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Bovino de la familia
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Empecemos por EL PRINCIPIO.
Elba Esther, de la cúspide sindical a un sexenio en prisión
Forbes Staff
Agosto 8, 2018
Vista como la representación de un poder fáctico que controlaba la educación en el país, tocó fondo al inicio del actual gobierno, pero la exdirigente del SNTE recobró su libertad.
Foto: Marcelo A Salinas/MCT via Getty Images.
El 26 de febrero de 2013 la influencia política de Elba Esther Gordillo se desplomó en el aeropuerto de Toluca. Ese día, la entonces dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), uno de los gremios más amplios del país que le daba una injerencia en temas de interés nacional, fue detenida por acusaciones de lavado de dinero.
Desde entonces la maestra enfrentó un proceso penal que la mantuvo recluida y en un vaivén de audiencias hasta que se le dictó la pena de prisión, cuando los señalamientos ya incluían también la malversación de los recursos sindicales y delincuencia organizada.
Después de cinco años de condena, ante la edad y los problemas de salud presentados por Gordillo, las autoridades cedieron a las presiones de la defensa para concederle el beneficio de la prisión domiciliaria, que a mediados de diciembre del año pasado fue trasladada de la clínica del Penal de Tepepan a un lujoso penthouse en Polanco.
Pero su localización es ahora desconocida desde los últimos minutos del martes. Su abogado, Marco Antonio del Toro, señaló durante la lectura del comunicado sobre su absolución, que la maestra ya dejó el inmueble de Polanco y se encuentra “con familiares”, sin revelar la ubicación actual de su clienta.
Una líder en declive
Originaria de Comitán, Chiapas, “La Maestra” tomó las riendas del SNTE en 1989, cargo que en esencia contaba con un carácter vitalicio, pero su detención dio la oportunidad para modificar los estatutos y removerla del cargo.
Durante su administración al frente del gremio magisterial, con alrededor de dos millones de afiliados, también desarrolló una carrera política en el PRI, partido que la abanderó como diputada federal, en tres ocasiones, y senadora, y del cual ocupó puestos clave hasta su rompimiento en 2006; irónicamente fue en el gobierno del presidente surgido del Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto, que se gestó y se ejecutó su declive.
“El poder de Gordillo se derrama fuera del ámbito sindical: tanto en el ISSSTE, la Lotería Nacional y el Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como en la Subsecretaría de Educación Básica en la SEP, esferas donde participan de forma directa algunos de sus allegados”, se lee en una de nuestras listas de las mujeres más poderosas del país, publicada en noviembre del 2012, meses antes de su detención.
Cabe recordar que el 7 de julio de 2007, en una sesión privada del Consejo del SNTE, se aprobó nombrarla como presidenta por un periodo “indefinido” y darle un “voto de confianza” para que designe en sus cargos a los secretarios generales seccionales. La lectura: darle un poder y permanencia en el cargo de por vida.
Así, vista como una poderosa líder vitalicia del sindicato de maestros, que le dio un poder fáctico durante más de una década, perdió toda fuerza en menos de 48 horas después de su detención. Fue perdiendo sus apoyos políticos, unas horas después el SNTE eligió un nuevo líder y el partido que ella fundó, Nueva Alianza, se deslindó de ella ante las graves acusaciones en su contra.
El Consejo Nacional del sindicato le dio su lugar a Juan Díaz de la Torre, aprobando de última hora un cambio en los estatutos que permitía la revocación del mandato del líder “cuando existan casos probados de corrupción, incapacidad e ineficiencia en el ejercicio de la dirigencia”.
Gordillo fue negociadora y promotora de varias reformas educativas, sin embargo, esas no arrojaron los resultados deseados, ya que cerca de 80% de los estudiantes mexicanos reprobaba o pasaba “de panzazo” las pruebas académicas internacionales, de acuerdo con datos de la asociación Mexicanos Primero, lo que pone en rezago la competitividad futura de los estudiantes y del país.
