john4723
Bovino maduro
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- 30 Jul 2007
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Los hechos a continuación descritos ocurrieron hace aproximadamente 2 meses…
Era una tarde de viernes como cualquier otra, llena de problemas en el trabajo que requerían soluciones prontas para que la información no se viera afectada por las operaciones del fin de semana. El área en donde yo trabajo es una zona prestada en donde no tengo contacto con los trabajadores de la compañía, es decir, casi que soy un invasor de espacio, pero la misma empresa dispuso que tuviera que trabajar así.
Bueno, el tema es que ese viernes, a eso de las 4 de la tarde, las personas de la compañía, patrocinadas por el gerente, dispusieron sin problema alguno de beber unas cervezas en las oficinas y pues culminar las labores que se tenían hasta ese momento para dar lugar a la charla y a las risas entre compañeros. Yo por supuesto no hacia parte del jolgorio dado que mi área de trabajo es diferente, así que pese al cúmulo de trabajo que tenía que hacer tuve que soportar que con el pasar de los minutos el tema se iba poniendo cada vez más espeso, porque la música era más alta, las risas eran más fuertes y frecuentes y en un momento dado, algún idiota le dio por ponerse a jugar al cuentero con temas sexuales, (aquí, cuentero es el que realiza algo como un stand-up comedy con temas de la vida para hacer reír a la gente). Por supuesto que la gente se reía más de las bobadas que decía que por lo interesante que fuera la historia que pretendía contar. A leguas se le notaba que su intención era calentar a alguna de las mujeres de la oficina a ver cuál caía, pero la verdad con su forma de hablar y su historia tan mal elaborada, lo que consiguió fue que poco a poco la gente le fuera perdiendo el interés.
En fin, el caso es que a eso de las 8 pm la gente empezó a irse, tal vez por cansancio, el avanzado estado de embriaguez o por que prefirieron seguir la juerga en otra parte. El caso es que por fin tuve calma para hacer mis cosas. A las 08:30 fui al baño y de las 60 personas que estaban en la juerga ya no había nadie por ahí. El caso es que fui y volví a mi puesto sin novedad alguna y seguí con mis labores. Más o menos como unos 10 minutos después escuché voces por el pasillo, al parecer eran algunas de las mujeres de la oficina que habrían vuelto por sus cosas o algo así. La verdad no le di importancia y seguí con mi trabajo, sin saber que afuera se maquinaba un delicioso plan en mi contra, pues entre las mujeres que estaban en el pasillo se encontraba la “flaca de la oficina”, con la cual yo ya había tenido un encuentro y había dejado un lugar a la segunda parte (por si les interesa, la historia está aquí).
La flaca estaba acompañada por la culona (que tiene un culo como para sonar elefantes) la intelectual (por qué siempre usa gafas y muerde un lápiz), la mostrona (porque tiene un buen par de tetas y sus escotes son bastante indiscretos), la tetona (porque a pesar de que no es muy bonita se ve que tiene unos senos bien paraditos y sugestivos) y la nenita (que se ve que apenas tiene 18 años y está formando muy bien su cuerpo). El caso es que las 6 estaban bastante ebrias por todo lo que habían tomado en las 4 horas precedentes y lo que tal vez habían tomado afuera de la oficina, y según entiendo, la flaca les contó lo que había pasado entre nosotros, lo que encendió sus cuerpos y sus ganas de follar, y a su vez dio pie para que retaran a la flaca a tener sexo en la oficina con “el externo”, dado que así me dicen. Aclaro algo a los lectores, los sobrenombres antes indicados datan de la particularidad que le he encontrado a cada una de las mujeres, más aun por que no sé el nombre de ninguna de ellas, de otro lado ellas tampoco conocen mi nombre, por eso me llaman “el externo”.
