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La Ardiente Mujer De Mi Cuñado.

MR AGUILA

Bovino maduro
Desde
20 Nov 2007
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499
Feliz me recibió esa noche mi esposa al darme la noticia de que su hermano menor vendría a México a pasar unas semanas de vacaciones, hacia muchos años que no lo veía, el se había ido a los Estados Unidos junto con mis suegros cuando era muy chico, mi suegro por su edad no encontraba trabajo y al tener a toda su familia allá, se le hizo fácil y se fue junto con mi suegra y Gabriel, el mas chico cuando tenia catorce años.

Ahora ya tenia 26 años, ya se había casado y muy joven, apenas a los 19 estaba contrayendo nupcias con Cristina, una jovencita de su misma edad de origen mexicano y a la cual conoció allá, el motivo pues simplemente que iban a ser padres, así que su hijo el mas grande ya tenia siete años y el segundo cinco, el ya había logrado arreglar sus papeles, mas no así mis suegros, por lo cual solo vendría mi cuñado con su esposa e hijos, algo que puso demasiado contenta a mi esposa.

Pues pasaron las dos semanas que Gabriel había anunciado para su llegada, era viernes y ultimo día de clases, había quedado con mi esposa de salir temprano para ir a recogerlos al aeropuerto, pero un día antes se planeo una junta de gerentes y directores en la empresa, de la cual no podía safarme, así que platique con mi esposa y acordamos que le dejaría la camioneta para que así pudiera traer las maletas de su hermano y yo me llevaría su auto que es mas compacto.

Eran casi las seis de la tarde cuando recibí un mensaje de mi esposa indicándome que ya estaban en la casa, yo solo esperaba que la junta terminara, pero para mi sorpresa al termino de esta el director general nos invitaba a todos a un bar, como pude fui al baño y le hice saber esto a mi esposa quien me dijo que no había problema y pues que fuera ya que a final de cuentas era cosa del trabajo, así que sin mas colgué y salí de ahí con los demás gerentes y los directores al bar que nos habían invitado.

Debo admitir que estuvo muy entretenida la reunión, tanto que salí de ahí pasada la una de la mañana, conduje a mi casa, al llegar metí el auto y cerré bien la puerta, todas las luces estaban apagadas por lo cual supe que ya todos dormían, entre a la casa, atravesé la sala y subí las escaleras, justo en ese momento la puerta del baño del pasillo se abría, con sorpresa vi salir a una mujercita morenita quien al verme se sorprendió pero de inmediato me dijo, “hola buenas noches, tu debes de ser Eduardo el cuñado de Gabriel”, yo le sonreí y le dije que efecto era yo.

Mis ojos se postraron en su cara, era joven, de piel morena un poco clara, sin gramo de maquillaje, la verdad es que era una cara bonita, el cabello un poco corto, le llegaba a los hombros, traía una playera de pijama y pude notar que debajo de esta no había brasier, así que se notaban su par de senos, de tamaño mediano, “que tal te fue en la reunión”, eso me saco del análisis que le hacia, -ah bien, era una junta de trabajo que termino con una invitación a un bar-, “si nos dijo eso Anel, lastima porque Gabriel tenia muchas ganas de verte”, -si y yo también a el, pero pues no pude safarme-, “bueno pero estaremos aquí por tres semanas así que ya tendrás suficiente tiempo para que puedan platicar y para que podamos conocernos, sabes el me ah hablado mucho de ti”.

-Espero que cosas buenas-, “si la verdad es que siempre se expresa muy bien cuando te menciona”, se le escuchaba su voz con un acento característico de las personas que radican allá, “bueno pues ya me voy a dormir, hasta mañana”, -si claro hasta mañana-.

Ella dio la vuelta y camino hacia la habitación que se les había acondicionado, yo camine a la mía pero no pude evitar la curiosidad por voltear a mirarla, traía puesto un pantalón de pijama de color rosa y tela delgada, la verdad es que no me quedo mas que ver que tenia unas caderas anchas y nalgas grandes y redondas, pude notar que traía puesto un calzón grande, nada sexy la verdad, pero la verdad es que me llamo la atención el gran trasero del que era poseedora.

En cuanto ella entro a su cuarto yo abrí la puerta del mío y entre en el, mi esposa que solo dormitaba se sentó en la cama y fui a saludarla, se miraba feliz por la visita de su hermano, yo rápidamente me desvestí y me metí a la cama, acostados me platicaba de lo que habían pasado en el día, yo le comente que ya había conocido a su cuñada pues al llegar ella había salido del baño, “entonces ya la conociste”, -pues si-, “sabes mi hermano se consiguió una esposa muy bonita verdad”, -pues si se ve agradable-, “si es muy amable, en el ratito que platicamos me di cuenta que es muy agradable, le cayo muy bien a nuestros hijos, además estuvieron jugando mucho con sus primos”.

Mientras mi esposa hablaba no pude evitar que a mi mente viniera la imagen de mi concuña, me vino la imagen de sus tetas y sobre todo de su gran trasero, luego mi esposa y yo platicamos por unos minutos más y decidimos que era hora de dormir.

Era sábado por la mañana, yo me levante temprano como siempre, ya era costumbre, me puse un pants y una playera, tome mis tenis y salí del cuarto y luego de la casa, camine hasta el parque que esta a unas cuadras, todos los sábados y domingos me gusta salir a correr, así que después de un rato de ejercicio regrese a casa, al entrar a la casa me encontré con mis hijos y los niños de mi cuñado sentados en la sala, comiendo cereal y viendo las caricaturas.

