perrogatodinosaurio
Bovino adolescente
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Bueno banda Bakuna. Aquí les dejo un articulo de F. Fusaro.
Yo solo hago copy paste. No es de mi autoria.
Pienso que esto les va a caer de perlas a algunas personitas que andan tristes o desesperadas por recuperar a la persona que los dejo.
Saludos !!!
Yo la quiero recuperar…
Esta frase es pronunciada tanto por hombres que fueron dejados por sus parejas después de un mes de noviazgo
(o como quieran llamarlo) como de varios años.
A este deseo le cabe la siguiente pregunta:
¿Recuperar que cosa?
“La mujer que amo”, podrían responder algunos.
Uno puede enamorarse de cualquiera y hasta de forma casi instantánea, pero el enamoramiento es un flechazo, un deslumbramiento, una idealización.
En algunos casos el enamoramiento es la antesala del amor. Pero en otros no. Es más…en la gran mayoría, no.
Para amar verdaderamente hay que conocer a la otra persona. De lo contrario el amor sería un espejismo de los sentimientos en el que amaríamos algo que no existe, que creemos ver pero no está.
Como los famosos “oasis” del desierto que el perdido muerto de calor y de sed divisa a lo lejos y se alegra al pedo porque jamás llega.
¿”La mujer que amabas” era capaz de engañarte, luego elegir al otro y más tarde dejarte por ese otro cagándose en todo?
¿Esa es la mujer que amás? ¿O amabas a una que creías diferente?
“Quiero que todo vuelva a ser como antes”, dicen otros.
¿Que todo vuelva a ser como cuando?
¿Como antes de que te dejara?
¿Como cuando te quería dejar y no se animaba?
¿Como cuando te echaba la culpa de equis cosas para empezar a tener excusas justificadas para dejarte?
¿Como cuando se fijaba en otro….y se dejaba seducir por ese otro mientras era tu novia?
¿Como cuando te engañaba pero vos no lo sabías?
Preguntátelo en serio… ¿Qué todo vuelva a ser como cuando?
“Bueno….pero en un momento éramos totalmente felices y nada de eso sucedía”.
Ahá….no sucedía, pero sucedió.
Por lo tanto esa mujer con la que todo era perfecto era potencialmente capaz de actuar de la manera que terminó actuando.
Si existiera la máquina del tiempo que todos en estos casos desearíamos tener
¿Adonde haríamos que nos lleve esa máquina?
“Al momento donde todo era perfecto”.
Ok…buenísimo.
¿Y después que hacemos?
¿Detenemos el tiempo para que se quede ahí?
Porque inexorablemente si estamos con una potencial cagadora, a medida que el tiempo avance nos vamos a ir arrimando al horno nuevamente y no podemos estar yendo y viniendo en el tiempo toda la vida.
El pensamiento más indicado entonces sería “Yo quiero volver al momento en donde yo creía que ella no era como resultó ser”.
Caramba…que feo suena. Pero bueno….aparentemente es eso lo que queremos ¿no?
Es algo así como decir
“Yo no quiero que haya pasado lo que paso”.
“Yo no quiero que ella haga lo que hizo”.
“Yo no quiero que ella sea como es”.
La puta que lo parió….como se complica la cosa ¿eh?
¿Se complica….o se facilita?
La respuesta a esa pregunta depende si confundimos “complicado” con “doloroso”.
¿Duele saber que no teníamos lo que creíamos tener?
Sí…duele.
Pero más vale una realidad dolorosa, que una irrealidad cómoda.
Asumir esa realidad dolorosa es estar en el camino de la recuperación verdadera.
Refugiarse en una irrealidad cómoda que nos alimente de falsas esperanzas, es caminar hacia el espejismo del oasis.
¿Por qué esa cara?
¿Acaso estás tomando esto como una mala noticia?
Yo más bien me alegraría, porque todo esto significa que la mujer a la que vas a amar por lo que “verdaderamente” es, no está en el pasado al cual no podés volver, sino que está en el futuro, al cual indefectiblemente vas a ir.
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Buenos días banda bakuna.
Aquí les dejo otro articulo mas de Fusaro. Trata sobre este mismo asunto.
Saludos!!!
RECUPERARLA O SUFRIR
“No hay persona más dificil de ayudar que aquella que no desea ser ayudada”.
Esta frase que suelo decir es siempre aceptada como una verdad indiscutible, pero pocas veces quienes la escuchan entienden la profundidad de su contenido.
Creemos que solamente va dirigida a aquella gente que ese encierra en sus convicciones y no pide ayuda.
