jarochilandio
Bovino de la familia
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Pablo Hiriart
13/03/2018
Los amigos de López Obrador se han preocupado por aclarar que el tigre se va a soltar “sólo si hay fraude”, y no si pierde a la buena.
Una pregunta: ¿si hay fraude según quién?
Según él. Y nunca ha aceptado una derrota en su ya larga vida de político en campaña.
El problema es grave para la democracia y la paz del país, si pierde. Tratará de forzar un levantamiento social en algunos puntos del territorio, porque siente que es el dueño del tigre, es decir, del pueblo enojado.
Pero el problema será mucho peor para México si gana.
Es que este mismo chantaje se lo hará a las instituciones que sostienen la democracia, la pluralidad, la división de poderes y la estabilidad económica.
Hoy por hoy tiene la fuerza de movilización suficiente para hacer temblar a un Instituto Nacional Electoral medroso y proclive a ser anuente a sus caprichos.
Sin embargo, como presidente de la república, el poder del chantaje y de la coerción se multiplican, pues va a contar con todos los instrumentos del Estado para utilizarla.
No es un demócrata, y no seamos ingenuos al esperar que el olmo de peras una vez que se siente en la silla presidencial.
Cuando tenga el primer problema serio con la Suprema Corte, le va a echar al pueblo encima. Al tigre, pues, ya que el domador, según dijo en la Convención Bancaria de Acapulco, es él.
Los populistas son ineficaces para gobernar. No necesitamos reforzar ese argumento con los antecedentes en nuestro pasado reciente y otras latitudes. Desgracian al país que toman.
Y la culpabilidad de la desgracia no la va a asumir el gobierno de López Obrador, sino que va a buscar quiénes se la paguen.
La Corte es una candidata natural a ser atacada por el tigre porque, ya los sentenció el candidato de Morena, “nunca han sacado un fallo en favor del pueblo”.
El Congreso, donde está la expresión política de la pluralidad nacional, va a ser el causante de la ineficacia del gobierno de AMLO.
Contra el legislativo va a ser lanzado el tigre que tendrá en sus manos el gobierno.
Si decae la actividad económica, los empresarios serán culpables. Contra ellos irá el pueblo.
Y si el Banco de México no accede a las exigencias del gobierno populista, contra esa institución autónoma irá la furia popular.
No es una invención ni un supuesto: así actúa el populismo. Y así lo dijo López Obrador en la reunión de Acapulco.
“Si pierdo porque hay fraude, no voy amarrar al tigre”, dijo.
Y las elecciones en México están organizadas y sancionadas por el INE y el TRIFE. Ambas instituciones han sido calificadas por López Obrador como apéndices de la mafia del poder.
Está cantado -y la tonada ya la sabemos-, que si pierde López Obrador habrá estallidos sociales en algunos puntos del país.
Tiene el respaldo de la CNTE, de zonas populares controladas por líderes afines a él, de la guerrilla en Guerrero, y de quienes le creen que es víctima de una “mafia del poder” que impide, mediante el fraude, su llegada a Palacio Nacional.
No todos lo van a seguir, pero de que habrá problemas sin duda los habrá.
A pesar de ello, de los riesgos que implica su amenaza para la tranquilidad post electoral, será mucho peor si gana la Presidencia.
Le echará encima el pueblo afín a él a las instituciones que son el soporte de la democracia y de la economía, cuando empiece a frustrarse por la imposibilidad de hacer todo lo que quiere.
Si pierde, que se enoje, haga berrinche, marche y grite.
Y si gana, ahí sí, cuidado.
Fuente
Debo reconocer que me cae gordo, ¡gordísimo!, Pablo Hiriart. Me parece un tipo prepotente e impositivo como periodista. Poco afecto a aceptar la crítica. Pero debo igualmente aceptar que lo que dice en este artículo es, lamentablemente, cierto. Y es que no es necesario ser Pablo Hiriart para redactar un texto como el anterior. Es... simple resultado de LO EVIDENTE. Dice el refranero popular que "no se puede tapar el Sol con un dedo", y con el Peje el Sol.... ¡quema! ¡achicharra! El Mesías ya tiene lo que quería: SU partido y, con ello, SU revancha con el PRI (no le quisieron cumplir su capricho de ser el cacique de Tabasco, cuando según él era "el candidato al dedazo divino" por "servicios distinguidos prestados al PRI estatal", y desde entonces juró vengarse de ellos). Así que para él "hacer gordo el caldo" es ya sólo mera diversión. Si le sale su venganza máxima (pasar de "La Chingada" a Los Pinos), pues su venganza será... al más puro estilo de alguien que no dudó en matar a un amigo en la escuela cuando era niño, o matar (nadie sabe si por error) a su propio hermano y salir huyendo de Tepetitán junto con su familia para evadir a la justicia (y éstos no son cuentos chinos; para desgracia del Virrey de Macuspana, todavía hoy están disponibles los archivos periodísticos locales que dan fe de ello; no dudaría que, de llegar él a la presidencia esos archivos misteriosamente desaparezcan; al fin y al cabo, para un PRIista de la vieja guardia -porque ESO es el Peje- este género de acciones son... "lo usual" para "preservar la gobernabilidad").
Lo que le hizo falta agregar a Pablo Hiriart, es que ahora el prejidente legítimo tiene, además de los apoyos tradicionales ya mencionados, la de muchos lamebotas que ha decidido jugarse su futuro político con él (esos que se mueven para donde el viento de los intere$e$ personales los lleven), y hasta la de ex-dirigentes sindicales charros, expertos en el manejo de masas... y dinero$$$, así como la de cabecillas de la delincuencia organizada, ya con la promesa del "pejeperdón divino". Esa OTRA mafia del poder -la cual nada le envidia a la mafia del poder a la que él se refiere en sus discursos- que el EXPERTO ha amalgamado para hacer su juego. Presentarse como El Salvador Divino ("todo aquél que se acerque a mí será perdonado de sus pecados", "acérquense a mí para recibir el perdón divino", "yo soy la verdad y la gloria", "corderos míos acercaos para escuchar la palabra divina", etc., etc.) es simplemente una actitud de lo más vil. Jugar con la fe de un pueblo reconocido por ser altamente creyente, simplemente... ¡NO TIENE NOMBRE! Y hacerlo para satisfacer sus más bajas pasiones lo hace merecedor de la pena más grande que la iglesia medieval aplicaba a los llamados herejes: LA HOGUERA.