Joker
Moderador risitas
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Dedicado para esos curitas que se desgarran las vestiduras hablando de la familia y de cómo las leyes que garantizan la equidad son intrínsecamente malas. A ellos que olvidan su participación en los crímenes más atroces, así sean los de niños... como este caso que nos ocupa.
Caso ABC: la antidemocracia de la justicia II
Por Guadalupe Beatriz Aldaco
No se ha visto el caso como lo que es, una tragedia de alcance social: JD.
El trasfondo sonoro de la conversación: las campanadas de catedral. Las paredes porosas de la tienda de campaña, que junto con otras más fueron dispuestas frente al palacio de gobierno para albergar la huelga de hambre y ayunos de padres de niños fallecidos en la guardería ABC, dejaban pasar los estruendos de los emplazamientos a misa. Y muy a propósito: “¿Están con dios o con el diablo?”. El entrevistado, JD, papá de uno de los niños que murieron en el incendio, se refiere a la posición de la iglesia ante los sucesos trágicos del 5 de junio de 2009:
“El gobierno estatal anterior pidió al clero que nos hablara de dios, que nos dijera que nuestros niños están en el cielo, que son angelitos. Nos quisieron tocar el corazón, nos quisieron tocar el lado sentimental para que tuviéramos resignación. Después vimos las cartas que el obispo y el arzobispo mandaron a los juzgados, entonces, ¿están con dios o con el diablo?”. Y agrega:
“Siempre ha habido un matrimonio entre el clero y la nobleza. A la clase baja le dicen ‘tú doblégate y entrega el diezmo’”.
El caso ABC: un asunto de clases sociales.
Como para muchos padres víctimas de la tragedia, para JD (egresado de la carrera de Derecho de la Universidad de Sonora y actualmente profesor de música en la misma universidad) la impunidad en el caso ABC obedece a un asunto de clases sociales:
“La muerte de los 49 niños no tiene mucha importancia porque pertenecen a la clase baja, si hubiera sido un solo niño de la clase alta se viene el mundo encima, solamente por pertenecer a esa clase”.
En natural congruencia y confirmación de su sentir, los dueños de la guardería, de estatus privilegiado, nunca se acercaron a ellos, “tampoco el dueño de los almacenes, él los rentaba, nunca hubo un acercamiento. Hay una propuesta de los padres de familia de que se tumbe ese almacén en el que estaba la guardería para hacer un parque, pero el dueño no piensa en donarlo, si quieren hacerlo que se lo compren, es de su propiedad. Él le apuesta a que se olvide todo para volver a construir sus bodegas ahí y volver a rentar. Hay un materialismo en la visión de las cosas”.
La desigualdad, el desprecio, la indiferencia que han padecido en el de por sí doloroso trance que atraviesan los padres, se percibe en actitudes de funcionarios de la nueva administración estatal:
“Cuando eres funcionario de gobierno te sientes el príncipe azul. En esta administración, más que funcionarios son niños fresas que llegaron al poder, andan preocupados por sus zapatitos de catálogo, por el carro que se compraron. Hay una total indiferencia. Pasan por enfrente de nosotros como diciendo ‘no veo nada, no existe nada’. Ahorita pasó el presidente municipal, pasó de frente, ni siquiera saludó. El gobernador entra por la puerta de al lado porque por la de enfrente no tiene cara para entrar, llega muy sonriente con la prensa y los demás funcionarios achichincles pasan impecables con su celular en mano, son los dandis, los edecanes, los chambelanes del gobierno, porque en verdad capacidad de gobernar no tienen, no tienen la menor idea de qué están haciendo ahí”.
No estamos en un Estado de Derecho, estamos en un estado de indefensión frente al Estado.
Como víctima del delito, ¿de qué forma has sido tratado, cuál ha sido la respuesta de las autoridades a ese rol que desafortunadamente te ha tocado vivir?
“Se supone que estamos en un Estado de Derecho, pero no, estamos en un estado de indefensión frente al Estado. No hay un apoyo contundente de parte del gobierno en ninguno de los tres niveles, municipal, estatal o federal, ni del Congreso, en donde debería haber una comisión para el caso. Están apostándole al olvido. Como padres de familia estamos en una situación de desprotección, de indiferencia del Estado. No hay intención de resolver esto. Por ejemplo, se dispuso que el día 5 de cada mes la entrada al parque infantil “La Sauceda” sería gratis para todos los niños, piensan que con esas cositas van a arreglar todo, que con migajas van a contentar a los padres de familia.