Pero existe también gente que si bien pide ayuda, lo hace esperando obtener solamente cierto tipo de respuesta que solo sirve para validar sus pensamientos, sus deseos y sus necesidades, lo cual entonces no es un verdadero pedido de ayuda para superar un problema.
Cuando este tipo de personas cuenta sus desgracias lo hace también como una especie de catarsis, para descargarse y para sentirse “comprendido” por sus semejantes. Busca escuchar “y claro….es lógico que te sientas así”. Pero eso está muy lejos de querer encontrar soluciones a su angustia.
Hay hombres que fueron dejados por sus parejas que sienten que solamente tienen dos posibilidades en la vida:
“Recuperarla” o “sufrir por ella estando abiertos a la posibilidad de recuperarla”.
La posibilidad de estar bien sin ella es algo que o no pueden o no quieren tener en cuenta.
Y como “recuperarla” es algo que usualmente no depende exclusivamente de lo que pueda lograr el abandonado con diferentes acciones y que el tan anhelado hecho de “volver con ella” muchas veces es algo que nunca sucederá, estos individuos no salen a flote. No porque no puedan, sino porque no quieren.
Concentrarse en su propia recuperación, vivir por uno mismo, estar abierto a la llegada de una nueva relación, son cosas que no están dentro de su programa mental. Son cosas que para ellos “no existen” y por eso ni siquiera las registran en el momento en que uno, en el afán de tratar de ayudarlos, se las menciona.
Y mantienen el contacto, y se hacen “amigos”, y se ilusionan ante cada signo aparentemente positivo, y se desilusionan ante cada retroceso, y viven rodeados de sus recuerdos, y la llaman o mensajean para su cumpleaños, navidad, año nuevo, y le arreglan la PC, y la acompañan a tal o cual lugar, y le hacen favores a la madre, y fundamentalmente: Son prisioneros del puto ego de la mina, que conociendo perfectamente sus sentimientos sigue, sigue y sigue inmiscuyéndose en la vida de esa persona que dejó (como dice la canción “como se arroja de costado un papel viejo”).
Estos hombres son parte del patrimonio de esa mujer. Son algo que las hace sentir “importantes”. Por eso tampoco quieren perderlos. Porque a ellas les sirve, les levanta el ego, les da valor. Y justamente por eso cuando sienten que estos hombres empiezan a alejarse, los buscan.
Y para encontrarlos nuevamente y saber que siguen formando parte de sus pertenencias basta un SMS, un mail, una insinuación de celos (“Así que tenés nueva novia?”), una demostración engañosa de interés que jamás se traduce en un hecho concreto.
Y así ellos pasan sus días entre el sufrimiento y la mínima esperanza.
Ser una de estas personas es una elección. No depende de nadie más que de nosotros mismos.
Si sienten que están dentro de ese grupo tengan en cuenta lo siguiente: ella no los va a ayudar, porque le agrada que sean así. Le agrada haberlos dejado pero seguir teniéndolos.
Les recuerdo que cuando nacieron, atravesaron con dificultad el canal de parto y salieron solitos a la vida. Abrieron los ojos a un mundo nuevo y salieron adelante.
Y ella no estaba.
Para terminar les dejo para reflexionar un poco unos versos de una vieja canción que seguramente compuso alguien que vivía la dualidad “recuperarla o sufrir”.
“…no seré capaz de sobrevivir,
me encadenaste a tu falda
y enseñaste a mi alma a depender de ti”.
Para mí, patético.
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A continuacion les anexo el primer capitulo del libro mi exnovia de Fabio Fusaro.
Leanlo, no tiene desperdicio.
Se los recomiendo ampliamente.
Saludos!!
"Carlitos"
Carlitos estaba de novio con Magdalena. Pero no eran una pareja más. Eran “la” pareja.
Habían empezado siendo amigos.
Maggie estaba de novia con otro chico, pero la atracción mutua que comenzaron a sentir con Carlitos hizo que luego de engañar a su novio durante un tiempo lo dejara para dar paso a esta nueva e intensa relación.
Ella soltó el primer “te quiero” a lo que él, luego de dudar unos instantes, respondió “yo también”.
Para Carlitos no era fácil decir “te quiero”. No porque no lo sintiera sino porque sabía que decirlo significaba mostrar todas sus cartas y no estaba seguro si eso le convenía.
Vaya a saber entonces por qué cuestiones del cerebro masculino se dio que fue Carlitos el que tiró el primer “te amo”.
Los “te amo” luego pasaron a ser moneda corriente.
