AlexaValentina
Becerro
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- 19 Mar 2016
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Mi nombre es Alexa, hace unos cuantos meses estuve trabajando como asistente en un despacho de abogados. Todas las mañanas salía a toda prisa a mi trabajo, siempre tarde y siempre a toda velocidad.
En uno de esos días calurosos de junio, salí más temprano de lo acostumbrado, pero igual a más de 160km/h por el boulevard. Por ese boulevard normalmente el trafico empieza a hacerse pesado poco antes de las 8:00 a.m., ese día eran las 6:30a.m., y todavía se veía algo oscuro y el blv. estaba totalmente libre de tráfico, como a mitad del camino miré por el retrovisor y vi que era una patrulla de policía que apagaba y prendía las luces, así que lo entendí como señal para que detuviera el auto. Así lo hice, me orillé, apagué el auto y esperé a que el policía que bajo de la patrulla se acercara. Cuando se acerco el policía me pidió que bajara del auto a lo cual obviamente reaccioné sorprendida.
-Pero ¿Por qué oficial... qué hice?
-Baje del auto por favor, no lo repetiré dos veces.
Ahí estaba yo, sola, indefensa, asustada... No podía hacer otra cosa que obedecer. Cuando bajé, vi al oficial de policía, alto y algo fornido, me miró de arriba a abajo, yo iba vestida con una falda ajustada que me llegaba a arriba de la rodilla, una camisa blanca desabotonada, la mitad de mis pechos salían de la blusa de tirantes que traía abajo de la camisa.
Siempre acostumbraba salir así de mi casa en tiempo de calor, una vez que llegaba al estacionamiento de mi trabajo abotonaba la camisa y me ponía el traje ejecutivo que usaba como uniforme. Bueno, el policía detuvo su mirada en mis pechos, eso me hizo sentir incomoda y apresuradamente abotoné los dos primeros botones de la camisa.
-Dese la vuelta, me dijo el policía
-Pero... qué está pasando oficial
-Dese la vuelta- A lo cual nuevamente obedecí.
En cuanto me di la vuelta tomo mis manos hacia atrás y me puso unas esposas. Eso no podía estar pasando, eso ya era una violación a mis derechos. Antes de que me diera cuenta, con gran fuerza me metió en el asiento trasero de mi auto, me voltio boca a arriba, tapo mi boca, metió su mano por debajo de mi falda y comenzó a frotar su mano con mi vagina, yo comencé a moverme intentando apartarlo de encima, el continuó frotando mi vagina durante varios minutos, se acercó a mi oído y susurrando me dijo:
- Si quieres que pare, pararé. Mientras seguía frotando mi vagina con su mano, desabotono completamente la camisa y bajo la diminuta blusa que traía debajo y aparto el brasier, comenzó a chupar uno de mis senos, dejo de tapar mi boca y comenzó a acariciar el otro seno, entonces me preguntó:
-¿Quieres que pare? ¿Quieres que pare?
Hasta ese punto yo estaba totalmente mojada, sentía algo caliente que recorría todo mi cuerpo, quería gritarle que parara pero no podía, no quería. Quería que siguiera, volvió a preguntar:
-¿Quieres que pare? Dime, dime ¿Qué quieres?
Ya no pude aguantar más...
-Sigue, sigue, no quiero que pares, quiero tu verga adentro de mí.
Yo seguía aún esposada, por alguna razón eso hacía que me sintiera más exitada.
El oficial me tomó con gran fuerza y me volteó boca abajo, comenzó a frotar su verga en mi culo, alzo mi falda y me bajo las pantaletas, yo instintivamente paré un poco el culo, estaba lista para que me la metiera.Y así lo hizo, comenzó a penetrarme - aaah! aaah! comencé a gemir, sentía demasiado placer.
-Dame más duro, dame más duro, !qué rica verga! aaaah aaaah!
-Quiero comerme tus tetas, estas bien buena, que ricas tetas tienes mamacita.
Nuevamente me puso boca arriba, me abrió las piernas y siguió penetrándome, mientras lamia mis pezones erectos, luego bajo hacia mi vagina y comenzó a chuparla.
-Aaaaah! el placera era casi insoportable, comencé a arquearme, ya no podía más, sentía esa elevación a la que te comienza a inducir el orgasmo, por breves segundos estuve fuera de mi cuerpo, flotando en un placer que nunca, a mis 21 años había sentido.
Después de mi orgasmo, ya no tenía voluntad de mi misma, estaba a merced de lo que el oficial quisiera hacer conmigo. El oficial me pidió que me sentara, el se incó frente a mí y metió su verga en mi boca, comencé a chupárlasela mientras él me jalaba del pelo, solo unos cuantos segundos, después me voltio boca abajo, con la mano extendida golpeo fuertemente una de mis nalgas, luego la otra, seguía y seguía dándome nalgadas, de nuevo la exitación, de nuevo el placer.
Comenzó a metérmela por el culo, con sus enormes manos balanceaba mi cadera hacia adelante y hacia atrás, podía sentir sus testículo chocar sobre mis nalgas, siguió metiéndomela rápido, más rápido, más rápido hasta que escuche su grito de placer, se quedo totalmente quieto, con su verga metida aún en mi culo. Luego sentí como me quitaba las esposas, se acerco a mi oído y me dijo.
