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La decisión que lo cambió todo (Cuarta Parte)

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4 Feb 2018
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Mientras se arrodillaba con cuidado, porque ella aún tría la venda en los ojos, yo me quité la camisa y de un solo movimiento me desabroché el pantalón y lo bajé junto con mi ropa interior. Mi verga seguía dura como una roca y lista para recibir placer. Lorraine ya imaginaba lo que yo quería, así que en cuando sintió que me acerqué a ella, subió sus manos hasta alcanzar mis piernas y como toda una experta, rápidamente encontró mi verga con su mano derecha. Haciendo movimientos lentos, poco a poco subía y bajaba su mano a lo largo de toda mi verga. Mientras tanto puso esos preciosos labios rojos como si fuera a dar un beso y los fue acercando hasta que por fin tocó la punta -Si antes yo tenía el control cuando le estaba quitando la gabardina, ahora ella sabía que era ella quien tenía el control y podía darme placer o hacerme sufrir tanto como ella quisiera-. Pasó de darle besos pequeños a la punta, hasta dar besos más grandes a todo lo largo del tronco, fue regresando poco a poco hasta regresar a la punta y fue ahí cuando sacó esa bendita lengua. Comenzó a la lamerme la verga como si se tratase del mejor helado que alguna vez haya comido, fue degustando cada centímetro, hasta llegar abajo, darle la vuelta y lamer de la base hasta la punta. Una vez que sintió el momento justo, puso sus labios en forma de O y comenzó a meterse mi verga despacio hasta tragársela completa. La fue sacando y metiendo, primero de manera lenta, luego fue acelerando la velocidad, parecía no tener límite. En ratos se la sacaba de la boca, pero luego seguía con su mano arriba y abajo rápidamente mientras me lamía la punta por unos segundos, luego volvía a metérsela completa, para entrar y salir otra vez. No sé qué tanto, ni como habría practicado, pero vaya que sabía lo que hacía. Para mí era un extremo placer tener a semejante mujer dándome una tremenda mamada, vaya que yo lo estaba disfrutando. Podría haber seguido, pero esa noche apenas estaba comenzando.

Con gentileza me fui separando de su boca y la tomé de los hombros para irla levantando despacio. Ahora era mi turno de deleitarme el sentido del gusto con su cuerpo. Una vez que se puso de pie, la tomé de la cintura y comencé a besarle en el cuello. Así me fui bajando hasta llegar a sus tetas, mientras las besaba alrededor, lentamente fui pasando mis manos por detrás de su espalda hasta juntar mis manos y desabrochar su brasier. Tomando cada uno de los tirantes con mis manos los fui haciendo hacia arriba y adelante hasta pasar sobre sus hombros y así ya no hubiera nada que detuviera el brasier. Una vez que cayó, quedaron al descubierto esos ricos melones que la naturaleza le había dado, que cosa más hermosa. Eran aún más grandes de lo que estaba acostumbrado, estaban firmes y parados, sosteniéndose solos en su posición, como esperando ser apretujados y chupados. Estaban acompañados por una areola de un tono rosa suave y un pezón de tamaño mediano. Una vez que me tomé unos segundos para admirarlos, continué besándolos, cubriéndolos alrededor hasta al final llegar a la cereza de ese delicioso pastel. Sorbía ese pezón como si fuera lo más maravilloso que hubiera probado, para luego intentar comerme tanto de esa teta como cupiera en mi boca, poco a poco la iba liberando la presión con mis labios hasta soltarla por completo, mientras con mi otra mano acariciaba a la vez que también apretujaba su otra teta. Así lo repetía y cambiaba de teta y también de mano. Vaya que yo lo estaba gozando y sabía que Lorraine también, ya que cada que me metía su teta en mi boca ella daba un pequeño salto con su pecho y hacía un pequeño gemido con su boca.

Después de terminar de saborear esas ricas tetas fui bajando con mis besos, deslizándome por su abdomen plano, bajando mis manos desde su pecho rozando hasta llegar a su cintura. Lorraine mientras tanto puso sus manos sobre sus tetas y se las comenzó a acariciar cálidamente a la vez que se mordía los labios. Mis manos y mi boca fueron bajando hasta llegar quedar nuevamente frente a su vagina que aún estaba cubierta por ese pequeño calzón negro. Esta vez era momento de quedar frente a frente, sin nada que se interpusiera entre nosotros. Le di un par de besos pequeños a su vagina, por encima de su calzón y mientras lo hacía, le desabroché el liguero de ambos lados, para luego irle bajando su ropa interior con mis dos manos. Lorraine dio un fuerte respiro cuando sintió mi boca justo en frente de su vagina. Se preparó para lo que se venía.