A veces se daba como una especie de ping pong:
-Te amo.
-Te amo.
-Te amo.
-Yo te amo más.
-No...yo te amo más.
-No... yo
-No... yo.
Visto de afuera era patético, pero se ve que a ellos les encantaban esas pelotudeces.
Pasaban los meses y todo era perfecto. No tenían secretos. Estar separados tal vez por unas cortas vacaciones era una tortura que decidieron evitar en las vacaciones siguientes.
Ambos eran celosos, pero intentaban por todos los medios (sobre todo Carlitos) que no haya ningún motivo de dudas en su pareja.
La fecha de casamiento sería un 30 de noviembre. No sabían aún de que año, pero que lindo era saber que un 30 de noviembre se iban a unir legalmente y ante Dios para siempre.
Su primer hijo se llamaría Lucas o Valeria.
Nada superaba el placer de estar juntos. Video, helado y sexo era para ellos el plan perfecto.
Que digo sexo, eso era amor. Verdadero amor.
Maggie un día cambió de carrera. La abogacía no era lo suyo y se pasó a diseño. (Sí... ya sé... pero bueno).
La familia no estaba muy de acuerdo con la decisión, pero Maggie contaba como siempre con el apoyo incondicional de Carlitos.
Comenzó el nuevo año lectivo con mucho entusiasmo. Carlitos la esperaba todas las noches a la salida, como cuando iba a la otra facultad.
-Charlie... no vengas mañana a buscarme.... me lleva Sonia que vive cerca de casa. –dijo Maggie un día.
Para Carlitos no era un sacrificio ir por ella y se lo hizo saber.
-A mí no me molesta esperarte, al contrario. No veo la hora que llegue el momento de verte salir...
-Sabés que pasa amor... que a veces los chicos a la salida de la facu van a tomar algo... y yo siempre parezco una cortada ¿no te enojás?
-No, mi amor... como me voy a enojar.
Todo empezó a cambiar.
Los te quiero de Maggie se espaciaron. Los te amo desaparecieron.
La película, el helado y el sexo quedaron resumidos a “la película y el helado”.
Todo se fue dando lentamente, casi sin que Carlitos se diera cuenta.
Pero bueno... todas las parejas tienen momentos mejores que otros. No había nada de que preocuparse.
Maggie se puso algo más quejosa. Cosas que antes no le molestaban de su novio comenzaron a perturbar la armonía de la pareja.
-¿Otra vez con esa remera? ¿no te la pensás cambiar nunca vos?
-Pero está recién lavada...
-¿Sos sordo?...Yo no digo que esté sucia... digo que es aburrido verte siempre con la misma.
-¿Querés que me la saque, bombón?
-No te hagas el tonto, te estoy hablando en serio.
-Maggie... ¿De qué querés el helado?
-¿Me estás cargando? ¿Después de dos años todavía no sabés de que me gusta el helado? Así es como me tenés en cuenta...
-Bueno mi amor... perdoname.
-Sí, claro... así arreglás todo vos.
Otra vez “Película y helado”... nada más.
El que llamaba siempre ahora era Carlitos. La emoción al atender el teléfono que demostraba Magdalena en otras épocas había desaparecido. Carlitos no se preocupaba por eso. Ella lo amaba. Se casaría un 30 de noviembre. Sus hijos se llamarían Lucas o Valeria...
-Necesito un tiempo. –dijo Maggie con cara de sota de basto.
Carlitos levantó la mirada sin sacar la boca de la pajita del trago sin alcohol que estaba tomando.
-No sé que me pasa... estoy confundida... necesito tiempo para pensar.
A Carlitos se le vino el mundo abajo. Lo que estaba viviendo era...como decirlo... irreal.
Esas cosas les pasaban solo a los demás. Maggie lo amaba. Estaba seguro de eso. Por lo cual verdaderamente debía tratarse de una confusión de parte de ella.
Y era entendible. Sus padres estaban separados, el cambio de carrera seguramente la habría afectado... y él había cometido algunos errores: No era muy detallista, había olvidado el cumpleaños de su suegra, no se cambiaba mucho la remera...era lógico lo de Maggie.
Luego de tratar de convencerla por todos los medios de que ese tiempo no era necesario, que él la apoyaría, la ayudaría y que juntos podían enfrentar mejor los problemas, decidió demostrarle su amor de una manera más directa: “Tomate el tiempo que quieras. Pero sabé que yo voy a estar aquí para lo que necesites. Y no olvides que te amo y que sin vos me muero”.
