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- #1
Ya en mis primeros dos relatos he descrito a mi pareja, y en el último describí la casa, que fue donde ocurrirán estos hechos.
Generalmente pierdo todas las apuestas que hago, por eso no apuesto, y cuando ganó no resulta como esperaba.
En esta ocasión mi esposa y yo apostamos libremente, el ganador podía hacer lo que quisiera, afortunadamente gané yo.
Pasaron días y pues ella se preguntaba si ya había canjeado mi apuesta, le dije que no. Así llegó el fin de semana, día de descanso y pues a tener las cortinas de la casa cerradas y la casa a oscuras, salvo las secciones donde prendiamos la luz. Para no salir a cenar y estar tranquilos pedimos pizza, ahí fue donde se me ocurrió hacer el canje.
Yo: amor, vas a pagar la apuesta en estos momentos
Ella: muy bien, espero no vayas a exagerar
Yo: después del permiso y la fiesta ya nada es exagerado.
Ella: eso sí, y que quieres que haga?
Yo: recuerdas que pedimos pizza, no tarda en llegar y vas a recibirla usando tu tanga de cuentas (una tanga de hilo de puras cuentas acrílicas) y nada más.
Ella: nada más? Ok
Yo: no, vas a recibirlo como si estuvieras molesta conmigo, que me esperabas pero te tuve que cancelar por trabajo. Así que vas a calentar al repartidor.
Ella: ok, no será difícil, apenas en la semana me dejaste colgada por trabajo.
Yo: anda cambiarte y yo me voy al fondo del comedor a ver todo desde la oscuridad.
Ella: muy bien, tengo libertad de calentarlo a mi antojo?
Yo: si, has lo que se te antoje
Ya subió ella al cuarto a cambiarse, mientras yo apagaba las luces y cerraba bien las cortinas.
Tan pronto bajó, sonó el timbre y ella abrió de tal forma que solo asomaba su cabeza dijo- pase de prisa que entra el aire frío y dejé la pizza en la mesita-, abrió más las puerta pero ella seguía oculta detrás de la puerta. El repartidor pasó y ella cerró la puerta, en eso la vio, con los pechos al aire y sus pezones rosa, vio esa tanga que no hacía más que separar sus labios, los cuales ya brillaban de lo húmeda que estaba, siguió su mirada y vio sus piernas torneadas (no hace ejercicio pero las tiene muy definidas y firmes), el repartidor apenas balbuceaba observando a mi esposa, en eso solo atinó a decir -son 387-. Mi esposa le dijo, se agachó a ver su bolso que había colocado en un banquito bajo, prácticamente estaba empinada dando una imagen total de su culo al repartidor, el cual solo observaba con ojos de plato, el hilo no tapaba nada, estoy seguro que pudo ver bien su vagina y el ano de mi mujer, me sorprende que no haya buscado tocar a mi mujer. Ya ella volteó y le dio el dinero y le dijo que se quedara con el cambio. Antes de que se fuera le dijo -oye, puedes hacerme un favor?- el repartidor con la.voz temblando le dijo que lo que sea.
Ella: estaba esperando a mi esposo, pero el muy cabron me canceló por trabajo, me puedes tomar unas fotos en mi celular para que se las mande?
El: claro, solo dígame donde y se las tomo.
Ella enseguida le dio su celular y se colocó en una silla con las piernas abiertas, enseñando toda su vagina depilada, el repartidos tomaba tantas fotos como podía, se puso en cuatro puntos en el sofá, dejando ver bien su ano.
Cuando terminó de posar le dió las gracias al repartidor dándole un abrazo, el aprovecho y puso sus manos en las firmes nalgas de mi mujer, ella noto que estaba erecto y le dijo - ay, no puedo dejar que vayas así en la calle, déjame ayudarte-
Inmediatamente le bajó el pantalón y el boxer y empezó a masturbar al repartidor, el cual tenía un miembro bastante decente, por no decir grande, ella preguntó si así estaba bien y el pidió cogerla, pero ella no accedió a eso, y en cambio se metió su pene a la boca y cuando estaba por terminar abrió su compás y dejó que se viniera sobre vagina por fuera. Ya antes de irse el chavo pidió tomarle una foto pero mi esposa le dijo que solo de su vagina, que no debía salir nada más, así que el le tomó la foto y se fue con doble propina.
