unEscritor
Becerro
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- 15 May 2010
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Era una tarde común sentado, mirando Facebook cuando recibí el mensaje de la esposa de un amigo. Ella es una mujer hermosa, con un cuerpo de adolescente a pesar de ya tener dos hijos. Tiene el cabello largo castaño, ojos color miel con unas tetas deliciosas y una cintura espectacular. Sus nalgas no se quedaban atrás pero su fuerte definitivamente son sus tetas y su cara hermosa y sensual: con ustedes, Marisol.
No me sorprendió recibir su mensaje ya que platicamos seguido. Sin embargo, el motivo del mensaje fue lo que me dejó pasmado. Ella necesitaba hablar conmigo en privado y me pidió vernos en un punto intermedio y eso era un sanborns. No tenía idea cual era la urgencia de vernos, pero igual acudí a su llamado.
Llegando, pude verla arreglada de lo más linda: vestido negro holgado pero pegado en las tetas y por debajo traía esos pantalones llamados leggins color blanco y que hacia que el caminar se notara el contoneo de sus nalgas. Ella siempre anda impecable con su manicura, cabello arreglado, y una piel que dan ganas de besar y acariciar. Ahí estaba Marisol, sentándose frente a mi en un gabinete en el restaurante.
Todo transcurrió normal, el saludo, la pregunta obligada de como estaban sus nenes y que me saludara a su esposo, mi amigo. Todo iba normal hasta que me dijo en un tono serio:"- Alberto, necesito que me ayudes que estamos en aprietos económicos pero tu amigo no quiere aceptarlo y no puedo quedarme con los brazos cruzados. Yo le dije que viniera a ti pero ya sabes como es de orgulloso y no dejaré que su orgullo nos meta en problemas a mi ni a mis niños. Si no puedes ayudarme lo comprenderé pero por favor no le digas nada a Ricardo.". Yo le dije sin chistar que tendría que checar mis cuentas y ver con cuanto le podría ayudar y ella enseguida me dijo:"Alberto de verdad necesito tu ayuda y ya me conoces que no vendría a tí si no me urgiera, por favor necesito una respuesta ahora". Su rostro me indicó que en verdad se trataba de una emergencia así que pagamos la cuenta y nos fuimos al cajero a sacar el dinero y se lo di. Ella lo recibió con singular alegría y me dijo que estaba en deuda conmigo y que me lo pagaría en cuanto pudiera.
Pasaron 7 días desde ese encuentro y estando en la computadora me llegó otro mensaje de Marisol pidiéndome vernos en el mismo lugar. En esta ocasión ella venía con una vestido de una pieza que dejaba ver sus piernas desnudas y traía zapatos abiertos que permitían ver sus pies bien cuidados y eso me había vuelto completamente loco y ella lo notó.
Al sentarse en frente de mi en el cubículo yo esperaba que me pagara la deuda pendiente pero sin más me dijo:"- Betito, no podré pagarte esta semana pero sí la que viene. Ricardo no sabe que te he pedido a tí así que te pido que no le menciones nada por favor. Le he dicho que le pedí a mi mamá". En esta ocasión, por como iba vestida y por la posición de poder que tenía en ese momento, le pedí que me mostrara sus pies que me encantaba como se le veían con esas zapatillas que llevaba puestas. Ella se sonrojó y me dijo:"- Beto! Qué onda! Cómo crees?" Y en ese momento por un impulso le dije:"- Mari, anda no tiene nada malo además ya todos te los vieron; sólo quiero verlos un poco más cerca.". En ese momento, ella tenía cara de sorpresa y de nerviosismo que me excitó repentinamente y pude notar como volteaba a todos lados y con miedo colocó uno de sus pies sobre mi asiento que estaba oculto para los demás comensales. Con su pie ahí subido me dediqué a quitar su zapatilla y admirar su pie hermoso que entregó a mi por un capricho y sin dudar le dije "- ¿puedo?" y sin esperar respuesta comencé a acariciar su pie y separar sus dedos con los dedos de mi mano observando cada detalle perfecto en ellos. Ella me miraba incrédula y con un rubor que provocó en mi una erección.
Estábamos en eso cuando recibe una llamada de mi amigo y le dice que ya iba para allá que estaba con Estela. Al acabar su llamada me dijo lo malo que era al hacerle pasar vergüenzas en público y con eso quitó su pie y me pidió que le alcanzara su zapatilla por debajo de la mesa. Nos despedimos, ella se fue y yo regresé a mi casa muy caliente.