-No llores, Carlitos. Por favor te lo pido, no me hagas esto más difícil.
-Es que te amo tanto.
-Yo también te amo... sos el hombre de mi vida y sé que sos la persona con la que me quiero casar y tener hijos. Pero ahora necesito estar sola. Entendeme.
Esas palabras lo tranquilizaron. Se secó las lágrimas, pagó como siempre la cuenta y la acompañó a la entrada de la facultad. Ella lo despidió con un dulce beso compasivo en la mejilla y entró triste y lentamente a su clase.
Pasaron dos días. Dos largos por no decir eternos días, sin que Carlitos tuviera noticias de Maggie.
Cuarenta y ocho horas ya era tiempo suficiente. El estaba respetando el tiempo que ella le había pedido pero ya no aguantaba más. La iría a buscar de sorpresa esa noche. Ella seguramente también la estaba pasando muy mal. Se encontrarían, hablarían y seguramente se arreglarían. ¿Para qué extender este sufrimiento?
Si su novia estaba confundida, él la ayudaría a desconfundirse.
Al menos tenía el consuelo de saber que ella lo amaba. Que esta etapa era solo algo transitorio. Y que por supuesto no había terceros en el medio. Eso ni pensarlo.
-¿Qué hacés acá?
La frase lapidaria de Maggie aún le retumba en sus oídos.
-Hola....¿podemos habl...?
-Perdoname... ahora no puedo. Tengo que reunirme por un trabajo práctico.
-¿Te llamo y arreglamos para vernos y hablar?
-Carlitos... te pedí tiempo. ¿Te das cuenta que nunca respetás mis prioridades?
Carlitos se fue con las manos vacías. Pero no se daría por vencido. Si él era el culpable de esta ruptura tenía que demostrarle que podía cambiar, que la quería, que la amaba y que ella podía confiar en él.
Un mensaje de texto en su celular que dijera “te amo más que a mi vida” sería el puntapié inicial. Esa frase era importante para ellos. Era una de las preferidas de ella en las épocas doradas.
“SEND” y a esperar.
Al segundo día de espera ya era hora de intentar otra cosa. Esperarla a la salida de su trabajo con el auto para ofrecerle llevarla a la facultad era una idea brillante. En el camino podrían hablar.
Y así lo hizo. Ella habló todo el camino. Pero por su celular, vaya a saber con que amiga.
El papel de chofer le sentó bastante bien. Al menos estuvo cerca de ella. Cortó la comunicación en la esquina de la facultad. Al detenerse el auto Carlitos solo atinó a expresarle nuevamente su amor y a pedirle que vuelva. Solo que esta vez incluyó las palabras “te lo suplico”.
-Por favor... no vuelvas a hacer esto. Ya te dije que necesito estar sola. No me presiones.
Todavía tenía muchas cartas por jugar. Flores, cartas, pasacalles...
El mes siguiente sería el cumpleaños de ella. Ese día tenía vía libre para llamarla, por supuesto.
Además Maggie tenía cosas de él en su casa. Unas fotos, unos CD´s... si no se las había devuelto era porque no pensaba que la ruptura iba a ser definitiva. Era arriesgado darle el golpe de efecto de pedirle las cosas. A ver si todavía ella le decía “Cómo no, pasá a buscarlas”. Eso sería la muerte.
-No puede ser. ¿Cómo va a estar saliendo con un compañero? Ella quería estar sola... estaba confundida. Además me ama. Si quisiera estar con alguien estaría conmigo. –le dijo Carlitos al imbécil de su amigo que le vino con el chisme.
El teléfono de Maggie sonó a las 2 de la mañana.
-Me dijo Matías que estás saliendo con un compañero...Eso no es cierto ¿verdad?
-Carlitos... son las 2 de la mañana...
-Contestame, nada más...decime que no es cierto y me quedo tranquilo y no te molesto más.
-Carlitos... yo no tengo que darte explicaciones de nada. Y lo que yo haga con Marcelo no son asuntos ni tuyos ni de tu amigo.
-¿Marcelo? ¿Se llama Marcelo? ¿Y desde cuando...?
-tuuu tuuu tuuu tuuu.
Tal vez esta historia te resulte familiar. Posiblemente no en su totalidad pero es muy probable que te sientas identificado en muchas partes.
Y es lógico.
En muchos párrafos pareciera que estoy relatando tu caso ¿o no?
¿Seré adivino?
¿Te habré estado espiando?
No. Nada de eso. Simplemente sucede que todas las mujeres son como Maggie. Y que todos los hombres, aunque nos duela admitirlo, somos medio Carlitos.
