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Bovino maduro
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“LA PIEDRA MUJER”
Más o menos en el siglo XI se fundó Pinotepa nacional Oaxaca México con el nombre de Ñuoko (en mixteco), en español “tierra de veinte” porque se fundó con 20 familias procedentes según de Potuta (pueblo desaparecido). En náhuatl le llamaron CUAHUITLÁN, que en español significa “pueblo de palos”, porque las casas eran de palo y zacate, situadas debajo de arbusto de caraca y palos en general.
En la orilla del pueblo vivía una joven indígena hermosa y muy trabajadora, por el hecho de vivir en el monte le apodaban Matlaxihua, esa joven a temprana edad quedo huérfana de padre y madre, se ganaba la vida haciendo ropa en su telar de cintura, esa tela la elaboraba con catihuiche y caticuá, que en español quiere decir algodón blanco y algodón cuyuche.
Hacia la tela combinada con hilos teñidos con caracol marino que compraba con un joven llamado Floribancio, el cual comerciaba con ese hilo que iba a teñir a las bahías de Huatulco. La joven hacia ropa e vestir para hombres y mujeres indígenas. Un día se enamoró Floribancio de la Matlaxihua y también ella de él, se hicieron novios oficiales, se trataban con cariño y respeto, en seguida se casaron como dios manda; siguieron trabajando, ella con su oficio de hacer ropa y el a teñir hilo, pero tantas veces que Floribancio iba a teñir hilo, se metió a un sitio peligroso y o atrapo una tintorera (especie de tiburón), y así perdió la vida, quedando viuda la Matlaxihua; ella siguió trabajando en su telar de cintura.
Al poco tiempo comenzó a llegar un indígena de Jicaltepec a vender tepache de caña, tomate, rabanito, mango y más cosas, ese joven hizo amistad muy grande con la viuda, pero la viuda ignoraba el nombre del joven y le pregunto: ¿cómo te llamas muchacho?. El muchacho contesto: “me dicen Pedro Costo che”.
Pedro Costoche se lamia los bigotes por ella y se le venía la idea de cómo hacerla suya y le dijo fingiendo respeto: “patrona, porque no me usted el favor de llevar a bautizar a mi hijo; Matlaxihua acepto.
En la ceremonia el párroco hizo ver las responsabilidades que los compadres de bautizo tienen y como se deben de respetar y les dijo así: “tu, Matlaxihua, eres la segunda madre del niño, en caso de que su madre le falte, tú le darás protección y educación y tu Pedro Costoche, respetaras aquí y ante dios, porque el grado de compadre de pila es sagrado y queda escrito en los libros de los dioses”.
Pero Pedro Costo che era astuto así que un día le dijo a Matlaxihua:
“comadre, ¿por qué no vas a mi pueblo a vender esa ropa tan bonita que tú haces? Jicaltepec es chico pero el viernes santo hay una enorme plaza, en un día terminas tu producto y triplicas tu dinero, aquí en pino hay mucha competencia”.
Dijo la Matlaxihua “ya falta poco tiempo para que sea viernes santo y no tengo mucha mercancía, además, no sé el camino a Jicaltepec y me pueden robar a mi regreso” dijo Costoche: “si quieres yo te acompaño, voy a trabajar unos días y vengo el jueves santo en la tarde y nos vamos de madrugada para que vendas temprano y en la tarde te vengo a dejar”. Ella acepto.
El jueves santo en la tarde ya estaba presente Costoche en casa de su comadre, la saludo con respeto y le dijo: “comadre, afuera la estaré esperando, para darme cuenta cuando este la luna a medio cielo hay luna llena nos iremos a esa hora para llegar temprano”. Ella acepto; Costoche no pudo conciliar el sueño toda la noche ideando como hacerla suya.
Como había luna llena, a media noche estaba claro, resplandeciente y Costoche le dijo a su comadre: “¡comadre ya es hora!”. Luego salió la comadre y dijo: “pues vámonos, compadre”. Tomaron el estrecho y polvoriento camino, se oían los cantos de las aves nocturnas, el graznido de las lechuzas, el canto de las pichuacas, el canto mal agüero del tecolote, así como el aullido de lastimero del coyote, el desgarrador grito de los zorros que andaban en busca de presas.
