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La decisión que lo cambió todo (Tercera Parte)

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4 Feb 2018
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Esa noche intenté dormir, para levantarme y pensar todo con calma al día siguiente, pero no pude. Había muchas ideas que me rondaban la cabeza. Obviamente la primera que se me venía a la mente era una especie de fantasía donde me podría coger a una mujer con un cuerpo de ensueño, pero que por otro lado era una inexperta en cuanto a sexo se refiere, era casi seguro que era virgen, entonces sería algo de unos pocos minutos con poca satisfacción para mí, pero con dolor para ella. Al final terminaría tal vez con una mujer en mi cama llorando y conmigo sintiéndome mal, porque de hecho nunca lo he hecho con una mujer virgen. Danai ya había estado con algunos hombres cuando nos acostamos por primera vez, yo había estado con dos mujeres antes de ella, pero nada destacable, fue hasta que la conocí que en verdad disfruté del buen sexo. El sólo imaginar en volver a esos momentos de mal sexo en verdad que me hacía mandar toda esta idea al carajo. Además, en el raro caso de que el sexo no fuera tan malo, ¿Qué pasaría si al final Lorraine terminara enamorándose de mí? Sé que no soy un galán, pero otra cosa que he aprendido es que las mujeres cuando están vulnerables se enamoran más fácil de un hombre. Por otro lado, sé que había una muy lejana, pero existente posibilidad de que tuviéramos una noche de sexo que no pudiéramos olvidar. ¿Y si los dos nos quedamos clavados uno con el otro? ¿Qué haría si de la nada empezara a sentir algo por otra mujer que no fuera Danai? Todo esto al final me dio la respuesta que buscaba. En la noche volví a platicar con Danai.

- Mi amor, lo estuve pensando, le di mil vueltas a todas las posibilidades, y creo que lo mejor es que no me acueste con Lorraine.
- Ah caray. ¿Y eso a que se debe? ¿hay alguna razón en especial o son muchas?
- Pues, son varias, pero digamos que la más fuerte es que no quiero acostarme con una mujer que, aunque tiene 26 años, al final es como una adolescente de 18. Virgen, sin experiencia y que al final me hará sentir más mal a mí, comparado con el “bien” que le haría a ella. Al final sólo habrá dolor al perder su virginidad y ya, tal vez hasta regresará llorando contigo.
- ¡Ay no! Eres un exagerado, pero si ni si quiera la conoces, tú ya te estás adelantando. Ella en verdad tenía muchas ganas y por lo que me ha contado, ha estado experimentando.
- Bueno, razones tengo. Me baso en los hechos, no veo como alguien que nunca haya estado con un hombre pueda tener una noche decente para los dos.
- Sí, te entiendo, pero como te dije, ella me dice que ha estado experimentando estos últimos meses, pero bueno, yo no cometeré el error de asumir nada, entiendo tu posición, sólo déjame platicar con ella. Le voy a mencionar algunas de tus preocupaciones y le pediré sea sincera y me comente si en verdad cree que valga la pena. Que me asegure que no será algo que les haga pasar un mal rato a ambos.
- Está bien. Ve con ella, pero creo saber cuál será su respuesta.

Pasaron unos días y Danai tuvo oportunidad de platicar con ella. Quedaron de verse en un café de la ciudad y al parecer la plática se extendió, por que ese día Danai llegó más tarde de lo habitual. Ya entrada la madrugada me despertó para platicarme la respuesta de Lorraine.

- Rem, despierta, ya platiqué con Lorraine
- Ah muy bien, ¿y qué te dijo? Que mejor no
- No tonto! Al contrario, dijo que sí aceptaba y que estaba segura, que te juraba que no pasarías un mal rato, prometió no llorar. ¡Ah, me dijo que no era virgen!
- Ah caray, ¿pues no había dicho que nunca había tenido relaciones?
- Si tontito, ya te había dicho que estos últimos meses había estado de curiosa. Parece que en uno de sus días de exploración se le fue un poco la mano con un dildo, jijij perdón que me ría, pero suena chistoso. Bueno, el caso es que me comenta que no habrá problema con eso y que prometía todo estaría bien.
- Ahm, bueno ok, está bien, pero que sea de una vez este sábado en la noche. Quiero quitarme este pendiente y pasar página.
- Ay! Muy bien, bajaré a llamarle a Lorraine. Se pondrá muy contenta

Yo todavía estaba medio dormido y creo que eso me hizo saltarme todos los contras que había pensado días antes. Por otro lado, también ayudó a echar a volar la imaginación y entre sueños empecé a soltarle la rienda a mis pensamientos. Si Lorraine había estado “experimentando” al punto de perder la virginidad, seguro no sería tan inocente como yo había pensado. De la nada empecé a recordar ese culo que había visto aquel día en el Spinning, y me empecé a imaginar como lucirían esas tetas debajo de aquel top verde. Decidí dejarme llevar por la lujuria y empecé a idear un plan. Así me quedé dormido.