- Puede irse señorita.
Yo aún de espaldas, escuché como bajo de mi auto, recogió sus cosas, se subió a la patrulla y se fue.
En uno de esos días calurosos de junio, salí más temprano de lo acostumbrado, pero igual a más de 160km/h por el boulevard. Por ese boulevard normalmente el trafico empieza a hacerse pesado poco antes de las 8:00 a.m., ese día eran las 6:30a.m., y todavía se veía algo oscuro y el blv. estaba totalmente libre de tráfico, como a mitad del camino miré por el retrovisor y vi que era una patrulla de policía que apagaba y prendía las luces, así que lo entendí como señal para que detuviera el auto. Así lo hice, me orillé, apagué el auto y esperé a que el policía que bajo de la patrulla se acercara. Cuando se acerco el policía me pidió que bajara del auto a lo cual obviamente reaccioné sorprendida.
-Pero ¿Por qué oficial... qué hice?
-Baje del auto por favor, no lo repetiré dos veces.
Ahí estaba yo, sola, indefensa, asustada... No podía hacer otra cosa que obedecer. Cuando bajé, vi al oficial de policía, alto y algo fornido, me miró de arriba a abajo, yo iba vestida con una falda ajustada que me llegaba a arriba de la rodilla, una camisa blanca desabotonada, la mitad de mis pechos salían de la blusa de tirantes que traía abajo de la camisa.
Siempre acostumbraba salir así de mi casa en tiempo de calor, una vez que llegaba al estacionamiento de mi trabajo abotonaba la camisa y me ponía el traje ejecutivo que usaba como uniforme. Bueno, el policía detuvo su mirada en mis pechos, eso me hizo sentir incomoda y apresuradamente abotoné los dos primeros botones de la camisa.
-Dese la vuelta, me dijo el policía
-Pero... qué está pasando oficial
-Dese la vuelta- A lo cual nuevamente obedecí.
En cuanto me di la vuelta tomo mis manos hacia atrás y me puso unas esposas. Eso no podía estar pasando, eso ya era una violación a mis derechos. Antes de que me diera cuenta, con gran fuerza me metió en el asiento trasero de mi auto, me voltio boca a arriba, tapo mi boca, metió su mano por debajo de mi falda y comenzó a frotar su mano con mi vagina, yo comencé a moverme intentando apartarlo de encima, el continuó frotando mi vagina durante varios minutos, se acercó a mi oído y susurrando me dijo:
- Si quieres que pare, pararé. Mientras seguía frotando mi vagina con su mano, desabotono completamente la camisa y bajo la diminuta blusa que traía debajo y aparto el brasier, comenzó a chupar uno de mis senos, dejo de tapar mi boca y comenzó a acariciar el otro seno, entonces me preguntó:
-¿Quieres que pare? ¿Quieres que pare?
Hasta ese punto yo estaba totalmente mojada, sentía algo caliente que recorría todo mi cuerpo, quería gritarle que parara pero no podía, no quería. Quería que siguiera, volvió a preguntar:
-¿Quieres que pare? Dime, dime ¿Qué quieres?
Ya no pude aguantar más...
-Sigue, sigue, no quiero que pares, quiero tu verga adentro de mí.
Yo seguía aún esposada, por alguna razón eso hacía que me sintiera más exitada.
El oficial me tomó con gran fuerza y me volteó boca abajo, comenzó a frotar su verga en mi culo, alzo mi falda y me bajo las pantaletas, yo instintivamente paré un poco el culo, estaba lista para que me la metiera.Y así lo hizo, comenzó a penetrarme - aaah! aaah! comencé a gemir, sentía demasiado placer.
-Dame más duro, dame más duro, !qué rica verga! aaaah aaaah!
-Quiero comerme tus tetas, estas bien buena, que ricas tetas tienes mamacita.
Nuevamente me puso boca arriba, me abrió las piernas y siguió penetrándome, mientras lamia mis pezones erectos, luego bajo hacia mi vagina y comenzó a chuparla.
-Aaaaah! el placera era casi insoportable, comencé a arquearme, ya no podía más, sentía esa elevación a la que te comienza a inducir el orgasmo, por breves segundos estuve fuera de mi cuerpo, flotando en un placer que nunca, a mis 21 años había sentido.
Después de mi orgasmo, ya no tenía voluntad de mi misma, estaba a merced de lo que el oficial quisiera hacer conmigo. El oficial me pidió que me sentara, el se incó frente a mí y metió su verga en mi boca, comencé a chupárlasela mientras él me jalaba del pelo, solo unos cuantos segundos, después me voltio boca abajo, con la mano extendida golpeo fuertemente una de mis nalgas, luego la otra, seguía y seguía dándome nalgadas, de nuevo la exitación, de nuevo el placer.
Comenzó a metérmela por el culo, con sus enormes manos balanceaba mi cadera hacia adelante y hacia atrás, podía sentir sus testículo chocar sobre mis nalgas, siguió metiéndomela rápido, más rápido, más rápido hasta que escuche su grito de placer, se quedo totalmente quieto, con su verga metida aún en mi culo. Luego sentí como me quitaba las esposas, se acerco a mi oído y me dijo.
- Puede irse señorita.
Yo aún de espaldas, escuché como bajo de mi auto, recogió sus cosas, se subió a la patrulla y se fue.