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La flaca de la Oficina

john4723

Bovino maduro
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30 Jul 2007
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Hola a todos, mi nombre es John y hoy quiero aportar una de mis experiencias a este foro.

La flaca de la Oficina

“… quiero más, quiero que me haga todas y cada una de las cochinadas que se ha imaginado conmigo!” Eran sus palabras mientras yo, encarnado de placer, le daba cada vez más duro.

Inicio mi relato contando que yo trabajo para una entidad del gobierno en un edificio reconocido de la ciudad y en algún momento mi jefe me trasladó a una dependencia nueva por temas de espacio. Allí en la nueva dependencia había más circulación de personas y de hecho muchas más mujeres que hombres, por lo que de vez en cuando se podía deleitar la vista con los esculturales cuerpos de las damas que, sobre todo los viernes, solían vestirse de forma más llamativa que los otros días, haciendo alusión a variados escotes, pentalones ajustados y con realce de nalgas.

En esta dependencia había una mujer que llamaba particularmente mi atención pese a que no cumplía los requisitos del prospecto de mujer que me enamora; ella es de estatura media, delgada, cabello rizado y de tez blanca, pero a pesar de su delgada complexión tenia buenos atributos que casi nunca dejaba ver porque la mayoría de veces se vestía tipo ejecutiva, pero había otros días que quería “llamar la atención” con el uso de transparencias y minifaldas, que aunque no mostraban nada si permitían que me volara la imaginación más allá de lo evidente. Yo trataba de no hacer ningún tipo de contacto visual con ella para evitar situaciones incómodas o que se diera cuenta de cuanto la deseaba, hasta que me dejé caer con una que otra mirada a sus atributos que ella no percibía de mi parte. Yo trataba de mirar sin que se diera cuenta pero no contaba con que ella ya sospechaba de mis intenciones y en varias ocasiones pasaba por delante mío o yo pasaba por delante de ella y las amigas eran las que detallaban mis miradas y se daban cuenta de ello, así que en poco tiempo ya estaba yo quedando como el morboso.

Las cosas siguieron así hasta que cierto día ella se vistió con una blusa transparente que dejaba al descubierto sus brazos, espalda y el sostén negro que usaba realzando sus preciosos senos, y un pantalón ajustado que le redondeaba sus glúteos, bien maquillada y con el cabello suelto. Ese día intenté pasar más veces por delante de ella de lo normal para admirar todo eso que ella tenía, hasta el punto en que al caer la tarde ella se dio cuenta de una mirada descarada que le hice a sus senos; cuando chocamos la mirada me dio un escalofrío feo y ella simplemente se quedó mirándome pasar sin decir ni hacer nada. Ya entrada la noche tuve que pasar al baño de nuevo y ahí estaba sentada en su puesto; yo pasé al baño y cuando volví ella estaba en frente tomando unas copias, estaba inclinada contra la copiadora leyendo un documento y con las nalgas levantadas. Yo pasé por detrás de ella como a unos 50 cms de distancia y no pude evitar ver su delicioso trasero puesto apenas para darle su buena dosis de verga; ella se dio cuenta de mi mirada por el reflejo de un vidrio que estaba de frente a ella y yo me di cuenta del vidrio después, y sentí pena por mi descaro, aunque ella no dijo nada. Esa noche no pasó nada más.

A la semana siguiente, para el jueves, tuve que quedarme a hacer trabajo extra, y ese jueves ella también se quedó trabajando hasta tarde, creo que por que había llegado tarde ese día o algo así. En fin, el tema es que a eso de las 6:30 pm salí al baño y la vi, con otra blusa transparente y con minifalda de cuero, en la misma pose de las copias de la semana pasada; pero como esta vez había más gente, no pude sino mirar levemente su vestimenta. Haberla visto así me provocó una excitación tremenda de imaginarme que se le había levantado un poco más la faldita y se le vería su rico culito. Mi pene se puso muy erecto y ella lo notó cuando le pasé por frente a ella de camino a mi oficina; se quedó mirando el bulto en mi pantalón y no dijo nada, pero como de costumbre me hizo sentir mal.

Cuando ya eran las 08:30 pm, tuve que ir de nuevo al baño, ella estaba aún ahí trabajando y apenas quedaban como 3 personas más en otras dependencias. Yo pasé normal, fui al baño, me imaginé que entraría al baño y haríamos el amor allí y eso me puso muy excitado y me provocó una parola enorme. Cuando volví ella ya no estaba, así que pasé de nuevo a mi oficina y cuando entré quedé petrificado del susto: allí estaba ella, sentada en mi puesto mirándome fijamente y sentada de frente a mí con mirada acusadora. Yo apenas pude titubear un “hola” y ella, con voz de mujer enojada me preguntó:

- ¿Cuál es la vaina conmigo?
- Yo: hmmm, eeeesteee…. ¿Cuál vaina perdón la pregunta, de que me habla?
- No se haga, cual es la miradera conmigo. ¿Le molesta como me visto?, ¿Le incomoda en algo?

