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martes 18 de mayo, 12:47 PM
Washington, 18 may (EFE).- El gobierno del presidente Felipe Calderón favorece a los traficantes del cártel de Sinaloa en la cruenta guerra por rutas y negocios que ha dejado miles de muertos en México, afirmó hoy la emisora National Public Radio (NPR).
La cadena de emisoras, financiada por contribuciones del público, fundaciones y el gobierno, sostiene en una investigación elaborada durante cuatro meses por el periodista John Burnett y la productora Marisa Peñaloza que "las fuerzas de seguridad federales favorecen al cartel de Sinaloa".
En México operan al menos cinco grandes "carteles" de contrabando de drogas, y decenas de grupos y bandas menores.
El Ministerio de Defensa mexicano ha indicado que unas 450.000 personas, en un país de unos 108 millones de habitantes, están vinculadas en distintos niveles con el negocio de las drogas ilegales.
Entre los grupos mayores se cuentan "la Familia Michoacana", que tiene su base en el oeste del país; el Cartel de Sinaloa que, según las autoridades estadounidenses es el más poderoso de México, y el Cartel de Juárez, con presencia en 17 de los 32 estados del país.
Otros dos son el Cartel de Tijuana, el más golpeado por la represión gubernamental reciente, y "los Zetas", una banda creada por ex militares de elite ahora dedicados al tráfico de cocaína.
Los periodistas de NPR, afirmó la radio, "entrevistaron a decenas de agentes policiales, oficiales militares, expertos en crimen organizado de México y Estados Unidos, y a víctimas de la guerra de las drogas".
La investigación "examinó cómo hay elementos del Ejército de México que trabajan con los sinaloenses para sacar del camino a sus rivales y controlar las lucrativas rutas de las drogas hacia Estados Unidos", añadió.
NPR también analizó los boletines y noticias oficiales del Gobierno Federal mexicano acerca de las acciones contra las bandas criminales "que muestran que los miembros de (el grupo) Sinaloa son blanco de esas acciones con menos frecuencia que otras bandas".
NPR difundió hoy la primera de dos partes de la investigación realizada por sus periodistas desde Ciudad de México y Ciudad Juárez, mientras se inicia una visita de estado del presidente mexicano, Felipe Calderón. La segunda parte se difundirá mañana.
El gobierno mexicano ha movilizado unos 45.000 soldados y policías federales para combatir con las mafias de las drogas y el presidente Calderón ha hecho de esta lucha una prioridad de su gobierno, en una campaña que tiene 1.300 millones de dólares de respaldo del gobierno de Estados Unidos.
"Pero en las ciudades y pueblos de todo México la historia es la misma: la lucha contra los carteles favorece al grupo de Sinaloa", según NPR.
El cabecilla visible del Cartel de Sinaloa es Joaquín "Chapo" Guzmán, considerado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo. Guzmán comparte el mando de la banda con Ismael "Mayo" Zambada e Ignacio "Nacho" Coronel.
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Por David Luhnow
CIUDAD DE MÉXICO—Diez días después de asumir la presidencia tras las disputadas elecciones de 2006, Felipe Calderón se sentó en la silla presidencial y firmó el decreto que definiría su mandato: una orden para desplegar 6.000 soldados en su estado natal de Michoacán para combatir las bandas de narcotraficantes.
Al igual que muchos, el mandatario asumía que el ejército tendría problemas para enfrentar a los carteles de drogas, pero creía que al menos lograría sacarlos de las calles y obligarlos a retirarse a un plano más discreto.
Tres años después, más de 23.000 personas han perdido la vida en México, víctimas de la violencia relacionada a las drogas, según cifras oficiales. Pese a la presencia de entre 45.000 y 60.000 soldados, en torno a una cuarta parte del ejército del país, en nueve estados, el derrame de sangre no ha hecho sino aumentar.
Calderón, de 47 años, empieza el miércoles su primera visita de Estado a Washington como el líder que dio el puntapié inicial a una batalla que desembocó en una guerra cuyas repercusiones afectarán a México durante muchos años. Las encuestas indican que aunque los mexicanos apoyan la guerra del presidente, la mayoría también piensa que los narcotraficantes la están ganando.
