jarochilandio
Bovino de la familia
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Robert Creamer para HuffPost Global
11 de mayo de 2018
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CHIP SOMODEVILLA VÍA GETTY IMAGES
La imprudente decisión del presidente Donald Trump de violar los términos del pacto de desarrollo nuclear con Irán conduce al aislamiento de Estados Unidos y aumenta el riesgo de que el país se vea envuelto, por decisión propia, en otra guerra en Oriente Medio.
Hasta hace poco, se podía decir lo mismo de las acciones de Trump contra Corea del Norte. Hace apenas unos meses, Trump actuaba como un jovenzuelo provocando al líder norcoreano, quien también asumió una actitud fanfarrona, respecto a quién tenía las armas nucleares más potentes. Ahora, en Corea del Sur están felices ante la posibilidad de conseguir una paz verdadera en la Península de Corea por primera vez en 60 años. ¿Qué cambió? ¿Hay esperanza de que se produzca un cambio similar con Irán?
Adoptando un papel secundario
Moon Jae-in, el recién elegido presidente de Corea del Sur, un país aliado de Estados Unidos, tomó la iniciativa de entablar negociaciones con su homólogo norcoreano. Para sorpresa de todos, el huraño Kim Jong-un accedió a dicha invitación. Moon ha organizado una cumbre a finales de esta primavera entre Kim y Trump.
Por supuesto, Trump afirma que su retórica “contundente” fue lo que obligó a Kim a responder. Sin embargo, los funcionarios, periodistas y expertos en políticas surcoreanos con los que hablé la semana pasada mientras acompañaba a una delegación patrocinada por la Asociación de Antiguos Miembros del Congreso, no comparten esa opinión. Todos coincidieron en que han cambiado tres circunstancias.
Primero, Kim terminó de desarrollar su arsenal nuclear. Detuvo sus pruebas nucleares porque no necesitaba más evidencias. Ahora, Corea del Norte es un estado nuclear.
Segundo, Kim considera que, a corto plazo, puede utilizar sus activos nucleares para evitar un ataque y, a largo plazo, como moneda de cambio para impulsar el desarrollo económico que su país necesita.
Tercero, el presidente de Corea del Sur, quien cuenta con la confianza de todos y ostenta un alto índice de aprobación, se adelantó para tomar las riendas del asunto y llenar el vacío que dejaron las fanfarronerías y la incompetencia de Trump.
Ahora Moon está estableciendo los términos del proceso de paz en Corea, no ha sido Trump o su nuevo Secretario de Estado, Mike Pompeo, y tampoco el nuevo consejero de seguridad nacional John Bolton, quien abogó por realizar ataques preventivos contra Corea del Norte, los cuales probablemente habrían precipitado una guerra cobrándose la vida de cientos de miles de coreanos.
La derogación de Trump del pacto de Irán solo ha fortalecido la posición negociadora de Kim. Sorprendentemente, ahora Kim puede asumir el papel de líder “razonable” que busca la paz.
Mientras más condenan a Trump por sus acciones en Irán, tanto en su país como en el extranjero, más desesperado se muestra por conseguir al menos una victoria en política exterior que lo convierta en un buen presidente. Su inseguridad y la necesidad de ser un “ganador” se han convertido en un incentivo real para llegar a un acuerdo de paz “exitoso” con Corea, independientemente de su contenido.
Por supuesto, los términos de un “buen acuerdo” con Corea serían muy similares a los que regían el pacto con Irán que Trump acaba de abandonar.
Conseguir que nadie más confíe en Estados Unidos
No cabe dudas de que el pacto con Irán ha sido el acuerdo antinuclear más firme de la última década. Incluye protocolos de inspección estrictos y verificables. Además, el Organismo Internacional de Energía Atómica ha revelado que Irán ha cumplido con sus términos.