Mis hijos fueron a recibirme y luego con la inocencia de los niños me presentaron a sus primos, a los cuales salude con gusto, justo en ese momento bajo mi cuñado el cual me saludo con evidente efusividad, la verdad es que me dio mucho gusto verlo, mi esposa estaba en la cocina, lavando algunos trastes, yo platique unos minutos con mi cuñado hasta que mi esposa me llamo a la cocina, me hizo saber que ese día irían sus otros dos hermanos, así que la casa estaría llena, me dijo que pensaban hacer unos bisteces asados, en el jardín mande poner una parrilla, así que ahí lo haríamos, así que le dije que me daría un baño y que luego saldría a comprar todas las cosas.

Una vez que dije esto salí de la cocina y subí a mi cuarto, tome un bóxer y una toalla y me metí al baño de mi cuarto para darme un regaderazo, en cuanto termine tome la toalla y comencé a secarme, cuando secaba mi pene me vino a la mente de nuevo la imagen del gran trasero de mi concuña, no pude evitar tener una ereccion, no le tome importancia y olvide a la esposa de mi cuñado, me puse el bóxer pero se marcaba bastante mi pene erecto, tome la toalla y la ropa sucia con una mano, salí sin mas del baño a mi recamara, no veía el porque tuviera que cubrirme, no estaba en el baño del pasillo.

Salí tranquilamente pero para mi sorpresa, mi concuña estaba parada frente al tocador y buscaba algo, pero al escuchar la puerta abrirse por inercia volteo y lo que vieron sus ojos fue mi cuerpo cubierto solo por un bóxer y una ereccion marca diablo, lo curioso fue que solo yo estaba sorprendido, ella se notaba muy tranquila, “hay perdón pero es que entre por una crema que Anel me dijo que tenia en su tocador y que me prestaría, solo que no la encuentro”, al terminar de decir esto note que su mirada se fijaba en mi abultado pene.

La dejo ahí por unos segundos, luego con suma tranquilidad miro mis ojos, me sonrió y dio la vuelta para seguir buscando, la verdad es que pensé que saldría corriendo de ahí, pero para mi sorpresa no fue así, la verdad es que el nervioso y sorprendido era yo, mientras ella sonreía y buscaba la mencionada crema, podía ver su sonrisa a través del espejo del tocador, “ah mira ya la encontré, bueno gracias y con permiso”, comenzó a caminar hacia la salida, todavía volteo a mirarme, me sonrió y dio un ultimo vistazo a mi bulto y salio de la recamara, todavía me quede inmóvil por unos segundos mas, luego por fin reaccione y tome mi ropa para comenzar a vestirme, solo que la dura ereccion no cedía, así que tuve que quedarme por varios minutos sentado en la cama, esperando a que mi pene se tranquilizara.

Luego por fin pude bajar, en el comedor ya estaban sentados casi todos, solo faltaba yo y Cristina, ocupe mi lugar y tome mi plato pues ya estaba listo el almuerzo, en ese momento apareció Cristina, quien llevaba puesta una blusita delgada y un poco escotada, dejando ver el comienzo del canalillo de sus tetas, una falda de mezclilla que se le pegaba a sus anchas caderas y de largo le llegaba apenas arriba de las rodillas.

En cuanto hizo su aparición mi cuñado se levanto y le dijo, “mujer ven que quiero presentarte a mi cuñado”, ella sonrió y le dijo, “si ya lo conocí anoche”, de inmediato intervine, -lo que pasa es que anoche que llegue a la casa encontré a tu esposa en el pasillo y pues ahí nos presentamos-, “ah mira y yo aquí esperando a presentarlos jajaja que cosas pues, anda vieja vente ya a almorzar”.

Cristina se sentó frente a mi y sin mas todos almorzamos al tiempo de hacer una amena platica, pero yo tenia que salir a comprar las cosas, así que sin mas les dije que tenia que salir, le pregunte a mi cuñado si me quería acompañar pero me dijo que quería bañarse primero, luego me pregunto a donde iría, le comente que al mercado y luego al súper, en fin que haría varias paradas para comprar las cosas necesarias para la comida.

Pero hizo el gesto de no querer salir, así que sin mas tome mi cartera, una lista que mi esposa ya me había elaborado y tome el auto para ir a hacer las compras, así que pase a comprar carne, chorizo, nopales, carbón en fin todo lo necesario para la comida, además no podían faltar las cervezas, así que pase a comprar dos cartones.

Llegue a casa y ya estaba toda la familia de mi mujer, su hermana con su esposo e hijos y su hermano mayor también con su familia, así que la casa estaba llena de ruidos de niños, después de saludarlos a todos le entregue las cosas a mi esposa y junto con su hermana y la esposa de su hermano mayor comenzaron a preparar todo, yo puse las cervezas en una hielera con agua y hielo para que se mantuvieran frías, mi cuñado Gabriel de inmediato me dijo que le regalara una, y así fue que comenzamos a tomar las cervezas.

Ya mas tarde todos estábamos en el jardín, comiendo y platicando, quien también le estaba entrando con gusto a las cervezas era Cristina, quien estaba sentada frente a mi, ahí sucedió algo y fue que de pronto vi como ella abría un tanto por descuido sus piernas, tuve la suerte de que en ese momento mis ojos se cruzaron con esta acción y pude ver el fondo de sus piernas, apenas pude distinguir que su ropa interior era de color negro, pero no deje mucho mi vista pues no quería que se fuera a dar cuenta, así que de inmediato volteaba hacia otro lado, aunque el morbo y la curiosidad hacían que a cada rato volteara fugazmente, pues ella no hacia nada por cerrar sus piernas.

