kokojutsu
Bovino de la familia
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Celebración en San Juan de la Vega, comunidad de Celaya Guanajuato.
Una tradición para arriesgar la vida.
Con petardos artesanales, los habitantes de la comunidad representan los enfrentamientos que su santo patrono vivió San Juan de la Vega recordará con estr.uendo una tradición de más de tres siglos con la veneración a “San Juanito”, personaje al que la conseja popular le atribuye el favorecer a los pobres robando a los ricos hacendados españoles en el Siglo XVII y que fue muerto en un enfrentamiento con tropas virreinales.
Otra versión refiere que el patrono de este poblado, San Juan Bautista, protegió al pueblo de una incursión de bandidos y que este es realmente San Juanito, a quien se le agradece así su intervención.
La característica de este festejo es la detonación de petardos artesanales, que elaborados a base de clorato de potasio y azufre, causan enorme estruendo al paso de la procesión con el santito, la gente se cuida bien de decir en dónde se realizan y quién provee los compuestos, a fin de no tener problemas con las autoridades.
El festejo no está libre de accidentes, sobre todo por los fragmentos que lanzan los artilugios al ser estallados golpeándolos con marros o martillos en el pavimento. Tan sólo en el 2007 los cuerpos de auxilio debieron atender a 17 personas. Cuenta la leyenda que fue en el Siglo XVII cuando un tal Juan Vega robaba a los ricos para darle a los pobres, entraba a las haciendas y tomaba víveres y armamento, lamentablemente fue sorprendido por soldados del virrey que trataban de detenerlo y murió en una escaramuza. Los habitantes de esta comunidad -más antigua que la propia cabecera municipal-, lo hicieron santo y hasta la comunidad lleva su nombre. Así, San Juan de la Vega recuerda cada año a su héroe, a su santo, recuerda esa batalla entre el Ejército y los ladrones que comandó Juan Vega.
A partir de las 10:00 de la mañana y hasta después de las 18:00 horas, se acostumbra que con pesados marros se hagan explotar los petardos para simular aquella batalla.
La comunidad se divide en dos grupos;
el Ejército y los ladrones, todos convergen en el campo de fútbol, la mayoría carga las herramientas y en los costados traen amarrados pequeños envoltorios que azotan contra el acero o con piedras.
Una tradición para arriesgar la vida.
Con petardos artesanales, los habitantes de la comunidad representan los enfrentamientos que su santo patrono vivió San Juan de la Vega recordará con estr.uendo una tradición de más de tres siglos con la veneración a “San Juanito”, personaje al que la conseja popular le atribuye el favorecer a los pobres robando a los ricos hacendados españoles en el Siglo XVII y que fue muerto en un enfrentamiento con tropas virreinales.
Otra versión refiere que el patrono de este poblado, San Juan Bautista, protegió al pueblo de una incursión de bandidos y que este es realmente San Juanito, a quien se le agradece así su intervención.
La característica de este festejo es la detonación de petardos artesanales, que elaborados a base de clorato de potasio y azufre, causan enorme estruendo al paso de la procesión con el santito, la gente se cuida bien de decir en dónde se realizan y quién provee los compuestos, a fin de no tener problemas con las autoridades.
El festejo no está libre de accidentes, sobre todo por los fragmentos que lanzan los artilugios al ser estallados golpeándolos con marros o martillos en el pavimento. Tan sólo en el 2007 los cuerpos de auxilio debieron atender a 17 personas. Cuenta la leyenda que fue en el Siglo XVII cuando un tal Juan Vega robaba a los ricos para darle a los pobres, entraba a las haciendas y tomaba víveres y armamento, lamentablemente fue sorprendido por soldados del virrey que trataban de detenerlo y murió en una escaramuza. Los habitantes de esta comunidad -más antigua que la propia cabecera municipal-, lo hicieron santo y hasta la comunidad lleva su nombre. Así, San Juan de la Vega recuerda cada año a su héroe, a su santo, recuerda esa batalla entre el Ejército y los ladrones que comandó Juan Vega.
A partir de las 10:00 de la mañana y hasta después de las 18:00 horas, se acostumbra que con pesados marros se hagan explotar los petardos para simular aquella batalla.
La comunidad se divide en dos grupos;
el Ejército y los ladrones, todos convergen en el campo de fútbol, la mayoría carga las herramientas y en los costados traen amarrados pequeños envoltorios que azotan contra el acero o con piedras.
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