Vistiendo ya sólo su venda, sus medias y sus tacones, era un espectáculo ver ese cuerpo recostarse en mi cama. Desde sus pantorrillas fui besando sus piernas y subiendo poco a poco hasta llegar a sus muslos. Esta es una de mis partes favoritas del cuerpo femenino porque cada beso que les das les provoca un pequeño temblor que no pueden controlar. Así seguí subiendo hasta llegar a ese manjar. Lorraine se había dejado sólo un pequeño cuadrito de vello, eso la hacía lucir más apetecible aún. Seguí subiendo hasta llegar a ese precioso cuadrito y ahora fui bajando hasta donde empezaban sus labios, fue ahí donde poco a poco fui metiendo mi boca a la vez que pasaba mis brazos por debajo de sus piernas y así mis manos llegaran arriba de su vagina. Lentamente fui usando mis manos para dejar al descubierto esa perla preciosa. Despacio la comencé a chupar y así fui aumentando la frecuencia durante varios minutos. Lorraine mientras tanto daba pequeños espasmos y poco a poco iba apretando las piernas y tensando todo su cuerpo. Cuando sentí que se estaba relajando ahora decidí comenzar a usar mi lengua, lamiendo de abajo hacia arriba rápidamente, aumentando al frecuencia conforme sentía que ella se tensaba más y más, hasta que me apretó con sus piernas usando todas sus fuerzas y emitió un Ahhhhhhhh.

Había logrado uno de mis objetivos, pero mi plan aún seguía en marcha. Dejé que se repusiera unos segundos, pero sin que se relajara por completo, le dije que iba a continuar. Ella asintió. La tomé de sus nalgas con fuerza con mi mano izquierda y rápidamente le di la vuelta. Ahora con las dos manos la tomé de la cintura y le di un tirón fuerte hasta que su culo quedó completamente parado, sus rodillas justo al borde de la cama, pero su cara aún en las sábanas. -Danai y yo la pasábamos de lujo en la cama, habíamos hecho prácticamente todas las posiciones conocidas, pero aún después de tantos años había sólo un par de cosas que no me dejaba hacerle, una de ellas era dejarme lamerle el culo. Días antes del sábado yo le había mandado un mensaje a Lorraine donde le pedí que el día que nos viéramos llegara impecable de cada rincón de su cuerpo. Supongo que ya se imaginaba lo que yo tenía en mente, porque absolutamente cada centímetro de su piel estaba perfecto y con un rico olor a loción de fresas. Una de las partes que más esperaba de mi plan era justo este, teniendo ese culo igual de firme que el de mi esposa, pero más grande, en 4 y dispuesto para lo que yo quisiera hacerle-. Esta vez me salté las caricias y los besos delicados, ese era un portento de culo, extremadamente irresistible, antojable y exigía una buena chupada, así que me fui directo a la acción. Me bajé un poco, tomé su culo con mis manos, le di una tremenda apretada y metí mi cara entre sus dos enormes nalgas. Así sin más, comencé a lamer alrededor de su ano, degustando cada resquicio hasta por fin llegar a mi premio. Puse mi lengua dura como flecha, coloqué mis manos al costado, sosteniendo sus nalgas y comencé a hacer movimientos de tras hacia adelante, penetrándola con mi lengua. Para mi sorpresa a Lorraine le estaba encantando -todo esto era nuevo para ella, así que supongo que ella estaba completamente abierta a lo que yo quisiera hacerle-. Comenzó a respirar agitada nuevamente y temblaba cada que le metía mi lengua después de un par de lamidas. -Sobra decir que yo estaba en el cielo comiéndome semejante culo, me sentía extasiado teniendo mi cara entre esas dos nalgas.

Bajé lentamente el ritmo hasta detenerme completamente. Fui al tocador, saqué un sobre y abrí un juguete mientras Lorraine recuperaba el aire. -Ella no había tenido un orgasmo, pero se veía que le había gustado a raudales y estaba a la expectativa de qué era lo siguiente en el repertorio-. Le dije que le iba a poner un juguetito en el culo. Era algo que nos haría cerrar con broche de oro la fiesta de esa noche, que se lo debía dejar hasta que yo le avisara. Ella asintió. Tomé el dilatador anal, le puse gel para disminuir el dolor y se lo fui metiendo con mucha delicadeza por el ano. Lorraine hizo un pequeño: Ahh. Me dio la impresión de que le gustó lo que sentía..

Le pedí se recostara en la cama, mientras yo iba rápido al baño a lavarme la lengua y la boca. Al regresar me tomé unos segundos para volver a ver ese portento de mujer recostado en mi cama esperando a que se la cogieran. Sólo con verla y pensar que dentro de unos segundos me la estaría cogiendo, mi verga se volvió a poner dura. Me acerqué a la cama, me subí al colchón y poco a poco le empecé a besar sus tetas, era imposible tenerlas tan cerca y no detenerse a disfrutarlas por un momento. Una vez que me deleité, subí y comencé a besar esos ricos labios rojos. Rápido pasamos a los mordiscos e inmediatamente después puso su mano en mis nalgas y me jaló hacia ella. Yo quise ir despacio, pero esa mujer no quería perder el tiempo así que se me acercó al oído y me dijo:

- No te preocupes. Ya he gozado, pero no con una verga real. Ya quiero sentirte dentro de mí, estoy completamente mojada. No quiero que te limites, dame lo más duro que puedas.

En ese momento supe que esto se me iba a salir de control. Yo con mis ganas de hacerle mis fantasías que no había podido hacerle a mi esposa y ella exigiéndome lo hiciera de la forma más dura posible. Ufff.
 
Última edición:
Muy buena prosa, como embelesa la figura de una mujer plenamente abandonada al placer que merece su cuerpo.
 
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