La verdad es que era una tentación muy grande, era difícil poder quitar la vista de encima, así que cada que podía volteaba a verla, hasta que en una de esas ocasiones, voltie a ver, de pronto vi que ella abrió y cerro rápidamente sus piernas, me mostró un poco mas, pero me di cuenta que su mirada la tenia fija en mi, me puse de mil colores y hasta nervioso pues sabia que se había dado cuenta que la estaba observando, luego cuando pensé que ya no me miraba voltie a verla, ya había cerrado las piernas pero seguía mirándome, pude ver que de pronto me sonrió y de forma inesperada me guiño un ojo y luego volteo para atender la platica de los demás.

En ese momento mi esposa me pidió unos trastes, así que fui a la cocina por ellos, cuando estuve frente al mueble donde los guarda, me puse en cuclillas pues mi esposa me dijo que estaban en la parte de abajo de la cocina, estaba moviendo trastes buscando lo solicitado cuando de pronto con sorpresa veo unas piernas que estaban justo a mi lado, era Cristina la que estaba de pie ahí, como ya tenia el traste en la mano, lo saque, cerré la puerta y me puse de pie, estaba frente a ella y le sonreí para después decirle que si se le ofrecía algo, ella de igual forma me sonrió y me dijo que venia por servilletas.

Le mencione que estaban en el mueble en la puerta de arriba, le dije que yo se las daba pero me dijo que no me preocupara y que ella podía sacarlas, así que camino hasta el mueble, alcanzo a abrir la puerta pero no alcanzaba las servilletas que se encontraban en el entrepaño mas alto, “hay no las alcanzo me dijo”, yo las iba a bajar pero me vino una idea y le dije, -mira ahí a tu lado hay un banco para que puedas alcanzarlas-, ella de inmediato lo arrimo y subió a este, ese momento lo aproveche para ver como se alzaba un poco su falda y mostraba sus gruesas pero bien formadas piernas, además de ese tremendo trasero que tanto me había llamado la atención.

En cuanto tuvo las servilletas en las manos, quiso dar el paso hacia atrás para bajar del banco, pero piso mas y abruptamente se hizo hacia atrás, mi primer reflejo fue dar un paso hacia delante para agarrarla, con la mano que tenia libre alcancé a tomarla de la cintura y tuve que hacer fuerza para no irnos de espalda los dos, por instinto jale mi mano que tenia en su cintura y accidentalmente ella repego su gran trasero en mi cuerpo, cuando ella ya tenia bien su equilibrio, fuera de quitarse de inmediato, volteo su cara y quedo muy cerca de la mía, podía sentir su respiración que se tornaba un tanto agitada.

Nos quedamos en silencio por unos segundos, mi pene comenzó a reaccionar y seguro estaba que ella pudo sentirlo, de pronto escuchamos las risas de los niños que se acercaban a la cocina, así que solo me sonrió y me dijo “gracias”, la solté y ella se separo de mi, apenas pudimos hacer esto pues de inmediato entraba mi hija con una de sus primas y me decía que la había mandado mi esposa para ver si había encontrado el traste, le dije que si y se lo di para que se lo llevara, así que las niñas salieron rápidamente de la cocina y detrás de ellas Cristina, quien al llegar al marco de la salida, volteo a mirarme, de nuevo me sonrió y luego siguió su camino.

Yo me quede por unos instantes mas pues tenia que esperar a que mi erección cediera, luego por fin salí al jardín y me puse a platicar con las visitas, el resto de la tarde fue tranquila, llena de platicas, risas y cervezas, solo que de vez en cuando volteaba a ver a Cristina, quien también de forma disimulada volteaba a mirarme y me regalaba sonrisas y cuando podía me volvía a guiñar el ojo.

Cuando menos vimos ya era de noche, la primera en despedirse fue mi cuñado el mayor, quien salio con su familia, a la media hora le siguió la hermana y solo nos quedamos mi esposa, su hermano Gabriel, Cristina y yo, los niños ya daban muestra de cansancio y sueño, así que mi esposa nos dijo que subiría a dormirlos, Cristina que mostraba que el efecto de las cervezas ya causaban efecto en ellas, le dijo que la acompañaba para acostar a sus hijos, me quede en el jardín solo con mi cuñado, quien también tenia ya un muy alto grado de alcohol, pues me di cuenta que era el que mas tomaba.

“No cuñado en verdad que me siento feliz de estar aquí, tenia muchas ganas de verlos a todos”, eso era lo que le entendía pues ya barría un poco las palabras, -pues nosotros estamos contentos de tenerte a ti y tu esposa con tus niños en la casa-, yo tenia intriga y quería saber un poco mas de Cristina, así que le pregunte donde y como la había conocido, “pues en la escuela y te puedo decir que desde que la conocí me gusto mucho, aquí entre nos cuñado, la verdad es que cuando la conocí lo que mas me gusto fueron ese buen par de nalgas que tiene la condenada, pero deja que te diga que aunque lo tenia un poco grande y bien formado, aun así se miraba delgada, no pero nada mas se embarazo y le sentó de maravilla pues sus caderas se ensancharon y no se de donde saco tanta nalga”.