En las últimas semanas, un grupo de hombres armados irrumpió en un hotel en Monterrey y sacó a los huéspedes de sus habitaciones. Las bandas criminales también han bloqueado las autopistas que salen de Monterrey, el centro neurálgico de los negocios del país. Entre las víctimas de la guerra figuran un novio en el día de su boda, un niño de 12 años y su madre y numerosos adolescentes.
La guerra contra el narcotráfico también está llegando cerca del propio Calderón. Diego Fernández de Cevallos, una de las figuras más prominentes del Partido Acción Nacional (PAN), el partido de Calderón y ex candidato presidencial, desapareció el fin de semana pasado y se sospecha que fue secuestrado. Algunos creen que el presunto secuestro constituye una advertencia para Calderón.
Tratamiento severo
En una entrevista, Calderón reconoce que los narcotraficantes son mucho más fuertes de lo que pensó, en gran parte porque sus predecesores dejaron que el problema siguiera creciendo en lugar de atacarlo. Comparó su posición a la de un médico que, en medio de una operación de apendicitis, descubre que el paciente tiene cáncer. En ese momento, dice Calderón, un doctor responsable emprende un tratamiento más agresivo.
"Pero nunca falta algún paciente que diga 'oye, este doctor es malísimo. Yo antes de ir a verlo estaba muy bien, sólo me dolía el estómago y ahora me siento mucho peor y me he quedado calvo por las radiaciones'", señala Calderón. "El problema no es el médico, el problema es el paciente, que tardó un buen tiempo para ir al médico", asevera.
Sus detractores acusan a Calderón de lanzar la guerra contra el narcotráfico para ganar credibilidad tras una victoria tan estrecha y de concentrarse demasiado en la fuerza bruta del ejército en desmedro del trabajo de inteligencia y una estrategia para socavar las finanzas de los carteles. También dicen que se ha rodeado de un equipo que, si bien leal, es poco efectivo y le impide cambiar de táctica con la suficiente rapidez.
Manlio Fabio Beltrones, senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), compara a Calderón con el propietario de una casa nueva que llega y se encuentra con un panal de abejas. "Empieza a golpearlo con una escoba sin pensarlo demasiado. Y ahora su casa está llena de abejas furiosas", dice Beltrones.
Para sus partidarios, entre los que figura el gobierno de Estados Unidos, Calderón es un héroe. Desde 1980 en adelante, todos los presidentes mexicanos prometieron ocuparse del tráfico de drogas, pero el abogado es el primero que ha convertido esta lucha en su prioridad. El presidente Barack Obama lo llama el Eliot Ness de México.
Sin embargo, para alguien que se juega su país y su legado a su triunfo frente a los narcotraficantes, el líder mexicano asegura que no le vendría mal más ayuda por parte de EE.UU., el mayor consumidor de drogas ilegales del mundo.
Calderón alabó la reciente iniciativa de Obama para reducir la demanda de estupefacientes. Sin embargo, también resaltó la correlación entre el aumento de la violencia vinculada al narcotráfico en México y la expiración, en 2004, de la prohibición a la venta de armas de asalto en EE.UU. México ha incautado alrededor de 45.000 armas de asalto durante la gestión de Calderón, la mayoría contrabandeadas desde EE.UU.
"Respeto la Segunda Enmienda de la Constitución americana", dijo Calderón. "Pero la verdad es que esas armas no están yendo a las manos de los buenos americanos, están yendo directamente a las manos de los criminales", manifestó.
Una guerra solitaria
En muchos sentidos, Calderón libra una guerra solitaria. Se está enfrentando a décadas de corrupción, el ejército del país no está bien entrenado y numerosas autoridades, y la mayor parte de la élite mexicana, no comparten el sentido de urgencia.
