Hoy cometí una de las prácticas voyeur más deliciosas que jamás había tenido el placer de realizar; y aquí va, estaba en el parque tezozomoc a eso de las 11 o 12 de la mañana, dando vueltas nada más, sin rumbo ni propósito, pero cada paso que daba me encontraba con parejitas de novios besuqueandose y toqueteándose de una manera tal que no pude evitar quedarme a mirar a un par de ellas unos minutos y vaya que me ofrecían gran espectáculo. Primero un par como de punketos greñuditos (tanto él como ella) pero ella bastante buena estaban tirados en el pasto y el le estaba propinando tremenda dedeada y sus gemidos provocaron que me masajeara un poco la verga para disfrutar un poco más el momento, terminaron con esa deliciosa caldeada y seguí en busca de más sucesos similares y no tardé mucho en encontrar a pocos metros a otra parejita que se veía más joven que la anterior, en este caso él no se daba abasto con la manoseada que le pegaba, bastante furtiva, digna de esa edad; ésto continuó hasta que la chica quedó boca arriba y él ni tardo ni perezoso bajó un poco su blusa y comenzó a lamerle uno de sus tiernos y paraditos pezones, no podía creer todo lo que estaba viendo y sólo haciendome el dormido en el pasto detrás de ellos para que no me notaran. Una vez más acaricié mi verga viendo esa lamida de chichitas que estaba presenciando pero una vez más se detuvieron y no planeé quedarme así.
Ya casi para salirme e ir a casa vi a otra parejita y estos dos estaban jugando a aventarse las manos, hacerse cosquillas y estupideces que se hacen para tener un contacto físico, pero cuando las hormonas se calentaron, éste muchacho también le pegó una mamada de tetas que me incitaron a pararme y colocado detrás de sus cabezas, donde no podían darse cuenta que los observaba me la jalé de plano viéndole las chichis a aquella muchachita, lo cuál derivó en que me vieran y se separaran inmediatamente al mismo tiempo en que eyaculé al volver a ver sus senos descubiertos. Cuando el placer de la eyaculación terminó salí corriendo pero con la sensación más deliciosa que hace mucho no experimentaba.