Si ya lo note pensé yo, luego mi cuñado continuo, “sabes ella nació allá en Estados Unidos pero mis suegros son mexicanos, de Guerrero para ser exactos, así que heredo la sangre caliente de su tierra la condenada, sabes en que en un principio yo me encelaba mucho, ella es de mente muy abierta y demasiado caliente, la verdad es que cuando tenemos sexo ella no se limita en nada”, en ese momento la cerveza que tenia en la mano y de un solo trago acabo con ella, la botella aun tenia mas de la mitad y se la tomo como agua.

Luego continuo con su platica, “no cuñado si la verdad es que me cuesta mucho trabajo complacerla, es mas te voy a contar algo, en ocasiones cuando terminamos o bueno mejor dicho termino yo, eh llegado a notar que luego va al baño y en una ocasión me di cuenta que va a masturbarse, digo no es siempre pero si ah pasado en varias ocasiones”, -oye cuñado creo que ya esto es algo mas privado no-, dije yo pero realmente estaba mas que interesado en lo que me estaba comentando, “bueno si cuñado pero te tengo confianza, se que no lo andarás divulgando”, -no cuñado, claro que no-, remate.

Justo en ese momento hacia su aparición Cristina, por lo cual me puse de pie para que ella se sentara en la silla donde yo estaba pues así quedaría al lado de mi cuñado, yo tome una silla y me senté frente a ellos, como vi que no bajaba mi esposa le pregunte a Cristina por ella y me dijo que no sabia pues había entrado a dormir a mis hijos, así que me puse de pie y entre a la casa pues quería ir a ver si no necesitaba algo, cuando entre al cuarto de los niños la vi acostada con mi hija, así que me acerque hasta ella, la pobre estaba muy cansada y aunque no tomo mucha cerveza, esta la había relajado por completo y tenia mucho sueño.

La desperté y la lleve hasta nuestro cuarto y luego se quedo profundamente dormida en nuestra cama, di la vuelta y baje de nuevo hasta donde estaba mi cuñado y su esposa Cristina, ya habían cambiado de lugar, se habían sentado junto al estereo que habíamos puesto para escuchar música, mi cuñado seguía bebiendo, con total libertad ponía la música que a el le gustaba, yo volví a sentarme delante de ellos, la verdad es que debo admitir que quería ver si Cristina volvía a mostrarme su ropa interior.

“Y mi hermana”, dijo mi cuñado y le respondí que ya se había dormido, en cuanto dije esto el volvió a tomar de su cerveza y puso una mano sobre la pierna de Cristina, la falda la tenia un poco levantada y mostraba la mitad de sus piernas, las cuales mantenía completamente cerradas, Cristina lo tomo del brazo y se recargo en el, luego vi como volteaba su cara y le daba un beso suave y pequeño en el cuello, mi cuñado por respuesta subió un poco su mano y por consiguiente un poco la falda.

Luego ella acerco su cara al oído de mi cuñado y le dijo algo que no pude escuchar, pero mi cuñado de inmediato volteo a verla y le dijo según el en voz baja pero como justo en ese momento terminaba la canción que se escuchaba, logre escuchar como le decía a su mujer, “oh vieja estate, si quieres coger espera a que nos subamos al cuarto”, note como las morenas mejillas de Cristina se ruborizaban, y luego le decía a su marido, “baja la voz que nos va a escuchar tu cuñado”, el voteo a verme y me dijo, “verdad que no escuchaste nada cuñado”, yo si lo había escuchado todo, pero me hice el desentendido y le dije que no sabia de que hablaba, “ya vez vieja te estoy diciendo”.

Creo que la actitud de mi cuñado molesto un poco a Cristina, pues se puso un poco seria, mi cuñado seguía acariciando su pierna mientras bebía y cantaba, yo ya comenzaba a aburrirme y lo que hice fue ponerme de pie y comencé a recoger un poco las cosas, enseguida Cristina estaba a mi lado ayudándome, mientras mi cuñado seguía pegado al estereo y a las cervezas.

“Si escuchaste lo que dijo tu cuñado verdad”, dijo ella, así que voltie y poniendo cara de no saber de que hablaba le dije que no sabia de lo que hablaba, “vamos no te hagas que muy bien se que escuchaste como me rechazo”, -bueno si escuche pero pues yo no puedo decir nada, es cosa de ustedes-, “siempre es así, cuando se pone a tomar se olvida de todo, ahí tengo que estarle rogando para que tengamos sexo, pero el se interesa mas en el alcohol, aunque en ocasiones después de tanto insistirle va y me coge pero por lo borracho que se pone o se queda dormido o termina rápido y nomás me deja a mi a medias”.

Estas confesiones me ponían un tanto incomodo, así que no respondía nada y solo dejaba que ella hablara mientras seguíamos recogiendo las cosas, luego entramos a la cocina a dejar algunos trastes, estábamos solos cuando de pronto ella me dijo, “oye y te gusto lo que estabas viendo hace rato”, -de que me hablas-, “pues si de cuando estaba sentada y te la pasabas viendo mis piernas y mi ropa interior”, el tono en que lo dijo lo sentí como queriendo comprobar que temple tenia yo, me imagino que quería ver si me pondría nervioso o seguiría su juego, así que decidí rápidamente seguir el juego que ella comenzaba.