Algunos acusan al mandatario de falta de liderazgo. Durante sus tres primeros años en el poder, Calderón visitó Ciudad Juárez, la capital del combate contra el narcotráfico, en apenas dos ocasiones. Eso cambió después de enero, cuando un grupo de sicarios irrumpió en una fiesta y asesinó a 15 adolescentes. Calderón cometió un error al decir que las víctimas eran parte de los carteles, lo que desató las críticas en todo el país. Desde entonces, ha vuelto tres veces a Juárez.
"La gente en Colombia, entre los que me incluyo, cree que los mexicanos se niegan a ver lo evidente", dice un ex alto funcionario de Defensa de Colombia. En su opinión, aunque la violencia relacionada al narcotráfico aún no ha alcanzado el nivel que le tocó vivir a Colombia en los años 90, el legado de corrupción de México dificultará cualquier solución.
Calderón, el menor de cinco hermanos, fue criado por un padre que libró su propia batalla quijotesca.
Luis Calderón compitió seis veces en elecciones contra el PRI y siempre perdió. Finalmente, ganó un escaño en su séptimo intento, en 1979. La educación política de Calderón comenzó a los seis años, cuando ayudaba a sus hermanos a colgar carteles de la campaña de su progenitor. Después de graduarse de derecho y obtener una maestría en economía, se convirtió, con 33 años, en el líder más joven del PAN.
Sus amigos lo califican como un presidente nacionalista y patriota, amante de las baladas sentimentales. Hace poco, el cantante español Joaquín Sabina dijo ante la prensa que la decisión de Calderón de lanzar una guerra contra las drogas había sido ingenua. El presidente lo invitó a almorzar. Intercambiaron puntos de vista, se tomaron unos tequilas y terminaron cantando acompañados de un grupo de mariachi.
Algunos aseguran que después de derrotar por un pelo a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2006, Calderón buscó un proyecto espectacular para arrancar su mandato, siguiendo el ejemplo de Carlos Salinas de Gortari, que tras ganar unas disputadas elecciones en 1988 encarceló a un poderoso líder sindical.
"Creo que hizo esto por razones que no tienen nada que ver con la violencia o las drogas, sino con la vieja tradición mexicana de estrenar un mandato de seis años con un golpe", dice Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores de Vicente Fox, el predecesor de Calderón. Castañeda agrega que la presión sobre los carteles de narcotráfico empeoró la situación ya que éstos empezaron a atacar a sus rivales para compensar por la pérdida de ganancias, lo que se tradujo en más violencia.
Enrique Krauze, un prominente historiador mexicano, apoya la guerra pese a sus dudas sobre la estrategia y el momento elegido para lanzarla. "Cada guerra tiene a sus pacifistas, con su lema 'más vale rojo que muerto'. Nuestra versión son los que piensan 'mejor narco que muerto'. Pero están equivocados. Calderón tuvo razón en atacar esto".
La violencia ligada al narcotráfico empezó a agravarse en México unos años después de que Fox ganara las elecciones presidenciales de 2000. Con el ocaso del sistema del PRI de un presidente fuerte, México sufrió un vacío de poder, que fue llenado por gobernadores estatales, líderes sindicales, las grandes empresas y los carteles de drogas.
La idea de que México se demoró demasiado en enfrentarse a las bandas de narcotraficantes fue respaldada recientemente por una fuente sorprendente: un importante capo de la droga. Ismael Zambada le dijo a la revista Proceso que el gobierno había esperado demasiado y que "el narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción".
Calderón, en todo caso, asegura que el país se está concentrando más en la inteligencia y, como ejemplo, cita el caso del capo de la droga Arturo Beltrán Leyva, al que la Secretaría de Marina dio muerte en diciembre.
Edgardo Buscaglia, un académico uruguayo-estadounidense, afirma que los países que se enfrentaron con éxito al crimen organizado, como EE.UU., Italia y Colombia, contaban con cuatro elementos clave: un sistema judicial que funcionaba bien, un asalto a los activos de los narcotraficantes, un ataque contra la corrupción política de alto nivel y un programa para socavar el lado débil del narcotráfico a través de la educación y las oportunidades de trabajo.
