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Experiencias Sexuales 2: Un sue#o erotico

catylinda

Becerro
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11 Abr 2010
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Un sueño erótico
Autor : Lucia Martin
En la oficina en la que trabajo, hay muchos hombres pero ninguno me da tanto morbo, como mi jefe.

Es un hombre maduro de unos 50 años, casado y con tres hijos. Siempre me hacía mojar las braguitas cuando me acercaba a su mesa. Cuando llegaba a casa del trabajo, no podía evitar masturbarme pensando en él.

Una mañana llegué a la oficina y me llamó a primera hora para que acudiera a su despacho. Yo inmediatamente me puse muy nerviosa, por un lado lo normal, el jefe quería hablar conmigo y no parecía muy contento, y por otro él era mi sueño más erótico.

Entré en su despacho en silencio. Ese día estaba especialmente guapa y radiante, tenía el pelo suelto, secado al natural que se me forman unos rizos muy lindos y sexys en las puntas. Llevaba una camiseta traslucida que dejaba ver mi sujetador que iba al mismo tono del la camiseta, unos tejanos muy ceñidos y unos zapatos de tacón de aguja.

Sin levantar la vista de los papeles que tenía sobre la mesa, me pidió que me sentara, y continuó revisando sus documentos durante un rato en el que permaneció en silencio. Yo notaba los nervios en mi cuerpo, con el corazón latiéndome a mil, y notando que mi tanguita comenzaba a humedecerse.

Después de 10 minutos levantó la vista y me miró fijamente en silencio, iba a comenzar a hablar, pero me di cuenta que tuvo que tragar saliva antes de empezar. Acababa de reparar en mi camiseta traslucida y en lo duros que estaban mis pezones. Noté como mi tanguita se mojaba más aún.

Entonces arrancó a hablar pero noté que la voz le temblaba un poco, me dijo que no estaba muy contento con mi trabajo del último mes y que si la cosa continuaba así, se vería obligado a pedirme horas extras. Yo le dije que no me pidiera eso, que intentaría trabajar más durante los próximos días.

Él me replicó que tendría que pensarlo mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a mí. Comenzó a acariciar mis rizos y me dijo que si era cariñosa y buena chica podría incluso salir antes.

Yo comencé a ponerme nerviosa, estaba claro que aquel hombre me estaba acosando sexualmente, que por un lado era un delito grave, pero Dios, como me gustaba. Mientras tanto él ya había deslizado sus manos por mi cuello en dirección a mis pechos. En ese momento mis pezones se endurecieron y yo cada vez estaba más mojada.

Entonces al ver que yo no le rechazaba se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme apasionadamente, madre mía su lengua había entrado en mi boca y me la estaba recorriendo de una manera que me estaba poniendo muy caliente. Sus manos comenzaron a deslizarse debajo de mi camiseta y a buscar mis pezones que ya se habían puesto duros como gomas de borrar.

Cuando encontró mis pezones, me subió la camisa y comenzó a chupármelos. ¡Dios mío! Estuve a punto de tener un orgasmo sólo con eso. Yo aproveché el momento para quitarme la camisa y desabrocharle la bragueta. Aquello fue un detonante, pues cuando me di cuenta el me había bajado los pantalones y estaba agarrando mi culito.

Yo notaba la dureza de su polla que salía por la cremallera, y aquello hacía que me mojara más si es que se podía porque ya llevaba mojada hacía rato. Me comenzó a comer la boca con pasión, mientras yo le iba despojando de su camisa.

Tenía un torso atlético y muy masculino a pesar de sus años, me encantó rozar mis pezones contra él a la vez que sentía su tesoro que ya había salido de su cremallera y que yo tanto deseaba.

Ahí estaba, un tesoro, bien duro. Dios mío, qué maravilla. Tenía tantas ganas de sentirlo dentro de mí. Me agaché y comencé a chuparle su hermoso pene, como me gustaba, le olía de maravilla y estaba tan pero tan duro.

Me encantaba chupársela, cuanto más la chupaba mejor me sabía. Se la succionaba mientras le oía gemir de placer. También le alternaba pasando mi lengüita por su hermoso glande y le masturbaba con la mano, aquello le ponía malísimo y comenzó a ponerse muy salvaje.

Entonces me abrió de piernas rompiéndome las bragas y empezó a follarme sin piedad, tanto que hasta me dolía, pero el placer era más grande que el dolor, y me corrí enseguida. En ese momento comenzó a comerme el coño y a beberse toda mi esencia, que rico, no paraba de sentir placer era como un orgasmo eterno, allí estuvo largo rato.

Después de dos minutos así, sonó el teléfono, era su mujer. Yo me metí debajo de la mesa y comencé a hacerle una gran mamada mientras hablaba con su mujer. Notaba su placer y como tenía que controlarse para que no se le notara la voz de placer, eso me daba mucho morbo.

Le succionaba su polla con ansiedad, como si de una chupa se tratara, o la tetina de un biberón, me encantaba. Cada vez más fuerte y más rápido, mientras él hablaba con su mujer con la respiración entrecortada. Entonces de pronto le sobrevino el orgasmo, como una fuente a gran presión que me llenó la boca y me manchó toda la cara goteando hasta mis pezones, se había corrido y aún su mujer al teléfono.

Yo muerta de la excitación de pronto oí un sonido intenso como un timbre, era mi despertador. Dios mío llevaba sonando un rato y se me hacía tarde para ir a trabajar. Me duché y vestí rápidamente. Cuando llegué a la oficina, el gerente me dijo que el jefe quería hablar conmigo y que estaba algo enfadado.
 
wow!!

Es el mejor relato que he leido en mi vida xD!!

Me gusto ese final que deja mucho a la imaginacion :D
 
Te felicito, buen relato, mantiene el interes del lector, ortografía
excelente y buena técnica de redacción, y lo mejor: Final ines-
perado.
Muchas gracias. Puedes conseguir mucho escribiendo.
 
Muy buen relato ... me gusto mucho ... buen final ... se agradece... sigue asi :) :vientos:
 
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