Yo solo hago copy paste. No es de mi autoria.
Pienso que esto les va a caer de perlas a algunas personitas que andan tristes o desesperadas por recuperar a la persona que los dejo.
Saludos !!!
Yo la quiero recuperar…
Esta frase es pronunciada tanto por hombres que fueron dejados por sus parejas después de un mes de noviazgo
(o como quieran llamarlo) como de varios años.
A este deseo le cabe la siguiente pregunta:
¿Recuperar que cosa?
“La mujer que amo”, podrían responder algunos.
Uno puede enamorarse de cualquiera y hasta de forma casi instantánea, pero el enamoramiento es un flechazo, un deslumbramiento, una idealización.
En algunos casos el enamoramiento es la antesala del amor. Pero en otros no. Es más…en la gran mayoría, no.
Para amar verdaderamente hay que conocer a la otra persona. De lo contrario el amor sería un espejismo de los sentimientos en el que amaríamos algo que no existe, que creemos ver pero no está.
Como los famosos “oasis” del desierto que el perdido muerto de calor y de sed divisa a lo lejos y se alegra al pedo porque jamás llega.
¿”La mujer que amabas” era capaz de engañarte, luego elegir al otro y más tarde dejarte por ese otro cagándose en todo?
¿Esa es la mujer que amás? ¿O amabas a una que creías diferente?
“Quiero que todo vuelva a ser como antes”, dicen otros.
¿Que todo vuelva a ser como cuando?
¿Como antes de que te dejara?
¿Como cuando te quería dejar y no se animaba?
¿Como cuando te echaba la culpa de equis cosas para empezar a tener excusas justificadas para dejarte?
¿Como cuando se fijaba en otro….y se dejaba seducir por ese otro mientras era tu novia?
¿Como cuando te engañaba pero vos no lo sabías?
Preguntátelo en serio… ¿Qué todo vuelva a ser como cuando?
“Bueno….pero en un momento éramos totalmente felices y nada de eso sucedía”.
Ahá….no sucedía, pero sucedió.
Por lo tanto esa mujer con la que todo era perfecto era potencialmente capaz de actuar de la manera que terminó actuando.
Si existiera la máquina del tiempo que todos en estos casos desearíamos tener
¿Adonde haríamos que nos lleve esa máquina?
“Al momento donde todo era perfecto”.
Ok…buenísimo.
¿Y después que hacemos?
¿Detenemos el tiempo para que se quede ahí?
Porque inexorablemente si estamos con una potencial cagadora, a medida que el tiempo avance nos vamos a ir arrimando al horno nuevamente y no podemos estar yendo y viniendo en el tiempo toda la vida.
El pensamiento más indicado entonces sería “Yo quiero volver al momento en donde yo creía que ella no era como resultó ser”.
Caramba…que feo suena. Pero bueno….aparentemente es eso lo que queremos ¿no?
Es algo así como decir
“Yo no quiero que haya pasado lo que paso”.
“Yo no quiero que ella haga lo que hizo”.
“Yo no quiero que ella sea como es”.
La puta que lo parió….como se complica la cosa ¿eh?
¿Se complica….o se facilita?
La respuesta a esa pregunta depende si confundimos “complicado” con “doloroso”.
¿Duele saber que no teníamos lo que creíamos tener?
Sí…duele.
Pero más vale una realidad dolorosa, que una irrealidad cómoda.
Asumir esa realidad dolorosa es estar en el camino de la recuperación verdadera.
Refugiarse en una irrealidad cómoda que nos alimente de falsas esperanzas, es caminar hacia el espejismo del oasis.
¿Por qué esa cara?
¿Acaso estás tomando esto como una mala noticia?
Yo más bien me alegraría, porque todo esto significa que la mujer a la que vas a amar por lo que “verdaderamente” es, no está en el pasado al cual no podés volver, sino que está en el futuro, al cual indefectiblemente vas a ir.
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Buenos días banda bakuna.
Aquí les dejo otro articulo mas de Fusaro. Trata sobre este mismo asunto.
Saludos!!!
RECUPERARLA O SUFRIR
“No hay persona más dificil de ayudar que aquella que no desea ser ayudada”.
Esta frase que suelo decir es siempre aceptada como una verdad indiscutible, pero pocas veces quienes la escuchan entienden la profundidad de su contenido.
Creemos que solamente va dirigida a aquella gente que ese encierra en sus convicciones y no pide ayuda.
