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Yoga significa unión, volver a unirnos con nuestro verdadero ser. Es interesante observar que la palabra religión significa algo parecido. Proviene del latín religare: re-unir, unir de nuevo.
Hablamos de yoga sexual porque para lograr el fin supremo del yoga es preciso utilizar la energía sexual. Ella es el más indicado agente capaz de provocar en quien lo practique los más inmensos y profundos beneficios espirituales. A través del yoga sexual es posible alcanzar la gran liberación espiritual en una sola vida, por eso se denomina “la vía rápida” a este camino.
Los orígenes del yoga sexual se pierden en la más remota antigüedad. Cuenta la leyenda que era una práctica común entre los magos y sacerdotes de Atlántida, Sumeria y Egipto. Posteriormente alcanzó un gran desarrollo en India (tantrismo indio), para extenderse luego a Tibet (tantrismo tibetano) y China (taoísmo). Los fundadores de los grandes movimientos religiosos y muchos de los hombres más ilustres de la historia lo practicaron. El yoga sexual es la base y punto de partida de la religión y de la magia.
Este yoga considera al sexo como algo trascendente que, sabiamente utilizado, produce inmensas transformaciones en quien lo practica. Transformaciones físicas, psíquicas y sobre todo espirituales. La sexualidad, que en los animales está al servicio de la reproducción y en el hombre además al servicio del placer, en este caso es puesta al servicio de la liberación espiritual, capaz de elevar al hombre a un nivel superhumano.
Siendo la sexualidad la más fuerte de las pulsiones humanas, al ponerla a trabajar para la propia liberación queda asegurada una poderosa y rápida experiencia. La única capaz de sacar al hombre del abismo en que se encuentra y conducirlo a las más altas cumbres del espíritu. El deseo sexual sólo podrá ser trascendido a partir del deseo mismo.
Sobre esta utilización del sexo como agente de la liberación y trascendencia espirituales, varias frases comunes de la antigua India son la mejor ilustración al respecto:
“El mismo medio de caer se convierte en el medio de la liberación”.
“Por el mismo medio que el hombre común se autodestruye y aniquila, el yogui obtiene la Gran Liberación”.
“Un adepto de este yoga obtiene su salvación a través de la mismas cosas que en los demás son causa de su perdición”.
“Con los mismos actos que hacen quemar a los hombres durante millones de años, el yogui obtiene su salvación eterna”.
El yoga sexual es la técnica más apropiada para nuestra era del Kali-Yuga, sombría etapa actual histórico-cósmica en la que el espíritu se halla profundamente velado por la
carne.
2. Cómo hacerlo
a. Orgasmo y abstinencia
Son pocos los hombres que conocen los desastres que produce el orgasmo. Cada orgasmo significa una pérdida terrible de energía y un gran deterioro físico, sobre todo del cerebro.
A causa del orgasmo la mente y la vida del hombre se apagan como una lámpara. El orgasmo es una auténtica castración, lisa y llana. En él debe buscarse la causa de la mayoría de los males que aquejan a la humanidad.
El orgasmo no produce un verdadero placer, pues sólo dura un segundo. Tampoco es satisfactorio, pues nos deja una sensación de vacío. En el orgasmo está la causa del hastío y separación de los amantes, pues rompe la magia del amor y del deseo.
Es un engaño aquello de “el orgasmo trae felicidad”. La pérdida de la energía sólo puede complacer a nuestro cuerpo o a nuestra alma animal, no a nuestro espíritu. Así como separa a los amantes, así aleja al hombre de su verdadero ser. El orgasmo constituye un auténtico suicidio, físico y espiritual, la mayor agresión y traición que puede un hombre cometer contra sí mismo. Lástima que pocos lo sepan.
De todas las formas de llegar al orgasmo, la masturbación es la más destructiva de todas. Al que se masturba se lo reconoce fácilmente por lo estúpido e inútil que es. Comete errores a cada paso y no sirve para nada. A la masturbación le siguen el orgasmo durante el coito y por último las poluciones nocturnas, o sea los orgasmos que suceden durante el sueño.
La mayoría de los hombres se solaza en el orgasmo porque nadie les enseñó a hacer otra cosa. Aquellos que enseñan que el orgasmo es bueno han infligido e infligen un gran daño a la humanidad.