Sin estos ingredientes, asegura Buscaglia, cualquier ataque contra el crimen organizado resultará en un incremento de la violencia, a medida que los traficantes dedican más recursos a la corrupción y a combatir a sus rivales.
Basta con echarle un vistazo al sistema judicial de México para darse cuenta de que es decrépito.
El gobierno de Calderón anunció con bombos y platillos el arresto de más de 70.000 personas ligadas al crimen organizado en los últimos tres años. Pero Buscaglia calcula que 98% de éstos vuelven a estar en libertad por culpa de un sistema judicial ineficiente y la corrupción.
El año pasado, las fuerzas armadas arrestaron a 10 alcaldes en Michoacán por presuntos lazos con una banda local de narcotraficantes. Desde entonces, los 10 han sido liberados por falta de pruebas en su contra.
Otra área en el que México está rezagado es el ataque contra las finanzas de los carteles. El banco central estima que cerca de US$15.000 millones, en efectivo, ingresan a la economía mexicana al año. Aunque el turismo puede representar parte de esta cifra, los expertos creen que buena porción es dinero proveniente del narcotráfico.
Calderón no dispone de mucho tiempo para mostrar avances antes de que la violencia erosione el apoyo del público.
Algunos políticos, como el jefe de Gobierno del Distrito Federal, o Ciudad de México, Marcelo Ebrard, ya han sugerido que si ganan las elecciones presidenciales de 2012, cambiarán las políticas de seguridad de Calderón.
****************
Y bueno esto no es nuevo para algunos de nosotros por que en este foro lo hemos sostenido desde hace mucho tiempo sin embargo que la NPR y WSJ den esta cobertura de manera tan abierta y en el contexto de la visita de estado de Calderón a Washington esto cobra una relevancia distinta.
La nota de la NPR esperaba que la subiera JRO de cuyo time line de twitter la saqué yo. Los créditos de la primicia son para él.
Washington, 18 may (EFE).- El gobierno del presidente Felipe Calderón favorece a los traficantes del cártel de Sinaloa en la cruenta guerra por rutas y negocios que ha dejado miles de muertos en México, afirmó hoy la emisora National Public Radio (NPR).
La cadena de emisoras, financiada por contribuciones del público, fundaciones y el gobierno, sostiene en una investigación elaborada durante cuatro meses por el periodista John Burnett y la productora Marisa Peñaloza que "las fuerzas de seguridad federales favorecen al cartel de Sinaloa".
En México operan al menos cinco grandes "carteles" de contrabando de drogas, y decenas de grupos y bandas menores.
El Ministerio de Defensa mexicano ha indicado que unas 450.000 personas, en un país de unos 108 millones de habitantes, están vinculadas en distintos niveles con el negocio de las drogas ilegales.
Entre los grupos mayores se cuentan "la Familia Michoacana", que tiene su base en el oeste del país; el Cartel de Sinaloa que, según las autoridades estadounidenses es el más poderoso de México, y el Cartel de Juárez, con presencia en 17 de los 32 estados del país.
Otros dos son el Cartel de Tijuana, el más golpeado por la represión gubernamental reciente, y "los Zetas", una banda creada por ex militares de elite ahora dedicados al tráfico de cocaína.
Los periodistas de NPR, afirmó la radio, "entrevistaron a decenas de agentes policiales, oficiales militares, expertos en crimen organizado de México y Estados Unidos, y a víctimas de la guerra de las drogas".
La investigación "examinó cómo hay elementos del Ejército de México que trabajan con los sinaloenses para sacar del camino a sus rivales y controlar las lucrativas rutas de las drogas hacia Estados Unidos", añadió.
NPR también analizó los boletines y noticias oficiales del Gobierno Federal mexicano acerca de las acciones contra las bandas criminales "que muestran que los miembros de (el grupo) Sinaloa son blanco de esas acciones con menos frecuencia que otras bandas".
NPR difundió hoy la primera de dos partes de la investigación realizada por sus periodistas desde Ciudad de México y Ciudad Juárez, mientras se inicia una visita de estado del presidente mexicano, Felipe Calderón. La segunda parte se difundirá mañana.