Pero existe también gente que si bien pide ayuda, lo hace esperando obtener solamente cierto tipo de respuesta que solo sirve para validar sus pensamientos, sus deseos y sus necesidades, lo cual entonces no es un verdadero pedido de ayuda para superar un problema.
Cuando este tipo de personas cuenta sus desgracias lo hace también como una especie de catarsis, para descargarse y para sentirse “comprendido” por sus semejantes. Busca escuchar “y claro….es lógico que te sientas así”. Pero eso está muy lejos de querer encontrar soluciones a su angustia.
Hay hombres que fueron dejados por sus parejas que sienten que solamente tienen dos posibilidades en la vida:
“Recuperarla” o “sufrir por ella estando abiertos a la posibilidad de recuperarla”.
La posibilidad de estar bien sin ella es algo que o no pueden o no quieren tener en cuenta.
Y como “recuperarla” es algo que usualmente no depende exclusivamente de lo que pueda lograr el abandonado con diferentes acciones y que el tan anhelado hecho de “volver con ella” muchas veces es algo que nunca sucederá, estos individuos no salen a flote. No porque no puedan, sino porque no quieren.
Concentrarse en su propia recuperación, vivir por uno mismo, estar abierto a la llegada de una nueva relación, son cosas que no están dentro de su programa mental. Son cosas que para ellos “no existen” y por eso ni siquiera las registran en el momento en que uno, en el afán de tratar de ayudarlos, se las menciona.
Y mantienen el contacto, y se hacen “amigos”, y se ilusionan ante cada signo aparentemente positivo, y se desilusionan ante cada retroceso, y viven rodeados de sus recuerdos, y la llaman o mensajean para su cumpleaños, navidad, año nuevo, y le arreglan la PC, y la acompañan a tal o cual lugar, y le hacen favores a la madre, y fundamentalmente: Son prisioneros del puto ego de la mina, que conociendo perfectamente sus sentimientos sigue, sigue y sigue inmiscuyéndose en la vida de esa persona que dejó (como dice la canción “como se arroja de costado un papel viejo”).
Estos hombres son parte del patrimonio de esa mujer. Son algo que las hace sentir “importantes”. Por eso tampoco quieren perderlos. Porque a ellas les sirve, les levanta el ego, les da valor. Y justamente por eso cuando sienten que estos hombres empiezan a alejarse, los buscan.
Y para encontrarlos nuevamente y saber que siguen formando parte de sus pertenencias basta un SMS, un mail, una insinuación de celos (“Así que tenés nueva novia?”), una demostración engañosa de interés que jamás se traduce en un hecho concreto.
Y así ellos pasan sus días entre el sufrimiento y la mínima esperanza.
Ser una de estas personas es una elección. No depende de nadie más que de nosotros mismos.
Si sienten que están dentro de ese grupo tengan en cuenta lo siguiente: ella no los va a ayudar, porque le agrada que sean así. Le agrada haberlos dejado pero seguir teniéndolos.
Les recuerdo que cuando nacieron, atravesaron con dificultad el canal de parto y salieron solitos a la vida. Abrieron los ojos a un mundo nuevo y salieron adelante.
Y ella no estaba.
Para terminar les dejo para reflexionar un poco unos versos de una vieja canción que seguramente compuso alguien que vivía la dualidad “recuperarla o sufrir”.
“…no seré capaz de sobrevivir,
me encadenaste a tu falda
y enseñaste a mi alma a depender de ti”.
Para mí, patético.
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A continuacion les anexo el primer capitulo del libro mi exnovia de Fabio Fusaro.
Leanlo, no tiene desperdicio.
Se los recomiendo ampliamente.
Saludos!!
"Carlitos"
Carlitos estaba de novio con Magdalena. Pero no eran una pareja más. Eran “la” pareja.
Habían empezado siendo amigos.
Maggie estaba de novia con otro chico, pero la atracción mutua que comenzaron a sentir con Carlitos hizo que luego de engañar a su novio durante un tiempo lo dejara para dar paso a esta nueva e intensa relación.
Ella soltó el primer “te quiero” a lo que él, luego de dudar unos instantes, respondió “yo también”.
Para Carlitos no era fácil decir “te quiero”. No porque no lo sintiera sino porque sabía que decirlo significaba mostrar todas sus cartas y no estaba seguro si eso le convenía.
Vaya a saber entonces por qué cuestiones del cerebro masculino se dio que fue Carlitos el que tiró el primer “te amo”.
Los “te amo” luego pasaron a ser moneda corriente.
A veces se daba como una especie de ping pong:
-Te amo.