Debemos recordar siempre que la excitación despierta, mientras que la relajación adormece, y que la meta interior de cada hombre es la de despertar lo antes posible. En este mundo no estamos para consumir oxígeno solamente, ni para perder tiempo. Somos hombres, no animales y nuestras responsabilidades son diferentes. De esta vida no nos llevamos ni el dinero ni los momentos efímeros del placer, nos llevamos solamente los logros y las conquistas del espíritu. La vida es demasiado breve como para gastarla corriendo de un orgasmo a otro.
Muchos seres humanos hastiados del orgasmo quisieran otro camino, pero en las sociedades modernas casi todo gira alrededor de la pérdida y consumo de energías.
El camino que tradicionalmente trató de imponérsele a los hombres es el camino de la abstinencia sexual. Es lo que enseñan y han enseñado siempre las grandes religiones. Consiste en evitar el sexo y las relaciones sexuales. Incluso prohiben la masturbación, aunque siempre la prefieran antes que la “inmoralidad” de las relaciones sexuales. Estas prácticas de abstinencia sexual no ven como algo malo a los orgasmos nocturnos, los cuales serían “una natural descarga sexual después de muchos días de abstinencia”. Evidentemente, lo que les preocupa a estos grupos religiosos no es la pérdida de las energías sexuales sino la “moralidad” y la evitación del contacto carnal.
Este tipo de abstinencia o represión sexual es igual o peor que el orgasmo. Aún en el supuesto caso en que la persona pudiera evitar no sólo el coito sino también la masturbación y los orgasmos durante el sueño, los resultados serían desastrosos. Los órganos sexuales y los órganos cercanos a estos, como el estómago, hígado, páncreas, intestinos, etc., no están preparados para soportar la tremenda presión de las energías sexuales acumuladas. En poco tiempo estos órganos se enfermarían y luego el cuerpo todo. También en la esfera psíquica los daños serían grandes. Aparecerían la agresividad y el mal humor, la ira, perversiones sexuales, intolerancia para con los demás y toda clase de trastornos y conflictos psíquicos. Aquellos que enseñan que la represión sexual es algo útil y beneficioso han hecho un daño muy grande a la humanidad.
surce:www.shhht.net/
Hablamos de yoga sexual porque para lograr el fin supremo del yoga es preciso utilizar la energía sexual. Ella es el más indicado agente capaz de provocar en quien lo practique los más inmensos y profundos beneficios espirituales. A través del yoga sexual es posible alcanzar la gran liberación espiritual en una sola vida, por eso se denomina “la vía rápida” a este camino.
Los orígenes del yoga sexual se pierden en la más remota antigüedad. Cuenta la leyenda que era una práctica común entre los magos y sacerdotes de Atlántida, Sumeria y Egipto. Posteriormente alcanzó un gran desarrollo en India (tantrismo indio), para extenderse luego a Tibet (tantrismo tibetano) y China (taoísmo). Los fundadores de los grandes movimientos religiosos y muchos de los hombres más ilustres de la historia lo practicaron. El yoga sexual es la base y punto de partida de la religión y de la magia.
Este yoga considera al sexo como algo trascendente que, sabiamente utilizado, produce inmensas transformaciones en quien lo practica. Transformaciones físicas, psíquicas y sobre todo espirituales. La sexualidad, que en los animales está al servicio de la reproducción y en el hombre además al servicio del placer, en este caso es puesta al servicio de la liberación espiritual, capaz de elevar al hombre a un nivel superhumano.
Siendo la sexualidad la más fuerte de las pulsiones humanas, al ponerla a trabajar para la propia liberación queda asegurada una poderosa y rápida experiencia. La única capaz de sacar al hombre del abismo en que se encuentra y conducirlo a las más altas cumbres del espíritu. El deseo sexual sólo podrá ser trascendido a partir del deseo mismo.
Sobre esta utilización del sexo como agente de la liberación y trascendencia espirituales, varias frases comunes de la antigua India son la mejor ilustración al respecto:
“El mismo medio de caer se convierte en el medio de la liberación”.
“Por el mismo medio que el hombre común se autodestruye y aniquila, el yogui obtiene la Gran Liberación”.