El gobierno mexicano ha movilizado unos 45.000 soldados y policías federales para combatir con las mafias de las drogas y el presidente Calderón ha hecho de esta lucha una prioridad de su gobierno, en una campaña que tiene 1.300 millones de dólares de respaldo del gobierno de Estados Unidos.
"Pero en las ciudades y pueblos de todo México la historia es la misma: la lucha contra los carteles favorece al grupo de Sinaloa", según NPR.
El cabecilla visible del Cartel de Sinaloa es Joaquín "Chapo" Guzmán, considerado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo. Guzmán comparte el mando de la banda con Ismael "Mayo" Zambada e Ignacio "Nacho" Coronel.
Código:
http://mx.news.yahoo.com/s/18052010/38/n-mexico-mexico-favorece-cartel-sinaloa-lucha.html
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Por David Luhnow
CIUDAD DE MÉXICO—Diez días después de asumir la presidencia tras las disputadas elecciones de 2006, Felipe Calderón se sentó en la silla presidencial y firmó el decreto que definiría su mandato: una orden para desplegar 6.000 soldados en su estado natal de Michoacán para combatir las bandas de narcotraficantes.
Al igual que muchos, el mandatario asumía que el ejército tendría problemas para enfrentar a los carteles de drogas, pero creía que al menos lograría sacarlos de las calles y obligarlos a retirarse a un plano más discreto.
Tres años después, más de 23.000 personas han perdido la vida en México, víctimas de la violencia relacionada a las drogas, según cifras oficiales. Pese a la presencia de entre 45.000 y 60.000 soldados, en torno a una cuarta parte del ejército del país, en nueve estados, el derrame de sangre no ha hecho sino aumentar.
Calderón, de 47 años, empieza el miércoles su primera visita de Estado a Washington como el líder que dio el puntapié inicial a una batalla que desembocó en una guerra cuyas repercusiones afectarán a México durante muchos años. Las encuestas indican que aunque los mexicanos apoyan la guerra del presidente, la mayoría también piensa que los narcotraficantes la están ganando.
En las últimas semanas, un grupo de hombres armados irrumpió en un hotel en Monterrey y sacó a los huéspedes de sus habitaciones. Las bandas criminales también han bloqueado las autopistas que salen de Monterrey, el centro neurálgico de los negocios del país. Entre las víctimas de la guerra figuran un novio en el día de su boda, un niño de 12 años y su madre y numerosos adolescentes.
La guerra contra el narcotráfico también está llegando cerca del propio Calderón. Diego Fernández de Cevallos, una de las figuras más prominentes del Partido Acción Nacional (PAN), el partido de Calderón y ex candidato presidencial, desapareció el fin de semana pasado y se sospecha que fue secuestrado. Algunos creen que el presunto secuestro constituye una advertencia para Calderón.
Tratamiento severo
En una entrevista, Calderón reconoce que los narcotraficantes son mucho más fuertes de lo que pensó, en gran parte porque sus predecesores dejaron que el problema siguiera creciendo en lugar de atacarlo. Comparó su posición a la de un médico que, en medio de una operación de apendicitis, descubre que el paciente tiene cáncer. En ese momento, dice Calderón, un doctor responsable emprende un tratamiento más agresivo.
"Pero nunca falta algún paciente que diga 'oye, este doctor es malísimo. Yo antes de ir a verlo estaba muy bien, sólo me dolía el estómago y ahora me siento mucho peor y me he quedado calvo por las radiaciones'", señala Calderón. "El problema no es el médico, el problema es el paciente, que tardó un buen tiempo para ir al médico", asevera.
Sus detractores acusan a Calderón de lanzar la guerra contra el narcotráfico para ganar credibilidad tras una victoria tan estrecha y de concentrarse demasiado en la fuerza bruta del ejército en desmedro del trabajo de inteligencia y una estrategia para socavar las finanzas de los carteles. También dicen que se ha rodeado de un equipo que, si bien leal, es poco efectivo y le impide cambiar de táctica con la suficiente rapidez.