-Te amo.
-Te amo.
-Yo te amo más.
-No...yo te amo más.
-No... yo
-No... yo.
Visto de afuera era patético, pero se ve que a ellos les encantaban esas pelotudeces.
Pasaban los meses y todo era perfecto. No tenían secretos. Estar separados tal vez por unas cortas vacaciones era una tortura que decidieron evitar en las vacaciones siguientes.
Ambos eran celosos, pero intentaban por todos los medios (sobre todo Carlitos) que no haya ningún motivo de dudas en su pareja.
La fecha de casamiento sería un 30 de noviembre. No sabían aún de que año, pero que lindo era saber que un 30 de noviembre se iban a unir legalmente y ante Dios para siempre.
Su primer hijo se llamaría Lucas o Valeria.
Nada superaba el placer de estar juntos. Video, helado y sexo era para ellos el plan perfecto.
Que digo sexo, eso era amor. Verdadero amor.
Maggie un día cambió de carrera. La abogacía no era lo suyo y se pasó a diseño. (Sí... ya sé... pero bueno).
La familia no estaba muy de acuerdo con la decisión, pero Maggie contaba como siempre con el apoyo incondicional de Carlitos.
Comenzó el nuevo año lectivo con mucho entusiasmo. Carlitos la esperaba todas las noches a la salida, como cuando iba a la otra facultad.
-Charlie... no vengas mañana a buscarme.... me lleva Sonia que vive cerca de casa. –dijo Maggie un día.
Para Carlitos no era un sacrificio ir por ella y se lo hizo saber.
-A mí no me molesta esperarte, al contrario. No veo la hora que llegue el momento de verte salir...
-Sabés que pasa amor... que a veces los chicos a la salida de la facu van a tomar algo... y yo siempre parezco una cortada ¿no te enojás?
-No, mi amor... como me voy a enojar.
Todo empezó a cambiar.
Los te quiero de Maggie se espaciaron. Los te amo desaparecieron.
La película, el helado y el sexo quedaron resumidos a “la película y el helado”.
Todo se fue dando lentamente, casi sin que Carlitos se diera cuenta.
Pero bueno... todas las parejas tienen momentos mejores que otros. No había nada de que preocuparse.
Maggie se puso algo más quejosa. Cosas que antes no le molestaban de su novio comenzaron a perturbar la armonía de la pareja.
-¿Otra vez con esa remera? ¿no te la pensás cambiar nunca vos?
-Pero está recién lavada...
-¿Sos sordo?...Yo no digo que esté sucia... digo que es aburrido verte siempre con la misma.
-¿Querés que me la saque, bombón?
-No te hagas el tonto, te estoy hablando en serio.
-Maggie... ¿De qué querés el helado?
-¿Me estás cargando? ¿Después de dos años todavía no sabés de que me gusta el helado? Así es como me tenés en cuenta...
-Bueno mi amor... perdoname.
-Sí, claro... así arreglás todo vos.
Otra vez “Película y helado”... nada más.
El que llamaba siempre ahora era Carlitos. La emoción al atender el teléfono que demostraba Magdalena en otras épocas había desaparecido. Carlitos no se preocupaba por eso. Ella lo amaba. Se casaría un 30 de noviembre. Sus hijos se llamarían Lucas o Valeria...
-Necesito un tiempo. –dijo Maggie con cara de sota de basto.
Carlitos levantó la mirada sin sacar la boca de la pajita del trago sin alcohol que estaba tomando.
-No sé que me pasa... estoy confundida... necesito tiempo para pensar.
A Carlitos se le vino el mundo abajo. Lo que estaba viviendo era...como decirlo... irreal.
Esas cosas les pasaban solo a los demás. Maggie lo amaba. Estaba seguro de eso. Por lo cual verdaderamente debía tratarse de una confusión de parte de ella.
Y era entendible. Sus padres estaban separados, el cambio de carrera seguramente la habría afectado... y él había cometido algunos errores: No era muy detallista, había olvidado el cumpleaños de su suegra, no se cambiaba mucho la remera...era lógico lo de Maggie.
Luego de tratar de convencerla por todos los medios de que ese tiempo no era necesario, que él la apoyaría, la ayudaría y que juntos podían enfrentar mejor los problemas, decidió demostrarle su amor de una manera más directa: “Tomate el tiempo que quieras. Pero sabé que yo voy a estar aquí para lo que necesites. Y no olvides que te amo y que sin vos me muero”.
-No llores, Carlitos. Por favor te lo pido, no me hagas esto más difícil.