Como a eso de las 9 yo ya estaba cerca de terminar mis labores y quería irme a cada a follar a mi novia, pero algo ocurrió: la flaca se dejó convencer del reto y aceptó tener sexo en la oficina. Así que dado el empuje de sus amigas y la poca cordura que el alcohol le había dejado, se desinhibió un poco y se acercó a mi oficina, tocó la puerta y sin esperar a que yo abriera, ella abrió y entro, se quedó mirándome y me dijo algo así:
F (Flaca): Hola, por qué tan solo?
Y (Yo): Hola, hmmm, no, por nada, porque tengo mucho trabajo.
F: Quieres una cerveza?
Y: No gracias, yo no bebo (y es en serio, yo no voy con el alcohol)
F: Puedo tomarme una cerveza aquí, con usted?
Y: Claro, siga, siéntese.
Ella vestía un vestido azul oscuro de encajes en los hombros y espalda, ajustado en el pecho que daba realce a sus protuberantes tetas y el prense de la falda que llegaba hasta la mitad de los muslos, haciendo que la imaginación volara de pensar en su ropa interior. Tomo asiento a lado de mi puesto y me preguntó qué estaba haciendo. Le indiqué más o menos en lo que estaba trabajando, pero por su alto estado de ebriedad no me puso cuidado. En un momento de arranque interrumpió mis palabras y me dijo:
F: Le gustan mis tetas verdad?
Quedé frio con la pregunta, traté de calmarme un poco y mirando sus senos le contesté:
Y: Claro que me gustan
Y sin mediar más palabra se bajó su vestido de los hombros con todo y los sujetadores del sostén, dejando al descubierto esas gloriosas tetas que ya habían sido mías y que me habían provocado uno que otro pajazo de vez en cuando. Se levantó de la silla y se sentó en mis piernas de frente a mí, me abrazó y me besó mientras yo le manoseaba las tetas. Sus movimientos eran torpes y su aliento apestaba a alcohol y cigarrillo, pero no me importaba, trataba de manosear y disfrutar todo lo que me había llegado. Mi pene se puso erecto y estaba que se salía del pantalón para entrar en su cuerpo, y luego de los besos se inclinó hacia atrás para dejarme morder y chupar sus senos a voluntad mientras dejaba escapar uno que otro gemido de placer. De inmediato mandé mis manos a sus nalgas y oh sorpresa, no tenía panties, y eso me calentó aun mas, comencé a jugar con su ano con una mano y con la otra masajeaba su clítoris mientras chupaba los senos. Era una escena bastante fuerte y ella así lo sentía, pues sus jugos ya me estaban manchando el pantalón.
Cuando alcanzó el primer orgasmo la bajé de mis piernas, la puse de perrito y le subí el vestido hasta la cintura, dejando su bello culo a mi vista, ella solo bajó la cabeza y levantó mas su cadera para mostrarme todo su sexo. Me bajé los pantalones y dejé que mi verga se mostrara totalmente erecta, ella solo la miró y dijo que le la metiera asi de rico como se la había metido la ultima vez. Me puse de rodillas en la alfombra y puse mi pene en su vagina humeda, se la mandé de un solo empujón, con el cual soltó un fuerte gemido que provocó la risa de las amigas que estaban afuera. Yo no me había percatado de que ellas estaban afuera de mi oficina escuchando todo lo que pasaba, mas no estaban viendo. Por un momento me quedé quieto y la flaca me dijo:
F: No se preocupe por ellas, no van a decir nada
Y: Y si entran?
F: Pues primero me folla a mi hasta dejarme llena, y luego si quiere se las echa a las demás
Eso me puso a mil y empecé a darle verga con todo lo que tenía, le jalaba el cabello, le daba nalgadas, le besaba las orejas y le masajeaba las tetas a placer, ella solo gemia y empujaba su vagina para que pudiera penetrarla hasta el fondo. Luego de unos minutos así nos cansamos de la posición y ella se acostó boca abajo en la alfombra, sosteniéndose en sus brazos y con las piernas abiertas y flexionadas, yo me dejé caer en sus nalgas y la penetré de nuevo hasta el fondo. Ya en esta posición ella alcanzó un par de orgasmos descomunales y yo cada vez mas caliente.