La comadre iba callada, parecía que hallaba en un mundo raro. Cuando faltaba un kilómetro para llegar a Jicaltepec le dijo el compadre:
“comadre, nos venimos muy temprano y todavía está lejos para llegar, apenas subimos medio cerro pero más arriba es zona peligrosa, andan los tigres y de seguro nos van a comer”.
La comadre se asustó y dijo:
“¿y ahora qué hacemos?”
Dijo el compadre:
“aquí vamos a esperar hasta que amanezca”.
Se sentaron juntos y el compadre diestro en su artimaña comenzó a contarle cuentos de las mil y una noche entre otras historias de terror la comadre asustada, parecía que todo era real, se pegó junto al compadre y este la acobijo en regazo, la abrazo la acaricio la frente los hombros, los bustos y los pezones, la comadre no protesto le siguió acariciando el vientre y el monte de venus.
A la comadre le andaban hormigas en todo el cuerpo, se le alborotaron las hormonas y dijo: aquí nos pueden ver, vámonos más lejos, Costoche se la llevo a un lado del camino, allí la abrazo, la comadre se dejó caer al suelo y el compadre dijo “¡ya la hice!”. Al momento de estar en el acto sexual, el escucho una voz en el aire que decía:
“¡El grado de compadre de pila es sagrado!, y eso que están haciendo es ofensa para dios y no quedara impune. ¡En piedra se han de convertir hasta el fin del mundo!”.
La mujer al momento se transformó en piedra y el hombre dio unos pasos y quedo petrificado.
La piedra mujer sigue en el mismo sitio y la piedra hombre al pasar la carretera que comunica Pinotepa nacional Oaxaca, a Jicaltepec, el tractor que hizo el corte de talud la movió dejándola fracturada al otro lado del camino donde se encuentra hasta la fecha.
Más o menos en el siglo XI se fundó Pinotepa nacional Oaxaca México con el nombre de Ñuoko (en mixteco), en español “tierra de veinte” porque se fundó con 20 familias procedentes según de Potuta (pueblo desaparecido). En náhuatl le llamaron CUAHUITLÁN, que en español significa “pueblo de palos”, porque las casas eran de palo y zacate, situadas debajo de arbusto de caraca y palos en general.
En la orilla del pueblo vivía una joven indígena hermosa y muy trabajadora, por el hecho de vivir en el monte le apodaban Matlaxihua, esa joven a temprana edad quedo huérfana de padre y madre, se ganaba la vida haciendo ropa en su telar de cintura, esa tela la elaboraba con catihuiche y caticuá, que en español quiere decir algodón blanco y algodón cuyuche.
Hacia la tela combinada con hilos teñidos con caracol marino que compraba con un joven llamado Floribancio, el cual comerciaba con ese hilo que iba a teñir a las bahías de Huatulco. La joven hacia ropa e vestir para hombres y mujeres indígenas. Un día se enamoró Floribancio de la Matlaxihua y también ella de él, se hicieron novios oficiales, se trataban con cariño y respeto, en seguida se casaron como dios manda; siguieron trabajando, ella con su oficio de hacer ropa y el a teñir hilo, pero tantas veces que Floribancio iba a teñir hilo, se metió a un sitio peligroso y o atrapo una tintorera (especie de tiburón), y así perdió la vida, quedando viuda la Matlaxihua; ella siguió trabajando en su telar de cintura.
Al poco tiempo comenzó a llegar un indígena de Jicaltepec a vender tepache de caña, tomate, rabanito, mango y más cosas, ese joven hizo amistad muy grande con la viuda, pero la viuda ignoraba el nombre del joven y le pregunto: ¿cómo te llamas muchacho?. El muchacho contesto: “me dicen Pedro Costo che”.