-Pues si, la verdad es que era bueno el panorama que mostrabas, pero dime, a ti también te gusto lo que viste-, “no entiendo”, dijo ella con cara de incertidumbre, -mmm acaso no recuerdas lo que viste cuando estabas en mi recamara buscando una crema-, “ahh si ya lo recuerdo”, se quedo pensativa por un momento, mientras terminaba de poner los últimos trastes en el fregadero, luego dio vuelta y camino a la salida, yo la miraba y notaba que contoneaba con mayor garbo su enorme trasero, cuando estaba justo debajo del marco de la puerta, volteo a mirarme y con una picara sonrisa me dijo, “si, la verdad es que me encanto lo que vi hace rato”.

Luego sin mas siguió su camino, yo me quede sonriendo por un segundo, luego sin mas salí al jardín, Cristina estaba de nuevo sentada al lado de mi cuñado, yo de nuevo me senté frente a ellos, ella volvió a encaramarse al brazo de el, quien tomaba otra cerveza, al tiempo de volver a poner su mano sobre la pierna de ella, quien volteo a mirarme al tiempo de abrir ligeramente sus piernas, dejando ver gran parte de estas, aunque en esta ocasión no dejo ver su ropa interior.

Comenzamos a platicar mi cuñado y yo mientras Cristina solo escuchaba y me observaba, pude notar que mi cuñado comenzó a acariciar un poco mas la pierna de ella pero un tanto torpe por el efecto de la ya gran cantidad de cervezas que traía encima, pero el beneficiado en esto fui yo pues la mano la hizo mas hacia arriba, haciendo que la falda se subiera mas, mostrando mas las piernas de Cristina quien ahora sin pudor alguno abrió mas sus piernas y me mostraba sin recato alguno su ropa interior, mientras me sonreía y miraba fijamente, sabiendo que mi vista estaba completamente fija en el triangulito que se marcaba de su ropa interior.

Sentía el ambiente cargado de cierto erotismo, ver las caras de completa insinuación por parte de Cristina, me estaba poniendo muy caliente, sentía como mi pene estaba excitado y endurecido, sintiendo cierta molestia por la opresión que sentía por mi pantalón, hasta que de pronto sin mas vimos que Gabriel se quedo en completo silencio, así que con curiosidad tanto Cristina como yo nos quedamos observándolo, fue que nos dimos cuenta que se había quedado completamente dormido.

“Bueno pues se acabo la función”, dijo ella, al tiempo de quitar la mano que su marido había dejado en su pierna, cerro las piernas y comenzó a hablarle por su nombre, mi cuñado reacciono un poco y escucho como ella le decía que ya subieran a dormir, que ya estaba demasiado tomado, el no opuso resistencia y note que trato de ponerse de pie, pero le fui inútil, las piernas ya no le respondieron, así que rápidamente me puse de pie y fui hasta donde el estaba sentado, lo tome de un brazo y como pude lo levante, la verdad es que me costo mucho trabajo pues lo sentía sumamente pesado.

Cristina rápidamente lo tomo del otro brazo y sin mas lo metimos a la casa, lo difícil fue subir las escaleras, aunque cooperaba, aun así era difícil, hasta que entramos al cuarto que se les había asignado, en el cual había dos camas y en una ya hacían dormidos sus dos hijos, así que con trabajo y todo por fin llegamos y lo deje caer en la cama, aunque sus pies aun quedaron en el suelo, luego me hice hacia atrás y Cristina se puso frente a mi, se agacho para tomar sus pies y subirlos a la cama, todo esto lo hizo agachada pero sin doblar sus rodillas, por lo cual su gran trasero se mostraba en todo su esplendor.

Además la falda de mezclilla por esto se subió un poco más y dejo casi descubiertas sus gruesas y bien formadas piernas, como si fuera un adolescente no pude contener las ganas de agacharme un poco y pude ver exactamente donde las piernas pierden su nombre y comienza la redondez de las nalgas, pude ver un poco su calzón negro pero muy poco, sabia que si me agachaba mas podría ver mas, pero no lo hice y mejor me levante y me puse derecho, admire por unos momentos mas mientras ella le quitaba los zapatos.

Me daban unas ganas locas de acercarme a ella, subirle la falda y arrancarle de un tiron su ropa interior, sacar mi duro pene y de un solo empellón, penetrarla por completo, y en verdad que estuve a punto de hacerlo, pero la cordura se apodero de mi en ese momento, por lo cual sin mas le dije que descansaran y salí rápidamente del cuarto, no pare hasta llegar al jardín, me senté en una silla, sin mas tome una cerveza, encendí un cigarrillo y trate de tomar un poco de aire para poder calmar la gran excitación que mi cuerpo tenia en ese momento, así como las ansias por tomar a Cristina y cogerla con total desenfreno.

Después de algunos minutos y de haber terminado mi cerveza y mi cigarro, decidí que era la hora de subir a dormir, así que apague mi cigarro, deje la botella en el piso y me puse de pie para apagar el estereo y subir a dormir, pero apenas había apagado el aparato cuando escucho la voz de Cristina que me preguntaba si ya subiría a dormir.

Voltie a verla y le dije que pensaba que ya se había dormido, “pues si quería dormir ya, pero no tengo mucho sueño, además me siento inquieta y así no puedo dormir, necesito desfogar esto que me tiene así”, -y que es lo que te tiene así, que es lo que te inquieta-, “que me siento muy excitada”, -pues despierta a mi cuñado-, “no porque el ya no se despierta, así que solo tengo una salida para solucionar esto”, -bueno pues puedes ir al baño y ahí desfogas toda tu excitación-, “no, eso seria lo mas fácil, admito que tal vez me tranquilizaría un poco, pero yo necesito de otra cosa para poder calmarme por completo”, -así, y que es lo que necesitas-.