El rompimiento con el PRI
Los primeros pasos políticos de Elba Esther se dieron en 1970, en Nezahualcóyotl, municipio mexiquense al que llegó desde su natal Chiapas, para enrolarse en las filas del PRI, a la par de su actividad sindical que la llevó a la Secretaría de Trabajo y Conflictos del SNTE, luego de que Carlos Jonguitud Barrios consiguió el control sindical en 1972. Desde 1973 ocupó diferentes cargos en el gremio, los cuales compaginó con sus deberes de diputada federal, hasta que en 1989 obtuvo el cargo más elevado en esta organización.
Mientras tanto, sus esfuerzos para subir en el organigrama del PRI la llevaron a la Secretaría General de la CNOP del PRI en 1996, cargo que ocupó hasta el 2002, cuando asumió la Secretaría General del CEN del partido.
Sus aspiraciones la llevaron a buscar la presidencia del partido después de que Roberto Madrazo dejó vacante el puesto para buscar la candidatura presidencial, pero su derrota ante Mariano Palacios Alcocer minó la relación con la cúpula partidista. Si bien Gordillo reconoció la derrota, lo hizo a regañadientes y acusó a Madrazo de haberse apoderado del partido.
Esta situación generó el rompimiento con el entonces candidato presidencial del PRI y desencadenó en una diversos enfrentamientos entre ellos, y en un posterior acercamiento a Felipe Calderón, el panista que ganó la elección de 2006 y con el que mantuvo cierta cercanía durante su sexenio.
Debido a que fue señalada como una promotora del aspirante rival, el 13 de julio de 2006, después de que el PRI seguía analizando su derrota electoral y en el contexto de un enfrentamiento interno, la comisión de Justicia Partidaria expulsó a Gordillo del PRI.
Tras su expulsión y ya con las ficha acomodadas en el tablero, Elba Esther se metió de llenó a Nueva Alianza, partido que fundó y en agosto de 2005 obtuvo su registró como partido político, y el cual tuvo como base a los maestros y su Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), un grupo del SNTE que tradicionalmente apoyaba al PRI en cada elección.
Abriendo camino a la reforma educativa
Elba Esther fue colocada en la mirilla en los primeros meses del gobierno de Peña, que tomó el cargo en diciembre de 2012, y en momentos en que la nueva administración impulsaba con fuerza sus reformas estructurales. Una de ellas era la educativa, que de facto fue vista como un golpe al sindicalismo y a sus líderes, e incluso su discusión, pese a que ya fue aprobada y puesta en marcha, sigue hasta la fecha.
La reforma promovida por el Ejecutivo federal fue encomendada a un priista de vieja cepa, Emilio Chuayffet, que desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene entre sus objetivos mejorar la calidad de la educación y establecer un servicio profesional docente con reglas que respetan los derechos laborales de los maestros, así como propiciar nuevas oportunidades para el desarrollo profesional del magisterio, entre otros puntos, los cuales fueron contravenidos por los sindicatos de docentes, ya que la lectura acusaba un impacto directo en las cuotas de poder de sus dirigentes.
Cabe recordar que la detención de la maestra sucedió al día siguiente de que se promulgó la reforma educativa , lo que fue visto como un golpe de autoridad del nuevo gobierno.
En 2017, tras obtener el beneficio de la prisión domiciliaria -que fue vista como una antesala a eventual liberación-, Gordillo habría tratado de recuperar su influencia política, según reportes de la prensa nacional, y antes esto la PGR habría solicitado que le fuera colocado de nueva cuenta un brazalete electrónico, que un juez había ordenado retirarle en diciembre pasado, por evidentes riesgos de fuga.
La resolución del juzgador fue no hacer caso a los señalamientos de la fiscalía y además consideró que Gordillo podía recibir visitas en su apartamento y recibir cualquier llamada telefónica. Desde entonces Elba Esther mantuvo un perfil bajo durante los tiempos electorales y hoy se anunció que después de cinco años y medio recobró la libertad.