“Quiero que lo sepas: todavía no alcanzamos a hacer mella, a tocar el corazón de ningún funcionario, ven este asunto de manera muy fría. Los ciudadanos nos sentimos desprotegidos, solos en la lucha”.
No se ha tomado el caso como algo trágico para la sociedad en general.
¿Cómo ha sido la respuesta de la sociedad?
“Creo que no se ha visto el caso como una tragedia de alcance social. Desgraciadamente en México somos muy individualistas. Hay quien puede decir ‘yo tengo a mi niño en una guardería y no le ha pasado nada’, en general así lo han estado viendo, de esa manera sí hemos sentido un poco de vacío. No se ha tomado el caso como algo trágico para la sociedad en general. Si lo ves desde el punto de vista individual, a todo mundo se nos ha muerto un ser querido y la vida continúa, pero en este caso fue algo colectivo, son 49 niños que murieron por las deficiencias del gobierno, porque el gobierno fue el culpable de todo esto. No hay forma de callar, de decir ‘uno más en el mundo que se fue’: se trata de un delito.
“Eran demasiados niños para tan pocos empleados, no hubo los suficientes empleados para sacarlos a todos, entonces la responsabilidad recae en los concesionarios de la guardería y en la mala reglamentación, en el descuido del gobierno, en el hecho de que convirtieron las guarderías en empresas, en mercado. ¿Que hay que buscar culpables? Sí. Pero la lucha de nosotros no es de venganza, es con el fin de que esto no vuelva a suceder en nuestro país. Es un problema de la sociedad”.
Hay un espacio que no se llena. Hay un vacío porque faltan esas almas en la familia, en la casa.
¿Qué sentimientos predominan en ti? ¿Cómo vive una pareja de padres ese dolor?
“Dolor. Soledad. Psicológicamente estamos muy maltratados; nuestro corazón, muy lastimado.
Hay un espacio que no se llena. Hay un vacío porque faltan esas almas en la familia, en la casa.
También sentimientos de ira, coraje, impotencia, desesperación. Lógicamente a oscuras, en tu soledad, tienes que desahogarte...
“En la pareja es un sentimiento compartido. Mientras están, es cierto que los niños son más apegados a la mamá, a la mano que les da el alimento. Pero una vez que no están, es el mismo dolor para los dos, un espacio que no se llena, ese espacio para las dos personas es igual. Decimos ‘compartido’ en el sentido de que cada quién está sufriendo lo suyo pero hay una unidad, existe el mismo dolor. Así los padres no estuvieran juntos, el dolor es intrínseco por la falta de ese ser.
Aunque el dolor es un punto ciego, porque como te puede unir te puede separar”.
¿Qué esperan, qué sigue en el proceso legal?
“Los resultados del peritaje. En México y Sonora es muy poca la preparación en esa área, por eso se trajo a investigadores de Estados Unidos. Estamos esperando los resultados científicos. Hasta que se tengan pruebas de lo que ocurrió ese día en la guardería, el ministerio público puede mandarlas al juez para que se les dé proceso”.
¿Es probable que hayan modificado, manipulado el sitio, la bodega en la que estaba la guardería?
“Así como no tienen la capacidad para hacer investigación, tampoco tienen la capacidad para saber qué es lo que necesitaban destruir. Aunque hubieran tratado de manipular el lugar, no tienen la capacidad suficiente para saber qué es lo que tenían que manipular. Con pruebas científicas se nos dirá por ejemplo qué tanto tiempo tardó un papel en quemarse, cuánto tiempo pasó desde que inició el incendio… Todo saldrá en el peritaje”.
Ya no puede haber mayor violencia.
¿En algún momento han pensado en emprender acciones violentas?
“Como éste fue un caso de violencia extrema, ya no puede haber mayor violencia. Cualquier acto que se realice no se puede equiparar a lo que ocurrió porque no cumpliría con el rango que ya se estableció de qué es violencia. Para que sea malo hay que rebasar al más malo, y cualquier cosa que se hiciera sería algo sublime en comparación con la violencia que significa la muerte de los 49 niños”.