Ella camino lentamente y justo cuando estuvo frente a mi me dijo, “yo lo que necesito es una buena verga que calme este fuego interno que me tiene tan inquieta”, luego sin pena alguna bajo su mano y la coloco en excitado pene y remato diciendo, “porque estoy convencida que esto que esta aquí me puede dar un gusto enorme, y lo digo porque en la mañana pude notarlo”, mi pene reacciono de inmediato al sentir que su mano lo acariciaba suavemente sobre el pantalón, el reaccionaba por si solo pues de inmediato estaba listo para darle gusto a esta mujercita, pero en mi cabeza se libraba una batalla entre lo que estaba correcto y lo que no.

Eso fue lo que me detuvo en ese momento y me impidió abalanzarme sobre Cristina, mi instinto me gritaba que la cogiera ahí mismo y en ese instante, pero el cerebro me decía que no, que era la esposa de mi cuñado, que no debía serle infiel a mi esposa, pensaba que el juego que había estaba llegando demasiado lejos, así que con la voz un poco entrecortada le pregunte si estaba segura de lo que me proponía, que recordara que era la mujer de mi cuñado y que era un juego peligroso que podría tener serias repercusiones.

“Vamos que no te estoy pidiendo que dejes a tu esposa ni mucho menos, yo solo quiero probar esto que tienes aquí y que tan excitada me tiene, vamos que no has parado de ver mis piernas y mi ropa interior, acaso crees que no me di cuenta cuando te agachaste en la cocina para poder ver mejor mis nalgas, si te soy sincera esperaba que en ese momento me tomaras por la cintura y sin mas me penetraras con fuerza, tenia unas ganas locas de que me cogieras en ese momento, pero para mi desilusión ni siquiera lo intentaste, pero se que no dejas de ver mis tetas, mis piernas, tus ojos se clavaban sin pudor alguno a mi ropa interior, cada que me alejo tus ojos se clavan en mis nalgas, eso yo lo se y no sabes cuanto deseo que te olvides de tus prejuicios y me des la cogida que tanto anhelo”.

Maldita sea porque estaba en este dilema, no podía aguantar las ganas de tomarla, de arrancarle la ropa y cogerla ahí mismo en el jardín, poro mi conciencia era mas fuerte, el miedo a ser descubierto me excitaba pero también me detenía, Cristina noto que aunque mi pene estaba completamente duro mi conciencia no me permitía dar el paso que tanto esperaba, justo en ese momento ella me miro, quito su mano de mi pene, acerco su cara y me dio un ligero beso en los labios, de inmediato se separo y me dijo, “es una lastima que no pueda yo disfrutar de ti”, luego dio una vuelta y entro a la casa, yo estaba sudando y me quede ahí plantado por unos instantes.

En mi mente retumbaba una y otra vez la palabra idiota, si que idiota era por haber rechazado a tan suculenta mujer, mi cuerpo temblaba porque estaba muy excitado, mis manos se apretaban porque sentía que había tenido una gran oportunidad y no la había aprovechado, por unos instantes maldecía mi estupidez y mi cobardía, de pronto fue que sin mas deje a un lado los prejuicios y rápidamente entre a la casa, en mi mente estaba la esperanza de que aun no se metiera a su cuarto, no seria capaz de tocar la puerta y correr el riesgo de despertar a mi esposa o a mi cuñado, aunque ella me aseguro una y otra vez que el no despertaría por nada del mundo.

Entre por la cocina rápidamente, era la entrada mas cercana, de ahí tenia que pasar a la sala y luego subir las escaleras, así que como pude atravesé la cocina, salí a la sala y estaba por comenzar a subir las escaleras cuando algo me detuvo en seco, mis ojos en un principio y de reojo notaron la presencia de alguien en la sala, así que me detuve y voltie hacia allá.

Simplemente lo que mis ojos vieron fue la imagen mas caliente que jamás hubiera visto, algo que jamás ni en mis sucios pensamientos hubiera imaginado que alguna vez pudiera ver en forma real, Cristina estaba sentada en el sillón grande, completamente desnuda, con una mano acariciaba sus medianas y morenas tetas, con la otra acariciaba suavemente su vagina, su rostro mostraba un gesto sumamente cargado de lujuria, en su mirada se notaba una calentura extraordinaria, además de que reflejo un rostro de triunfalismo y esto lo supe con las primeras palabras que dijo en ese momento.

“Hola cariño, acaso ibas a buscarme, te noto muy apresurado”, no dije palabra alguna, de inmediato tome camino hacia ella, quien al verme sonrió, dejo sus tetas y su vagina y estiro sus brazos, “eso es cariño, sabia que vendrías por mi, te esperaba con total deseo”, apenas y pude ver a que a un costado estaba su ropa, su falda, su blusa, un brasier negro y ese calzoncito negro que tanto me estuvo mostrando.

En cuanto llegue a donde ella estaba, me detuve por un instante, de inmediato lleve mis manos a mi playera, la cual salio rápidamente, luego las lleve hasta el cinturón y los botones de mi pantalón, mientras hacia esto Cristina sonreía con malicia, su cara denotaba un gusto y una mueca de triunfalismo, luego sin mas me dijo “oh cariño, date prisa que ardo por tener entre mis piernas y poder tenerte muy dentro de mi, anda cariño date prisa”.

