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La exhibo en su Instagram sin que se dé cuenta

Maggabit91

Becerro
Desde
16 Dic 2019
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22
Rebeca era la típica buenota de la oficina, becaria de solo 20 años, morena clara, bonita del rostro, facciones muy finitas, cabello chino y alborotado, delgada, tetas normales pero un culazo que hacía que todos en la oficina voltearan cuando pasaba en los pasillos.

Yo no trabajaba en la misma área que ella, pero nos conocíamos de vista, nos saludábamos con la cordialidad normal pero nunca habíamos entablado una conversación. Se sabía que ella se metía con el dueño de la empresa, un viejillo que le hacía buenos regalos y por los que ella se encerraba en la oficina del dueño por horas.

Su fama era conocida en toda la empresa y a ella parecía no importarle, al final una jovencita deslumbrada por el dinero. Un viernes salí con mis amigos a un antro y ahí la vi bailando con otras chicas, parecían sus amigas y después llegaron más chicos, vi que Rebeca se besaba con uno y pensé que era el novio, pero más tarde la vi del otro lado de la mesa besándose con otro de los chicos, ella traía puestos unos como leggings de cuero que le hacían ver unas súper nalgas, el chico ya tenía la mano adentro mientras la besaba por lo que supongo tocaba esas nalgas tan deseadas sin nada que las tapara. En una ocasión que fui al baño me la encontré, estaba muy borracha pero me reconoció, me saludó y me presentó a sus amigas aunque no sabía ni cómo me llamaba, me presentó como Miguel, que así se llama el dueño de la empresa.

Ese viernes no pasó a mayores, y en la semana que la vi en la oficina fue como si no nos hubiéramos encontrado en el antro, todo muy normal. Pasó la semana y el próximo viernes volvimos a ir al mismo lugar pues estaba de moda aunque llegamos algo más tarde que la semana anterior. A lo lejos la volví a ver, pero esta vez solo con puras mujeres.

Ya como a la 1 del sábado mis amigos empezaron con irnos porque algunos trabajaban más tarde por lo que fui por última vez al baño, cuando regresaba escuché el grito de “Miguel”, “Miguel” varias veces hasta que se me acercó una chica y me saludó, era una amiga de Rebeca, y hasta ese momento recordé que me había presentado con ese nombre. Me contó que Rebeca siempre se ponía mal y la semana pasada su mamá había discutido con ellas porque la llevaron a su casa en muy mal estado por lo que nadie quería llevarla y pretendían que yo la llevara. Al principio no me gustó la idea, pero Rebeca estaba buenísima y se veía súper enfiestada por lo que pensé en intentar algo a ver si ella caía. Regresé con mis amigos y les comenté que me quedaría, se fueron y me cambié de mesa. Estuve como una hora conociendo a las amigas de Rebeca, ella por alguna razón me decía Miguel, y me abrazaba y me besaba las mejillas como si nos conociéramos de años. Como a las 2:30 sus amigas quedaron de irse, y Rebeca, que ya me habían advertido no se quería ir, les dije que no se preocuparan, se fueron y nos quedamos nosotros dos solos. Estuvimos unos 20 minutos y como cierran el antro a las 3:00 literal nos corrieron.

Salimos y ella me dijo que su carro estaba en el estacionamiento de la plaza de a lado, yo también había dejado mi carro ahí, evidentemente ella no podía manejar en ese estado, por lo que propuse mi carro pero estaba muy necia así que decidimos que en su carro pero yo manejaría. Pasamos a un Oxxo dentro de la plaza donde nos vendieron unas cervezas después de darle una propina a una encargada y fuimos hacia su auto. En el camino ella reía mucho y bailaba como si aun hubiera música, era claro que me confundía porque me decía Miguel para todo.

Cuando ya íbamos a bajar al estacionamiento dijo que necesitaba ir al baño así que nos desviamos, yo traía cargando su bolsa y sentí que vibró su celular así que se lo dije, mientras lo sacaba. Era un whats de una de sus amigas “Cuando llegues me avisas princesa, te veo el lunes”.