Con información propia, de Notimex y El País.
Fuente
Elba Esther, de la cúspide sindical a un sexenio en prisión
Forbes Staff
Agosto 8, 2018
Vista como la representación de un poder fáctico que controlaba la educación en el país, tocó fondo al inicio del actual gobierno, pero la exdirigente del SNTE recobró su libertad.
Foto: Marcelo A Salinas/MCT via Getty Images.
El 26 de febrero de 2013 la influencia política de Elba Esther Gordillo se desplomó en el aeropuerto de Toluca. Ese día, la entonces dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), uno de los gremios más amplios del país que le daba una injerencia en temas de interés nacional, fue detenida por acusaciones de lavado de dinero.
Desde entonces la maestra enfrentó un proceso penal que la mantuvo recluida y en un vaivén de audiencias hasta que se le dictó la pena de prisión, cuando los señalamientos ya incluían también la malversación de los recursos sindicales y delincuencia organizada.
Después de cinco años de condena, ante la edad y los problemas de salud presentados por Gordillo, las autoridades cedieron a las presiones de la defensa para concederle el beneficio de la prisión domiciliaria, que a mediados de diciembre del año pasado fue trasladada de la clínica del Penal de Tepepan a un lujoso penthouse en Polanco.
Pero su localización es ahora desconocida desde los últimos minutos del martes. Su abogado, Marco Antonio del Toro, señaló durante la lectura del comunicado sobre su absolución, que la maestra ya dejó el inmueble de Polanco y se encuentra “con familiares”, sin revelar la ubicación actual de su clienta.
Una líder en declive
Originaria de Comitán, Chiapas, “La Maestra” tomó las riendas del SNTE en 1989, cargo que en esencia contaba con un carácter vitalicio, pero su detención dio la oportunidad para modificar los estatutos y removerla del cargo.
Durante su administración al frente del gremio magisterial, con alrededor de dos millones de afiliados, también desarrolló una carrera política en el PRI, partido que la abanderó como diputada federal, en tres ocasiones, y senadora, y del cual ocupó puestos clave hasta su rompimiento en 2006; irónicamente fue en el gobierno del presidente surgido del Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto, que se gestó y se ejecutó su declive.
“El poder de Gordillo se derrama fuera del ámbito sindical: tanto en el ISSSTE, la Lotería Nacional y el Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como en la Subsecretaría de Educación Básica en la SEP, esferas donde participan de forma directa algunos de sus allegados”, se lee en una de nuestras listas de las mujeres más poderosas del país, publicada en noviembre del 2012, meses antes de su detención.
Cabe recordar que el 7 de julio de 2007, en una sesión privada del Consejo del SNTE, se aprobó nombrarla como presidenta por un periodo “indefinido” y darle un “voto de confianza” para que designe en sus cargos a los secretarios generales seccionales. La lectura: darle un poder y permanencia en el cargo de por vida.
Así, vista como una poderosa líder vitalicia del sindicato de maestros, que le dio un poder fáctico durante más de una década, perdió toda fuerza en menos de 48 horas después de su detención. Fue perdiendo sus apoyos políticos, unas horas después el SNTE eligió un nuevo líder y el partido que ella fundó, Nueva Alianza, se deslindó de ella ante las graves acusaciones en su contra.
El Consejo Nacional del sindicato le dio su lugar a Juan Díaz de la Torre, aprobando de última hora un cambio en los estatutos que permitía la revocación del mandato del líder “cuando existan casos probados de corrupción, incapacidad e ineficiencia en el ejercicio de la dirigencia”.
Gordillo fue negociadora y promotora de varias reformas educativas, sin embargo, esas no arrojaron los resultados deseados, ya que cerca de 80% de los estudiantes mexicanos reprobaba o pasaba “de panzazo” las pruebas académicas internacionales, de acuerdo con datos de la asociación Mexicanos Primero, lo que pone en rezago la competitividad futura de los estudiantes y del país.