Pasaron un par de días y por fin llegó el día tan esperado. Para ese momento yo ya me había quitado todas ideas que me habían hecho retractarme y decidí hacer lo que había planeado sin pensar en las consecuencias. Creía que al final yo era el menos culpable de lo que fuera a suceder al día siguiente, así que continué con lo que tenía pensado. A Danai le pedí se fuera a dormir a uno de los hoteles de la ciudad, le dije que yo apagaría mi celular y que lo encendería hasta el día siguiente. No quería ningún tipo de interrupción si es que se arrepentía de último momento.

Lorraine llegó puntual, a las 11pm como se lo había pedido. Dejé la puerta de la cochera entreabierta para que pudiera entrar a la brevedad, sin que los vecinos se dieran cuenta. Por su altura y el color de pelo cualquiera sabría que no era Danai quien estaba entrando a la casa, así que procuré pasara adentro sin contratiempos. Al entrar tomó una venda que yo le había dejado colgada a un lado de la puerta y se cubrió los ojos. Abrí la puerta de la casa, atravesé la cochera y me acerqué a ella. Venía vestida tal cual se lo había pedido. Traía una gabardina café que le llegaba hasta las rodillas, unos tacones de aguja color negro, que la hacían lucir todavía más alta de lo que ya era y que por su puesto le hacían parar más ese precioso culo que resaltaba debajo de la gabardina. Usaba unas medias negras que le torneaban sus pantorrillas. Tenía los labios rojos, perfectamente delineados, la hacían lucir extremadamente sexy con esa piel blanca sobre su rostro, su cabello con un color rubio perfecto combinados con un perfume seductor que jamás había olido.

Sólo le dije, “ven”, la tomé de la mano y la llevé caminando a través de la casa hasta llegar a la recámara. Me coloqué detrás de ella y con voz tranquila le dije al oído:

- Estamos aquí porque los dos aceptamos tener una noche fuera de lo normal. Te trataré como a una mujer a quien le encanta que se la cojan, ni si quiera te preguntaré si te gusta lo que te hago, yo solo lo haré.

Ella simplemente asintió.

Así mientras ella estaba parada, uno a uno le fui desabrochando los botones de la gabardina y poco a poco fueron asomándose esos senos, que hasta ese entonces sólo había visto cubiertos por un top. Aunque estaban todavía tapados por ese brasier negro que le había pedido llevar, lucían suculentos y sabía que más tarde me podría deleitar con ellos. Mientras continuaba bajando desabrochando el resto de los botones, mi rostro pasaba cerca de sus pechos, luego por su abdomen, para que ella sintiera mi respiración rozando su piel, pude ver como se le erizaba la piel. Al abrir el último botón de la gabardina mi rostro quedó justo en frente de su vagina, estaba cubierta por un calzón diminuto negro, traía un liguero que le hacían ver aún mejor esas piernas torneadas. Le pedí se diera la vuelta, ahora mi rostro estaba a la altura de sus nalgas, entonces le pedí dejara caer la gabardina. Al fin quedó al descubierto ese manjar que había estado saboreándome los últimos días. Si ya se veía precioso son aquellas mallas, ahora tenerlo a sólo centímetros de mi rostro y sólo tapado por un diminuto calzón que perdía entre sus nalgas, era algo simplemente espectacular. Poco a poco acerqué mi rostro a una de sus nalgas y comencé a besársela, -no lo quería admitir, pero había tenido esa fantasía desde que vi ese culo por primera vez, ahora que lo tenía entre mis labios era algo maravilloso- con mis dos manos tomé cada una de sus nalgas y comencé a darle pequeños apretones mientras me paseaba de una nalga a la otra dándoles pequeños besos y saboreando cada centímetro. Poco a poco fui subiendo por su espalda hasta llegar a su cuello, se veía hermoso al lado de ese cabello rubio. Pude ver como nuevamente se le erizaba la piel mientras le daba unos pequeños mordiscos. Mientras tanto, poco a poco acerqué mi verga y la pegué a sus nalgas, aún estaba debajo del pantalón, pero estaba dura como una roca y ella la pudo sentir perfectamente ya que hizo un pequeño respiro rápido y de sorpresa, pero también de pequeño placer -Después de todo era la primera verga que sentía y que en unos momentos tendría dentro de ella- Beso a beso llegué hasta su hombro y luego le fui dando la vuelta hasta regresar nuevamente a su cuello, pero esta vez por la parte de adelante. Fui subiendo un beso a la vez hasta llegar a esos ricos labios. En principio ella parecía quererme dar besos pequeños, pero poco a poco lo fue haciendo con más fuerza hasta que nuestras lenguas se tocaron. Esa mujer sabía besar delicioso. Los besos fueron avanzando más y más hasta llegar a mordernos de manera un tanto salvaje. Ya para ese entonces yo la tenía prendida de las nalgas, estaba disfrutando con mis labios y mi lengua y al mismo tiempo disfrutando con mis manos poder apretujar esas nalgas que tanto me habían estado provocando.

Justo cuando estábamos perdidos, besándonos, me acerqué a su oído y le dije:

- Ponte de rodillas
 
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Este es el gran comienzo de un segundo capítulo. Realmente aquí comienza el evento.
 
Tú escribe como quieras carnal; aquí todos son críticos literarios. Los vamos a recomendar para que trabajan de editores en Randomhouse o alguna de esas.
 
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