– Pues contéstale que sí y ya

– Pero necesito tu contraseña para desbloquearlo.

– ¿Que ya no te acuerdas tontito? 021098

Lo desbloqueé y contesté el whats. Cuando llegamos al baño se metió y me quedé con su teléfono. De inmediato me metí a sus fotos. Algunas capturas de pantalla, memes, fotos y muchas, peros muchas nudes, se veía deliciosa, incluso tenía algunos videos donde por las miniaturas se notaba que estaba cogiendo pero no vi ninguno, guardé el celular y la esperé.

Salió y ahora sí nos dirigimos rumbo al estacionamiento, la abrazaba por el cuello y ella me tenía de la cintura, había volteado y nos habíamos dado varios besos “de piquito”, era evidente que pensaba que era el dueño de la empresa.

Llegamos a su carro, le abrí la puerta para que se subiera aunque seguía súper enfiestada, le di la vuelta al carro y me subí, cuando me dijo, ¿Hoy no quieres que te baile? No entendí muy bien a qué se refería pero ella puso música en el estéreo del carro, se bajó y comenzó a bailar mucho más provocativamente.

Estábamos casi en una esquina del estacionamiento y la puerta del copiloto abierta la tapaba por lo que aunque pasara alguien la vería prácticamente solo la cabeza.

Tenía puestos unos jeans sin bolsas atrás y una blusa de tirantes, además una chamarra rosa muy delgadita, sus pezones se marcaban por el frío y mientras bailaba se giró y me enseñó los hilos de su tanga, yo estaba hipnotizado viendo cómo movía esas perfectas nalgas.

– ¿Hoy no me vas a grabar bebé?
 
La pregunta me iluminó el alma, de inmediato saqué mi celular y en esa misma bolsa de mi pantalón saqué el suyo. Tenía varias notificaciones de Instagram lo que me dio una idea. La grabé mientras bailaba, se movía muy sensualmente, desabrochó su pantalón y vi que su tanga de frente era negra con figuras rojas, volteó y se fue bajando el pantalón, sus nalgas aparecieron ante mí, siguió bailando un rato hasta que le dije que fuéramos a otro lado.

Se subió al carro y me besó apasionadamente, de inmediato llevé mis manos a sus tetas.

– Mandaré un whats y nos vamos mientras abre las cervezas.

Ella buscó las bolsas del Oxxo y ni cuenta se dió que en realidad estaba con su celular y no con el mío. Entré a su Instagram y subí el video donde bailaba como una historia, solo le puse de texto “Hoy nadie me para” y era público un video donde enseñaba y movía las nalgas.

Arranqué el carro y después de unos minutos sentí que su celular vibraba varias veces. En un alto en que no tenía autos atrás volteé a besarla, subí la intensidad y ella llevó su mano a mi paquete, entre beso y beso se separó un poco de mí.

– Miguel, vamos a tu casa, tengo unas ganas tremendas

– No, hoy te llevaré a un hotel, mámamela mientras manejo

Su sonrisa lo dijo todo, mientras ella desabrochaba mi pantalón saqué de nuevo los teléfonos, ella comenzó con lo suyo, y yo la volví a grabar, solo se veía su cabeza, su cabello y mi pantalón abajo, su cabeza subía y bajaba y aunque no se le viera la cara era notorio que era ella y era obvio lo que estaba haciendo. Solo la grabé 4 o 5 segundos y de nuevo entré a su Instagram, el primer video ya tenía 68 visualizaciones a pesar de la hora y tres respuestas. Una de alguna de sus amigas que decía “Princesaaaaaa por qué subes eso, quítaloooooo” otra también de una chica que decía “Tápate te va a dar algo” y una de un hombre que escribió “Ajale como lo mueves”.