Pasaron 15 días más y yo no había sabido de ella y se me hacía extraño porque casi siempre se conectaba para postear fotos de sus niños o comentar en los posts de sus amigas. El día 16 recibí mensaje del face de ella donde me pedía que pasara a su casa que necesitaba contarme algo.
Ya su casa, noté que el auto de mi amigo no estaba así que toqué el timbre y ella me recibió en shorts totalmente descalza y me pidió que pasara. Yo le sonreí y ella sabía que me había dado cuenta de su agradable descuido al no ponerse zapatillas. Enseguida me pasó a la sala y comenzó a preguntar por mi vida, etc. En un instante, ella se puso en silencio y me dijo en un tono raro que no había podido juntar lo que me debía y que estaba muy apenada. Yo enseguida le dije que no se preocupara que podría aguantar un poco más. Ella, con una actitud desinhibida se sentó en el sillón y me puso sus dos pies sobre mis piernas. Yo estaba totalmente sorprendido pero comprendiendo que lo hacía por quedar bien conmigo y le agradecí el gesto tocando sus pies como aquel día en el restaurante. Yo estaba feliz y ella estaba aliviada de tener con que minimizar la pena de su morosidad. Por mi mente pasaban mil imágenes de ella y yo cogiendo ahí mismo pero todo se fue a la basura con la llamada de Ricardo que le decía que estaba conmigo que había pasado para ver si estaba él pero que ya me iba a pesar de que ella me había insistido en esperarlo un rato y de broma dije gritando:"- Ni que tuviera buenas nalgas ese cabrón para andarlo esperando". Me reí, ellos rieron y al colgar me dijo Mari:"- por fa, no le menciones nada que me mata". Fue en ese momento que mi Monstruo interno chantajista y lujurioso hizo presencia y le dije:"- Pues podríamos no decirle muchas cosas que podríamos hacer ahora". Ella me miró tratando de fingir que no entendía mis intenciones y me dijo:"- jaja que cosas menso?" Y sin dudar acerqué mi mano a una de sus tetas, las apreté y acercándome a ella le quise dar un beso en boca cuando ella de repente me empujó con sus piernas. En ese momento, supe que la había cagado y le dije que me disculpara que me dejé llevar y entonces ocurrió lo que nunca imaginé: ella se levantó del sofá, volteó a verme se colocó contra una pared y me dijo:"- ya no tarda en llegar" dejando caer lentamente su blusa, sus shorts y su tanga delante de mi.
Al ver este espectáculo, mi verga estaba a lo que daba y me dirigí hacia ella, comencé a besarle el cuello, mientras me bajaba los pantalones torpemente y le decía lo rica que estaba y que desde siempre había querido cogérmela. Al terminar de bajarme los pantalones, sin dudarlo, metí mi verga en ella que estaba mojadísima. Mi pene entró sin ningún obstáculo y comenzaba a meter y sacarlo dentro de ella. Podía verla con una cara de molesta hacia mi pero receptiva a mis embestidas que la levantaban del piso cada vez que se lo metía. No parábamos de mirarnos mientras la penetraba duro escuchando como nuestros cuerpos chocaban a un ritmo desesperado. Su cara hermosa con ese rubor causaba que me doliera la verga de tan parada que estaba y alcancé a decirle:"- Marisol que rica estás!". Cada vez la penetraba con más fuerza pensando en la urgencia y en lo prohibido de la situación. Poco a poco, ella comenzó a relajarse y me decía:"- eres un cabrón soy la esposa de tu amigo, tu favor me está saliendo caro." a lo cual yo respondí "- y tu hasta parece que lo disfrutas puta". Ella me empujó e hizo que saliera mi pene y me dijo:"- ah! Quieres una puta?" y sin avisarme se volteó contra la pared, tomó mi verga y la guió a su vagina mojada y comenzó a empujarse contra mi durísimo mientras me decía que quería mis mecos en sus tetas y que quería tragárselos como lo puta que era. Yo empujaba mi verga lo más que podía en ella. Así estuvimos como diez minutos cuando comienzo a sentir mi orgasmo inminente y justo a punto de venirme la cabrona se sale y toma mi verga de la cabeza apretándola diciéndome que esto me iba a costar la deuda total y le dije que la mitad y así como la sacó se la metió y yo comencé a venirme dentro de ella que continuaba empujándose hacia mi haciendo círculos con sus nalgas sobre mi pene. Me preguntó si me había venido rico, me dijo que iría a limpiarse y se fue al baño. Yo mientras me vestí pensando en lo cabrona que se comportó y una vez vestido ella bajaba las escaleras como si nada y me dijo que en la semana hablábamos. Me acompañó a la puerta y Ricardo iba llegando. Sin ninguna duda le dije :"- guey te esperé pero ya debo irme, a ver si nos vemos en quince días". Continuará...