¿Se podrían haber pedido concesiones mayores o permanentes? Sin duda. Sin embargo, las negociaciones no funcionan así, por lo que la idea de que Trump pueda romper ese acuerdo y obligar a los iraníes a aceptar un pacto aún más restrictivo es pura fantasía.
Irán retiró cerca de 14,000 centrífugas, llenó de concreto el núcleo de su reactor de plutonio de Arak, sacó las toneladas de gas de uranio que tenía almacenadas y detuvo lo que quedaba de su programa nuclear civil durante 15 años. Esas acciones, junto a las inspecciones rigurosas, significaban que Irán no podría “reactivar” y crear una bomba nuclear durante las próximas dos décadas.
Será difícil lograr que el recluido régimen de Corea del Norte acepte un programa de verificación de este tipo. Y será aún más complicado proporcionar suficientes garantías de seguridad y desarrollo económico como para lograr que los norcoreanos renuncien a su tan anhelado arsenal nuclear, al menos en un primer momento.
Uno de los expertos con los que nos encontramos en Corea del Sur argumentó que a Estados Unidos no le interesa ofrecerle mucho a Corea del Norte a cambio de la desnuclearización. Añadió que lo más inteligente sería dar todo cuanto fuera necesario para que a Corea del Norte le interesara tanto el éxito del acuerdo como para no arriesgarse a hacer trampas.
No obstante, esa lógica puede ser una utopía ya que Trump le ha transmitido al mundo un mensaje muy claro: ya no se puede confiar en que Estados Unidos cumpla con sus compromisos internacionales.
Los dos escenarios posibles
Ahora que el aliado clave de Estados Unidos en Corea ha contenido la crisis en la zona, ¿podrán los aliados de Estados Unidos, junto a Rusia y China, evitar una nueva escalada de tensión masiva en Oriente Medio?
La imprudente decisión de Trump de violar los términos del pacto con Irán da pie a dos escenarios. En el primer caso, Irán también abandonaría el acuerdo y continuaría con su programa nuclear, lo cual probablemente incitaría a Arabia Saudita a promover su propio programa nuclear. También les permitiría a los halcones del conflicto, como Bolton y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, presionar para comenzar una guerra preventiva en Irán, como hicieron en Irak.
Si estabas de acuerdo con la guerra en Irak, con la guerra en Irán lo estarás aún más. La población de Irán duplica la de Irak y el país tiene más del doble del producto bruto interno. Posee un ejército mucho más grande y mejor equipado del que tenía Saddam Hussein cuando Estados Unidos invadió Irak. Bolton y Netanyahu presionaron para iniciar la guerra en Irak, un conflicto que la mayoría de los estadounidenses cataloga como un completo desastre. Entonces estaban equivocados, y ahora también lo están.
La segunda posibilidad, hasta ahora nuestra única esperanza de evitar otra guerra en Oriente Medio o en un Irán nuclearizado, es que las otras partes del pacto, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Rusia y China, puedan mantener el control hasta que Estados Unidos se libre de este presidente imprudente, impulsivo, egocéntrico e incompetente.
En ese caso, Irán negociaría para mantener sus compromisos con las otras partes del acuerdo. Eso requeriría que le proporcionen incentivos económicos suficientes para compensar la ausencia de Estados Unidos. En ese escenario, empresas estadounidenses como Boeing perderían muchos negocios a manos de su competencia europea.
Además, Estados Unidos se quedaría aislado del resto del mundo, mirando lo que sucede mientras que otros países se encargan de establecer los términos. Y si Trump intentara imponer sanciones secundarias a los europeos que continuaran manteniendo sus acuerdos con Irán, nos encontraríamos además ante una guerra económica con nuestros aliados más cercanos.
Al final, todo esto contribuye a que Estados Unidos quede relegado a un segundo plano en lo que se refiere a Corea y Oriente Medio. Quizá es hora de recordarle a Trump todos sus discursos en los que acusó al presidente Barack Obama de “dirigir desde atrás”.
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