(Continúa más abajo)
Era una tarde de viernes como cualquier otra, llena de problemas en el trabajo que requerían soluciones prontas para que la información no se viera afectada por las operaciones del fin de semana. El área en donde yo trabajo es una zona prestada en donde no tengo contacto con los trabajadores de la compañía, es decir, casi que soy un invasor de espacio, pero la misma empresa dispuso que tuviera que trabajar así.
Bueno, el tema es que ese viernes, a eso de las 4 de la tarde, las personas de la compañía, patrocinadas por el gerente, dispusieron sin problema alguno de beber unas cervezas en las oficinas y pues culminar las labores que se tenían hasta ese momento para dar lugar a la charla y a las risas entre compañeros. Yo por supuesto no hacia parte del jolgorio dado que mi área de trabajo es diferente, así que pese al cúmulo de trabajo que tenía que hacer tuve que soportar que con el pasar de los minutos el tema se iba poniendo cada vez más espeso, porque la música era más alta, las risas eran más fuertes y frecuentes y en un momento dado, algún idiota le dio por ponerse a jugar al cuentero con temas sexuales, (aquí, cuentero es el que realiza algo como un stand-up comedy con temas de la vida para hacer reír a la gente). Por supuesto que la gente se reía más de las bobadas que decía que por lo interesante que fuera la historia que pretendía contar. A leguas se le notaba que su intención era calentar a alguna de las mujeres de la oficina a ver cuál caía, pero la verdad con su forma de hablar y su historia tan mal elaborada, lo que consiguió fue que poco a poco la gente le fuera perdiendo el interés.
En fin, el caso es que a eso de las 8 pm la gente empezó a irse, tal vez por cansancio, el avanzado estado de embriaguez o por que prefirieron seguir la juerga en otra parte. El caso es que por fin tuve calma para hacer mis cosas. A las 08:30 fui al baño y de las 60 personas que estaban en la juerga ya no había nadie por ahí. El caso es que fui y volví a mi puesto sin novedad alguna y seguí con mis labores. Más o menos como unos 10 minutos después escuché voces por el pasillo, al parecer eran algunas de las mujeres de la oficina que habrían vuelto por sus cosas o algo así. La verdad no le di importancia y seguí con mi trabajo, sin saber que afuera se maquinaba un delicioso plan en mi contra, pues entre las mujeres que estaban en el pasillo se encontraba la “flaca de la oficina”, con la cual yo ya había tenido un encuentro y había dejado un lugar a la segunda parte (por si les interesa, la historia está aquí).
La flaca estaba acompañada por la culona (que tiene un culo como para sonar elefantes) la intelectual (por qué siempre usa gafas y muerde un lápiz), la mostrona (porque tiene un buen par de tetas y sus escotes son bastante indiscretos), la tetona (porque a pesar de que no es muy bonita se ve que tiene unos senos bien paraditos y sugestivos) y la nenita (que se ve que apenas tiene 18 años y está formando muy bien su cuerpo). El caso es que las 6 estaban bastante ebrias por todo lo que habían tomado en las 4 horas precedentes y lo que tal vez habían tomado afuera de la oficina, y según entiendo, la flaca les contó lo que había pasado entre nosotros, lo que encendió sus cuerpos y sus ganas de follar, y a su vez dio pie para que retaran a la flaca a tener sexo en la oficina con “el externo”, dado que así me dicen. Aclaro algo a los lectores, los sobrenombres antes indicados datan de la particularidad que le he encontrado a cada una de las mujeres, más aun por que no sé el nombre de ninguna de ellas, de otro lado ellas tampoco conocen mi nombre, por eso me llaman “el externo”.
Como a eso de las 9 yo ya estaba cerca de terminar mis labores y quería irme a cada a follar a mi novia, pero algo ocurrió: la flaca se dejó convencer del reto y aceptó tener sexo en la oficina. Así que dado el empuje de sus amigas y la poca cordura que el alcohol le había dejado, se desinhibió un poco y se acercó a mi oficina, tocó la puerta y sin esperar a que yo abriera, ella abrió y entro, se quedó mirándome y me dijo algo así:
F (Flaca): Hola, por qué tan solo?