Caso ABC: la antidemocracia de la justicia II
Por Guadalupe Beatriz Aldaco
No se ha visto el caso como lo que es, una tragedia de alcance social: JD.
El trasfondo sonoro de la conversación: las campanadas de catedral. Las paredes porosas de la tienda de campaña, que junto con otras más fueron dispuestas frente al palacio de gobierno para albergar la huelga de hambre y ayunos de padres de niños fallecidos en la guardería ABC, dejaban pasar los estruendos de los emplazamientos a misa. Y muy a propósito: “¿Están con dios o con el diablo?”. El entrevistado, JD, papá de uno de los niños que murieron en el incendio, se refiere a la posición de la iglesia ante los sucesos trágicos del 5 de junio de 2009:
“El gobierno estatal anterior pidió al clero que nos hablara de dios, que nos dijera que nuestros niños están en el cielo, que son angelitos. Nos quisieron tocar el corazón, nos quisieron tocar el lado sentimental para que tuviéramos resignación. Después vimos las cartas que el obispo y el arzobispo mandaron a los juzgados, entonces, ¿están con dios o con el diablo?”. Y agrega:
“Siempre ha habido un matrimonio entre el clero y la nobleza. A la clase baja le dicen ‘tú doblégate y entrega el diezmo’”.
El caso ABC: un asunto de clases sociales.
Como para muchos padres víctimas de la tragedia, para JD (egresado de la carrera de Derecho de la Universidad de Sonora y actualmente profesor de música en la misma universidad) la impunidad en el caso ABC obedece a un asunto de clases sociales:
“La muerte de los 49 niños no tiene mucha importancia porque pertenecen a la clase baja, si hubiera sido un solo niño de la clase alta se viene el mundo encima, solamente por pertenecer a esa clase”.
En natural congruencia y confirmación de su sentir, los dueños de la guardería, de estatus privilegiado, nunca se acercaron a ellos, “tampoco el dueño de los almacenes, él los rentaba, nunca hubo un acercamiento. Hay una propuesta de los padres de familia de que se tumbe ese almacén en el que estaba la guardería para hacer un parque, pero el dueño no piensa en donarlo, si quieren hacerlo que se lo compren, es de su propiedad. Él le apuesta a que se olvide todo para volver a construir sus bodegas ahí y volver a rentar. Hay un materialismo en la visión de las cosas”.
La desigualdad, el desprecio, la indiferencia que han padecido en el de por sí doloroso trance que atraviesan los padres, se percibe en actitudes de funcionarios de la nueva administración estatal:
“Cuando eres funcionario de gobierno te sientes el príncipe azul. En esta administración, más que funcionarios son niños fresas que llegaron al poder, andan preocupados por sus zapatitos de catálogo, por el carro que se compraron. Hay una total indiferencia. Pasan por enfrente de nosotros como diciendo ‘no veo nada, no existe nada’. Ahorita pasó el presidente municipal, pasó de frente, ni siquiera saludó. El gobernador entra por la puerta de al lado porque por la de enfrente no tiene cara para entrar, llega muy sonriente con la prensa y los demás funcionarios achichincles pasan impecables con su celular en mano, son los dandis, los edecanes, los chambelanes del gobierno, porque en verdad capacidad de gobernar no tienen, no tienen la menor idea de qué están haciendo ahí”.
No estamos en un Estado de Derecho, estamos en un estado de indefensión frente al Estado.
Como víctima del delito, ¿de qué forma has sido tratado, cuál ha sido la respuesta de las autoridades a ese rol que desafortunadamente te ha tocado vivir?
“Se supone que estamos en un Estado de Derecho, pero no, estamos en un estado de indefensión frente al Estado. No hay un apoyo contundente de parte del gobierno en ninguno de los tres niveles, municipal, estatal o federal, ni del Congreso, en donde debería haber una comisión para el caso. Están apostándole al olvido. Como padres de familia estamos en una situación de desprotección, de indiferencia del Estado. No hay intención de resolver esto. Por ejemplo, se dispuso que el día 5 de cada mes la entrada al parque infantil “La Sauceda” sería gratis para todos los niños, piensan que con esas cositas van a arreglar todo, que con migajas van a contentar a los padres de familia.