Subí el segundo video con un pequeño texto “El primero de la noche” y seguí avanzando. También había recibido dos WhatsApp de sus amigas, uno decía “Rebe tú subiste ese video???? Mejor quítalo” y el otro decía “No manches Reb se te ve todo en tu historia, estás bien????? Quieres que vaya por ti a algún lado?????” Contesté los dos diciendo que estaba bien y que ahorita veía lo del video.

Llegamos al hotel, metí el carro hasta la habitación y pagué, nos quedaríamos toda la noche. Ella seguía tomando, estaba en su fiesta con la música a todo volumen, su celular vibró, era una llamada que no contestamos. Subimos a la habitación y ella quiso entrar de nuevo al baño. Mientras se fue revisé su teléfono, dos llamadas perdidas y otros mensajes más, todos referentes a sus historias de Instagram. Ni idea tenía que estaba siendo expuesta públicamente.

Salió y se abalanzó sobre mí, literal se montó para besarme y quitarse la blusa, tenía en mis manos esas deseadas tetas y no tarde en chuparlas, morderlas y disfrutarlas. Me giré y ahora ella quedó abajo, pude jugar con sus pechos más cómodo, fui bajando por su abdomen, su ombligo, hasta su pantalón.

Lo desabroché y lo fui bajando, traía unos zapatos bajos muy fáciles de quitar y la dejé sin pantalón, fui subiendo mis besos por sus piernas hasta su tanga, la lamí para después hacerla a un lado y lamer directamente esa zona que tanto deseaba.

Terminé quitándole la tanga y la tenía completamente desnuda, lamía su clítoris mientras le metía dos dedos, ella daba pequeños gemiditos y se movía hacia arriba y hacia abajo al compás de mis dedos.

En algún momento me puse uno de los condones que había en el hotel y me subí en ella. Su celular ya había vibrado en la cama varías veces, seguro tendría varias llamadas perdidas pero ni caso le hicimos.

Fue riquísimo penetrarla, aún apretaba rico, le di primero lento y poco a poco fui subiendo la velocidad, ella gemía cada vez más, me mordía un hombro e intentaba moverse al mismo ritmo que yo.

Cuando sentí que estaba a punto de estallar la cambié de posición. Me acosté en la cama y se subió en mí dándome la espalda. La vista de esas nalgas era inmejorable, se movía hacia adelante y hacia atrás cada vez más rápido, ahora ya eran gemidos de placer. Ya que ella estaba haciendo todo, jalé su celular. Cinco llamadas perdidas. Dos de “Montse” y tres de “Hermana”. Esto me ponía a mil, su hermana le había mandado varios whats. “QUÉ TE PASA REBECA????? QUÉ TAL SI ALGUIEN LE DICE A MI MAMÁ LO QUE SUBISTE?????” Y otro que decía “SEGURAMENTE ESTÁS TAN BORRACHA QUE NO PIENSAS”, la situación me divertía bastante y me prendía mucho. Tenía otros whats de amigas y amigos preguntándole por sus historias. Volví a entrar a su Instagram, tenía varias ideas pero decidí tomarle una foto. Toda su espalda desnuda hasta la mitad de sus nalgas, se veía la mitad de esa rayita tan deseada enmedio de sus perfectas nalgas. estaba hincada, se veían sus rodillas al fondo y mis piernas en medio por lo que era obvio lo que estaba haciendo. La subí como otra historia y le puse de texto “Haciendo mi servicio social”.

Me concentré en ella, la agarré de las caderas y le marqué el ritmo, ella se agarraba los pechos y gemía muy rico.

Decidí cambiarla de posición y la puse en cuatro. La vista de sus nalgas era maravillosa, estaba en la gloria con esas nalgas.
 
La penetré muy duro y comencé a bombearla, ella gritaba de placer “así Miguel así” “duro duro duro”. Volví a tomar su celular y la grabé, solo de la espalda para arriba, no se veían esas hermosas nalgas, solo se escuchaban sus gemidos como chocaba contra su trasero y se le veía como se movía a cada embestida. Varias veces me dijo Miguel en el video. Aventé el celular y me dediqué a disfrutarla. Estiró sus manos en la cama y era una posición perfecta, ya tenía ganas de venirme y se lo dije.

