jarochilandio
Bovino de la familia
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Jenaro Villamil
16 MAYO, 2018
Al principio de su administración, Enrique Peña Nieto se tomó la foto con 19 gobernadores, la mayoría de los cuales pertenecían al PRI; incluso elogió a la “nueva generación” de militantes priistas que lo acompañaba en su gestión. Sin embargo, su triunfalismo se desdibujó en 2016, cuando perdió siete gubernaturas y varios de los priistas salientes acabaron inmersos en señalamientos de corrupción. Este conjunto de hechos es reseñado en el libro más reciente del reportero Jenaro Villamil, Cleptocracia. El nuevo modelo de la corrupción, en el que documenta cómo el Estado fue capturado por élites que se sienten amenazadas ante un eventual desplazamiento del poder. Con autorización de la editorial Grijalbo, aquí se publican fragmentos del volumen, que ya se encuentra en circulación y que se presentará el próximo jueves 24 de mayo a las 19 horas en la Casa Lamm por jo Tuckman y Ricardo Peralta.
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CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En su toma de protesta como presidente de México –el 1 de diciembre de 2012–, Enrique Peña Nieto se tomó una foto en Palacio Nacional con 19 gobernadores que lo acompañaron. La mayoría son priistas. Y gran parte de ellos apostaron, apoyaron e invirtieron en su campaña desde 2010. De aquellos 19 mandatarios estatales, 11 enfrentan ahora cargos por peculado, lavado de dinero o desvío de fondos, están prófugos o han ganado amparos para protegerse. El panorama de esa “nueva generación” de priistas en el poder cambió radicalmente en seis años. Veamos los principales casos:
1. El cuestionado gobierno de Rodrigo Medina Mora en Nuevo León tuvo como consecuencia que el PRI perdiera la gubernatura en 2015; Medina ha sido señalado por su sucesor, el “independiente” Jaime Rodríguez, El Bronco, quien lo acusó por desvío de millones de pesos durante su administración. Sin embargo, la Operación Tornado del gobierno neoleonés –que investiga a 60 exfuncionarios– generó más expectativas que resultados concretos. Medina estuvo recluido 18 horas en el penal de Topo Chico, en enero de 2017, y salió gracias a un amparo tramitado por sus abogados. Se le acusó de manipular 3 mil 600 millones de pesos, pero su sucesor no lo pudo comprobar. Se le siguió un proceso judicial por ejercicio indebido de funciones.
2. Andrés Granier, exgobernador priista de Tabasco cuya gestión en la gubernatura provocó que en 2012 el candidato del PRI fuera derrotado en las urnas por Arturo Núñez, del PRD. Granier fue detenido en 2013, acusado de desviar 2 mil 604 millones de pesos, proceso contra el cual se amparó. Desde junio de 2013 se encuentra preso en la Torre Médica del penal de Tepepan (Ciudad de México).
Asimismo, tiene otra acusación pendiente por el desvío de 196 millones de pesos en el sector salud. Su hijo –Fabián Granier Calles–también estuvo preso, pero salió libre bajo fianza.
Andrés Granier se volvió un ejemplo de excesos y frivolidades dentro de los gobiernos tabasqueños. Desde sus 400 pares de zapatos, sus mil camisas presumidas en un audio, hasta las fiestas en la casa de gobierno, el mandatario priista superó por mucho la herencia de cleptocracia de Roberto Madrazo. Extendió sus tentáculos de corrupción hasta Yucatán.
3. César Duarte Jáquez, exgobernador priista de Chihuahua cuya mala administración provocó la derrota del tricolor ante la oposición en 2016. Sobre él pesan más de 11 órdenes de aprehensión y varios cargos por peculado electoral, que suman alrededor de 250 millones de pesos; además enfrenta acusaciones por otros casos de lavado de dinero a través de banco Unión Progreso y desvío de recursos por mil 200 millones de pesos. Actualmente se encuentra prófugo. Se presume que está en Estados Unidos.
Duarte Jáquez llegó a la gubernatura de Chihuahua apoyado por su principal padrino político, el senador Emilio Gamboa Patrón. Hizo y deshizo en su entidad durante seis años sin que nadie lo frenara. Su gasto intensivo en comprar medios de comunicación formó parte de sus excesos. En 2012 destinó 808 millones de pesos en gastos para medios, 772 millones en 2013, 602 millones en 2014, 602 millones en 2015 y en 2016, año en que el PRI perdió la gubernatura, destinó 328 millones de pesos a ese rubro, según los datos oficiales de la Oficina de Comunicación Social.
4. Javier Duarte de Ochoa, exgobernador priista de Veracruz; tampoco logró que el PRI refrendara la gubernatura en 2016. Ese año triunfó su acérrimo adversario, el expriista Miguel Ángel Yunes. A Duarte se le considera uno de los casos más escandalosos de corrupción en los últimos años.
Acusado por la Auditoría Superior de la Federación de desvío por más de 36 mil millones de pesos del presupuesto público, ha sido señalado de encabezar una red de más de 400 empresas fantasma que le sirvieron para el lavado de dinero y presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita. Huyó del país en octubre de 2016, en vísperas de dejar el gobierno. Fue detenido en abril de 2017 en Guatemala, cuando salía de un hotel, y en julio del mismo año fue extraditado a México. Se le sigue un largo y complejo proceso jurídico, del cual se excluyen los delitos de lesa humanidad cometidos durante su gobierno y denunciados por activistas, ciudadanos, medios locales e incluso organismos internacionales.
El desastre que dejó en Veracruz no se refiere sólo a la bancarrota del erario. La bancarrota moral fue incluso más grave: miles de desaparecidos, un enfrentamiento constante con los periodistas, hasta lograr el triste récord del estado con más reporteros asesinados, secuestrados o desplazados; un secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, que se convirtió en el jefe del crimen organizado en la entidad; una colección de excesos autoritarios y de casos tan graves como Los Porkys –que alcanzó notoriedad nacional–, gracias al apoyo de una red empresarial corrupta.
5. Roberto Borge, exgobernador de Quintana Roo, quien también ocasionó la derrota del PRI en la contienda electoral por la gubernatura en 2016. Se le acusa de presunto “lavado de dinero” y desfalco al erario estatal por 900 millones 99 mil pesos, derivados de la venta irregular de 22 predios de 7 millones 118 mil metros cuadrados. También tiene investigaciones pendientes por presunto peculado electoral, que sumaría unos 200 millones. Una más: supuestamente está asociado, junto con César y Javier Duarte, a una red de empresas fantasma para desviar recursos a las campañas. Huyó del país, pero fue detenido en Panamá y extraditado a principios de 2018. Borge fue protegido y apadrinado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari, con quien presumió no sólo su amistad, sino sus excesos. Gastó del erario más de 500 millones de pesos tan sólo en rentar aviones para sus viajes personales.
6. Roberto Sandoval, exgobernador de Nayarit, que dejó el gobierno en 2016. Primero fue acusado de encubrir al narcofiscal Édgar Veytia, señalado por la DEA de ser el principal operador en la distribución y producción de drogas en su propia entidad; Sandoval insistió una y otra vez que él “ignoraba” lo que su propio exfiscal hizo.
En enero de este año el Congreso de la entidad comenzó una investigación en su contra por presunto desvío de 2 mil 700 millones de pesos. Su red de corrupción la encabezaron parientes que formaron parte también de una red de empresas fantasma.
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