Dragut
Bovino de alcurnia
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El pasado enero, como saben, el ejército del Estado de Israel lanzó un ataque sin precedentes sobre una de las zonas más densamente pobladas del planeta: la franja de Gaza. En ese minúsculo y estrecho territorio se encuentran hacinadas medio millón de personas, con el mar a un lado, un gigantesco e insalvable muro de hormigón al otro lado, y puestos fronterizos fuertemente militarizados en ambos extremos.
Durante cerca de un mes la aviación israelí, sus tanques, su artillería y sus fuerzas navales bombardearon sin piedad a los palestinos que, sin escapatoria posible, sin electricidad en los hospitales, sin combustible para las ambulancias, sin apenas agua ni víveres ni medicinas, se escondían como podían de las balas trazadoras y del fósforo blanco.
Cuando concluyó la matanza, más de 300 niños y niñas palestinos habían dejado de respirar para siempre. La inmensa mayoría de ellos (un 70%) murieron en sus propias casas víctimas de la artillería y la aviación. Algunos incluso murieron cuando se encontraban en una escuela de la ONU.
Pero la propaganda sionista trató de convencer a la opinión pública occidental de que estos niños murieron al ser usados como escudos humanos por parte de las fuerzas de Hamas.
Dos meses más tarde, el relator de la ONU para los territorios ocupados palestinos, Richard Falk, presentó un informe ante el Consejo de DDHH de la ONU en el cual, entre otros extremos, aseguraba que eran las tropas israelíes las que usaron a ciudadanos y ciudadanas palestinos como escudos humanos.
Nada nuevo bajo el sol en lo que viene siendo una práctica más que habitual en el ejército israelí. Hasta la prensa británica se hace eco de esas repugnantes acciones:
Nótese, si se molestan en leer la nota a pie de foto, que fue un Rabino el que dio la cara por el crío, lo cual le valió ser detenido por la policía israelí.
¿Por qué les cuento todo esto? El sionismo es el primero en usar a su propia gente como escudos humanos; concretamente usan como escudo los cuerpos de millones de judíos muertos en los campos de exterminio nazi hace más de 60 años. Los usan contra mí y contra todo el que levante la voz contra la política genocida del Estado de Israel. Es la técnica (que se nutre también de gente desinformada o directamente salvaje) de meter en el mismo saco a antisemitas y antisionistas.
No cuela; el antisemitismo y el sionismo son la misma mierda con diferentes gusanos (si se me permite la expresión árabe).
Los antisionistas debemos, es nuestra obligación, lo que nos da legitimidad para la denuncia, atacar con la misma convicción los actos e ideas antisemitas.
De lo contrario, seremos usados también como escudos humanos: de integristas islámicos y nazis de toda ralea que utilizarán nuestras denuncias para fomentar el odio hacia el pueblo judío;
y también seremos escudos humanos de sionistas hábiles que nos harán aparecer como una amenaza para el pueblo judío y seremos un pretexto más para que sigan confudiendo víctimas y victimarios.
Piensen en ello y, cuando se expresen contra la injusticia y la opresión que sufre el pueblo palestino, cuiden los términos.
Abrazotes.
Durante cerca de un mes la aviación israelí, sus tanques, su artillería y sus fuerzas navales bombardearon sin piedad a los palestinos que, sin escapatoria posible, sin electricidad en los hospitales, sin combustible para las ambulancias, sin apenas agua ni víveres ni medicinas, se escondían como podían de las balas trazadoras y del fósforo blanco.
Cuando concluyó la matanza, más de 300 niños y niñas palestinos habían dejado de respirar para siempre. La inmensa mayoría de ellos (un 70%) murieron en sus propias casas víctimas de la artillería y la aviación. Algunos incluso murieron cuando se encontraban en una escuela de la ONU.
Pero la propaganda sionista trató de convencer a la opinión pública occidental de que estos niños murieron al ser usados como escudos humanos por parte de las fuerzas de Hamas.
Dos meses más tarde, el relator de la ONU para los territorios ocupados palestinos, Richard Falk, presentó un informe ante el Consejo de DDHH de la ONU en el cual, entre otros extremos, aseguraba que eran las tropas israelíes las que usaron a ciudadanos y ciudadanas palestinos como escudos humanos.
Nada nuevo bajo el sol en lo que viene siendo una práctica más que habitual en el ejército israelí. Hasta la prensa británica se hace eco de esas repugnantes acciones:
Nótese, si se molestan en leer la nota a pie de foto, que fue un Rabino el que dio la cara por el crío, lo cual le valió ser detenido por la policía israelí.
¿Por qué les cuento todo esto? El sionismo es el primero en usar a su propia gente como escudos humanos; concretamente usan como escudo los cuerpos de millones de judíos muertos en los campos de exterminio nazi hace más de 60 años. Los usan contra mí y contra todo el que levante la voz contra la política genocida del Estado de Israel. Es la técnica (que se nutre también de gente desinformada o directamente salvaje) de meter en el mismo saco a antisemitas y antisionistas.
No cuela; el antisemitismo y el sionismo son la misma mierda con diferentes gusanos (si se me permite la expresión árabe).
Los antisionistas debemos, es nuestra obligación, lo que nos da legitimidad para la denuncia, atacar con la misma convicción los actos e ideas antisemitas.
De lo contrario, seremos usados también como escudos humanos: de integristas islámicos y nazis de toda ralea que utilizarán nuestras denuncias para fomentar el odio hacia el pueblo judío;
y también seremos escudos humanos de sionistas hábiles que nos harán aparecer como una amenaza para el pueblo judío y seremos un pretexto más para que sigan confudiendo víctimas y victimarios.
Piensen en ello y, cuando se expresen contra la injusticia y la opresión que sufre el pueblo palestino, cuiden los términos.
Abrazotes.