Generalmente pierdo todas las apuestas que hago, por eso no apuesto, y cuando ganó no resulta como esperaba.
En esta ocasión mi esposa y yo apostamos libremente, el ganador podía hacer lo que quisiera, afortunadamente gané yo.
Pasaron días y pues ella se preguntaba si ya había canjeado mi apuesta, le dije que no. Así llegó el fin de semana, día de descanso y pues a tener las cortinas de la casa cerradas y la casa a oscuras, salvo las secciones donde prendiamos la luz. Para no salir a cenar y estar tranquilos pedimos pizza, ahí fue donde se me ocurrió hacer el canje.
Yo: amor, vas a pagar la apuesta en estos momentos
Ella: muy bien, espero no vayas a exagerar
Yo: después del permiso y la fiesta ya nada es exagerado.
Ella: eso sí, y que quieres que haga?
Yo: recuerdas que pedimos pizza, no tarda en llegar y vas a recibirla usando tu tanga de cuentas (una tanga de hilo de puras cuentas acrílicas) y nada más.
Ella: nada más? Ok
Yo: no, vas a recibirlo como si estuvieras molesta conmigo, que me esperabas pero te tuve que cancelar por trabajo. Así que vas a calentar al repartidor.
Ella: ok, no será difícil, apenas en la semana me dejaste colgada por trabajo.
Yo: anda cambiarte y yo me voy al fondo del comedor a ver todo desde la oscuridad.
Ella: muy bien, tengo libertad de calentarlo a mi antojo?
Yo: si, has lo que se te antoje
Ya subió ella al cuarto a cambiarse, mientras yo apagaba las luces y cerraba bien las cortinas.
Tan pronto bajó, sonó el timbre y ella abrió de tal forma que solo asomaba su cabeza dijo- pase de prisa que entra el aire frío y dejé la pizza en la mesita-, abrió más las puerta pero ella seguía oculta detrás de la puerta. El repartidor pasó y ella cerró la puerta, en eso la vio, con los pechos al aire y sus pezones rosa, vio esa tanga que no hacía más que separar sus labios, los cuales ya brillaban de lo húmeda que estaba, siguió su mirada y vio sus piernas torneadas (no hace ejercicio pero las tiene muy definidas y firmes), el repartidor apenas balbuceaba observando a mi esposa, en eso solo atinó a decir -son 387-. Mi esposa le dijo, se agachó a ver su bolso que había colocado en un banquito bajo, prácticamente estaba empinada dando una imagen total de su culo al repartidor, el cual solo observaba con ojos de plato, el hilo no tapaba nada, estoy seguro que pudo ver bien su vagina y el ano de mi mujer, me sorprende que no haya buscado tocar a mi mujer. Ya ella volteó y le dio el dinero y le dijo que se quedara con el cambio. Antes de que se fuera le dijo -oye, puedes hacerme un favor?- el repartidor con la.voz temblando le dijo que lo que sea.
Ella: estaba esperando a mi esposo, pero el muy cabron me canceló por trabajo, me puedes tomar unas fotos en mi celular para que se las mande?
El: claro, solo dígame donde y se las tomo.
Ella enseguida le dio su celular y se colocó en una silla con las piernas abiertas, enseñando toda su vagina depilada, el repartidos tomaba tantas fotos como podía, se puso en cuatro puntos en el sofá, dejando ver bien su ano.
Cuando terminó de posar le dió las gracias al repartidor dándole un abrazo, el aprovecho y puso sus manos en las firmes nalgas de mi mujer, ella noto que estaba erecto y le dijo - ay, no puedo dejar que vayas así en la calle, déjame ayudarte-
Inmediatamente le bajó el pantalón y el boxer y empezó a masturbar al repartidor, el cual tenía un miembro bastante decente, por no decir grande, ella preguntó si así estaba bien y el pidió cogerla, pero ella no accedió a eso, y en cambio se metió su pene a la boca y cuando estaba por terminar abrió su compás y dejó que se viniera sobre vagina por fuera. Ya antes de irse el chavo pidió tomarle una foto pero mi esposa le dijo que solo de su vagina, que no debía salir nada más, así que el le tomó la foto y se fue con doble propina.