Manlio Fabio Beltrones, senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), compara a Calderón con el propietario de una casa nueva que llega y se encuentra con un panal de abejas. "Empieza a golpearlo con una escoba sin pensarlo demasiado. Y ahora su casa está llena de abejas furiosas", dice Beltrones.
Para sus partidarios, entre los que figura el gobierno de Estados Unidos, Calderón es un héroe. Desde 1980 en adelante, todos los presidentes mexicanos prometieron ocuparse del tráfico de drogas, pero el abogado es el primero que ha convertido esta lucha en su prioridad. El presidente Barack Obama lo llama el Eliot Ness de México.
Sin embargo, para alguien que se juega su país y su legado a su triunfo frente a los narcotraficantes, el líder mexicano asegura que no le vendría mal más ayuda por parte de EE.UU., el mayor consumidor de drogas ilegales del mundo.
Calderón alabó la reciente iniciativa de Obama para reducir la demanda de estupefacientes. Sin embargo, también resaltó la correlación entre el aumento de la violencia vinculada al narcotráfico en México y la expiración, en 2004, de la prohibición a la venta de armas de asalto en EE.UU. México ha incautado alrededor de 45.000 armas de asalto durante la gestión de Calderón, la mayoría contrabandeadas desde EE.UU.
"Respeto la Segunda Enmienda de la Constitución americana", dijo Calderón. "Pero la verdad es que esas armas no están yendo a las manos de los buenos americanos, están yendo directamente a las manos de los criminales", manifestó.
Una guerra solitaria
En muchos sentidos, Calderón libra una guerra solitaria. Se está enfrentando a décadas de corrupción, el ejército del país no está bien entrenado y numerosas autoridades, y la mayor parte de la élite mexicana, no comparten el sentido de urgencia.
Algunos acusan al mandatario de falta de liderazgo. Durante sus tres primeros años en el poder, Calderón visitó Ciudad Juárez, la capital del combate contra el narcotráfico, en apenas dos ocasiones. Eso cambió después de enero, cuando un grupo de sicarios irrumpió en una fiesta y asesinó a 15 adolescentes. Calderón cometió un error al decir que las víctimas eran parte de los carteles, lo que desató las críticas en todo el país. Desde entonces, ha vuelto tres veces a Juárez.
"La gente en Colombia, entre los que me incluyo, cree que los mexicanos se niegan a ver lo evidente", dice un ex alto funcionario de Defensa de Colombia. En su opinión, aunque la violencia relacionada al narcotráfico aún no ha alcanzado el nivel que le tocó vivir a Colombia en los años 90, el legado de corrupción de México dificultará cualquier solución.
Calderón, el menor de cinco hermanos, fue criado por un padre que libró su propia batalla quijotesca.
Luis Calderón compitió seis veces en elecciones contra el PRI y siempre perdió. Finalmente, ganó un escaño en su séptimo intento, en 1979. La educación política de Calderón comenzó a los seis años, cuando ayudaba a sus hermanos a colgar carteles de la campaña de su progenitor. Después de graduarse de derecho y obtener una maestría en economía, se convirtió, con 33 años, en el líder más joven del PAN.
Sus amigos lo califican como un presidente nacionalista y patriota, amante de las baladas sentimentales. Hace poco, el cantante español Joaquín Sabina dijo ante la prensa que la decisión de Calderón de lanzar una guerra contra las drogas había sido ingenua. El presidente lo invitó a almorzar. Intercambiaron puntos de vista, se tomaron unos tequilas y terminaron cantando acompañados de un grupo de mariachi.
Algunos aseguran que después de derrotar por un pelo a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2006, Calderón buscó un proyecto espectacular para arrancar su mandato, siguiendo el ejemplo de Carlos Salinas de Gortari, que tras ganar unas disputadas elecciones en 1988 encarceló a un poderoso líder sindical.