Se hincó en el suelo, agarré el celular y me quité el condón. Ya estaba mamando cuando comencé a grabarla, era una experta, volteaba a ver la cámara mientras lo lamía, se lo metía lo más que podía a la boca, estaba apunto de explotar así que agarré el celular con una mano mientras le ayudaba con la otra, ella abrió su boca y mi semen cayó a chorros en su boquita y en su cara, me lo enseñó, se lo tragó y siguió mamando, el celular lo tenía registrado todo.

Se limpió con la sábana, entré al baño y cuando salí ya se había quedado dormida. Me senté en la cama y vi su celular, 16 llamadas perdidas, 27 WhatsApp y 9 notificaciones de Instagram. Su hermana era la más desesperada. Casi todas las llamadas eran de ella y en sus mensajes le escribía que borrara sus historias que sus amigos ya las habían visto y estaba muy molesta, que la molestarían en su salón. Mensajes de amigas también muy preocupadas y algunos de hombres que querían tenerla así.

Revisé un poco su teléfono, en efecto había muchos nudes de ella y videos donde se la mamaba y más al dueño de la empresa, volví a entrar a su Instagram, abrí la cámara y así como estaba desnuda y dormida puse el celular en su talón y tomé la foto, se notaba su desnudez, se veía hasta artística la foto. Esta vez no sería en su historia, sería un post en su perfil con el texto “rendida, muerta, hoy mi boca fue como un pastel, con tres leches diferentes” y la publiqué.

Intenté hablarle pero fue imposible, estaba perdida, me bañé rápido, me vestí y decidí irme. Agarré mis cosas y me llevé las de ella, su bolsa, su celular y hasta su ropa, solo le dejé la pequeña tanga y en el menú del hotel le escribí “eres una puta deliciosa, los tres quedamos satisfechos contigo” y me fui.

Me subí a su coche, su celular ya estaba vibrando otra vez, lo dejé y antes de irme volví a entrar a su Instagram, subí el video donde me decía Miguel varias veces con el texto “Así se gana un ascenso”. No vi a nadie al salir del hotel, ya había pagado toda la noche. Regresé a la plaza, dejé el carro estacionado en la esquina, entré al estacionamiento por el mío y me fui.

El sábado todos mis contactos de la oficina ya tenían todo lo que había subido. El lunes en la oficina, a escondidas de los jefes no había otro tema de conversación. Ella faltó el lunes y el martes, se presentó hasta el miércoles. En la hora de la comida me buscó y me dijo que quería hablar conmigo.

Me puse muy nervioso, ¿Sabría que fui yo?

– Hola, mis amigas me dijeron que el viernes me habían dejado contigo y quería preguntarte qué pasó después

– Pues te quise llevar a tu casa, pero dijiste que pasaría tu novio por ti, sacamos tu carro del estacionamiento porque ya no querías seguir pagando y pasaron en un carro por ti.

– ¿Y viste quién pasó por mí? ¿Cuántos eran?

– No, yo me regresé al estacionamiento cuando el carro llegó por ti, estaban los dos de los asientos de adelante y tú te subiste atrás, no sé si había más.

Ya estaba llorando, yo estaba con una erección tremenda.

– Eran tres, pero no me acuerdo muy bien de lo que pasó.

Hasta ella se había creído la historia de los tres. Seguimos platicando cosas sin importancia, me contó que le habían robado su bolsa y su celular y que estaba muy asustada. Se hizo famosa en todo el edificio, ya no era nada creída, hasta cambió su forma de vestir ya cero provocativa. La cambiaron de piso y ya no era la consentida de los jefes. Han pasado 2 semanas y yo no sé qué haré con todo el material que encontré en su celular pero de que la quiero disfrutar de nuevo no tengo duda.
 
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