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La guerra no es "el infierno"

Meroll

Bovino de la familia
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11 Jul 2006
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Es copy/paste de la revista vice, pero pues me pareció interesante, me reservó mi opinion...


LA GUERRA NO ES “EL INFIERNO”—EN REALIDAD NO ESTÁ TAN MAL


La matanza no está tan mal, cuando te acostumbras. Eso es, en parte, el mensaje del libro de Patrick Hennessey, The Junior Officers’ Reading Club. Son memorias de guerra, pero el libro toma el tiempo que pasó el joven de 26 años como capitán en el ejército británico, en Iraq y Afganistán, y lo hace mucho mejor que la pornografía pistolera de los thrillers modernos, o cualquier cantidad de análisis tecnocráticos escritos por corresposales extranjeros. Es un libro que examina lo que es en realidad ser joven y sensible, matando gente en nombre de su Majestad la Reina a principios del siglo 21, un estilo de vida que han escogido como otros 100,000 jóvenes británicos. La guerra no es “el infierno,” concluye. Sí, es intensa, cansa, altera tus emociones, pero también—quizás—es la mejor vacación de 18 a 30 meses que has tenido.
¿Y por qué más se encontró Hennessey dando la vuelta por Sandhurst luego de graduarse de Oxford? El ejército era un tradición en su casa, pero tenía otras oportunidades también. Para él, era la adrenalina lo que lo motivaba, y el 9/11 fue lo que puso su corazón de peregrino a latir a mil por hora.

“No sé si a Andy McNabb le pagan por palabra,” dice de chiste, “pero siempre hay estas oraciones en las cuales describe en detalle técnico las especificaciones de la pistola que está llenando con municiones. El objetivo de Hennessey era escribir el antídoto del género de juguetes para machos. Inspirado en parte por Jarhead de Anthony Swafford (sobre soldados americanos desempleados durante la primera Guerra del Golfo), quería hacer algo sobre jóvenes del siglo 21 haciendo cosas del siglo 21. Con pistolas. En el mundo de McNabb, tipos de la Fuerza operante elite Cobra se pasan la vida engrasando torrecillas y envueltos en un “combate mortal de mano a mano.” Pero, en el de Hennessey, la vida de un soldado es lo que pasa entre las batallas. Descansan con los sonidos de sus PSPs, o escuchan a Amy Winehouse cuando no están matando.

Los afganos bajo su mando fuman caballo, leen las revistas Nuts de sus colegas británicos y se hipnotizan con las canciones de sirenas decadentes de MTV. Los soldados de infantería se pasan las noches en sus laptops editando videos personales y haciendo sus propios carretes. Y entonces quizás salen y matan un poco más. Es una vida balanceada. Para satisfacerse después de la acción, cuando el día de guerra ha acabado, la vibra de su sección es muy fresca y divertida, vagueando y escuchando clásicos de chill y Café del Mar como “Clubbed to Death,” o el globo de felicidad de Pink Floyd, “The Great Gig in the Sky.”

Es una guerra con rock n roll, aunque a menudo, de una manera media rara, la banda sonora todavía les llega a sus imaginaciones pre-empaquetada: “Cuando brinqué de un helicóptero por primera vez,” dice Hennessey, “lo que suena en tu cabeza es ‘Volunteers’ de Jefferson Airplane.” Hennessey también describe ir a nadar en un pantano que habían capturado. Pelearon por cuatro días por este dulce descanso, ¿y qué fue lo primero que salió en el estéreo cuando se quitaron las botas? Otis Redding (igualito que en Hamburger Hill). Trata de evadirlo, pero sigue siendo la iconografía de Vietnam que tiene la más influencia en la imaginación del soldado moderno—hasta el punto de que nadie está seguro si es su natural reacción verbal a las situaciones intensas, o si ver Platoon incesantemente es la razón principal por la cual todos son tan entusiastas del término “motherfucker.”