"Creo que hizo esto por razones que no tienen nada que ver con la violencia o las drogas, sino con la vieja tradición mexicana de estrenar un mandato de seis años con un golpe", dice Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores de Vicente Fox, el predecesor de Calderón. Castañeda agrega que la presión sobre los carteles de narcotráfico empeoró la situación ya que éstos empezaron a atacar a sus rivales para compensar por la pérdida de ganancias, lo que se tradujo en más violencia.
Enrique Krauze, un prominente historiador mexicano, apoya la guerra pese a sus dudas sobre la estrategia y el momento elegido para lanzarla. "Cada guerra tiene a sus pacifistas, con su lema 'más vale rojo que muerto'. Nuestra versión son los que piensan 'mejor narco que muerto'. Pero están equivocados. Calderón tuvo razón en atacar esto".
La violencia ligada al narcotráfico empezó a agravarse en México unos años después de que Fox ganara las elecciones presidenciales de 2000. Con el ocaso del sistema del PRI de un presidente fuerte, México sufrió un vacío de poder, que fue llenado por gobernadores estatales, líderes sindicales, las grandes empresas y los carteles de drogas.
La idea de que México se demoró demasiado en enfrentarse a las bandas de narcotraficantes fue respaldada recientemente por una fuente sorprendente: un importante capo de la droga. Ismael Zambada le dijo a la revista Proceso que el gobierno había esperado demasiado y que "el narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción".
Calderón, en todo caso, asegura que el país se está concentrando más en la inteligencia y, como ejemplo, cita el caso del capo de la droga Arturo Beltrán Leyva, al que la Secretaría de Marina dio muerte en diciembre.
Edgardo Buscaglia, un académico uruguayo-estadounidense, afirma que los países que se enfrentaron con éxito al crimen organizado, como EE.UU., Italia y Colombia, contaban con cuatro elementos clave: un sistema judicial que funcionaba bien, un asalto a los activos de los narcotraficantes, un ataque contra la corrupción política de alto nivel y un programa para socavar el lado débil del narcotráfico a través de la educación y las oportunidades de trabajo.
Sin estos ingredientes, asegura Buscaglia, cualquier ataque contra el crimen organizado resultará en un incremento de la violencia, a medida que los traficantes dedican más recursos a la corrupción y a combatir a sus rivales.
Basta con echarle un vistazo al sistema judicial de México para darse cuenta de que es decrépito.
El gobierno de Calderón anunció con bombos y platillos el arresto de más de 70.000 personas ligadas al crimen organizado en los últimos tres años. Pero Buscaglia calcula que 98% de éstos vuelven a estar en libertad por culpa de un sistema judicial ineficiente y la corrupción.
El año pasado, las fuerzas armadas arrestaron a 10 alcaldes en Michoacán por presuntos lazos con una banda local de narcotraficantes. Desde entonces, los 10 han sido liberados por falta de pruebas en su contra.
Otra área en el que México está rezagado es el ataque contra las finanzas de los carteles. El banco central estima que cerca de US$15.000 millones, en efectivo, ingresan a la economía mexicana al año. Aunque el turismo puede representar parte de esta cifra, los expertos creen que buena porción es dinero proveniente del narcotráfico.
Calderón no dispone de mucho tiempo para mostrar avances antes de que la violencia erosione el apoyo del público.
Algunos políticos, como el jefe de Gobierno del Distrito Federal, o Ciudad de México, Marcelo Ebrard, ya han sugerido que si ganan las elecciones presidenciales de 2012, cambiarán las políticas de seguridad de Calderón.
Código:
http://online.wsj.com/article/SB127422570778093549.html?mod=WSJS_inicio_LeftTop
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Y bueno esto no es nuevo para algunos de nosotros por que en este foro lo hemos sostenido desde hace mucho tiempo sin embargo que la NPR y WSJ den esta cobertura de manera tan abierta y en el contexto de la visita de estado de Calderón a Washington esto cobra una relevancia distinta.
La nota de la NPR esperaba que la subiera JRO de cuyo time line de twitter la saqué yo. Los créditos de la primicia son para él.