“Un adepto de este yoga obtiene su salvación a través de la mismas cosas que en los demás son causa de su perdición”.
“Con los mismos actos que hacen quemar a los hombres durante millones de años, el yogui obtiene su salvación eterna”.
El yoga sexual es la técnica más apropiada para nuestra era del Kali-Yuga, sombría etapa actual histórico-cósmica en la que el espíritu se halla profundamente velado por la
carne.
2. Cómo hacerlo
a. Orgasmo y abstinencia
Son pocos los hombres que conocen los desastres que produce el orgasmo. Cada orgasmo significa una pérdida terrible de energía y un gran deterioro físico, sobre todo del cerebro.
A causa del orgasmo la mente y la vida del hombre se apagan como una lámpara. El orgasmo es una auténtica castración, lisa y llana. En él debe buscarse la causa de la mayoría de los males que aquejan a la humanidad.
El orgasmo no produce un verdadero placer, pues sólo dura un segundo. Tampoco es satisfactorio, pues nos deja una sensación de vacío. En el orgasmo está la causa del hastío y separación de los amantes, pues rompe la magia del amor y del deseo.
Es un engaño aquello de “el orgasmo trae felicidad”. La pérdida de la energía sólo puede complacer a nuestro cuerpo o a nuestra alma animal, no a nuestro espíritu. Así como separa a los amantes, así aleja al hombre de su verdadero ser. El orgasmo constituye un auténtico suicidio, físico y espiritual, la mayor agresión y traición que puede un hombre cometer contra sí mismo. Lástima que pocos lo sepan.
De todas las formas de llegar al orgasmo, la masturbación es la más destructiva de todas. Al que se masturba se lo reconoce fácilmente por lo estúpido e inútil que es. Comete errores a cada paso y no sirve para nada. A la masturbación le siguen el orgasmo durante el coito y por último las poluciones nocturnas, o sea los orgasmos que suceden durante el sueño.
La mayoría de los hombres se solaza en el orgasmo porque nadie les enseñó a hacer otra cosa. Aquellos que enseñan que el orgasmo es bueno han infligido e infligen un gran daño a la humanidad.
Debemos recordar siempre que la excitación despierta, mientras que la relajación adormece, y que la meta interior de cada hombre es la de despertar lo antes posible. En este mundo no estamos para consumir oxígeno solamente, ni para perder tiempo. Somos hombres, no animales y nuestras responsabilidades son diferentes. De esta vida no nos llevamos ni el dinero ni los momentos efímeros del placer, nos llevamos solamente los logros y las conquistas del espíritu. La vida es demasiado breve como para gastarla corriendo de un orgasmo a otro.
Muchos seres humanos hastiados del orgasmo quisieran otro camino, pero en las sociedades modernas casi todo gira alrededor de la pérdida y consumo de energías.
El camino que tradicionalmente trató de imponérsele a los hombres es el camino de la abstinencia sexual. Es lo que enseñan y han enseñado siempre las grandes religiones. Consiste en evitar el sexo y las relaciones sexuales. Incluso prohiben la masturbación, aunque siempre la prefieran antes que la “inmoralidad” de las relaciones sexuales. Estas prácticas de abstinencia sexual no ven como algo malo a los orgasmos nocturnos, los cuales serían “una natural descarga sexual después de muchos días de abstinencia”. Evidentemente, lo que les preocupa a estos grupos religiosos no es la pérdida de las energías sexuales sino la “moralidad” y la evitación del contacto carnal.
Este tipo de abstinencia o represión sexual es igual o peor que el orgasmo. Aún en el supuesto caso en que la persona pudiera evitar no sólo el coito sino también la masturbación y los orgasmos durante el sueño, los resultados serían desastrosos. Los órganos sexuales y los órganos cercanos a estos, como el estómago, hígado, páncreas, intestinos, etc., no están preparados para soportar la tremenda presión de las energías sexuales acumuladas. En poco tiempo estos órganos se enfermarían y luego el cuerpo todo. También en la esfera psíquica los daños serían grandes. Aparecerían la agresividad y el mal humor, la ira, perversiones sexuales, intolerancia para con los demás y toda clase de trastornos y conflictos psíquicos. Aquellos que enseñan que la represión sexual es algo útil y beneficioso han hecho un daño muy grande a la humanidad.
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