Pedro Costoche se lamia los bigotes por ella y se le venía la idea de cómo hacerla suya y le dijo fingiendo respeto: “patrona, porque no me usted el favor de llevar a bautizar a mi hijo; Matlaxihua acepto.
En la ceremonia el párroco hizo ver las responsabilidades que los compadres de bautizo tienen y como se deben de respetar y les dijo así: “tu, Matlaxihua, eres la segunda madre del niño, en caso de que su madre le falte, tú le darás protección y educación y tu Pedro Costoche, respetaras aquí y ante dios, porque el grado de compadre de pila es sagrado y queda escrito en los libros de los dioses”.
Pero Pedro Costo che era astuto así que un día le dijo a Matlaxihua:
“comadre, ¿por qué no vas a mi pueblo a vender esa ropa tan bonita que tú haces? Jicaltepec es chico pero el viernes santo hay una enorme plaza, en un día terminas tu producto y triplicas tu dinero, aquí en pino hay mucha competencia”.
Dijo la Matlaxihua “ya falta poco tiempo para que sea viernes santo y no tengo mucha mercancía, además, no sé el camino a Jicaltepec y me pueden robar a mi regreso” dijo Costoche: “si quieres yo te acompaño, voy a trabajar unos días y vengo el jueves santo en la tarde y nos vamos de madrugada para que vendas temprano y en la tarde te vengo a dejar”. Ella acepto.
El jueves santo en la tarde ya estaba presente Costoche en casa de su comadre, la saludo con respeto y le dijo: “comadre, afuera la estaré esperando, para darme cuenta cuando este la luna a medio cielo hay luna llena nos iremos a esa hora para llegar temprano”. Ella acepto; Costoche no pudo conciliar el sueño toda la noche ideando como hacerla suya.
Como había luna llena, a media noche estaba claro, resplandeciente y Costoche le dijo a su comadre: “¡comadre ya es hora!”. Luego salió la comadre y dijo: “pues vámonos, compadre”. Tomaron el estrecho y polvoriento camino, se oían los cantos de las aves nocturnas, el graznido de las lechuzas, el canto de las pichuacas, el canto mal agüero del tecolote, así como el aullido de lastimero del coyote, el desgarrador grito de los zorros que andaban en busca de presas.
La comadre iba callada, parecía que hallaba en un mundo raro. Cuando faltaba un kilómetro para llegar a Jicaltepec le dijo el compadre:
“comadre, nos venimos muy temprano y todavía está lejos para llegar, apenas subimos medio cerro pero más arriba es zona peligrosa, andan los tigres y de seguro nos van a comer”.
La comadre se asustó y dijo:
“¿y ahora qué hacemos?”
Dijo el compadre:
“aquí vamos a esperar hasta que amanezca”.
Se sentaron juntos y el compadre diestro en su artimaña comenzó a contarle cuentos de las mil y una noche entre otras historias de terror la comadre asustada, parecía que todo era real, se pegó junto al compadre y este la acobijo en regazo, la abrazo la acaricio la frente los hombros, los bustos y los pezones, la comadre no protesto le siguió acariciando el vientre y el monte de venus.
A la comadre le andaban hormigas en todo el cuerpo, se le alborotaron las hormonas y dijo: aquí nos pueden ver, vámonos más lejos, Costoche se la llevo a un lado del camino, allí la abrazo, la comadre se dejó caer al suelo y el compadre dijo “¡ya la hice!”. Al momento de estar en el acto sexual, el escucho una voz en el aire que decía:
“¡El grado de compadre de pila es sagrado!, y eso que están haciendo es ofensa para dios y no quedara impune. ¡En piedra se han de convertir hasta el fin del mundo!”.
La mujer al momento se transformó en piedra y el hombre dio unos pasos y quedo petrificado.
La piedra mujer sigue en el mismo sitio y la piedra hombre al pasar la carretera que comunica Pinotepa nacional Oaxaca, a Jicaltepec, el tractor que hizo el corte de talud la movió dejándola fracturada al otro lado del camino donde se encuentra hasta la fecha.