Yo, estaba tan nervioso de verla ahí que por más que quería decirle lo mucho que me gustaba y las porquerías que me había imaginado con ella no pude pronunciar palabra. Ella al ver que no le decía nada se quedó mirando el bulto en mi pantalón.

- Ah, ya sé qué es la miradera conmigo.
- Yo: Por favor no piense lo que no es, por favor
- Ah no, y entonces que es, dígame por qué me mira de esa forma que lo hace y por qué tengo que darme cuenta cuando está excitado.

Ante esas palabras lo único que se me ocurría es decirle la verdad de una forma tal que ella no tomara alguna acción en mi contra que me pudiera hacer perder mi trabajo o hacerme pasar por un acosador. Yo tenía mucho miedo, así que le dije:

- Yo: Mire, la verdad es que sí, yo la miro a veces, pero es porque usted me parece una mujer muy atractiva, solo es eso, nada más. Por favor no me vaya a meter en problemas con nadie, mire que no puedo perder mi trabajo.

Ella se levantó del puesto y me dijo en voz más tenue:

- Hmmm, no le creo. O si no por qué tiene esa parola. Dígame, por qué está excitado. ¿Acaso se imagina mis tetas, o mis nalgas? ¿O acaso cuando va para el baño se masturba pensando en mí?
Yo ya no tenía salida, había sido muy evidente y se había dado cuenta de todo. Yo no sabía qué hacer ni que decir. Allí estaba, de pie frente a la flaca de la oficina, en mi oficina, con una parola que me rompía el pantalón y sonrojado por la vergüenza de verme acusado por mis negras intenciones.

- Yo: Por favor discúlpeme, mi intención no era hacerla sentir mal ni mucho menos llegar a es....

No me dejó terminar de hablar cuando se desabotonó su blusa y se desapuntó el sostén, dejando al descubierto sus hermosos senos, redondos y firmes. Yo no lo podía creer. Quedé pasmado y confundido. Apenas pude cerrar la puerta para que nadie nos fuera a ver.

- ¿Le gusta lo que ve?
- Yo: Si claro, me gusta mucho
- Muéstreme cuanto le gusta

Yo me desabroché el pantalón y lo dejé caer, y me bajé el bóxer hasta los muslos, dejando al descubierto mi erecto pene.

- Ahora veo por qué se le nota tanto el pene cuando se excita, está bien dotado y grueso, como me gusta

Sin decir nada más empezó a masturbarme mientras yo le manoseaba los senos, íbamos despacio y solo nos mirábamos a los ojos en forma desafiante. Luego ella se subió la falda hasta la cintura y dejó al descubierto sus pantis negros tipo hilo dental. Yo le di la vuelta y le empecé a tocar las nalgas mientras le refregaba mi pene por encima de su panti buscando la entrada a su vagina.

Ella solo se movía en forma provocativa y gemía levemente para no hacer ruido. Aun en esta situación no podía yo hacer más de eso por estar en el área de trabajo, así que solo la manoseaba y dejaba que ella me manoseara el pene a gusto. En un momento y estando ella de espaldas a mí me agaché y le corrí la tanga, para poder meter mi lengua en su vagina y pasarla luego calientica por su culito, eso la hizo estremecer. Luego de chuparle sus ricos jugos y de sentirla así excitada, se lo metí y empecé a bombear desde atrás de forma lenta mientras le masajeaba los pezones. Ella solo se sostenía de la mesa y apretaba las manos mientras gemía. Allí tuvo un orgasmo y se vino muy rico, mojándose la entrepierna hasta los tobillos. Eso me puso mal y le dije que iba a llegar, así que sin pensarlo le di la vuelta y le puse la boca en mi pene. Me dijo que no lo hiciera así porque no lo podía pasar todo y podría hacer regueros en el piso, que mejor le llegara en otra parte. Eso me pasmó y por más que me masturbé para llegar en sus senos no pude, así que mientras le quitaba el sostén y las tangas, le dije:

- Yo: Vámonos de aquí, sigamos en otro lado para evitarnos problemas
- Pero no me voy a ir así, sin ropa interior, como se le ocurre
- Yo: Pues se va a ir así, y si quiere recuperar si ropa tiene que venir conmigo por ella

Ella se puso su blusa de nuevo y con esa transparencia se le veían muy lindas las tetas, se bajó la minifalda, salió de mi oficina y fue a buscar sus cosas mientras yo me vestía y salía buscar un taxi. Ya en la calle paramos un taxi y le pedimos que nos llevara ahí cerca de la zona rosa para terminar lo que habíamos iniciado. Durante el camino no cruzamos palabra alguna. Al llegar al motel pagué la cuenta del taxi, entramos, nos dieron una habitación sencilla y no pedimos nada de beber. Apenas se cerró la puerta ella me dijo:

- Venga lo masturbo y me llega encima
- Yo: No señora, aquí ya no estamos en la oficina, ahora las cosas son a otro precio. ¿Usted quería saber por qué me excito al verla? Pues me excito porque tengo ganas de follármela, de darle duro por ese culo que tiene y de llegarle en su boca. Porque su cuerpo me provoca toca clase de pensamientos lascivos y quiero darle como a una perra.