El rompimiento con el PRI
Los primeros pasos políticos de Elba Esther se dieron en 1970, en Nezahualcóyotl, municipio mexiquense al que llegó desde su natal Chiapas, para enrolarse en las filas del PRI, a la par de su actividad sindical que la llevó a la Secretaría de Trabajo y Conflictos del SNTE, luego de que Carlos Jonguitud Barrios consiguió el control sindical en 1972. Desde 1973 ocupó diferentes cargos en el gremio, los cuales compaginó con sus deberes de diputada federal, hasta que en 1989 obtuvo el cargo más elevado en esta organización.
Mientras tanto, sus esfuerzos para subir en el organigrama del PRI la llevaron a la Secretaría General de la CNOP del PRI en 1996, cargo que ocupó hasta el 2002, cuando asumió la Secretaría General del CEN del partido.
Sus aspiraciones la llevaron a buscar la presidencia del partido después de que Roberto Madrazo dejó vacante el puesto para buscar la candidatura presidencial, pero su derrota ante Mariano Palacios Alcocer minó la relación con la cúpula partidista. Si bien Gordillo reconoció la derrota, lo hizo a regañadientes y acusó a Madrazo de haberse apoderado del partido.
Esta situación generó el rompimiento con el entonces candidato presidencial del PRI y desencadenó en una diversos enfrentamientos entre ellos, y en un posterior acercamiento a Felipe Calderón, el panista que ganó la elección de 2006 y con el que mantuvo cierta cercanía durante su sexenio.
Debido a que fue señalada como una promotora del aspirante rival, el 13 de julio de 2006, después de que el PRI seguía analizando su derrota electoral y en el contexto de un enfrentamiento interno, la comisión de Justicia Partidaria expulsó a Gordillo del PRI.
Tras su expulsión y ya con las ficha acomodadas en el tablero, Elba Esther se metió de llenó a Nueva Alianza, partido que fundó y en agosto de 2005 obtuvo su registró como partido político, y el cual tuvo como base a los maestros y su Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), un grupo del SNTE que tradicionalmente apoyaba al PRI en cada elección.
Abriendo camino a la reforma educativa
Elba Esther fue colocada en la mirilla en los primeros meses del gobierno de Peña, que tomó el cargo en diciembre de 2012, y en momentos en que la nueva administración impulsaba con fuerza sus reformas estructurales. Una de ellas era la educativa, que de facto fue vista como un golpe al sindicalismo y a sus líderes, e incluso su discusión, pese a que ya fue aprobada y puesta en marcha, sigue hasta la fecha.
La reforma promovida por el Ejecutivo federal fue encomendada a un priista de vieja cepa, Emilio Chuayffet, que desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene entre sus objetivos mejorar la calidad de la educación y establecer un servicio profesional docente con reglas que respetan los derechos laborales de los maestros, así como propiciar nuevas oportunidades para el desarrollo profesional del magisterio, entre otros puntos, los cuales fueron contravenidos por los sindicatos de docentes, ya que la lectura acusaba un impacto directo en las cuotas de poder de sus dirigentes.
Cabe recordar que la detención de la maestra sucedió al día siguiente de que se promulgó la reforma educativa , lo que fue visto como un golpe de autoridad del nuevo gobierno.
En 2017, tras obtener el beneficio de la prisión domiciliaria -que fue vista como una antesala a eventual liberación-, Gordillo habría tratado de recuperar su influencia política, según reportes de la prensa nacional, y antes esto la PGR habría solicitado que le fuera colocado de nueva cuenta un brazalete electrónico, que un juez había ordenado retirarle en diciembre pasado, por evidentes riesgos de fuga.
La resolución del juzgador fue no hacer caso a los señalamientos de la fiscalía y además consideró que Gordillo podía recibir visitas en su apartamento y recibir cualquier llamada telefónica. Desde entonces Elba Esther mantuvo un perfil bajo durante los tiempos electorales y hoy se anunció que después de cinco años y medio recobró la libertad.
Con información propia, de Notimex y El País.
Fuente