momento de cortar aquel placentero rato y se recosto, abrío las piernas invitandome a ir ahacía a ella, era mi turno de satisfacerla, algo de incertidumbre vino a mi debido a mi inexperiencia, temía hacer algo desastroso, lentamente la empece a penetrar y comence un vaiven semilento, ella lo idsfrutaba, lo demostraba, se jaló hacia ella pirmero me beso con una locura inexplicable, luego colocó mi cabeza a la altura de sus senos, - ¿Qué esperas? -, me dijo, comenze a lamer aquellos pechos, sentir en mis labios aquellos tibios pezones era algo nuevo, no quería dejar de hacerlo, pero sentí que cada vez me excitaba mas y mas, ella araño mi espalda inconcientemente como una señal de lo que sentía, regrese a mi posición original, seguía estrujando sus pechos, tan grandes que llenaban mis manos, suaves, firmes, era como tomar una fruta madura, comence a acrecentar el ritmo de las penetraciones , solo cerró los ojos - No pares por favor -, pude escuchar su exclamación, escuchar los gemidos que soltaba hacía que me saliera de mí cada vez más, aceleraba el ritmo y la fuerza con que hacía mi trabajo, hasta que comence a sentir algo extraño, fue como si una fuerza desconocida tomara mi cuerpo e hiciera que este se moviera por si solo, comencé a tensar inconcientemente todos y cada uno de mis musculos, para terminar por fin aquel momento en una eyaculación, que era la primera que tenía en mi vida, esa sensación fue indescriptible, jamas había sentido algo igual y al parecer, a mi madrastra le había encantado.
Al terminar, me recoste con ella y permanecimos así un rato, recorde la manera en que había eyaculdo, por lo que me asuste, me dijo que no preocupara por eso, ya que ella se protegía, acordamos mantener en secreto ese encuentro pasional, un placer carnal que estaba prohibido para ambos.
Hoy, comprendo que fué algo que no debío suceder, pero que vino a formar parte de mi experiencia y me hizo razonar que, teniendo mujer, hay que atenderla siempre en todo y jamás descuidarla, ya que ella, no esperará por siempre.
FIN