“Quiero que lo sepas: todavía no alcanzamos a hacer mella, a tocar el corazón de ningún funcionario, ven este asunto de manera muy fría. Los ciudadanos nos sentimos desprotegidos, solos en la lucha”.
No se ha tomado el caso como algo trágico para la sociedad en general.
¿Cómo ha sido la respuesta de la sociedad?
“Creo que no se ha visto el caso como una tragedia de alcance social. Desgraciadamente en México somos muy individualistas. Hay quien puede decir ‘yo tengo a mi niño en una guardería y no le ha pasado nada’, en general así lo han estado viendo, de esa manera sí hemos sentido un poco de vacío. No se ha tomado el caso como algo trágico para la sociedad en general. Si lo ves desde el punto de vista individual, a todo mundo se nos ha muerto un ser querido y la vida continúa, pero en este caso fue algo colectivo, son 49 niños que murieron por las deficiencias del gobierno, porque el gobierno fue el culpable de todo esto. No hay forma de callar, de decir ‘uno más en el mundo que se fue’: se trata de un delito.
“Eran demasiados niños para tan pocos empleados, no hubo los suficientes empleados para sacarlos a todos, entonces la responsabilidad recae en los concesionarios de la guardería y en la mala reglamentación, en el descuido del gobierno, en el hecho de que convirtieron las guarderías en empresas, en mercado. ¿Que hay que buscar culpables? Sí. Pero la lucha de nosotros no es de venganza, es con el fin de que esto no vuelva a suceder en nuestro país. Es un problema de la sociedad”.
Hay un espacio que no se llena. Hay un vacío porque faltan esas almas en la familia, en la casa.
¿Qué sentimientos predominan en ti? ¿Cómo vive una pareja de padres ese dolor?
“Dolor. Soledad. Psicológicamente estamos muy maltratados; nuestro corazón, muy lastimado.
Hay un espacio que no se llena. Hay un vacío porque faltan esas almas en la familia, en la casa.
También sentimientos de ira, coraje, impotencia, desesperación. Lógicamente a oscuras, en tu soledad, tienes que desahogarte...
“En la pareja es un sentimiento compartido. Mientras están, es cierto que los niños son más apegados a la mamá, a la mano que les da el alimento. Pero una vez que no están, es el mismo dolor para los dos, un espacio que no se llena, ese espacio para las dos personas es igual. Decimos ‘compartido’ en el sentido de que cada quién está sufriendo lo suyo pero hay una unidad, existe el mismo dolor. Así los padres no estuvieran juntos, el dolor es intrínseco por la falta de ese ser.
Aunque el dolor es un punto ciego, porque como te puede unir te puede separar”.
¿Qué esperan, qué sigue en el proceso legal?
“Los resultados del peritaje. En México y Sonora es muy poca la preparación en esa área, por eso se trajo a investigadores de Estados Unidos. Estamos esperando los resultados científicos. Hasta que se tengan pruebas de lo que ocurrió ese día en la guardería, el ministerio público puede mandarlas al juez para que se les dé proceso”.
¿Es probable que hayan modificado, manipulado el sitio, la bodega en la que estaba la guardería?
“Así como no tienen la capacidad para hacer investigación, tampoco tienen la capacidad para saber qué es lo que necesitaban destruir. Aunque hubieran tratado de manipular el lugar, no tienen la capacidad suficiente para saber qué es lo que tenían que manipular. Con pruebas científicas se nos dirá por ejemplo qué tanto tiempo tardó un papel en quemarse, cuánto tiempo pasó desde que inició el incendio… Todo saldrá en el peritaje”.
Ya no puede haber mayor violencia.
¿En algún momento han pensado en emprender acciones violentas?
“Como éste fue un caso de violencia extrema, ya no puede haber mayor violencia. Cualquier acto que se realice no se puede equiparar a lo que ocurrió porque no cumpliría con el rango que ya se estableció de qué es violencia. Para que sea malo hay que rebasar al más malo, y cualquier cosa que se hiciera sería algo sublime en comparación con la violencia que significa la muerte de los 49 niños”.