Creo que jamás en la vida me había desnudado tan rápido, instantes me tomaron quedar desnudo frente a Cristina, quien no quitaba su mirada de mi pene, el cual debo admitir se miraba rígido como nunca, duro y orgulloso, en espera de entrar en batalla.

Ella después de admirar mi endurecido pene fijo su mirada en la mía, pude ver una mirada de suplica, de deseo, por lo cual de inmediato me puse de rodillas, ella de inmediato echo hacia la orilla del sillón sus nalgas y abrió sus piernas, tome mi pene y lo encamine a la entrada de su vagina y lo hundí por completo, sentí claramente lo excitado de esta, era una calidez deliciosa y estaba sumamente lubricada, no sentí ninguna resistencia, mi pene se introdujo por completo con suma facilidad, pero aun con todo sentía como las paredes vaginales apretaban de forma deliciosa mi dura verga.

Dejamos escapar al unísono un placentero gemido, yo me quede por unos instantes dentro de ella, sin moverme ni un solo milímetro, en su rostro se notaba un delicioso placer, un gusto por tenerme dentro de ella, luego sin esperar mas, pase mis manos hasta sus tetas y mientras las acariciaba comencé a mover mi cintura y a penetrarla, “ohh cariño si, así, ahhh no puedo entender porque en tan poco tiempo de conocerte eh sentido tanto deseo por ti, ahhh, deseaba tenerte dentro de mi, no tienes idea de cuan grande era este deseo”.

Sus palabras solo hicieron que yo también me diera cuenta de cuanto deseé tenerla, apenas una noche antes la había conocido y el deseo era inmenso, jamás había deseado tanto a una mujer en tan poco tiempo, deje de acariciar sus tetas, pase mis manos a sus piernas y miraba el bamboleo de sus tetas en cada arremetida, ella gemía, sentía como su vagina se lubricaba cada vez mas, yo incrementaba la velocidad de mis penetraciones, incrustaba lo mas profundo que podía mi verga.

Ella con sus piernas aprisiono mi cintura, estábamos entregados el deseo carnal, y lo estábamos disfrutando al máximo, tanto que no me llevo mucho para que ella pudiera alcanzar un primer orgasmo, podía sentir como un liquido que emanaba de su interior mojaba por completo mi verga.

Sus piernas soltaron mi cintura pues el éxtasis del orgasmo la obligo, yo de inmediato saque mi verga de ella, quien con incertidumbre me observo pues ella deseaba que yo siguiera dentro, pero tenia ganas de probar su mojadísima vagina, la cual admire y note una abundante mata de vellos negros, solo que no eran muy largos, los cuales brillaban por los jugos que se habían adherido a ellos.

Con una mano hice a un lado los vellos que se interponían en mi camino, de inmediato pegue mi boca y con mi lengua deguste del exquisito sabor de sus jugos, mi lengua recorría cada milímetro de sus labios vaginales, con la punta de mi lengua recorría la entrada de su vagina y luego sin mas con mis labios aprisione su clítoris, con lo cual ella dio un brinco y sin mas comenzó a gemir sin recato alguno.

Con la voz excitada y entrecortada me pedía que no parara, que siguiera como lo estaba haciendo, con sus manos acariciaba sus tetas y apretaba con sus dedos su oscuro pezón, sus piernas las movía por la desesperación que le hacia sentir el incremento de su excitación, su boca dejaba escapar gemidos que iban en aumento, de pronto sus manos soltaron sus tetas y las postro en mi cabeza, al mismo tiempo que movía un poco su cadera, restregando su vagina en mi boca, mis labios soltaron su clítoris y ahora solo lo acariciaba con la lengua, en movimientos circulares pero tratando de presionarla con fuerza.

Sus manos jalaron fuertemente mi cabello, sus piernas temblaron y su boca dejo escapar un grito de enorme placer, al mismo tiempo que depositaba su néctar en mi boca, estaba alcanzando otro orgasmo y lo estaba disfrutando al máximo, mientras expulsaba sus líquidos con sus manos movía mi cabeza al tiempo de mover también sus caderas, restregándome toda su vagina por mi cara y mojándola por completo con sus abundantes líquidos.

Todo esto en medio de ruidosos gemidos, hasta que se vació por completo fue que dejo mi cabeza, yo de inmediato me puse de pie, ella miro como mi cara estaba llena de sus fluidos, luego su mirada la fijo en mi verga que se mostraba frente a ella, se incorporo un poco y estiro su mano hasta alcanzar mi verga, me jalo hacia ella y de inmediato y sin espera la introdujo en su boca, comenzando a darme una mamada deliciosa, con total maestría hacia que su boca me diera un placer inmenso.

Sabia que si la dejaba seguir no tardaría en reventar y la verdad es que yo si había algo que deseaba eran sus carnosas nalgas, por lo cual hice que detuviera su felacion y de inmediato con las manos la hice levantar y luego le di vuelta, le ordene que se apoyara en el sillón y ella de inmediato intuyo lo que yo deseaba, así que con total desenfado doblo su cuerpo y apoyo sus manos en el sillón, sin doblar las rodillas y dejando en todo lo alto y expuesto a mi su grandioso trasero.

Solo unos instantes fueron los que tome para deleitar mi vista con tan hermoso y deseado trasero, luego sin más me acerque a ella, tome mi verga con la mano y la encamine a la entrada de su vagina y de un solo empujón la introduje por completo, ella dejo escapar un motivante gemido, de inmediato tome sus caderas y sin mas comencé a penetrarla con fuerza y con gran velocidad.