Y (Yo): Hola, hmmm, no, por nada, porque tengo mucho trabajo.
F: Quieres una cerveza?
Y: No gracias, yo no bebo (y es en serio, yo no voy con el alcohol)
F: Puedo tomarme una cerveza aquí, con usted?
Y: Claro, siga, siéntese.
Ella vestía un vestido azul oscuro de encajes en los hombros y espalda, ajustado en el pecho que daba realce a sus protuberantes tetas y el prense de la falda que llegaba hasta la mitad de los muslos, haciendo que la imaginación volara de pensar en su ropa interior. Tomo asiento a lado de mi puesto y me preguntó qué estaba haciendo. Le indiqué más o menos en lo que estaba trabajando, pero por su alto estado de ebriedad no me puso cuidado. En un momento de arranque interrumpió mis palabras y me dijo:
F: Le gustan mis tetas verdad?
Quedé frio con la pregunta, traté de calmarme un poco y mirando sus senos le contesté:
Y: Claro que me gustan
Y sin mediar más palabra se bajó su vestido de los hombros con todo y los sujetadores del sostén, dejando al descubierto esas gloriosas tetas que ya habían sido mías y que me habían provocado uno que otro pajazo de vez en cuando. Se levantó de la silla y se sentó en mis piernas de frente a mí, me abrazó y me besó mientras yo le manoseaba las tetas. Sus movimientos eran torpes y su aliento apestaba a alcohol y cigarrillo, pero no me importaba, trataba de manosear y disfrutar todo lo que me había llegado. Mi pene se puso erecto y estaba que se salía del pantalón para entrar en su cuerpo, y luego de los besos se inclinó hacia atrás para dejarme morder y chupar sus senos a voluntad mientras dejaba escapar uno que otro gemido de placer. De inmediato mandé mis manos a sus nalgas y oh sorpresa, no tenía panties, y eso me calentó aun mas, comencé a jugar con su ano con una mano y con la otra masajeaba su clítoris mientras chupaba los senos. Era una escena bastante fuerte y ella así lo sentía, pues sus jugos ya me estaban manchando el pantalón.
Cuando alcanzó el primer orgasmo la bajé de mis piernas, la puse de perrito y le subí el vestido hasta la cintura, dejando su bello culo a mi vista, ella solo bajó la cabeza y levantó mas su cadera para mostrarme todo su sexo. Me bajé los pantalones y dejé que mi verga se mostrara totalmente erecta, ella solo la miró y dijo que le la metiera asi de rico como se la había metido la ultima vez. Me puse de rodillas en la alfombra y puse mi pene en su vagina humeda, se la mandé de un solo empujón, con el cual soltó un fuerte gemido que provocó la risa de las amigas que estaban afuera. Yo no me había percatado de que ellas estaban afuera de mi oficina escuchando todo lo que pasaba, mas no estaban viendo. Por un momento me quedé quieto y la flaca me dijo:
F: No se preocupe por ellas, no van a decir nada
Y: Y si entran?
F: Pues primero me folla a mi hasta dejarme llena, y luego si quiere se las echa a las demás
Eso me puso a mil y empecé a darle verga con todo lo que tenía, le jalaba el cabello, le daba nalgadas, le besaba las orejas y le masajeaba las tetas a placer, ella solo gemia y empujaba su vagina para que pudiera penetrarla hasta el fondo. Luego de unos minutos así nos cansamos de la posición y ella se acostó boca abajo en la alfombra, sosteniéndose en sus brazos y con las piernas abiertas y flexionadas, yo me dejé caer en sus nalgas y la penetré de nuevo hasta el fondo. Ya en esta posición ella alcanzó un par de orgasmos descomunales y yo cada vez mas caliente.
(Continúa más abajo)