No me sorprendió recibir su mensaje ya que platicamos seguido. Sin embargo, el motivo del mensaje fue lo que me dejó pasmado. Ella necesitaba hablar conmigo en privado y me pidió vernos en un punto intermedio y eso era un sanborns. No tenía idea cual era la urgencia de vernos, pero igual acudí a su llamado.
Llegando, pude verla arreglada de lo más linda: vestido negro holgado pero pegado en las tetas y por debajo traía esos pantalones llamados leggins color blanco y que hacia que el caminar se notara el contoneo de sus nalgas. Ella siempre anda impecable con su manicura, cabello arreglado, y una piel que dan ganas de besar y acariciar. Ahí estaba Marisol, sentándose frente a mi en un gabinete en el restaurante.
Todo transcurrió normal, el saludo, la pregunta obligada de como estaban sus nenes y que me saludara a su esposo, mi amigo. Todo iba normal hasta que me dijo en un tono serio:"- Alberto, necesito que me ayudes que estamos en aprietos económicos pero tu amigo no quiere aceptarlo y no puedo quedarme con los brazos cruzados. Yo le dije que viniera a ti pero ya sabes como es de orgulloso y no dejaré que su orgullo nos meta en problemas a mi ni a mis niños. Si no puedes ayudarme lo comprenderé pero por favor no le digas nada a Ricardo.". Yo le dije sin chistar que tendría que checar mis cuentas y ver con cuanto le podría ayudar y ella enseguida me dijo:"Alberto de verdad necesito tu ayuda y ya me conoces que no vendría a tí si no me urgiera, por favor necesito una respuesta ahora". Su rostro me indicó que en verdad se trataba de una emergencia así que pagamos la cuenta y nos fuimos al cajero a sacar el dinero y se lo di. Ella lo recibió con singular alegría y me dijo que estaba en deuda conmigo y que me lo pagaría en cuanto pudiera.
Pasaron 7 días desde ese encuentro y estando en la computadora me llegó otro mensaje de Marisol pidiéndome vernos en el mismo lugar. En esta ocasión ella venía con una vestido de una pieza que dejaba ver sus piernas desnudas y traía zapatos abiertos que permitían ver sus pies bien cuidados y eso me había vuelto completamente loco y ella lo notó.
Al sentarse en frente de mi en el cubículo yo esperaba que me pagara la deuda pendiente pero sin más me dijo:"- Betito, no podré pagarte esta semana pero sí la que viene. Ricardo no sabe que te he pedido a tí así que te pido que no le menciones nada por favor. Le he dicho que le pedí a mi mamá". En esta ocasión, por como iba vestida y por la posición de poder que tenía en ese momento, le pedí que me mostrara sus pies que me encantaba como se le veían con esas zapatillas que llevaba puestas. Ella se sonrojó y me dijo:"- Beto! Qué onda! Cómo crees?" Y en ese momento por un impulso le dije:"- Mari, anda no tiene nada malo además ya todos te los vieron; sólo quiero verlos un poco más cerca.". En ese momento, ella tenía cara de sorpresa y de nerviosismo que me excitó repentinamente y pude notar como volteaba a todos lados y con miedo colocó uno de sus pies sobre mi asiento que estaba oculto para los demás comensales. Con su pie ahí subido me dediqué a quitar su zapatilla y admirar su pie hermoso que entregó a mi por un capricho y sin dudar le dije "- ¿puedo?" y sin esperar respuesta comencé a acariciar su pie y separar sus dedos con los dedos de mi mano observando cada detalle perfecto en ellos. Ella me miraba incrédula y con un rubor que provocó en mi una erección.
Estábamos en eso cuando recibe una llamada de mi amigo y le dice que ya iba para allá que estaba con Estela. Al acabar su llamada me dijo lo malo que era al hacerle pasar vergüenzas en público y con eso quitó su pie y me pidió que le alcanzara su zapatilla por debajo de la mesa. Nos despedimos, ella se fue y yo regresé a mi casa muy caliente.
Pasaron 15 días más y yo no había sabido de ella y se me hacía extraño porque casi siempre se conectaba para postear fotos de sus niños o comentar en los posts de sus amigas. El día 16 recibí mensaje del face de ella donde me pedía que pasara a su casa que necesitaba contarme algo.