Cristina gemía y me pedía no detenerme, ella podía sentir que en cada arremetida yo metía hasta el fondo mi verga y ella lo agradecía con gemidos y gritos de inmenso placer, notaba como sus nalgas vibraban cada vez que mi pelvis chocaba con ellas.

El sabor que daba el placer prohibido era delicioso, estaba gozando como nunca y sabia que ella lo disfrutaba igual que yo, la entrega sexual que había en ese momento era sin tregua, yo la penetraba fuerte y rápido y ella lo recibía con gusto y placer, el alto contenido de erotismo y calentura que teníamos era único, yo sentía que ya no podía mas, sentía que no podía evitar ni retardar el estallar dentro de ella.

De pronto Cristina comenzó a gemir con mayor fuerza, sentí que sus piernas se doblaban un poco y de inmediato la detuve de la cintura, fue que sentí un calor inigualable mojar por completo mi verga y ya no pude mas, en ese mismo momento estalle e inunde su interior con un abundante y espeso semen, los dos gemíamos con descaro y sin importarnos nada, habíamos olvidado que arriba había personas dormidas y que si escuchaban algo ahí mismo ardería Troya.

Sentí que ya no salía ni una sola gota mas, ella como pudo recompuso sus piernas aunque están temblaban sin control alguno, lentamente fui dejando de mover mi cadera, luego di un ultimo empellón y metí mi verga hasta el fondo, ella gimió fuertemente y luego me hice hacia atrás hasta que salí por completo, ella de inmediato dio un paso tambaleante hacia delante y de inmediato se giro para quedar sentada en el sillón, respirando aceleradamente.

Yo me quede de pie y al igual que ella respiraba de forma acelerada, miraba como mi verga que aun permanecía un tanto dura, estaba completamente llena de la mezcla de sus fluidos y mi semen, luego me di cuenta que ella también la observaba, luego notamos como una gota escurrió por la punta de mi verga y cayo al piso, ella de inmediato me dijo que me acercara y en cuanto estuve una vez mas frente a ella, volvió a tomar con su mano mi verga y sin mas la introdujo en su boca, pero solo por unos instantes, pues luego la saco y con su lengua comenzó a limpiarla, recorriendo cada milímetro de esta, la cual fue perdiendo poco a poco su fuerza.

Puede ver como mi verga se hacia a su tamaño normal en estado de reposo, pero ya estaba completamente limpia, ya no mostraba ni un solo gramo de la mezcla que la cubría minutos antes, fue entonces que ella por fin la soltó y se acomodo en el sillón, su cara mostraba una mueca de gusto, yo me senté a un lado y nos quedamos ahí, por un par de minutos, descansando y sin decir palabra alguna, creo que saldría sobrando el querer decir algo, lo que habíamos echo había sido por un inmenso deseo que ambos teníamos, por el gusto y la necesidad que había nacido en nosotros.

Luego sin mas Cristina se puso de pie y tomo su ropa, se puso su calzón negro el cual por fin pude ver bien, no era tanga pero tampoco de esos calzones grandes, era de esos que cubren la mitad de las nalgas, luego le siguió la falda y por ultimo su blusa, el brasier lo traía en la mano, luego se acerco a mi, se puso de rodillas sobre el sillón y me miro para de inmediato decirme, “creeme que estuviste mucho mejor de lo que yo pudiera haber imaginado, me hiciste subir al cielo en tan solo unos segundos”, luego me dio un ligero beso en los labios, se puso de pie, me dijo hasta mañana y sin mas camino para subir las escaleras, yo me quede ahí sentado hasta que escuche que cerro la puerta de su cuarto.

Fue entonces que me puse de pie, busque mi bóxer y mi playera y fue lo único que me puse, luego camine al jardín y me quede justo bajo el marco de la puerta, prendí un cigarrillo y me quede pensando por unos instantes de lo que había acontecido ahí apenas unos instantes, no puedo negar que me sentía un tanto arrepentido, pero a la vez satisfecho y feliz de haber tenido entre mis manos a tan deliciosa mujer, de haber tenido en mis manos ese hermoso par de nalgas que tanto deseo habían despertado en mi.

Termine mi cigarrillo, cerré la puerta, revise que no hubiera quedado alguna evidencia en la sala de lo acontecido, luego apague las luces y subí a dormir a mi cuarto, el ultimo pensamiento que paso por mi mente fue que apenas era el segundo día de las vacaciones de mi cuñado, el comento que pensaba quedarse tres semanas, así que aun quedaba mucho tiempo, en el cual tendría una deliciosa tentación a la mano, que pasaría, no lo sabia, pero de que serian unas semanas intensas, de eso si estaba completamente seguro.


C O N T I N U A R A
 
Como siempre el inicio de otro gran relato si como empezo termina desde ahorita se te agradece Mr. Aguila esperando la continuacion que si eso paso en el segundo dia y son 3 semanas jajaja creo que sera un relato largo y entretenido
 
EXCELENTE RELATO HERMANO FELICIDADES, ESPERO PRONTO PODER SEGUIR DISFRUTANDO DE LO QUE ESCRIBES. SALUDOS
 
Estupendo relato como siempre Mr Águila, gracias, esperamos las demás partes, ojalá y sean muchas...
 
Muy buen relato. Felicidades ...espero el siguiente
 
Me estoy haciendo adicto a sus relatos hermano Mr. Aguila, Excelentes como siempre vamos a leer la continuacion

Saludos
 
Excelente relato excelente!! Habra alguna continuacion..
 
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