Me desvestí e hice lo mismo con ella. La puse en 4 patas y se lo metí de nuevo. Estaba caliente y excitada, así que no pasó mucho cuando tuvo otro orgasmo y se vino más que la primera vez, yo seguí dándole fuerte y minutos más tarde se vino de nuevo. Yo ya no aguanté más, le di la vuelta, le puse el pene en la boca y me vine mientras le decía que se lo tomara. No se lo pudo tomar todo, dejó regar un poco sobre su cara y sus senos. Caímos rendidos en la cama y no nos dijimos nada durante 5 minutos. Luego el dialogo fue más o menos así:

- Yo: jeje, ¿quería saber por qué me ponía así? Ahí tiene.
- Rico, si me imaginaba que usted me tenía ganas
- Yo: ¿Y usted no tenía ganas de estar conmigo?
- No, de hecho me molestaba ver cómo me morboseaba. Mis amigas se daban cuenta y me decían que usted es un morboso y eso no me gusta.
- Yo: Y entonces lo de hoy que fue, por qué se metió en mi oficina
- Pues quería enfrentarlo a ver que me iba a decir
- Yo: Y por qué se desnudó
- Porque al estar allí me dieron ganas de verle su pene, pero no me pude controlar y pasó lo que pasó. Pero ya, ya no más, me tengo que ir.
- Yo: ¿Y se va a ir así nada más? ¿O sea, me provoca, me excita, me deja verla desnuda, tenemos sexo y se va a ir así?
- Acaso que más quiere que pase

Sin dejarla decir nada más le empecé a hacer sexo oral y ella volvió a excitarse, a tal punto que mientras me sostenía la cabeza con fuerza yo le metía la lengua hasta donde más podía. Le lamía su clítoris y le apretaba las tetas y se derramó en mi boca. Uff, que rico. Luego la puse de nuevo en 4 pasas y volví a bombearle desde atrás esta vez de forma fuerte, le jalaba el pelo y le apretaba duro las tetas. Nos hicimos en cucharita y así estuve dándole duro como por 10 minutos mientras ella solo gemía y se estremecía con cada uno de los orgasmos que le provocaba. Luego y en uno de esos orgasmos que tenía me gritó:

- Dele, más duro, dele más rápido, quiero más, quiero que me haga todas y cada una de las cochinadas que se ha imaginado conmigo.

Eran sus palabras mientras yo, encarnado de placer, le daba cada vez más duro. Entonces, tras esas palabras le di más fuerte que antes y la hice venir una vez más.

- Yo: ¿Ah sí? ¿Quiere que le haga las cochinadas que he pensado hacer con usted?
- Si, hágame lo que quiera.

La puse de nuevo en 4 y sin más que las ganas del deseo y con la parola que tenia se lo puse en la entrada del culito, como no dijo nada seguí empujando y se lo metí poco a poco hasta llegar al fondo. Eso la puso más caliente aun, así que empezamos a movernos se forma brusca y fuerte, cada vez más excitados y cada vez más cerca del orgasmo. Le daba por su culito mientras le decía al oído que ella era una perra mostrona y que por mostrona le iba a llenar su culo de semen, a lo que respondía en forma desafiante que lo hiciera para irse contenta. Así fue, tras más o menos 7 minutos imparables de sexo desenfrenado la hice llegar una vez más y enseguida llegué yo, dejando todo de mí dentro de su culito.

Caímos en la cama otra vez, ya exhaustos y sudorosos y con las ganas calmadas del deseo tras haber dado rienda suelta a placer. Tras unos minutos nos levantamos, fuimos a tomar una ducha caliente, nos vestimos y salimos, cada uno por su lado y sin decirnos nada, como los desconocidos que éramos, ya que ni el nombre nos habíamos dicho.

De ahí para acá la situación con ella ha transcurrido como al comienzo: No nos miramos, no nos hablamos, solo de vez en cuando la miro y de vez en cuando ella me mira, como si nada hubiera pasado nunca, aunque si noté varias veces a una de sus amigas mirándome en forma provocativa. Tal vez ella si les contó a ellas en que había terminado todo, pero hasta ahí, y lo más absurdo de la historia es que, a pesar de todo lo ocurrido aún no sabemos nuestros nombres, o posiblemente ella sepa el mío, pero yo no tengo un interés particular en saber el de ella, ya que la tuve en mis brazos y le hice unas de las cochinadas que tenía pensado hacerle. No sé, de pronto en algún momento quiera ella tomar revancha de lo que pasó y hacerme las cochinadas que se ha imaginado hacerme a mí, pero eso será cuando tenga que ser.
 
Muy buen relas aunque tu coañera suna mas a una tipo de sagento ruda y disiplinada termino siendo ella la qué recivia diciplina.
 
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