Ya su casa, noté que el auto de mi amigo no estaba así que toqué el timbre y ella me recibió en shorts totalmente descalza y me pidió que pasara. Yo le sonreí y ella sabía que me había dado cuenta de su agradable descuido al no ponerse zapatillas. Enseguida me pasó a la sala y comenzó a preguntar por mi vida, etc. En un instante, ella se puso en silencio y me dijo en un tono raro que no había podido juntar lo que me debía y que estaba muy apenada. Yo enseguida le dije que no se preocupara que podría aguantar un poco más. Ella, con una actitud desinhibida se sentó en el sillón y me puso sus dos pies sobre mis piernas. Yo estaba totalmente sorprendido pero comprendiendo que lo hacía por quedar bien conmigo y le agradecí el gesto tocando sus pies como aquel día en el restaurante. Yo estaba feliz y ella estaba aliviada de tener con que minimizar la pena de su morosidad. Por mi mente pasaban mil imágenes de ella y yo cogiendo ahí mismo pero todo se fue a la basura con la llamada de Ricardo que le decía que estaba conmigo que había pasado para ver si estaba él pero que ya me iba a pesar de que ella me había insistido en esperarlo un rato y de broma dije gritando:"- Ni que tuviera buenas nalgas ese cabrón para andarlo esperando". Me reí, ellos rieron y al colgar me dijo Mari:"- por fa, no le menciones nada que me mata". Fue en ese momento que mi Monstruo interno chantajista y lujurioso hizo presencia y le dije:"- Pues podríamos no decirle muchas cosas que podríamos hacer ahora". Ella me miró tratando de fingir que no entendía mis intenciones y me dijo:"- jaja que cosas menso?" Y sin dudar acerqué mi mano a una de sus tetas, las apreté y acercándome a ella le quise dar un beso en boca cuando ella de repente me empujó con sus piernas. En ese momento, supe que la había cagado y le dije que me disculpara que me dejé llevar y entonces ocurrió lo que nunca imaginé: ella se levantó del sofá, volteó a verme se colocó contra una pared y me dijo:"- ya no tarda en llegar" dejando caer lentamente su blusa, sus shorts y su tanga delante de mi.
Al ver este espectáculo, mi verga estaba a lo que daba y me dirigí hacia ella, comencé a besarle el cuello, mientras me bajaba los pantalones torpemente y le decía lo rica que estaba y que desde siempre había querido cogérmela. Al terminar de bajarme los pantalones, sin dudarlo, metí mi verga en ella que estaba mojadísima. Mi pene entró sin ningún obstáculo y comenzaba a meter y sacarlo dentro de ella. Podía verla con una cara de molesta hacia mi pero receptiva a mis embestidas que la levantaban del piso cada vez que se lo metía. No parábamos de mirarnos mientras la penetraba duro escuchando como nuestros cuerpos chocaban a un ritmo desesperado. Su cara hermosa con ese rubor causaba que me doliera la verga de tan parada que estaba y alcancé a decirle:"- Marisol que rica estás!". Cada vez la penetraba con más fuerza pensando en la urgencia y en lo prohibido de la situación. Poco a poco, ella comenzó a relajarse y me decía:"- eres un cabrón soy la esposa de tu amigo, tu favor me está saliendo caro." a lo cual yo respondí "- y tu hasta parece que lo disfrutas puta". Ella me empujó e hizo que saliera mi pene y me dijo:"- ah! Quieres una puta?" y sin avisarme se volteó contra la pared, tomó mi verga y la guió a su vagina mojada y comenzó a empujarse contra mi durísimo mientras me decía que quería mis mecos en sus tetas y que quería tragárselos como lo puta que era. Yo empujaba mi verga lo más que podía en ella. Así estuvimos como diez minutos cuando comienzo a sentir mi orgasmo inminente y justo a punto de venirme la cabrona se sale y toma mi verga de la cabeza apretándola diciéndome que esto me iba a costar la deuda total y le dije que la mitad y así como la sacó se la metió y yo comencé a venirme dentro de ella que continuaba empujándose hacia mi haciendo círculos con sus nalgas sobre mi pene. Me preguntó si me había venido rico, me dijo que iría a limpiarse y se fue al baño. Yo mientras me vestí pensando en lo cabrona que se comportó y una vez vestido ella bajaba las escaleras como si nada y me dijo que en la semana hablábamos. Me acompañó a la puerta y Ricardo iba llegando. Sin ninguna duda le dije :"- guey te esperé pero ya debo irme, a ver si nos vemos en quince días". Continuará...