limbo016
Becerro
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Resulta que este tipo se muere, y por maldito que había sido toda su vida se va directo al infierno. Al llegar es recibido por el Diablo en persona quien ese día --por alguna extraña razón-- estaba de muy buen humor, así que en vez de simplemente enviarlo a un pozo de lava ardiente le da la oportunidad de que escoja su propio castigo y para ello lo lleva de tour por las diferentes salas de tortura que hay en el Infierno.
En la primera sala el Diablo le muestra a un hombre que está siendo azotado con un latigo de 800 colas para luego ser desmembrado. El Diablo le pregunta: "¿Quieres este ó vemos otro?". A lo que el tipo horrorizado responde: "Muestrame otro, por favor".
En la segunda sala le muestra a un hombre en cuatro patas al que le están introduciendo una piña por el recto. El Diablo le pregunta: ¿Qué tal este?. El tipo niega con la cabeza y le pide al Diablo que le muestre otro.
El Diablo lo lleva a una sala donde otro hombre esta encadenado a la pared, completamente desnudo. Este hombre tenía facha de
motorista salvaje: obeso como de 150 kilos, cabeza rasurada con una cruz nazi tatuada, barba larga y desaliñada, argolla en la
nariz y ojos de loco; se notaba que había sido un verdadero criminal mientras estuvo con vida.
De pronto aparece una rubia escultural, se acerca al motorista, se inca y empieza a hecerle una mamada freneticamente. El
motorista se retuerce, jadea, pone los ojos en blanco y finamente se corre sobre los enormes senos de la rubia, esta última sin dejar que el motorista se recupere empieza a hacerle otra mamada. El motorista gruñe, grita, suplica clemencia, pero la rubia repite su acto una y otra y otra vez.
El Diablo pegunta: "¿Y este que te parece?". El tipo acepta inmediatamente y el Diablo le pregunta otra vez: "¿Estás seguro? Mira que es por toda la eternidad. Y sin dudar y muy emocionado acepta de nuevo, entonces el Diablo grita hacia la habitación: "¡¡¡Eh rubia!!! Ya levantate, ¡llego tu reemplazo!
En la primera sala el Diablo le muestra a un hombre que está siendo azotado con un latigo de 800 colas para luego ser desmembrado. El Diablo le pregunta: "¿Quieres este ó vemos otro?". A lo que el tipo horrorizado responde: "Muestrame otro, por favor".
En la segunda sala le muestra a un hombre en cuatro patas al que le están introduciendo una piña por el recto. El Diablo le pregunta: ¿Qué tal este?. El tipo niega con la cabeza y le pide al Diablo que le muestre otro.
El Diablo lo lleva a una sala donde otro hombre esta encadenado a la pared, completamente desnudo. Este hombre tenía facha de
motorista salvaje: obeso como de 150 kilos, cabeza rasurada con una cruz nazi tatuada, barba larga y desaliñada, argolla en la
nariz y ojos de loco; se notaba que había sido un verdadero criminal mientras estuvo con vida.
De pronto aparece una rubia escultural, se acerca al motorista, se inca y empieza a hecerle una mamada freneticamente. El
motorista se retuerce, jadea, pone los ojos en blanco y finamente se corre sobre los enormes senos de la rubia, esta última sin dejar que el motorista se recupere empieza a hacerle otra mamada. El motorista gruñe, grita, suplica clemencia, pero la rubia repite su acto una y otra y otra vez.
El Diablo pegunta: "¿Y este que te parece?". El tipo acepta inmediatamente y el Diablo le pregunta otra vez: "¿Estás seguro? Mira que es por toda la eternidad. Y sin dudar y muy emocionado acepta de nuevo, entonces el Diablo grita hacia la habitación: "¡¡¡Eh rubia!!! Ya levantate, ¡llego tu reemplazo!