Hennessey y su unidad protagonizan brevemente en VBS’s Inside Afghanistan sobre la Provincia Hemland. En ese episodio se pasan una mañana defendiendo una fortaleza de un ataque Talibán, justo antes de irse, ya sin municiones, justo después de haber llamado a un ataque aéreo en contra del enemigo. Uno de sus ayudantes afganos fuma tanto opio que anda sin preocupación por la línea de fuego, disparando al cielo con su AK, cuando de pronto una bala perdida del Talibán tumba la cubierta de su rifle y el soldado se repone como puede para escabullirse. “Sí fuman mucho opio. Pero tienes que ser abierto y entender. Es su costumbre. Lo han hecho desde que eran niños. O sea, no beben. Y creo que si muchos de ellos llegaran a un pueblo inglés un viernes por la noche, y vieran la carnicería que el alcohol desata, estarían igual de escandalizados. Generalmente hay un escuadrón stoner quedándose atrás—es un poco como Buffalo Soldiers en ese aspecto. A veces te cruzas con un soldado que está fumando heroína, lo cual es un poco escandaloso, pero de nuevo, tienes que decir, ‘Estas no son nuestras costumbres.’”

El ejército británico está completamente limpio—pruebas de drogas hechas aleatoriamente se encargan de esto—pero Hennessey nota que los soldados que vuelven con permiso para bajar a tierra se sienten muy atraídos a cosas como Creamfields, una mega-discoteca. El nightclub moderno, teoriza él, es lo más cercano que tiene nuestra sociedad a un simulador de guerra. “Encontrar claridad en el medio de ruido intenso y luces intensas y la gente—poder aguantar tus pensamientos en ese ambiente—es lo más cerca que la mayoría de la gente llegará a cómo es la batalla en realidad.”

Lo que más tienen en común con la generación de Vietnam es que volver a la casa es un verdadero infierno. Después se seis meses viviendo una vida seca y sin color, el Reino Unido se convierte en una sobredosis sensorial. “En Afganistán sólo tienes un vistazo ocasional de alguien pasando en una burka… Así que todo es bastante abrumador cuando vuelves. Caminando por Londrés, todo coloreado, los olores, y todas esas chicas andando por la calle”.

Y después de todo uno tiene que explicar toda la matanza que vio y en la que participó. Cuando primero volvió, sin darse cuenta, Hennessey se encontró bajo el control de lo que llama el Síndrome de Refrigerador Nuevo. “Es un nombre inventado por alguien que estaba trabajando para Medicina Sin Fronteras. Volvió de una zona de guerra, y terminó cenando con su familia. Se suponía que iba ser una gran celebración, pero es difícil hacer entender a las personas que no tienen ningún contexto de cómo te has pasado los últimos años cosiendo niños. A la mitad de la cena, su madre se voltea y le dice, ‘Ah, no sabes todo lo que pasó mientras estabas fuera… compramos un refrigerador nuevo.’ Entonces él se levanta de la mesa y le mete una paliza al refrigerador.” Para Hennessey, eran las trivialidades de la gente cabuleando con él sobre la guerra las que sacudían el delicado estado mental en el que se encontraba.Dio el giro hacia un frenesí por vivir agresivamente y borracho, hasta que alguien le pasó el teléfono de un buen psiquiatra.

Por lo menos los graduados de Oxford Sandhurst de este mundo siempre tendrán a alguien que les puede pasar ese teléfono cuando lo necesiten. Para él, el soldado promedio es lo más preocupante, los que se embotellan años de trauma y entonces se vuelven locos un tarde de martes. “Creo que el desorden de estrés pos-traumático es un término con el cual tienes que tener cuidado porque describe algo muy específico. Pero los enfrentamientos que estamos viendo ahora son los más feroces para las tropas británicas desde la Guerra de Corea. Los Estados Unidos pasaron por la crisis social con todo lo de Vietnam. Nosotros nunca tuvimos algo como esto en nuestro tiempo, donde el tipo sentado a tu lado en la barra probablemente ha pasado por cosas muy raras y diferentes. Yo pasé un tiempo, cuando recién había salido del ejército, haciendo casos de corte para soldados. Aunque es muy difícil decirle a un soldado que no haga eso cuando acaba de pegarle a un tipo en un bar por haberle dicho algo que no le gustó.. No cuando le acabas de dar una medalla por matar gente.”

GAVIN HAYNES
TRADUCIDO POR GABI SIFRE
 
Citando la pelicula "Jhonny cogio su fusil"
-Papa, ¿que es la democracia?
-No se, hijo. Algo sobre muchachos jovenes matandose entre ellos
 
Me encantaria vivir una experiencia de estas.
No estoy a favor de la matanza, pero siento que ha de ser una experiencia unica y me encantaria vivirla
 
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