-Es que te amo tanto.
-Yo también te amo... sos el hombre de mi vida y sé que sos la persona con la que me quiero casar y tener hijos. Pero ahora necesito estar sola. Entendeme.
Esas palabras lo tranquilizaron. Se secó las lágrimas, pagó como siempre la cuenta y la acompañó a la entrada de la facultad. Ella lo despidió con un dulce beso compasivo en la mejilla y entró triste y lentamente a su clase.
Pasaron dos días. Dos largos por no decir eternos días, sin que Carlitos tuviera noticias de Maggie.
Cuarenta y ocho horas ya era tiempo suficiente. El estaba respetando el tiempo que ella le había pedido pero ya no aguantaba más. La iría a buscar de sorpresa esa noche. Ella seguramente también la estaba pasando muy mal. Se encontrarían, hablarían y seguramente se arreglarían. ¿Para qué extender este sufrimiento?
Si su novia estaba confundida, él la ayudaría a desconfundirse.
Al menos tenía el consuelo de saber que ella lo amaba. Que esta etapa era solo algo transitorio. Y que por supuesto no había terceros en el medio. Eso ni pensarlo.
-¿Qué hacés acá?
La frase lapidaria de Maggie aún le retumba en sus oídos.
-Hola....¿podemos habl...?
-Perdoname... ahora no puedo. Tengo que reunirme por un trabajo práctico.
-¿Te llamo y arreglamos para vernos y hablar?
-Carlitos... te pedí tiempo. ¿Te das cuenta que nunca respetás mis prioridades?
Carlitos se fue con las manos vacías. Pero no se daría por vencido. Si él era el culpable de esta ruptura tenía que demostrarle que podía cambiar, que la quería, que la amaba y que ella podía confiar en él.
Un mensaje de texto en su celular que dijera “te amo más que a mi vida” sería el puntapié inicial. Esa frase era importante para ellos. Era una de las preferidas de ella en las épocas doradas.
“SEND” y a esperar.
Al segundo día de espera ya era hora de intentar otra cosa. Esperarla a la salida de su trabajo con el auto para ofrecerle llevarla a la facultad era una idea brillante. En el camino podrían hablar.
Y así lo hizo. Ella habló todo el camino. Pero por su celular, vaya a saber con que amiga.
El papel de chofer le sentó bastante bien. Al menos estuvo cerca de ella. Cortó la comunicación en la esquina de la facultad. Al detenerse el auto Carlitos solo atinó a expresarle nuevamente su amor y a pedirle que vuelva. Solo que esta vez incluyó las palabras “te lo suplico”.
-Por favor... no vuelvas a hacer esto. Ya te dije que necesito estar sola. No me presiones.
Todavía tenía muchas cartas por jugar. Flores, cartas, pasacalles...
El mes siguiente sería el cumpleaños de ella. Ese día tenía vía libre para llamarla, por supuesto.
Además Maggie tenía cosas de él en su casa. Unas fotos, unos CD´s... si no se las había devuelto era porque no pensaba que la ruptura iba a ser definitiva. Era arriesgado darle el golpe de efecto de pedirle las cosas. A ver si todavía ella le decía “Cómo no, pasá a buscarlas”. Eso sería la muerte.
-No puede ser. ¿Cómo va a estar saliendo con un compañero? Ella quería estar sola... estaba confundida. Además me ama. Si quisiera estar con alguien estaría conmigo. –le dijo Carlitos al imbécil de su amigo que le vino con el chisme.
El teléfono de Maggie sonó a las 2 de la mañana.
-Me dijo Matías que estás saliendo con un compañero...Eso no es cierto ¿verdad?
-Carlitos... son las 2 de la mañana...
-Contestame, nada más...decime que no es cierto y me quedo tranquilo y no te molesto más.
-Carlitos... yo no tengo que darte explicaciones de nada. Y lo que yo haga con Marcelo no son asuntos ni tuyos ni de tu amigo.
-¿Marcelo? ¿Se llama Marcelo? ¿Y desde cuando...?
-tuuu tuuu tuuu tuuu.
Tal vez esta historia te resulte familiar. Posiblemente no en su totalidad pero es muy probable que te sientas identificado en muchas partes.
Y es lógico.
En muchos párrafos pareciera que estoy relatando tu caso ¿o no?
¿Seré adivino?
¿Te habré estado espiando?
No. Nada de eso. Simplemente sucede que todas las mujeres son como Maggie. Y que todos los hombres, aunque nos duela admitirlo, somos medio Carlitos.